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Sobre el marco político-militar del mundo contemporáneo

Imagen. Joe Biden y Xi Jinping. Circa 2016*

 

 

 

 

Sobre el marco político-militar del mundo contemporáneo**

 

 

 

por Eliseos Vagenas
Miembro del CC del KKE y
Jefe de la Sección de Relaciones Internacionales
del CC del KKE

 

 

Introducción

Las “vías de paz y prosperidad” prometidas a los pueblos por todo tipo de oponentes al socialismo después de su derrocamiento en la Unión Soviética y otros países de Europa del Este nunca “se abrieron”. Tres décadas después, “nuestro mundo contemporáneo”, a pesar del avance de la tecnología, se ha vuelto más cruel e inhumano para los trabajadores en todo el mundo. En él se “decapitaron” las conquistas históricas de la clase obrera, mientras que las sucesivas crisis capitalistas aumentaron aún más los impasses sociales y económicos de los pueblos. Continuaron los desastres del medio ambiente, a menudo bajo el pretexto del “desarrollo verde”. Los sistemas de salud pública y bienestar social, seguridad, educación se devaluaron cada vez más, aumentando las barreras de clase para satisfacer las necesidades sociales contemporáneas. Cada año, decenas de millones de personas se ven obligadas a huir de sus hogares como resultado de la explotación, las intervenciones militares y las guerras, en las que mueren miles de personas.

Nuestro “mundo contemporáneo” es el mundo donde las relaciones de producción capitalistas dominan universalmente, donde las empresas gigantes –los monopolios–, juegan un papel decisivo en la vida económica de cada país capitalista, y que sobre la base del poder económico-político y militar de cada país, se integra y ocupa su propio lugar en el sistema mundial del imperialismo, formando así relaciones de interdependencia desigual con el resto de los países. De hecho, este lugar puede cambiar debido al desarrollo desigual, “… ya que en el capitalismo es imposible el desarrollo igual de las distintas empresas, trusts, ramas industriales y países.[1] y, por supuesto, ni siquiera por un segundo se puede detener la lucha de los capitalistas por la rentabilidad, que es la fuerza motriz de cualquier economía capitalista. Existe una lucha feroz entre los capitalistas sobre cómo compartir las cuotas de mercado en cada rama, en cada país, cada región, a nivel mundial, en una búsqueda incesante de quién tomará el control de los depósitos de energía, la riqueza mineral y las rutas de transporte de bienes.

[1] V. I. Lenin, Obras escogidas,  El imperialismo, fase superior del capitalismo, Edición: Progreso, Moscú, 1973, página 206.

 

Esta lucha “abarca” todos los aspectos de las economías capitalistas, incluso las vacunas y las medicinas, como vemos característicamente en este momento con la evolución de la pandemia.

Se extiende a todos los rincones del mundo. En Eurasia y el Mediterráneo Oriental, el Golfo Pérsico y el Pacífico Sur, África y América Latina, el Ártico y Asia Central, los monopolios poderosos, los estados capitalistas y sus alianzas chocan en todas partes. La escalada de esta lucha, cuando las “guerras” comerciales y económicas y los diversos medios político-diplomáticos no son suficientes, lleva al uso de medios militares.

En los últimos años, el epicentro se ha mantenido en la región del Mediterráneo Oriental, con las guerras en Siria y Libia, los planes de guerra de Estados Unidos e Israel contra Irán. Al mismo tiempo se desarrolla la intervención de Estados Unidos en América Latina contra Cuba, Venezuela y Bolivia, los reclamos chinos contra Vietnam y otros países del Pacífico con la implicación de Estados Unidos en el Mar de China Meridional y Taiwán, la guerra de Arabia Saudita contra Yemen. Además, la situación en la región de Ucrania Oriental (Donbass) y Crimea, el Cáucaso y los Balcanes Occidentales sigue siendo peligrosa, mientras que los planes imperialistas se aplican contra los pueblos de Chipre y Palestina, que han estado viviendo bajo ocupación extranjera durante décadas.

En estas condiciones es importante resaltar nuevos elementos y tendencias, así como responder en la medida de lo posible, en el contexto de este artículo, a algunas opiniones erróneas y confusiones que están circulando las fuerzas burguesas y oportunistas.

