Buscar por

Editorial. Las tareas actuales de los comunistas de México y la clase obrera de México

 

A inicios del presente año, la clase obrera en México padeció un alza de los precios de los productos de consumo básico que rebasó el aumento al salario que el gobierno decretó para el 2022. Esta situación, de por sí ya penosa para los trabajadores, ha empeorado aún más por la influencia a nivel internacional de la guerra en Ucrania, de tal forma que la tasa de inflación en el mes de marzo fue del 7.45%, la inflación más alta en 20 años.

A esta situación de penuria para los trabajadores, se suman la continuidad de las políticas anti obreras y anti populares del gobierno mexicano, tales como la militarización; la precarización del trabajo, con la implantación de programas como “jóvenes construyendo futuro”, “sembrando vida” y en CDMX “Pilares”; el control sindical para apaciguar al movimiento obrero; el tratado interimperialista T-MEC; la criminalización de la protesta para quienes se manifiestan en carreteras, avenidas y casetas.

Este panorama de por sí complicado puede agravarse aún más, pues la guerra en Ucrania, que independiente de los pretextos utilizados por cada bando para justificar sus acciones, es una guerra imperialista que se funda en los intereses de los monopolios de cada bando, probablemente es el atisbo de las conflagraciones que están por venir, ya que la guerra es inseparable del capitalismo en cuya fase imperialista están ya insertos todos los países capitalistas. Por esto, los comunistas y la clase obrera de México debemos tener en cuenta la posibilidad de futuros escenarios políticos y económicos de mayor complejidad, ya que en los contextos de guerra se agudizan las contradicciones de clase, se refuerza la explotación y el capital impone peores condiciones laborales y de represión para los trabajadores.

Estos fenómenos se dan con mayor gravedad en los territorios que padecen la guerra, pero también afecta a la clase obrera de otros países por las relaciones de interdependencia de la economía capitalista mundial. Esta situación tiene una demostración muy clara en Europa, donde los trabajadores están pagando una considerable elevación de los costos del gas, gasolina y electricidad, así como de otros productos de consumo esencial como las harinas. Así pues, aunque el Estado mexicano con alegría desvergonzada anuncia un mayor ingreso por la elevación del precio del petróleo, nos debe quedar claro que esto no beneficia a los trabajadores mexicanos y además se funda en el padecimiento de los pueblos rusos y ucraniano que han sido arrastrados por sus Estados a la guerra. La realidad es que para los trabajadores de México la guerra se está seguirá expresando con unas nuevas alzas de precios, pues los monopolios buscan hacer que los trabajadores paguen las afectaciones de la guerra.

Ante tal panorama, los comunistas debemos afirmar que nuestra tarea es derrocar al gobierno burgués, que sostiene la explotación capitalista, e instaurar un verdadero gobierno de trabajadores que proceda a expropiar a los grandes monopolios para que sus grandes fortunas basadas en la explotación de los obreros regresen a las manos de los trabajadores y toda la producción sea puesta bajo un sistema de planificación económica donde el bienestar de las masas de trabajadores sean el interés central (y ya no el interés de la máxima ganancia de los empresarios). En pocas palabras, nuestra tarea es derrocar la explotación capitalista y construir un México socialista para la clase obrera.

Levantar la bandera de la revolución socialista podría parecer una propuesta muy radical o “extrema” para algunos, y para otros, algo irrealizable en nuestro tiempo. No obstante, la situación de carencia que viven los trabajadores en México (más de 55 millones en la pobreza, y para el resto salarios que apenas alcanzan para vivir, altos costos de alimentos y servicios como la electricidad, salud, entre otras cosas) requiere una transformación radical, una verdadera transformación. Sólo un cambio radical puede erradicar los grabes problemas del pueblo trabajador, sólo el socialismo puede terminar con la apropiación de la riqueza que obtienen los monopolios de explotar a millones de trabajadores.

Cuando decimos que el gobierno de López Obrador es un gobierno burgués, al igual que los anteriores, nos referimos a esto, a que ayuda a gestionar la explotación capitalista, y mientras esta continúe existirán los graves problemas que aquejan al pueblo trabajador. Ejemplo de la gestión burguesa del actual gobierno es que mientras los trabajadores padecen la constante inflación, la riqueza de Carlos Slim pasó a de 62 mil 8 millones de dólares a 81 mil 200 millones de dólares, y en los últimos tres meses crecieron las ganancias de las mineras Grupo México, Frisco, Autlán, Industrias Peñoles y Fresnillo entre 5% y 21%.

La tarea de los comunistas es hacer evidente para la clase obrera que ninguna alternativa dentro del capitalismo le es benéfica; dicha tarea ahora tiene condiciones más favorables que en los pasados tres años, pues nuestra afirmación de que en México nada ha cambiado con el gobierno de López Obrador, ahora es compartida, por una parte, de los trabajadores que en 2018 entregaron su voto a López Obrador deseando un cambio social, pero que han visto ningún cambio esencial. Muestra de esto es que en la votación por la revocación de mandato, las masas de trabajadores que despertaron a la participación política apoyando a López Obrador (cerca de 15 millones), le han retirado su apoyo haciendo que los votos para ratificar al presidente alcanzaron el rango de votos que había obtenido en las elecciones presidenciales anteriores al 2018. Si los estallidos sociales de Ayotzinapa (2014), el gasolinazo de (2017) y la lucha contra le reforma educativa (2013-2016), por nombrar algunos, fueron expresión del malestar de la clase obrera y de la necesidad de un cambio que se expresó en las urnas en 2018, hoy podemos decir que estos tres temas continúan latentes al igual que las condiciones de nuevas olas de insumisión.

La situación de miseria le hace saber a la clase obrera que la gestión socialdemócrata del capitalismo tampoco es la solución para sus males. Sin embargo, la conclusión a la que no llega por sí misma es a que el socialismo es el único camino que puede solucionar la constante pauperización a la que están sometidas. Que la clase obrera se haga consciente de esto es la labor de los comunistas, y es una tarea cada vez más apremiante, ya que, aunque el escenario de guerra queda lejos de México, la situación de explotación y pauperismo en nuestro país y el mundo es creciente, y esto aumenta las posibilidades de estallidos sociales. Sobre esto está claro el Estado burgués, tanto así que además de la gestión socialdemócrata que busca desmovilizar a la clase obrera, ha decidido también reforzar las fuerzas represivas con la militarización.

Por esto, la tarea de los comunistas y la clase obrera es prepararse para actuar correctamente en medio de una situación de crisis y hasta la posible apertura de una situación  revolucionaria en alguno de los eslabones débiles de la cadena imperialista. Sólo así la clase obrera podrá convertir los estallidos sociales en procesos de lucha revolucionaria bajo la consigna del derrocamiento del capitalismo.

 

Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *