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Informe de la Tesis sobre la Emancipación de la mujer

 

Apartado Informes y Tesis del VI Congreso del PCM

 

Presentado por la camarada Lídice Guerra Santos,
Secretaria Política del CR de Puebla

 

Enfoque marxista de la opresión de la mujer

La propuesta de Tesis sobre la emancipación de la mujer pretende recoger el enfoque marxista sobre la opresión de la mujer, bajo el principio de la división de la sociedad en clases.

Retomando los clásicos del marxismo-leninismo que desarrollaron el análisis específico de la cuestión de la mujer como Auguste Bebel, Alejandra Kollontai y otros que estudiaron las características sociales de los distintos modos de producción, la tesis postula como idea principal que, la situación de la mujer en la sociedad, se encuentra indisolublemente ligada a la estructura y organización del modo de producción dado, en todas y cada una de las fases del desarrollo social. La situación de privación de derechos, la dependencia y la falta de igualdad de la mujer, no se explican por ninguna característica natural o congénita específica, sino por el carácter del trabajo que a ella se le asigna en un modo de producción determinado.

En este punto es importante resaltar dos cuestiones:

En primer lugar, que la situación de la mujer no ha sido siempre desigual a lo largo de la historia. Es decir, que la comunidad primitiva en la que no existían las premisas para las diferencias en derechos entre los individuos y entre los sexos, como la propiedad privada, la ley y el derecho, se organizó primero en torno a la división natural del trabajo –la división del trabajo con arreglo al sexo y la edad, entre hombres y mujeres, y entre adultos, niños y ancianos.

En el comunismo primitivo, la mujer llegó incluso a tener un papel dirigente debido una serie de hallazgos y descubrimientos útiles para toda la humanidad que hicieron progresar el desarrollo económico y social. Como explica la tesis, con el tiempo y el desarrollo de las fuerzas productivas, posteriormente sobrevino la división social del trabajo. Con ella, tuvo lugar el surgimiento de la propiedad privada, con lo que inició la creciente desigualdad económica y la división entre libres y esclavos, la división de la sociedad en clases.

Durante este proceso, se dio la separación de las tribus de pastoreo/ganadería de la masa general, y después la separación de la artesanía respecto de la ganadería, hasta llegar finalmente a la separación del trabajo manual del intelectual. El papel económico de las mujeres se transformó, pues con la división social del trabajo gradualmente fueron desplazadas a labores secundarias, mientras los hombres eran considerados el primer productor. Desde el punto de vista de la economía del grupo, la mujer valía menos y su trabajo era menos productivo, es decir, no contribuía en la misma proporción al bienestar del clan.

El segundo punto que resalta la tesis es que las ideas de que la mujer no es equiparable al hombre, de que es inferior, surgen a partir de la disminución de su preponderancia en el trabajo productivo para su grupo social. Es decir, son determinadas por la base económica y las relaciones de producción, y no a la inversa. En otras palabras, la raíz de la opresión de la mujer no es el patriarcado, sino el modo de producción determinado del que el patriarcado fue un rasgo; la desigualdad de la mujer continúa en el capitalismo, porque permite incrementar la tasa de explotación y la extracción de plusvalía de las mujeres proletarias. Los factores económicos y sociales históricamente determinados convirtieron el trabajo socialmente útil de la mujer en trabajo individual-familiar, y en el transcurso de miles de años lo han convertido nuevamente en trabajo socialmente útil.

Bajo estas premisas la tesis nota que en el esclavismo, el feudalismo y el capitalismo, la desigualdad de la mujer, la opresión de la mujer sólo se fue acentuando, pero subraya que dado que tal desigualdad se inicia con su desplazamiento a tareas productivas secundarias y se consolida con la propiedad privada, son pilares de la emancipación de la mujer la desaparición de la propiedad privada y la integración plena de las mujeres al proceso productivo sin explotación.

