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Ecología socialista. El plan agrícola y forestal de la Unión Soviética (1949-1965)

Fotografía. Internet. URSS

 

 

Ecología socialista. El plan agrícola y forestal de la Unión Soviética (1949-1965)

 

por Ángel Chávez Mancilla,
Director de El Comunista

En la sociedad soviética la ciencia era puesta a disposición del interés de los trabajadores. Esto implicaba no solo la colaboración de los científicos en la formulación de los planes quinquenales, para planificar la producción y los campos en que se requería contribuir con desarrollos científicos y tecnológicos, sino además implicó la utilización de la ciencia para poder desarrollar una política de cuidado de la naturaleza.

La preocupación por el medio ambiente en la URSS no requirió de la existencia de un movimiento específico para estos fines, como pasa hoy con el movimiento ecologista o ambientalista. Sino que la concepción marxista-leninista permitió que tal cuestión fuera abordada de forma científica, al considerar a la naturaleza como condición de posibilidad para la existencia de la sociedad humana o “premisa de toda historia” como Menciona Marx y Engels en La ideología alemana. También se puede destacar la idea que Marx expresa en la Crítica al programa de Gotha sobre la naturaleza como fuente de riqueza material, y que incluso tiene entre sus expresiones a la fuerza de trabajo.

Comprendiendo esto el poder soviético implantó desde los primeros años “medidas radicales con vista a la protección del medio ambiente y al aprovechamiento racional de los recursos naturales” [1], siempre vinculado a las categorías de la teoría marxista. Así, por ejemplo, el estudio de la naturaleza como elemento necesario para su cuidado fue fomentado de la mano de la categoría fuerzas productivas. De tal forma que se conformó la Comisión para el Estudio de las Fuerzas Productivas Naturales (CEFPN), “perteneciente a la Academia de Ciencias de la URSS, que sólo en el periodo de 1918 a 1930 publicó más de 350 investigaciones, creó 14 institutos de investigación, 3 laboratorios 1 museo” [2]. 

El temprano interés que surgió en la Unión Soviética por el cuidado de la naturaleza llevó a que para la década de 1930 surgieran elaboraciones teóricas al respeto. Esto se concretó en el Primer Congreso de protección de la naturaleza de toda Rusia en 1930. También se expresó en trabajos como los de D. N. Kashkárov, El medio y la sociedad. Fundamentos de sinecología (1933); D. N Kashkárov y E. P. Korovin, La ecología al servicio de la edificación socialista: Su papel y sus tareas (1938); entre otros.

La política soviética de cuidado ambiental continuó en las décadas siguientes, y tiene uno de sus episodios más brillantes en la campaña de reforestación orientada por Stalin. Esta campaña fue anunciada en octubre de 1948, solo tres años después de terminada la Segunda Guerra Mundial, y ya iniciada la Guerra Fría. La URSS no había logrado la plena recuperación económica. La campaña “preveía la creación de casi seis millones de hectáreas de bosque nuevo, un área mayor que la de todos los bosques de Europa occidental, en forma de cortavientos a lo largo de los ríos del sur ruso y los perímetros de las granjas colectivas “ [3].

A lo que se conoce como  campaña de reforestación, el Consejo de Ministros y el Comité Central del Partido Comunista Bolchevique de la URSS dio el nombre de Plan de plantaciones forestales protectoras de los campos, de implantación de rotaciones de cultivos con inclusión de hierbas, y de construcción de estanques y embalses, para asegurar cosechas elevadas y estables en las zonas esteparias y estepario-forestales de la parte europea de la URSS.

