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¿Por qué los jóvenes muestran desinterés por el estudio del marxismo?

 

 

 

 

¿Por qué los jóvenes muestran desinterés por el estudio del marxismo?

 

 

 

Por Raúl Dzul Avilés*

No es sorpresa que a muchos de los jóvenes estudiantes y obreros la teoría marxista les parezca ajena. Hoy por hoy, con el posmodernismo triunfante en la sociedad capitalista en la que vivimos, podemos notar este desconocimiento de la teoría en muchos jóvenes. Quienes también son víctimas del sistema, pero no tienen interés por la organización y posterior lucha contra el sistema actual.

Algunos entusiastas simpatizantes, o a quienes simplemente les dio por leer sobre la ideología o los  aconteceres internacionales o regionales, pierden el interés debido a que no logran entender el lenguaje técnico o por falta de guía al momento de haberse generado alguna duda respecto a las contradicciones ideológicas y palpables en el capitalismo; tales como el cambio climático, los conflictos bélicos o políticos, la crisis económica, el feminismo, o cualquier tema que les afecte o les motive a combatir de forma inmediata. Estos jóvenes simpatizantes, al mismo tiempo, se encuentran con que las medidas gestadas en las políticas del régimen burgués no satisfacen las necesidades o solo parchan temporal o parcialmente los problemas, algunos incluso se desmotivan a grado de pensar que es algo natural e inalterable.

“La neta no he leído nada de marxismo, me da hueva, porque no tengo tiempo por estar haciendo tareas y la verdad consume mi tiempo, y pues no veo incoherencias en el sistema, igual no es algo que me interesa, cada quien vive su vida; pero si me explicaran por otra persona sobre el marxismo, pues la escucharía, me presto para eso; me vale, la verdad, pero me gustaría que no me valiera tanto.”

Hemos escuchado muchas veces un comentario similar por parte de nuestros amigos o familiares. La juventud puede verse bombardeada y desmotivada por la propaganda burguesa del individualismo, sin embargo, en sus múltiples contradicciones el sistema capitalista siempre generará a estos jóvenes simpatizantes entusiastas que buscarán los medios para conocer una vía que los alivie de la miseria del capitalismo.

Los jóvenes somos quienes, en nuestra vida diaria, nos damos cuenta de las contradicciones del capitalismo: cuando nos dirigimos a la escuela, cuando salimos con amigos e incluso estando en casa; múltiples ejemplos de cómo el sistema capitalista sólo favorece a unos cuantos ¡Siendo el más claro ejemplo que la juventud obrera está contrastada con la juventud burguesa! La juventud trabajadora es la que, si un día juega bien sus cartas, lo máximo a lo que podría aspirar es a ser subordinados de los que, con todas las ventajas con las que cuentan, serán jefes y dueños de las empresas por medio de la herencia y sin haber sacrificado nada.

Para la juventud, las contradicciones son más que visibles. Por ello, muchos de los estudiantes y trabajadores han tenido estos roces con la ciencia marxista. Sin embargo, el hecho de que no dispongan del tiempo suficiente por cuestiones académicas y laborales —por mencionar dos contratiempos—demuestra parte de las limitantes para poder llevar a cabo un acercamiento mucho más profundo al marxismo.

Entre los problemas actuales, que podemos observar como juventud obrera, enlistamos los siguientes:

1.- La contradicción más visible para muchos es que los burgueses reciben mejor preparación profesional y educativa, en comparación con alguien que pertenece a la clase trabajadora.

2.- Los problemas sociales tienen una conexión directa o indirecta con los problemas económicos. Por otro lado, por intereses económicos surgen problemas sociales (aumento de la población desempleada, aumento de la tasa de personas endeudadas con los bancos, etc.).

3.- El sistema capitalista no es igual para todos. Hoy podemos observar, durante los tiempos de cuarentena, que aquellos jóvenes pertenecientes a la juventud proletaria se las ven más difíciles al momento de conectarse a las clases en línea (ya sea por cuestiones de red, computadora, electricidad o simplemente por las limitantes que trae la educación en línea); el hecho de que la burguesía vive con todas las comodidades ante esta situación de emergencia sanitaria y esto se deriva en una brecha social, etc.

4.- Ante la pandemia no todos pueden parar. Como se menciona en el punto anterior, la juventud proletaria se ha visto afectada por el hecho de que quienes, con anterioridad, sólo cumplían con las labores estudiantiles, ahora lamentablemente tienen que abandonar éstas y sumarse al gran ejército laboral y, en el peor de los casos, tienen que cumplir ambas funciones.