En la persecución de este objetivo, la tesis destaca que el movimiento obrero internacional fue el primero en levantar con firmeza la bandera por la igualdad y lanzó a la palestra de la lucha de clases a la mujer proletaria, ya desde la Revolución de 1848 y la Comuna de París en 1871. La Asociación Internacional de los Trabajadores y la II Internacional, se caracterizaron por la incursión militante de la mujer en la política, en la que descollaron Clara Zetkin y Rosa Luxemburgo, que dinamizaron la lucha de la mujer obrera por sus derechos laborales, sindicales, sociales y políticos. A pesar de que el proceso de descomposición oportunista en la II Internacional vetó y frenó las iniciativas por la emancipación de la mujer, la defensa del marxismo por la corriente revolucionaria en la que los bolcheviques llevaban la vanguardia, volvió a posicionar los intereses de la clase obrera, del internacionalismo proletario y de la emancipación de la mujer, y se fortaleció exponencialmente con la Gran Revolución Socialista de Octubre y la construcción socialista en la URSS.

Otro punto que destaca la tesis es que a pesar de que la irrupción de la mujer obrera en la lucha política, desencadenada por la ideología marxista y el accionar de los partidos comunistas, fructificó en conquistas no sólo para la mujer obrera sino para todas las mujeres: derecho al trabajo, a la maternidad, a las guarderías; derechos sociales, como el divorcio, y políticos, como el poder elegir y ser electas, y que la construcción socialista desde que el proletariado conquistó el poder con la Gran Revolución Socialista de Octubre demostró que el socialismo-comunismo es el camino para la emancipación de la Mujer, aún falta mucho para muestra emancipación, para la plena igualdad. El Partido Comunista de México considera inseparable la lucha por la Revolución Socialista y la construcción del socialismo-comunismo de la lucha por la emancipación de la mujer. No considera que esa tarea emancipatoria ha de postergarse hasta el momento de la conquista del poder, sino que está asociada a cada lucha concreta contra el capitalismo; por lo que la organización de la mujer trabajadora, junto a la organización de la clase obrera y la juventud trabajadora, es una de sus tareas esenciales.

 

El feminismo, falso camino para la emancipación de la mujer

En cuanto al feminismo, la tesis recoge esencialmente la caracterización del feminismo que ágilmente desarrollaron las comunistas desde Clara Zetkin, Rosa Luxemburgo y Alexandra Kollontai, identificando al feminismo en todas sus expresiones como un movimiento burgués o pequeñoburgués, esto inclusive del autodenominado feminismo de izquierda y al feminismo marxista, puesto que sus explicaciones sobre la opresión y desigualdad de la mujer no tienen raíz en las determinaciones objetivas, y en primer lugar el proceso productivo, sino en asuntos éticos, morales, en la superestructura.

Denunciamos que la lógica del feminismo no conduce a la emancipación de la mujer, sino a conquistar una mejor posición en los marcos de la dominación capitalista; es decir, aminora las condiciones de opresión sobre las mujeres de la clase burguesa, más mantiene intactas las bases que sustentan la desigualdad de la mujer, sobre todo de la mujer de la clase obrera. Despojar de todo contenido de clase la lucha de las mujeres proletarias por la igualdad es una ruta segura a nuevas formas de domesticación, y a la prolongación de nuestra opresión.

Es vital para nuestra clase entender que entre la mujer y el hombre de la clase obrera hay un interés común, pues forman una misma clase social, explotada; las mujeres proletarias deben tener claro que ese interés común no existe entre ellas y las mujeres burguesas, aunque ambas tengan que enfrentar la opresión en sus distintas expresiones. La tesis refuta el feminismo pues el asunto de fondo es levantar las barreras para la unidad de clase de la mujer y hombre proletarios, unidad de clase vital para luchar contra el capitalismo por la emancipación social y por la emancipación de la mujer.

 

Soportes ideológicos-culturales-religiosos de la opresión de la mujer

A partir del momento de la división social del trabajo y de la división de la sociedad en clases y a lo largo del desarrollo histórico, se ha venido instalando en la mentalidad social la superioridad del hombre con relación a la mujer.

La tesis plantea que tal como aconteció en los inicios del capitalismo con los derechos del hombre para legalizar que el trabajador concurriera libremente a vender su fuerza de trabajo, en la actualidad se han superado en lo formal algunos anacronismos sociales y jurídicos, es decir, se tienen nuevos derechos formales para las mujeres, en tanto son necesarios con la afluencia masiva de las mujeres proletarias al trabajo productivo, pero en general en la superestructura persisten formas de opresión y discriminación que nos afectan gravemente.

