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“Declaración de Leningrado”

“Nuestro futuro no es el capitalismo, sino el Nuevo mundo de la Revolución Socialista y la construcción del socialismo-comunismo” 

 Declaración de Agosto (2017) de los participantes en la Conferencia Teórica Internacional de Partidos Comunistas y Obreros: “100 años después de la Gran Revolución Socialista de Octubre, lecciones y tareas para los comunistas contemporáneos”

Nosotros, los participantes de la conferencia internacional, reunidos en Leningrado durante la conmemoración del Centenario del VI Congreso del POSDR(b) –congreso que  adoptó la línea de preparar inmediatamente la lucha por la revolución socialista-, presentamos esta declaración como posición conjunta de los partidos que nos basamos en el marxismo-leninismo, y en las enseñanzas de la revolución socialista, como ley científica objetiva que da solución a las irresolubles contradicciones globales del capitalismo.

El Gran Octubre de 1917 confirmó que es correcta la teoría marxista-leninista sobre la inevitabilidad de la revolución socialista, como un elemento crucialmente necesario para la victoria del proletariado en la lucha de clases contra la burguesía y la construcción exitosa del socialismo y el comunismo, una sociedad que permite el libre desarrollo de todos sus miembros. Todos los esfuerzos para escapar de un mundo dominado por el capital por medio de reformas sociales graduales únicamente conducen, de diversas maneras, a la perpetuación de la desigualdad social y al perfeccionamiento de las formas de explotación.

Octubre de 1917 confirmó que es correcto el análisis de Lenin sobre la victoria de la revolución socialista en las condiciones del imperialismo: “primero en varios o incluso en un solo país capitalista”. A diferencia de todas las revoluciones anteriores, que condujeron al cambio de un modo de producción explotador por otro, la revolución socialista no se completa, sino que inicia con la conquista del poder político, el establecimiento de la dictadura del proletariado, como condición necesaria para la victoria del proletariado en la lucha continua por la construcción del socialismo y del comunismo pleno, así como para reprimir la resistencia de las clases explotadoras derrocadas y de los elementos contrarrevolucionarios y para protegerse de la amenaza de la agresión imperialista extranjera.

El camino que por primera vez tomó la Comuna de París es el camino de la vanguardia. El comunismo, desde el fantasma descrito por Marx y Engels en el siglo XIX, comenzó su verdadera andadura histórica con la Gran Revolución Socialista de Octubre en Rusia. El socialismo en un solo país se transformó en la segunda mitad del siglo XX en un sistema internacional y la Unión Soviética se convirtió en la segunda superpotencia mundial. En lucha constante contra los enemigos externos e internos, en la lucha mortal contra el fascismo, contra el mundo de la opresión y el oscurantismo, surgió un nuevo mundo sin explotación ni parasitismo, una sociedad de libertad y justicia. Durante los 70 años de su existencia, la Unión Soviética fue un faro que alumbró el camino de los pueblos oprimidos; fue un llamado al proletariado a levantarse en lucha por su emancipación.

La Gran Revolución Socialista de Octubre inició la crisis del sistema capitalista colonial, que se profundizó después de la victoria de la Unión Soviética en la Segunda Guerra Mundial y finalmente condujo a la destrucción definitiva de este sistema.

Estamos resueltos a mantener nuestra postura de solidaridad con los pueblos que luchan por la defensa de la independencia y soberanía de sus países contra las agresivas políticas imperialistas, pues los comunistas siempre ligan estas luchas con la lucha de la clase obrera contra el poder del capital en sus países y en todo el mundo.

La teoría del socialismo científico y la práctica de la construcción socialista de los siglos XX y XXI han demostrado convincentemente que el poder que se establece como resultado de la victoria de la revolución socialista, en esencia, sólo puede ser la dictadura del proletariado; es decir, es el poder de la clase obrera, que no se comparte con ninguna otra clase, y que al mismo tiempo, expresa los intereses de todos los trabajadores y en consecuencia apoyado activamente por ellos.

La Gran Revolución Socialista de Octubre estableció el poder soviético como forma de poder obrero en el país. Ya el día después de la Revolución del 7 de noviembre de 1917 y del derrocamiento del Gobierno Provisional de la burguesía, el Segundo Congreso de los Soviets de Diputados Obreros, Campesinos y Militares proclamó el poder soviético, cuya esencia es la dictadura del proletariado. Los soviets emergieron como órganos de la lucha obrera en la Rusia zarista. Inicialmente, como órganos de lucha económica, y enseguida de lucha política para el establecimiento del poder obrero. Después de la revolución, los soviets fueron la forma organizativa natural para la puesta en marcha de la dictadura del proletariado.