5.- La economía familiar en tiempos de paro. Este no es un problema que afecte especialmente a la juventud, sino a toda nuestra clase trabajadora. Muestras de esto son el hecho de que debido a esta crisis sanitaria se elevaron los despidos forzados (muchas veces injustificados); al poner en paro a los trabajadores se hace fundamentalmente sin goce de sueldo; y, en otros casos, se reduce prácticamente a la mitad el salario devengado.

Muchos jóvenes, a temprana edad, empiezan a tener ciertos acercamientos con la ideología marxista, o al menos se han percatado del contraste que hay entre un trabajador y un burgués. Estos jóvenes son los que obtienen su primera aproximación al marxismo en su centro educativo, aunque sea sólo superficialmente, y en muchos casos ven apaciguadas sus inquietudes bajo la propaganda pedagógica burguesa. Otros, por el contrario, sienten agudizada esa “comezón” y empiezan a indagar más. Sin embargo, estos jóvenes en general pueden ser de nuevo desmovilizados por la misma sociedad, bajo una amplia gama de procedimientos y mecanismos. Raro sería que la misma sociedad capitalista sea aquella que impulse a la organización y al estudio ideológico concienzudo.

Platicando con amigos y personas conocidas podemos darnos cuenta de ello. Ejemplos pueden ser el que tu amigo, por mencionar algo sobre marxismo, terminó siendo llamado holgazán o tomado por loco; o qué tal el de tu compañero de trabajo que proponía organizarse y pedir un aumento justo de salario, y fue orillado a la renuncia. La tergiversación y el anticomunismo son el pan de cada día al que se enfrentan los jóvenes obreros y estudiantes.

“Se siente uno abrumado por la política. Por alguna u otra razón muchas veces termina siendo un tema delicado y por ello no me he decidido a leer sobre la teoría marxista, las contradicciones sí se pueden ver y son muy preocupantes, como el caso del incremento del salario mínimo, por mención para fines propagandísticos de un partido, y que no se cumple en muchos casos. Sube el salario del trabajador, pero lo que no dicen es que sube el precio de los productos y eso genera una devaluación de la moneda, de la calidad de los productos y aumenta la precariedad de las áreas laborales”.  

Este es un ejemplo de este tipo de comentarios, ¡la juventud no es ciega, la juventud no es sorda y mucho menos muda!

En estas personas que se dan cuenta de las contradicciones de la sociedad en la que vivimos nace la chispa de la necesidad por transformar la realidad. Como comunistas, es nuestro deber localizar y guiar a estos simpatizantes para que encuentren esta “senda”, este camino marxista-leninista; no con el afán de querer simplemente engordar las cifras de militantes, sino para que ellos mismos sean artífices, junto a nosotros, del cambio, de la transformación y del desarrollo de la sociedad hacia una de carácter socialista, libre y justa.

¿Es imposible entonces que a un joven de clase proletaria pueda resultarle interesante el marxismo o decida ser un estudioso del mismo?

Salvador Allende afirmaba que “ser joven y no ser revolucionario es una contradicción hasta biológica”. Las contradicciones del sistema capitalista, la explotación laboral y las crisis sociales, económicas e incluso étnicas, forman el caldo de cultivo que invita a pensar y buscar una solución que sólo el comunismo puede ofrecer. Dejando de lado a quienes se abanderan de movimientos de izquierda, los jóvenes tienden a indagar en el marxismo, de manera inmediata, las respuestas a los problemas que los afectan, a pesar de que aquél sea censurado prácticamente en su totalidad.

Nuestra tarea no es para nada sencilla. No obstante, hay que saber cómo radicalizar y guiar a esta juventud bombardeada por la propaganda anticomunista. El hacerles ver, por sí mismos, que sus ideas y pensamientos no sólo son similares sino iguales a los nuestros, y sean ellos con quienes nos organicemos para lograr que con la juventud trabajadora, que despierta de un letargo, luchemos por la transformación de la sociedad, por la dictadura de la mayoría aplastante, los proletarios, sobre la minúscula minoría, los burgueses.

El marxismo es revolucionario. Como ciencia de vanguardia no permanece estancada. No importa si la burguesía, con su propaganda, genera un desinterés constante entre los jóvenes, representando al marxismo como si se tratara de un dogma muerto e inofensivo. Finalmente, debido a sus múltiples contradicciones, el capitalismo siempre continuará desarrollando las condiciones materiales que favorecen a la organización y al combate contra el mismo sistema burgués. La juventud no tiene nada que perder salvo sus cadenas.

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