Se propone un deslinde del término “machismo”, en tanto reduccionista y simplista que abunda en el discurso feminista, pues desde la perspectiva marxista los comunistas no nos limitamos al entramado cultural para explicar la violencia contra la mujer y en general la desigualdad entre el hombre y la mujer; sabemos que ésta tiene bases objetivas y no se coloca en la esfera la superestructura; no es un asunto de la ideología machista, sino un asunto de la reproducción del capital.

 

Carácter de la opresión de la mujer en el México capitalista

A continuación, la tesis explora el carácter de la opresión de la mujer en el México capitalista, caracterizando políticamente la idea principal de que es el antagonismo capital/trabajo lo que se encuentra en la raíz de la opresión a la mujer proletaria, de la cual somos testigos en nuestro día a día.

Finalmente se plantea un análisis no exhaustivo de las tareas para organizar a la mujer trabajadora, y para engrosar y fortalecer la participación de las militantes mujeres en el Partido Comunista.

 

Comentarios y enmiendas

Durante el debate precongresual, varias células propusieron agregar o ampliar algunos temas, por ejemplo ampliar sobre la refutación del feminismo, el papel de la religión, la cuestión del lenguaje, etc., sin incluir el desarrollo de su propuesta de redacción o proponer los puntos en concreto a agregarse; destacamos que se está haciendo un esfuerzo en el seno de la Comisión de la mujer, la OMT y el Comité Central para avanzar y profundizar en el estudio de la teoría y en el desarrollo de nuestras posiciones, para consolidar nuestra postura ideológica y tener un claro horizonte de lucha en torno a la cuestión de la mujer, sin embargo debe tomarse en cuenta que aunque hemos avanzado en este camino, éste es aún un trabajo en progreso.

Del mismo modo se recibieron varios comentarios que proponen esencialmente la misma idea, sólo con una redacción diferente que no refuta o cambia el sentido, por lo que se consideran recogidos en la tesis.

Se recogieron propuestas de cambiar la redacción para clarificar algunas nociones, como el concepto de sororidad, que se agrega como nota al pie, y el de trabajo social, que se clarifica como “trabajo socialmente útil”, y forma parte de una cita de La Mujer y el desarrollo social.

Se recibieron varios comentarios que se refieren en particular a la noción de “labores secundarias” o “tareas secundarias”, encontrada varias veces en el primer apartado de la tesis.

Mencionamos que tal noción es usada literalmente por clásicos del marxismo, como Auguste Bebel y Alexandra Kollontai, para referirse al lugar de la mujer en el proceso productivo como inferior, desigual, a lo largo del desarrollo histórico, por lo que no se constriñe únicamente al modo de producción capitalista. Es por ello que estas tareas no podrían caracterizarse correctamente sólo como trabajos con baja composición de capital, ya que esta desigualdad inicia mucho antes del surgimiento del capital. Tampoco deben ser interpretadas como las tareas relacionadas con la reproducción de la fuerza de trabajo, categoría completamente definida en el marxismo-leninismo.

Respecto al párrafo donde se menciona la maquila como ejemplo de tareas secundarias en las que se emplean mayoritariamente mujeres, algunas células rebatieron que no se trata de tareas secundarias y que por el contrario la maquila es un sector estratégico. Clarificamos que aunque la maquila en efecto es parte del proceso de producción y es de relevancia para la actividad económica en varias regiones del país, se está usando el concepto en el marco de la economía política, en el que se trata del trabajo de ensamblaje de productos, distribuido en diferentes lugares, y no corresponde al sector primario o estratégico, que engloba por ejemplo la producción de acero, la minera, la fabricación de automóviles, etc.

En referencia a una propuesta de corrección en el sentido de que la división social del trabajo entre los sexos NO es la base de la desigualdad del hombre y la mujer, sino la FORMA que esta división tomó a partir de la aparición de la propiedad privada, se clarifica de la manera siguiente:

En este mismo sentido del materialismo histórico, se especifica que la tesis se refiere a la integración tardía de la mujer al proceso productivo en el capitalismo, tras haber sido relegada y condenada mayoritariamente a la esclavitud doméstica durante la economía cerrada y la manufactura. Los factores económicos y sociales históricamente determinados convirtieron el trabajo socialmente útil de la mujer en trabajo individual-familiar, y en el transcurso de miles de años lo han convertido nuevamente en trabajo socialmente útil.