La tercera revolución rusa, la Revolución de Octubre de 1917, fue una revolución socialista en cuanto a su contenido (social, económico y político) y resolvió, en primer lugar, una serie de asuntos democráticos que el poder soviético había heredado del Estado zarista, absolutista y reaccionario.

Sin embargo, desde el principio, la Revolución de Octubre se abocó a resolver las cuestiones fundamentales que ni el absolutismo ni la democracia burguesa pudieron o quisieron resolver. Los primeros decretos del gobierno soviético fueron decretos para la paz, la reforma agraria, la formación del gobierno obrero-campesino y para dar pleno poder a los Soviets. También se decretó la abolición de las castas y los títulos nobiliarios; la nacionalización de los bancos, los ferrocarriles, las comunicaciones y una serie de grandes empresas; así como el control obrero de la producción, entre otras medidas.

La Declaración de los Derechos de los Pueblos de Rusia fue aprobada el 15 de noviembre de 1917 y proclamó:

– La igualdad y soberanía de los pueblos de Rusia.

– El derecho de los pueblos de Rusia a la libre autodeterminación, incluyendo la secesión y formación de un Estado independiente.

– Abolición de todos los privilegios y restricciones nacionales y religiosas.

– Libre desarrollo de las minorías nacionales y étnicas que poblaban el territorio de Rusia.

De esta manera, el Poder Soviético, desde sus primeros pasos, llevó a cabo el contenido socialista de las consignas con las que los bolcheviques movilizaron al pueblo para la revolución: “¡Todo el poder a los soviets!”, “La tierra para los campesinos”, “Las fábricas para los obreros”, “¡Paz para los pueblos!” “¡Jornada de trabajo de 8 horas para los trabajadores!”. Por lo tanto, en el sentido político de la conquista del poder y su consolidación a través de las medidas inmediatas de la Revolución Socialista de Octubre, ésta puede y debe ser caracterizada como Soviética.

De importancia histórica global, lo que la clase obrera rusa descubrió en relación con la forma organizativa de la dictadura del proletariado, radica en el hecho de que el Soviet basa su formación y funcionamiento en la realidad objetiva, en la organización de los trabajadores en el proceso de la producción social, y consecuentemente salvaguarda la esencia de la dictadura del proletariado. Los soviets son elegidos por los colectivos obreros, permean la sociedad como una red unificada, salvaguardan el carácter proletario del poder, el control y la regulación del poder por las masas de trabajadores.

El contenido básico de los Soviets, siempre y en cualquier lugar, va acompañado de medidas prácticas, de las que la Comuna de París ya había hecho los primeros intentos, en su esfuerzo por hacer de los trabajadores los verdaderos amos de la sociedad. La experiencia de la Comuna de París demostró, al igual que toda la experiencia de la Unión Soviética, el papel insustituible del partido revolucionario de la clase obrera como la vanguardia de la clase, a la que conduce en la construcción de una nueva sociedad. Mantiene plena vigencia la teoría leninista sobre el partido, de que “no puede haber movimiento revolucionario sin un partido revolucionario”. Este partido era el partido de los bolcheviques, el partido de Lenin y Stalin. Bajo su liderazgo, muchos problemas fundamentales y excepcionalmente importantes fueron resueltos en la Unión Soviética. Problemas que nunca han sido esencialmente resueltos -y no podrán ser resueltos- por ningún país capitalista. Esto también está confirmado por la experiencia de los partidos hermanos de otros países socialistas. En concreto, se resolvió la cuestión del pleno empleo, se garantizó la educación gratuita, la atención médica, el aprovechamiento de los logros de la ciencia y la cultura. En la URSS, el alojamiento, los servicios públicos, el transporte, etc. eran casi prácticamente gratuitos. En ningún país capitalista el bienestar humano era tan alto como en la Unión Soviética. La URSS tenía la edad de jubilación más baja del mundo.

La experiencia de la URSS ha demostrado convincentemente que es correcta la dirección programática del partido marxista-leninista, formulada por Marx y Engels en el “Manifiesto comunista”, por la socialización de los medios básicos de producción, como una de las leyes generales más importantes de la revolución socialista. Mientras la experiencia de la Gran Revolución Socialista de Octubre demostró en la práctica que, después de la conquista del poder estatal por parte de la clase obrera, lo que sigue es la tarea de expropiar a los expropiadores y tomar el control de todos los sectores económicos del país para erradicar el dominio económico de la burguesía, de modo que la dictadura del proletariado se afiance sobre la base económica, esto es, la propiedad social de los medios de producción, sin la cual la clase obrera no puede mantener el poder político y llevar a cabo la transformación socialista-. La base económica para la puesta en marcha, fortalecimiento y desarrollo del poder soviético, como forma de dictadura del proletariado, es la propiedad social de los medios de producción, la producción de valores de uso, con el objetivo de salvaguardar el pleno bienestar social y el desarrollo multifacético de todos los miembros de la sociedad.