Empecemos por destacar que el plan forestal buscaba mejorar el régimen de aguas y frenar la erosión del subsuelo. El objetivo también era, atendiendo una concepción holística y considerando la interdependencia existente entre los fenómenos de la naturaleza, contribuir al mejoramiento de la producción agrícola por medio de la plantación de franjas defensivas de arbolado que ayudaran a enfrentar las sequías y los vientos secos; mismos que afectaban la producción agrícola en las regiones meridionales del entonces territorio soviético. Para darnos una idea de la importancia que tuvo en ese momento la elevación de la producción agrícola tengamos en cuenta que hacia finales de la década de 1940 el stajanovismo tuvo un nuevo impulso, con especial importancia en el campo. También la sección titulada “Tierras vírgenes” [4] en las memorias de Leonid Brézhnev permite apreciar la relevancia que tenía el aumento de la producción agrícola y el requerimientos de cuadros políticos que implicó.

El Plan agrícola y forestal se apoyó en las investigaciones de V.V. Dokuchaev, P. A. Kostichev y V. R. Williams, que establecieron en la Unión Soviética el sistema de agricultura con inclusión de siembra de hierbas. Y el cual implica: a) plantación de franjas defensivas de arbolado; b) el aprovechamiento racional de los campos, con implantación de rotación de cultivos de cereales y forrajes; c) sistema oportuno de cultivo del terreno, de cuidado de las siembras y ante todo, intensa aplicación de las labores de otoño, de los barbechos cultivados y del gradaje de rastrojo; d) adecuado sistema de aplicación de abonos orgánicos y minerales; e) empleo de semillas seleccionadas de gran rendimiento, adaptadas a las condiciones locales; f) fomento del riego, mediante aprovechamiento de las aguas del deshielo y la construcción de estanques y embalses [5].

El documento establece que, con base en estas medidas, se buscaba constituir: “un medio seguro  de lucha contra la sequía, coopera al aumento de la fertilidad del suelo, a obtener cosechas altas y estables, a suprimir la erosión de la tierra, a asentar los terrenos arenosos y al más adecuado aprovechamiento de las tierras. Al mismo tiempo este sistema permite desarrollar, en todos los sentidos, la agricultura, con un equilibrio acertado de los cultivos, de la ganadería y de sus diversas ramas, y asegura considerable incremento de la producción de productos para el mercado” [6].

La propuesta del plan fue realizada luego de que el método propuesto dio resultados favorables en espacios específicos que sirvieron de prueba. Tales fueron los casos de los campos del Instituto Agrícola de Investigaciones Científicas V. Dokuchaev, que se ubicaba en la estepa de Kamennaia; el sovjós Gigante de la región del Rostov y los koljoses Kaganovich, Chapaiev, Bandera Bolchevique y Deminsk, pertenecientes a la región de Stalingrado. Esto aseguró que la implementación del plan estuviera guiada por las investigaciones científicas sometidas a comprobación empírica.

La indicación que se dio para construir las franjas protectoras de arbolado también implicó un estudio general, que estableció la necesidad de estas franjas conectadas en medida de lo posible. Esto permitió mantener condiciones ecológicas adecuadas, que no se obtienen con espacios de arbolado inconexos y que aparecen como manchones. Sumado a lo general, y atendiendo a las necesidades específicas derivadas de las múltiples condiciones ambientales de cada zona, el plan señala la variedad de árboles y arbusto que debían ser plantados. Por ejemplo, para la franja de Stalingrado-Stepnoi-Cherkesk se indicó “como principales el roble, el fresno, el olmo de hoja pequeña, el álamo y la acacia blanca; como secundarios: el peral, el albaricoquero, el arce tártaro, el manzano y el guindo, y los arbustos taray, sauce, grosella dorada y acacia amarilla” [7]. En otras palabras, la campaña forestal estuvo guiada por aspectos científicos.

El plan agrícola y forestal también dio un ejemplo de la disposición de la ciencia al auxilio de las necesidades de la sociedad. El plan implicó la colaboración del Ministerio de Industria Forestal de la URSS y el Ministerio de Agricultura con la Academia Lenin de Ciencias Agrícolas, las que en conjunto definieron el Proyecto de Repoblación Forestal. También conllevó un impulso a la formación de técnicos e ingenieros dedicados al mejoramiento agrícola y forestal. Además se instruyó la creación de una revista mensual en la que los especialistas publicaran los avances del proyecto, las investigaciones y la sistematización y generalización de la experiencia que se iba obteniendo.