La situación de desigualdad y opresión de la mujer precedió al surgimiento de la propiedad privada. La propiedad privada consolidó la opresión de la mujer, pues hizo posible la economía familiar y contribuyó a esclavizarla por medio del trabajo doméstico improductivo y limitado, pero sólo cuando por causa de la división de trabajo ya había disminuido su importancia en la producción. Refiere Kollontai: “La opresión de la mujer se relaciona con una división del trabajo entre los sexos en la que el trabajo productivo fue misión de los hombres, mientras la mujer se hacía cargo de las tareas secundarias. Cuanto más perfecta era esa división, más dependiente se hacía la mujer, hasta que al fin su servidumbre se convirtió en un hecho consumado. Formalmente, la introducción de la propiedad privada fue el punto de inflexión de un proceso en cuyo curso la mujer quedó eliminada del trabajo productivo”.

También se propuso clarificar si se considera que dentro del capitalismo las mujeres se encuentran plenamente integradas al proceso productivo y, por tanto, en la antesala de su emancipación. Esto precisamente se recoge ya en los párrafos 14 y 15.

Del mismo modo, se clarifica la redacción de los párrafos en donde se menciona al patriarcado como la forma que asumió la desigualdad económica entre la mujer y los hombres en el seno de las sociedades gentilicias, que trasladó la línea de herencia y la preponderancia en la familia de la mujer a los hombres. Además, la tesis resalta nuestra refutación al feminismo, al rechazar el concepto de patriarcado como un sistema de relaciones sociales, y al denunciar que niega la lucha de clases, por cuanto establece la dominación de un género y no de una clase a lo largo de la historia.

Se incorporaron algunas enmiendas en donde se propone utilizar de “mujeres” en lugar de “femenino”, sin embargo queremos resaltar que sería erróneo caer en la trampa del lenguaje inclusivo –cuya base es la teoría de género-, que en esencia propone que la modificación del lenguaje avanza o adelanta cambios en las condiciones materiales, cuando es precisamente a la inversa. En este mismo sentido se clarifica el uso del término feminicidio.

Se recogen esencialmente propuestas de enmienda a párrafos en torno a la cuestión de la maternidad, sin embargo consideramos que este tema aún debe ser debatido y desarrollado, pues en general observamos en el entorno social el aumento de posturas ideológicas reaccionarias, de origen Malthussiano, que tienden a equiparar la emancipación de la mujer con el rechazo a la maternidad.

La maternidad tiene alta relevancia para el grupo social, y es por ello que desde sus inicios el movimiento obrero asumió entre sus demandas la protección de los derechos de las madres trabajadoras, y no hablemos de los pasos dados en este sentido durante la construcción socialista. Esta idea no se contrapone en absoluto a la defensa de la libre decisión de las mujeres en cuanto a cuándo y si tener hijos o no, como también hemos defendido los comunistas, desde el triunfo mismo de la Revolución socialista.

En el mismo sentido que desarrollamos a lo largo de la tesis, consideramos que NO es el ejercicio de la maternidad la que causa la opresión, sino las condiciones materiales en que la mayoría de las mujeres, las proletarias, se ven forzadas a ejercerla. Es por ello que se menciona como uno de los factores que afectan la participación política de las mujeres proletarias en general y la militancia de las comunistas en particular. El punto de las camaradas y en general las jóvenes proletarias que ven afectada su participación política es un claro ejemplo. Sin embargo, proponemos continuar el estudio y el debate alrededor de éste y otros temas, como la prostitución.

Finalmente, una célula refuta el planteamiento de Bebel sobre la existencia de una “cuestión de la mujer”. Esta enmienda no se recoge ya que desde la Internacional Comunista, con Clara Zetkin, Inessa Armand, Alexandra Kollontai, Nadezhda Krupskaya, la cuestión de la mujer fue retomada como un elemento indispensable e indisociable  de la misma lucha de la clase obrera por su emancipación, y es enunciada literalmente como tal.

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