No es la auto-expansión del valor ni la generación de plusvalía, sino la consecución de la plena prosperidad y el libre desarrollo integral de todos los miembros de la sociedad, el objetivo final de la producción socialista. La renuncia de este objetivo, la vuelta al mercado, lleva a la destrucción del socialismo, puesto que la economía de mercado de bienes de consumo no puede ser la base económica del poder obrero. La economía más completa de bienes de consumo es el capitalismo, la base para la dictadura de la burguesía.

La teoría marxista-leninista no presenta fórmulas detalladas ni modelos ideales para la sociedad futura. Marx y Engels escribieron que el comunismo no es una situación que será establecida, ni tampoco un ideal al cual la realidad debe ajustarse, sino una dinámica real que destruye el estado actual de cosas, que es injusto y retrasa el desarrollo social.

La necesidad del proletariado de tener su propio Estado está determinada por la tarea de reprimir actos opuestos a los intereses de la clase obrera, mismos que expresan en esencia los intereses de todos los sectores del pueblo trabajador. Mientras las clases existan, el Estado es un órgano y una herramienta para la dictadura de la clase dominante. De este modo, la necesidad de un Estado de la dictadura del proletariado sólo desaparece una vez alcanzado el objetivo final de los comunistas: la completa erradicación de las clases, es decir, las diferencias entre la ciudad y el campo y entre el trabajo manual e intelectual, la completa construcción del comunismo pleno y la desaparición de la amenaza de la ofensiva capitalista, no sólo desde el interior sino también desde el exterior.

La degeneración ideológica y política de los niveles más altos del aparato estatal, la revisión del marxismo-leninismo que ocurrió inicialmente en los XX y XXII Congresos del PCUS y culminó en la Perestroika de Gorbachov, la renuncia de los principios fundamentales de la construcción comunista en la teoría y en la práctica, la proliferación del arribismo y la burocracia, condujeron a la contrarrevolución y a la restauración del capitalismo, proceso que en la URSS se completó durante los años 90. La destrucción del socialismo en la URSS y la creación en su lugar de un grupo de estados burgueses más pequeños, se llevó a cabo con apoyo del imperialismo internacional. En muchos países se desencadenó una gran ola oscura de anticomunismo y antisovietismo, de persecución contra los PC y los comunistas, que continúa hasta hoy con Estados Unidos y la UE en un papel de liderazgo, y con la participación fundamental de todos los gobiernos burgueses también.

En estas condiciones, los comunistas afirmamos abiertamente: ¡El anticomunismo y el antisovietismo no pasarán! Las contrarrevoluciones de los últimos 30 años no cambian el carácter de nuestra época, que sigue siendo la época de transición del capitalismo al socialismo. ¡La revolución no puede ser detenida! ¡A la contrarrevolución le sigue inevitablemente la revolución! ¡Los comunistas siempre somos revolucionarios!

En los últimos años, se ha hecho más evidente la tendencia a cambios importantes en la correlación de fuerzas entre los estados capitalistas, bajo el impacto de la ley capitalista del desarrollo desigual. Estados Unidos sigue siendo la primera potencia económica y militar, pero con una importante reducción de su participación en el Producto Mundial Bruto, mientras que la UE juega un papel importante en los acontecimientos mundiales, al igual que otras potencias donde predominan las relaciones capitalistas de producción, como los BRICS o la Organización de Cooperación de Shanghai. Las contradicciones interimperialistas, que llevaron en el pasado a decenas de guerras locales, regionales y a dos guerras mundiales, continúan conduciendo a agudos conflictos económicos, políticos y militares en disputa por materias primas, fuentes de energía, rutas de transporte y mercados. En esta lucha, las máquinas de guerra de Estados Unidos y la OTAN, así como de otras potencias capitalistas, como Israel en la región del Oriente Medio, suelen desempeñar un rol principal.

Además, continúa la salvaje ofensiva contra los derechos laborales y sociales de los trabajadores de todo el mundo. Sus armas ideológicas son las teorías neoliberales y socialdemócratas sobre la colaboración social y de clases, la paz social y el agotamiento de la posibilidad de las revoluciones. Este arsenal es engrosado con el revisionismo y el oportunismo, que se han convertido en armas guiadas por el imperialismo.

Al mismo tiempo, la humanidad no puede desarrollarse en beneficio de la clase obrera y de los estratos populares en el marco de un modo de producción basado en la propiedad privada.