 

La nueva bipolaridad EE.UU.-China y su carácter

Un elemento relativamente nuevo, que caracteriza cada vez más las relaciones internacionales, es la escalada de la confrontación entre Estados Unidos y China. Estados Unidos sigue siendo hoy la potencia económica y político-militar más poderosa del mundo capitalista. Estados Unidos todavía tiene el PIB más grande, en comparación con cualquier otro país, estimado en US$19,4 billones, lo que representa el 24,4% de la economía mundial. Estados Unidos tiene las fuerzas armadas más poderosas, con una amplia variedad de armas mortales, proporcionando una constante modernización de su arsenal, como veremos más adelante, con el mayor presupuesto de guerra y presencia militar en decenas de países. Al mismo tiempo, cuentan con una representación fuerte e incuestionable en todos los acuerdos y organizaciones interestatales, buscando utilizar medios políticos y diplomáticos, a nivel multilateral y bilateral, para asegurar una fuerte ventaja sobre sus competidores.

Al mismo tiempo, China está fortaleciendo su poder económico y político-militar. Su PIB se estima en US$12,2 billones, lo que representa el 15,4% del producto interno bruto mundial, sin embargo, desde 2016, en términos de paridad de poder adquisitivo (PPP), la economía china es la más grande del mundo. Como veremos a continuación, China está modernizando gradualmente sus fuerzas armadas y ha pasado al segundo lugar en términos de gasto militar después de Estados Unidos, al tiempo que aumenta sus medios políticos y diplomáticos para fortalecer su posición.

Cada vez está más claro que estas dos potencias, Estados Unidos y China, que son con mucho las más fuertes económicamente, compiten entre sí por la supremacía. Un enfrentamiento que en principio tiene un trasfondo económico, ya que las dos potencias chocan en muchos “frentes”, y que se reflejó en el período de una serie de guerras comerciales entre las dos potencias, con motivo del dramático aumento del déficit comercial de Estados Unidos en el comercio bilateral con China. Sobre esta base, EE.UU. impuso decenas de miles de millones de dólares en aranceles sobre productos chinos, seguidos de aranceles chinos similares sobre bienes estadounidenses y acuerdos de reducción de la crisis, todos los cuales parecen ser temporales. Estados Unidos da especial énfasis a mantenerse a la vanguardia de las nuevas tecnologías, por ejemplo intensifican sus esfuerzos para excluir China de las redes 5G, sector que generará enormes ganancias en un futuro cercano para los monopolios de las telecomunicaciones y nuevas tecnologías [2], mientras que China promueve la penetración de sus propios grandes monopolios con la “Ruta de la Seda”.

[2] Según un informe de Ericsson Consumer & IndustryLab, hasta el 2030 el tamaño global del mercado de redes 5G alcanzará los 31 billones de dólares. Fuente: https://mbr.com.ua/ru/news/world/4026-mirovoi-ry-nok-5g-dostignet-31-dollars-trln-k-2030-godu

 

Por supuesto, todo lo anterior tiene un reflejo directo a nivel político-diplomático y militar. Así, los EE.UU han acusado a China por la pandemia del coronavirus, por el robo de tecnologías, por “expansionismo”, por la violación de los “derechos democráticos”, etc., mientras que China, por su parte, utilizando sus acuerdos económicos y comerciales, busca romper las alianzas tradicionales estadounidenses. En este contexto, EE.UU. está adaptando su doctrina, presentando a China como su principal rival y competidor, algo que no cambiara con la elección de Joe Biden a la presidencia estadounidense.

Estados Unidos busca emplear teorías anticomunistas en este debate, mientras que China, en consecuencia, se aprovecha de la teoría de la “democratización” de las relaciones internacionales dentro del sistema imperialista mundial y se centra en la necesidad de superar el “mundo monopolista”, a favor de un mundo “multipolar”, y contra la imposición de la política estadounidense.

