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Entre la hoz y el martillo

 

Por: Pável Blanco Cabrera

 

En los últimos meses en la Ciudad de México y otras partes del país vimos florecer nuevamente al movimiento estudiantil. Tras dos años complejos por la pandemia la vuelta a las aulas se dan estallidos y movilizaciones en el Politécnico y en la UNAM, lo que se suma a la imparable actividad de las normales rurales en todo el país, pero destacadamente en Panotla y Teteles. También aparecen por primera vez en muchos años propuestas que van más allá del activismo, como las propuestas destinadas a articular una organización nacional de estudiantes, una necesidad que no ha tenido respuesta hace ya varias décadas.

Lo primero es qué el movimiento estudiantil es un síntoma de la situación social de hambre y miseria, de encarecimiento de la vida, de deterioro del salario y las condiciones de vida de la clase obrera y los sectores populares. Tras cuatro años de ejercicio gubernamental con Obrador no cambió nada, y los datos estadísticos son inobjetables, y con ello se comprueba lo que pensamos los comunistas: independiente de la voluntad de cualquier gobierno, nada se puede resolver a favor de los trabajadores y capas populares dentro del capitalismo, por tanto los cambios inician precisamente poniendo fin a este sistema. Por otro lado en Obrador realmente no hay voluntad de cambio, si un tiempo la expresó es porqué su demagogia es ilimitada…ya se va y no hizo nada, o mejor dicho, todo lo que hizo fue para fortalecer el poder de los monopolios y sus ganancias.

Otra pretensión de Obrador fue desactivar las movilizaciones, desmovilizar. La huelga de telefonistas, los paros estudiantiles, las acciones clasistas del movimiento sindical, los pueblos originarios, y la persistente actividad de los comunistas, indican que Obrador no logrará cumplir ese objetivo y que las propias condiciones de explotación y opresión, así como la actividad organizativa y conscientizadora de los revolucionarios, conducirán de nuevo a la lucha a las masas proletarias y populares.

Una lección del movimiento de masas existente hasta el 2018, y desmovilizado temporalmente por el obradorismo, es que los comunistas tenemos que ser más enfáticos en la politización de la lucha y en la conexión de las demandas inmediatas con el derrocamiento del capitalismo. Nunca hicimos concesiones al tacticismo pero no logramos que se identificara la base real de los problemas. No luchar por su politización es condenar al movimiento al economicismo, al espontaneísmo, a quedar atrapado en la jaula de la política burguesa.

Nuevamente la cuestión de la guerra imperialista

Ya van nueve meses de la intervención rusa en Ucrania, y con ello del inicio de una guerra imperialista que va a generalizarse. Y en este periodo hemos visto el quiebre y descomposición de distintas organizaciones y partidos que sin rubor pasaron a levantar las banderas burguesas e imperialistas de Rusia. Qué situación de vergüenza para esos otrora comunistas que se hunden en la charca por ser subordinados de uno de los polos imperialistas en disputa, traicionando así el internacionalismo proletario.

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