El plan forestal fue orientado por el Consejo de Ministros y el Comité Central del Partido Comunista, pero no fue una imposición. El mismo tuvo el apoyo de las Repúblicas Soviéticas cuyos territorios estaban contemplados dentro del plan. Gran parte de las labores y recursos fueron conferidos por el Estado, pero también hay que reconocer que se contó con la participación entusiasta de los koljoses y sovjoses, cuyos integrantes comprendieron la necesidad del cumplimento del plan y lo consideraron un objetivo político benéfico para el conjunto de la población soviética. De tal forma que el plan tuvo un impulso político e implementó la emulación socialista. Este fue el contexto en el que Shostakóvich compuso, en el verano de 1949, La canción de los bosques, “dedicado a la campaña de reforestación” [8].

La titánica obra del “Plan agrícola y forestal”, fue “El primer esfuerzo dirigido por el estado del mundo para revertir el cambio climático inducido por el hombre” [9]. Y también es muestra de que en el socialismo las grandes obras de cuidado de la naturaleza –fuerzas productivas naturales–, pueden ir vinculadas a las necesidades de la sociedad –aumento de la producción agrícola–, y esto se funda en la planificación económica que permite el uso racional tanto de los recursos naturales como de las fuerzas productivas de la sociedad (medios de trabajo y fuerza de trabajo).

Recodemos que con el grado de desarrollo de las fuerzas productivas bajo el capitalismo, que es por mucho superior al de los anteriores modos de producción, se incurre en una mayor devastación de la naturaleza y en una más profunda alteración del medio ambiente a nivel global. Como lo demuestra la crítica situación ambiental en que nos ha sumido el predominio del capitalismo en la actualidad. Es decir, la sociedad capitalista regida por la propiedad privada está imposibilitada para usar el desarrollo científico y tecnológico en armonía con la naturaleza.

Por tanto, para que las fuerzas productivas actuales puedan ser utilizadas para atender al mismo tiempo al cuidado del ambiente y a las necesidades de la sociedad, se requiere la racionalización de la producción que deviene de la planificación económica, y que es una característica de la economía socialista. Así pues la única forma real de frenar la devastación ambiental es la transformación de la base económica de la sociedad, construyendo las relaciones socialistas de producción. Es apremiante atender la crisis ambiental. Es un motivo más que afirma la urgencia de contribuir a la lucha por el socialismo.

 

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[1] “Introducción”, en I. Guerásimov, D. Gvishiani, O. Kobasov, et. al. La sociedad y la naturaleza. Trad. de M. Kuznetsov. Editorial Progreso, Moscú, 1983. p. 9.

[2] A. Mints y V. Preobrazhenski, “El estudio pluridimensional de las condiciones ambientales y de los recursos naturales” en I. Guerásimov, L. Abrámov, N. Leóntiev, et, al. El hombre, la sociedad y el medio ambiente. Trad. Academia de Ciencias de la URSS, Moscú, Editorial Progreso, 1976. p. 76.

[3] Stephen Brain. “The Great Stalin Plan for the Transformation of Nature” en Environmental History, Vol. 15, Issue 4, 1 Octubre 2010, p [671]

[4] Leonid Brézhnev. Los hombres del pan y del acero. Memorias de un dirigente soviético. México, Ediciones de Cultura Popular, 1979. pp. 149-235.

[5] “Plan agrícola y forestal soviético” en URSS Boletín de información, no. 5 (259), 29 enero 1949.  p. 3.

[6] Ibíd., p. 2.

[7] “Plan agrícola y forestal”, p. 4

[8] “Dimitri Shostakóvich. La tragedia de un artista” en Carlos prieto, De la URSS a Rusia, tres décadas de experiencias y observaciones de un testigo, Prólogo Isabel Turrent. México, Fondo de Cultura Económica, 1993. p. 122.

[9] Stephen Brain, op. cit.

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