Los argumentos políticos de las dos potencias económicas mundiales más poderosas plantean algunas preguntas: ¿Por qué se está llevando a cabo este debate? ¿Podemos considerar que tenemos, como en la época de la URSS, un enfrentamiento similar entre dos países con sistemas sociopolíticos diferentes? ¿Es un enfrentamiento de la potencia capitalista más fuerte con una potencia socialista? La confusión entre los trabajadores sobre estas cuestiones es grande, especialmente donde hay PP.CC [Partidos Comunistas, nota de El Machete] que todavía ven a China como un país socialista, o como un país que “construye el socialismo con características chinas”.

Vale la pena dar una breve descripción del carácter de este enfrentamiento. Es muy importante insistir en la evaluación de la realidad socioeconómica concreta en China. Lo cierto es que hoy en China, a pesar de que gobierna un partido que tiene el título de “comunista”, dominan las relaciones de producción capitalistas. Desde 2012, más del 60% del PIB de China ha sido producido por el sector privado [3]. El Estado chino ha formado un completo “arsenal” de ayuda para los capitalistas chinos, que incluye medidas similares a las vigentes en el resto del mundo capitalista. No es casual, entonces, que en 2020, en medio de la crisis capitalista en curso, para la cual la pandemia ha actuado como catalizador, los multimillonarios chinos hayan llegado a 596, superando por primera vez al número de los Estados Unidos, que tienen 537. La lista de los capitalistas chinos más poderosos incluye grupos colosales de comercio electrónico, fábricas, hoteles, centros comerciales, cines, redes sociales, compañías de telefonía móvil y más[4]. Al mismo tiempo, según cifras oficiales, el desempleo, un elemento de todas las economías capitalistas, se sitúa en el 5,3% y la meta del gobierno es mantenerlo por debajo del 6%[5]. Al mismo tiempo, decenas de millones de migrantes internos errantes, estimados en 290 millones, que están empleados en trabajos temporales y pueden permanecer desempleados, no se cuentan en las estadísticas oficiales y pueden llegar hasta el 30% de la fuerza laboral del país[6]. Decenas de millones de personas quedan excluidas de los servicios sociales modernos, como la educación técnica y superior, la atención de la salud, por su comercialización y dado que sus ingresos son muy bajos[7].

Es típico en un área donde Cuba sobresale, como lo es con el número de médicos por cada 10 mil habitantes. El numero cubano es el más alto del mundo (82), mientras China se encuentra entre los países con peor número (18)[8]. La euforia sobre la erradicación de la pobreza extrema oculta el hecho de que se cuenta a US$1.9 por día, mientras que la tasa de pobreza de China llega al 24%, según un ingreso inferior a 5,5 dólares al día[9].

[3] Periódico Zenmin Zibao (“Diario popular”).  http://russian.people.com.cn/n3/2019/0306/c31518-9553049.html
[4] Fuente:  https://www.rbc.ru/business/15/10/2015/561fa1f19a7947fb43faa086
[5]  Li Keqiang, “Presentación sobre la cuenta del gobierno” en la Asamblea del Pueblo Chino, 22/5/2020. Fuente: http://russian.people.com.cn/n3/2020/0605/c95181-9697762.html
[6] Fuentes:  https://regnum.ru/news/society/2972959.html y https://www.vedomosti.ru/economics/articles/2020/06/16/832721-kitayu-borba-bednostyu
[7] Enorme es, por ejemplo, el crecimiento de las empresas médicas privadas, aprovechando la necesidad de los trabajadores en cuanto a prestaciones de salud modernas. Desde el 2005 hasta el 2016, el número de camas en clínicas privadas aumentó del 6% al 22%. Fuente: https://carnegie.ru/commentary/81082
[8] Fuente: https://aif.ru/society/healthcare/kolichestvo_vrachey_v_raznyh_stranah_infografika
[9] Fuente: Banco Mundial,  https://data.worldbank.org/indicator/SI.POV.UMIC

 

Lo anterior, cuando se compara con el lujo de los millonarios y multimillonarios chinos, muestra claramente la enorme injusticia y explotación social que caracteriza también al modo de producción capitalista en China.