La vida y el desarrollo humano no pueden estar limitados por la cantidad de propiedad acumulada o por el deseo de algunos individuos de ser los amos mientras el resto debe servirlos. El Movimiento Comunista Internacional tiene la tarea de fortalecer los esfuerzos para desarrollar la lucha de clases en favor de los intereses de la clase obrera. En respuesta a las consignas burguesas sobre un “mundo globalizado” y a las consignas del nacionalismo estatal, los comunistas dicen al mundo entero: sólo la lucha contra el imperialismo con la perspectiva de construir el socialismo y el comunismo pleno, únicamente la ruta abierta por la Gran Revolución Socialista de Octubre, es la vía de la humanidad hacia la verdadera libertad e igualdad, con la eliminación de cualquier posibilidad y forma de explotación, la erradicación de las clases, la fraternidad y la felicidad de los pueblos, así como la preservación de la vida misma en el planeta.

El reagrupamiento del movimiento comunista internacional, la salida de la crisis actual y los retrocesos, conlleva la formación de una estrategia unificada sobre la base del marxismo-leninismo y del internacionalismo proletario, el reconocimiento del papel y la contribución de la URSS, el reconocimiento de la necesidad del derrocamiento revolucionario del capitalismo y la construcción de la nueva sociedad socialista-comunista.  Ésta es una tarea urgente, y su realización es requerida por las actuales condiciones de la lucha contra la ofensiva intensificada de los monopolios y los gobiernos burgueses contra los derechos de los trabajadores, el giro reaccionario del capitalismo, incluyendo el resurgimiento del fascismo y el constante peligro de aparición de focos de guerra imperialista. La lucha internacional contra las guerras imperialistas es muy importante hoy para el movimiento comunista. Una de nuestras tareas más importantes es la inquebrantable lucha contra el revisionismo y el oportunismo en todas sus formas, como el principal peligro dentro del movimiento comunista. Las revoluciones no tienen fronteras, no ocurren según la voluntad de los líderes y de los partidos, sino que expresan los intereses objetivos y el deseo irreprimible de la clase de vanguardia, los pueblos oprimidos y explotados, de apropiarse de los resultados de su propio trabajo en función del desarrollo de las fuerzas de producción de la sociedad, para crear beneficios materiales e intelectuales para todos.

¡Que las ideas y los logros del Gran Octubre pervivan durante siglos! Los trabajadores, los pueblos explotados y oprimidos deben alzarse en la lucha para erradicar el podrido sistema de explotación capitalista, y construir el socialismo y luego el comunismo pleno. Esta es la única alternativa para el inevitable y brillante futuro para toda la humanidad.

¡Qué viva la Revolución Socialista Soviética!

¡Por el comunismo en el mundo entero!

¡Proletarios de todos los países, uníos!

 

 

 

Partido del Trabajo de Austria, Partido Comunista de Azerbaiyán, Partido Comunista Obrero de Bielorrusia- Sección del Partido Comunista de la Unión Soviética, Partido Comunista de Bulgaria, Partido de los Comunistas Bulgaros, Frente de los Trabajadores del Donbass, Partido Comunista de Estonia, Partido Comunista Obrero por la Paz y el Socialismo de Finlandia, Partido Comunista Revolucionario de Francia, Partido Comunista Alemán, Partido Comunista d Grecia, Partido Húngaro de los Trabajadores, Partido Comunista, de Italia, Partido Comunista de Kazajistán-Sección del PCUS, Movimiento Socialista de Kazajistán, Partido Comunista de Kirguistán, Partido Socialista de Latvia, Unión de Comunistas de Latvia, Frente Popular Socialista (Lituania), Organización Comunista Obrera del Pueblo de la República de Lugansk, Partido Comunista de México, Partido Comunista de Moldavia-Sección del PCUS, Resistencia Popular de Moldavia, Partido Comunista de Noruega, Partido Comunista de Polonia, Partido Comunista Obrero de Rusia, Partido de los Trabajadores de Rusia, Partido Comunista de la Unión Soviética,  Nuevo Partido Comunista de Yugoslavia, Partido Comunista de los Pueblos de España, Frente Popular de Liberación de Sri Lanka, Partido Comunista de Suecia, Partido Comunista Sirio, Partido Comunista de Tayikistán, Partido Comunista de Transnistrian, República Moldavia, Partido Comunista de Turquía, Unión de Comunistas de Ucrania, Partido de los Comunistas de EEUU, Nuevo Partido Comunista de Inglaterra, Partido Argelino por la Democracia y el Socialismo.

 

Texto publicado en El Machete, no. 12, pp. 32-40.

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