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Bajo el Riesgo de Contagio

 

En riesgo de contagio, accidentes y catástrofes es como laboran los trabajadores de la salud en México. Los trabajadores derechohabientes resienten la ruina de la salud pública.

 


 

Por: Isaac Corrales

 

Debido al descuido, deterioro, falta de supervisión y de mantenimiento a los equipos médicos, así como a las estructuras arquitectónicas en las unidades del sistema de salud en general, trabajadores y derechohabientes se ven en constante riesgo de algún siniestro. Sumado a ello, tanto a unos como a otros, se les perjudica cotidianamente con el bajo presupuesto a la salud, con la inexistencia de recursos indispensables.

Tanto a trabajadores como a derechohabientes se les impone socialmente la situación de verse obligados a comprar con su salario parte de estos recursos indispensables; en el primer caso, medicinas y equipo médico para poder llevar a cabo una labor particular, o, en el segundo caso adquirir medicinas, servicios particulares o productos, como prótesis de cadera por ejemplo, sin los cuales no se les pueden practicar cirugías.

La precarización del sistema público de salud en general trasciende la problemática de unidades de atención colapsadas por la sobrepoblación hospitalaria y la falta de infraestructura. El cada vez menor presupuesto a la salud condiciona y pone en entredicho al funcionamiento y desempeño de los trabajadores, distorsiona la percepción de los trabajadores de la salud y trabajadores derechohabientes, propicia el caso omiso a las necesidades de la población en todos los aspectos relativos a la salud pública.

En los hospitales se carece de espacios suficientes, bien delimitados y con medidas de seguridad e higiene que protejan tanto a los profesionales de salud como a los pacientes, esto ha quedado subrayado durante la pandemia por covid-19. En los estados altamente industrializados, se carecen de hospitales y de unidades especializadas. Incluso, hospitales regionales cuentan con áreas que se caen a pedazos.

El sistema de salud pública es cada vez más deplorable; por la privatización de la atención a la salud y la reducción presupuestal, hospitales y centros de salud entran en crisis. En contraste, hospitales privados se construyen en todo el país y se incrementa el número de los consultorios de farmacia, que además comienzan a ofertar servicios especializados. En tales circunstancias, se encarece aún más las condiciones de vida de los trabajadores, a quienes se orilla a un mayor endeudamiento, al deterioro de su salud y a la muerte.

Hay más incertidumbre entre los trabajadores de la salud. Se ve con preocupación el sistema sanitario, la estabilidad laboral y económica, el futuro. Crece el desempleo, permanece la falta de bases y predominan los contratos temporales sin seguridad social. Los trabajadores derechohabientes se ven cada vez más condenados a una atención médica envilecida, por decisión e interés patronal, y a la zaga de su propio deterioro en la salud.

La solución en parte está en la organización y lucha no contra los efectos, sino contra las principales causas y causantes de los problemas descritos: el capitalismo, la burguesía; en la comprensión y la acción sustentada en que nada cambia con gobiernos burgueses, reclamados como reformistas o no, o colaborando con la patronal en el sindicato o el centro de trabajo. Es necesaria una nueva revolución, la revolución socialista de los explotados.

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