Entonces, cuando hablamos de Estados Unidos y China, estamos hablando de dos potencias del mundo capitalista contemporáneo. China es hoy miembro activo de todas las uniones capitalistas internacionales, como la Organización Mundial del Comercio, el Banco Mundial, y está estrechamente vinculada a la economía capitalista global[10]. Basta decir que los bonos estadounidenses en manos de China superan los 1,1 billones de dólares.

Las alegaciones de que China, al igual como lo fue la Rusia soviética, aplica una política de la NEP, trabajando con capital privado para desarrollar sus fuerzas productivas, son infundadas. Existen enormes diferencias entre la NEP y la situación actual en China, como la duración, o el hecho de que la NEP tenía el carácter de “retroceso”, como muchas veces enfatizó Lenin[11], y no fue teorizada como un elemento de la construcción socialista, como es el caso del predominio de las relaciones capitalistas en China, con la fabricación ideológica del “socialismo con características chinas”. Además, durante el período de la NEP no sólo no se permitía a los empresarios ser miembros del partido bolchevique, sino que sobre la base de las dos Constituciones soviéticas (1918 y 1925), que fueron aprobadas en ese momento, se les privó de sus derechos políticos; en contraste con la China actual, donde decenas de empresarios ocupan escaños en el parlamento y el Partido Comunista.

[10] Véase: “El Papel internacional de China”, en KOMEP, número 6, 2010. Fuente: http://esold.kke.gr/news/
[11] V. I. Lenin, IX Congreso de los soviets de toda Rusia. Informe sobre la política exterior e interior.

 

Por supuesto, tampoco se puede comparar a la URSS con la China actual. Incluso en el período en que en el Partido Comunista y en el Estado soviético dominaba la percepción de fortalecer el “mercado”, las relaciones comerciales, la “coexistencia pacífica” con los países capitalistas, y que la interconexión de la URSS con la economía capitalista mundial afectaba las decisiones políticas y las relaciones internacionales del estado soviético; nunca podrían compararse con la China actual, en tamaño y calidad, ni la interconexión de la economía soviética con el mundo, ni el nivel de desarrollo de las relaciones capitalistas en ella.

Así, la nueva “bipolaridad” nada tiene que ver con el enfrentamiento Estados Unidos-URSS, ya que hoy Estados Unidos y China chocan en el terreno del dominio de las relaciones capitalistas de producción en ambos, y conducen a la lucha por las materias primas, las rutas de transporte, las cuotas de los mercados, la influencia geopolítica, lo que demuestra que estamos ante una lucha intra-imperialista por la supremacía en el sistema imperialista.

El interés de Estados Unidos en vender sus bonos a China, y el gran mercado estadounidense como lugar para vender bienes producidos en China, van de la mano con la escalada del enfrentamiento entre las dos potencias, que adquiere un carácter global, ya que se manifiesta simultáneamente en muchos lugares del mundo y en el que participan cada vez más organizaciones y acuerdos multilaterales internacionales. Esto muestra que la interdependencia de las economías capitalistas puede ir de la mano con la intensificación de las contradicciones intra-imperialistas. La línea política de “domar al dragón”, a través de los acuerdos multilaterales de Estados Unidos con los países de América Central, Sudamérica y el Pacífico, seguida por el liderazgo estadounidense antes de Trump, no rindió como se esperaba y fue reemplazada por una postura más dura hacia China.

El surgimiento de Joe Biden, y del sector de la burguesía que representa, a la presidencia de Estados Unidos, puede cambiar las prioridades, provocar cambios en las tácticas que seguirán los Estados Unidos, pero en ningún caso suspenderá la feroz competencia entre EE.UU y China.

 

Los planes de la OTAN y el enfrentamiento interior

Sin embargo, el “brazo” político-militar del imperialismo euroatlántico también presenta nuevos elementos. Por lo tanto, la estrategia de la OTAN se caracteriza por la expansión planificada en todo el mundo, la ampliación con nuevos miembros y el establecimiento de relaciones con decenas de países, el establecimiento de unidades militares listas para usar. A pesar de los informes de que su primer objetivo es el Estado Islámico-ISIS y otros grupos criminales similares, en las cumbres, en Varsovia en 2016, en Bruselas en 2017 y 2018, y en Londres en 2019, así como en consejos de ministros de Defensa, se impulsa un plan dirigido contra Rusia e Irán, mientras que China también se ha incluido. Su objetivo es establecer unidades de infantería, aviación y marina totalmente equipadas, que puedan intervenir en 30 días en cada frente elegido por la OTAN.

Las tropas de la OTAN permanecen en Afganistán y Kosovo. Las operaciones navales “Sea Guardian” continúan en el Mediterráneo, la flota SNMG2 está ubicada en el Egeo y se apoya la operación de la UE “nueva SOPHIA” en Libia. La composición de la Fuerza de Reacción Rápida de la OTAN ha alcanzado los 40.000 efectivos. Se establecieron 8 sedes en Europa del Este. Se lanzaron 4 formaciones de batalla multinacionales en los Estados bálticos y Polonia. Se fortaleció la presencia en el Mar Negro. La presencia de la OTAN se siente ahora no solo en las tres ex repúblicas soviéticas bálticas (Estonia, Lituania, Letonia), sino también en Georgia y Ucrania, mientras que con el acuerdo de “paz” en Nagorno-Karabaj se fortalece la posición política de Turquía –miembro de la OTAN– en Azerbaiyán, controlando el “canal” del Mar Negro con el Mar Caspio.

Al mismo tiempo, se manifiestan cada vez más contradicciones entre EE.UU.-Alemania o EE.UU.- Francia y Francia-Alemania, pero también otras contradicciones importantes, como Turquía-Francia o Turquía-Grecia. Son típicas las declaraciones de Macron de que “la OTAN tiene muerte cerebral”. Hasta ahora estas contradicciones han sido resueltas mediante varios compromisos temporales, a menudo en forma de “extinción de incendios”, pero su “enredo” se está volviendo cada vez más complicado, desafiando la funcionalidad y la dinámica de la alianza imperialista depredadora incluso por parte de fuerzas políticas y analistas burgueses.

Nuestro Partido lidera en Grecia, así como a nivel europeo e internacional, la lucha contra la organización imperialista de la OTAN y sus planes, en la implicación de nuestro país en ellos. Nuestro Partido considera que las visiones, desarrolladas por algunos PP.CC, que piden la “disolución de la OTAN” desvinculada de la lucha por la retirada de cada país de la OTAN, debilitan la lucha contra esta organización imperialista. El rechazo de la lucha por la retirada de cada país, y de hecho con el argumento de la “inmadurez” de las condiciones, no muestra “realismo”, sino la tendencia al compromiso con la negativa correlación fuerzas que conduce a los deseos de “disolución”. El KKE plantea el tema de la retirada de la OTAN y de cualquier alianza imperialista, y considera que tal retirada puede verdaderamente estar a favor de los pueblos sólo si está garantizada por el poder obrero, y eso porque, entre otras cosas, hay experiencia por ejemplo con la retirada temporal de países (Francia, Grecia) del ala militar de la OTAN, en el contexto de antagonismos intra-burgueses, que posteriormente reprodujeron los mismos problemas.

 

La UE, la alianza del capital en Europa

Las contradicciones también se manifiestan dentro de la UE[12]. La manifestación desigual de la crisis afecta el cambio de correlación de fuerzas. La posición de Alemania frente a Francia e Italia se refuerza aún más, al igual que todos los factores que fortalecen las fuerzas centrífugas de la Eurozona. Esto, sin embargo, no niega los beneficios reales que la burguesía de los estados miembros de la UE obtiene del gran mercado único de la UE en competencia internacional con los otros centros imperialistas.

[12] Para conocer el trasfondo económico de las contradicciones, véase el artículo de Makis Papadopoulos, “Frente a la nueva crisis económica: ¿nuevo pacto verde o socialismo?”, en KOMEP, número 4-5, 2020.

 

La UE sigue aplicando las líneas de la “estrategia global” anunciada en julio de 2016. Trata al mundo como su “entorno estratégico” y estima que se están produciendo cambios de alianzas[13]. China está emergiendo como el socio más importante de la UE. Al mismo tiempo, este desarrollo, así como el fortalecimiento general de China en las relaciones internacionales, alimentan las tendencias contrarias al calentamiento de las relaciones entre Estados Unidos y Alemania y el fortalecimiento de la cohesión de la alianza euroatlántica. El aumento de las sanciones económicas y la presión ejercida por la UE sobre Rusia, en conjunto con Estados Unidos, con el pretexto de la anexión de Crimea y el apoyo a la secesión de las regiones orientales de Ucrania, también avanza en esta dirección.

La UE, con el fin de cumplir sus objetivos internacionales de una penetración más efectiva de los monopolios europeos en terceros países, ha creado la denominada “Cooperación militar estructurada permanente”, PESCO[14]. Al mismo tiempo, se impulsa la “Iniciativa Europea de Intervención”[15], de inspiración francesa, para superar los retrasos provocados por el proceso de toma de decisiones unánime para llevar a cabo misiones imperialistas de forma inmediata. La UE ya hoy ha desplegado misiones imperialistas en tres continentes[16].

[13] Resolución del Parlamento Europeo, del 15 de enero de 2020, sobre la aplicación de la política común de seguridad y defensa- informe anual.
[14] PESCO se estableció en diciembre de 2017 con la participación de 25 Estados miembros de la UE, incluida Grecia.
[15] La “Iniciativa  Europea de Intervención” fue anunciada por Francia en junio de 2018 e involucra a Francia, Alemania, Dinamarca, Holanda, Estonia, Portugal, España, Bélgica y Gran Bretaña.
[16] Se trata de 16 misiones, de las cuales 6 son militares. Su presencia, entre otros, se registra en Bosnia y Herzegovina, Iraq, Ucrania, Libia, Somalia, Mali, Kosovo, Níger, Georgia, República Centroafricana.

 

En los últimos años se han tomado medidas para fortalecer el objetivo de la denominada “Autonomía Estratégica” en el contexto del fortalecimiento de la UE y las intervenciones conjuntas con la OTAN, que sigue siendo el principal pilar de la seguridad europea.

El criterio de la autonomía militar refuerza la planificación del desarrollo de programas de investigación y armamento de la Unión Europea, en un intento por reducir la dependencia del mercado de armamento estadounidense. La financiación del llamado “Fondo Europeo de Defensa” (EDF) desempeña un papel importante, que proporciona una financiación de 5.500 millones de euros al año “para promover las capacidades de defensa de la UE”. A partir de 2018 está en marcha el “Programa europeo de desarrollo industrial de defensa” (EDIDP), que tiene como objetivo apoyar “la competitividad y la innovación de la industria de defensa de la UE”. En la misma línea, se presupuestan 13,000 millones de euros para la modernización de la industria de defensa de la UE y se pide a los estados miembros que den el 2% de su PIB para los armamentos de la UE, además de los compromisos de la OTAN. La PESCO planea mejorar la llamada “movilidad militar” para que los estados miembros “intervengan en crisis en el extranjero con la capacidad de mover con libertad y rapidez, tropas, personal civil, y armas”. Se hace hincapié en el lanzamiento de la “Evaluación anual coordinada de defensa” (CARD) con el objetivo de fortalecer la cooperación de defensa entre los Estados miembros. Se trata de un mecanismo de tipo del “Semestre Europeo”[17] para supervisar los planes militares con el fin de que los Estados miembros apliquen criterios uniformes para la política de seguridad y defensa, para abordar las contradicciones entre ellos tanto como sea posible.

Se está profundizando la militarización de la Unión Europea y esto se refleja también en la creación del “Fondo Europeo de Apoyo a la Paz”, un fondo extrapresupuestario (marco financiero plurianual 2021-2027) que dispondrá una financiación adicional de 10,500  millones de euros. Este mecanismo financiará las acciones de la “Política Exterior y de Seguridad Común” (PESC).

[17] El Semestre Europeo de la UE es un mecanismo de seguimiento de la situación financiera de los Estados miembros y promoción de medidas reaccionarias antiobreras.

 

Además, se están promoviendo planes para el fortalecimiento de un “Instrumento de Vecindad, Desarrollo y Cooperación Internacional”, una herramienta poderosa para la intervención de la UE en terceros países.

Al mismo tiempo, el Brexit ha puesto de relieve la intensificación de las contradicciones dentro de la UE. Otras potencias también buscan aprovecharse de estas contradicciones, como lo demuestra el apoyo de EE.UU al Brexit, así como los intentos de EE.UU de promover acuerdos separados con los Estados miembros de la UE e imponer sanciones a los monopolios y los países buques insignia de la UE, como  Alemania y Francia.

Lo anterior demuestra que la UE es el centro imperialista europeo, que, a pesar de las contradicciones internas que se manifiestan en su interior, actúa drásticamente a favor de la rentabilidad de sus monopolios, del fortalecimiento del poder de todas las clases  burguesas de sus Estados-miembros e impulsa planes imperialistas en otras regiones.

La convocatoria para el fortalecimiento de la “Cooperación europea reforzada de defensa conjunta” está respaldada por las fuerzas del llamado “Partido de la Izquierda Europea” (PIE), que se anuncia supuestamente como “contrapeso” a la OTAN, y se presenta por el Eurogrupo “de izquierdas” GUE/NGL con los argumentos de la “seguridad” de los ciudadanos y la “reducción de gastos”[18]. Esto es porque la Unión Europea imperialista está estrechamente vinculada a la OTAN, ¾ de los miembros de la UE y de sus países más poderosos son también miembros de la OTAN; mientras que las misiones imperialistas de la UE en el extranjero no se llevan a cabo para la “seguridad de los ciudadanos”, sino para los beneficios de los monopolios europeos. Como demostraremos a continuación, los crecientes gastos militares comunes de los países de la UE no reducen de ninguna manera los gastos de los presupuestos nacionales para fines militares.

Además, las falacias sobre la “democratización” de la UE, el fortalecimiento de la “solidaridad europea” y de la “paridad” entre los estados miembros, planteadas por varias fuerzas oportunistas, regañando a la llamada “Unión Europea alemana” y destacando la necesidad de “corrección” de la UE, son humo en los ojos de los pueblos. La UE, como asociación del capital, nunca podrá ser  democrática, solidaria y con paridad. Siempre habrá relaciones de interdependencia desigual en ella y se volverá más reaccionaria, tanto en su interior, hacia los trabajadores de sus países, como en el exterior, hacia otros pueblos.

El KKE tomó la iniciativa de crear la “Iniciativa Comunista Europea”, en que participan Partidos Comunistas y Obreros de muchos países europeos que luchan contra las políticas antipopulares, los planes imperialistas de la UE y de la OTAN, defienden el derecho de cada pueblo a elegir soberanamente su camino de desarrollo, inclusive el derecho de liberarse de las múltiples dependencias de la UE y la OTAN, así como optar por el camino socialista[19].

En este punto abrimos un paréntesis para destacar que la búsqueda de los partidos comunistas, que se basan en la cosmovisión del socialismo científico y participan en la “Iniciativa Comunista Europea”, de estudiar conjuntamente los desarrollos europeos e internacionales, llegar a conclusiones básicas comunes y coordinar su acción sobre los problemas del pueblo y la causa de la clase obrera, contra las organizaciones imperialistas, es un paso oportuno y necesario en la dirección de formular una estrategia revolucionaria contemporánea. En este proceso necesario, que puede dar un impulso al movimiento comunista, no pudieron sumarse algunos partidos comunistas europeos, que o bien habían renunciado abiertamente al marxismo-leninismo y permanecen “comunistas” sólo en el título, o bien habían revisado las leyes científicas de la revolución y la construcción socialistas, utilizando como coartada la negación de los “modelos”, el “dogmatismo” y la “homogeneización ideológica-política”. Esto puede exacerbar aún más el atraso ideológico-político que se expresa mediante el apego de estos partidos a viejas elaboraciones estratégicas del movimiento comunista internacional que han sido derribadas por la realidad y que los lleva a grandes impasses, los deja expuestos ante la clase obrera y, en el mejor de los casos, los convierte en “cola izquierda” de la socialdemocracia en la gestión del sistema.

[18] Véase la propuesta de enmienda al presupuesto de la UE para el 2021 de Younous Omarjee, en nombre del Grupo de GUE/NGL, 4/11/2020, A9‑0206/2020.
[19] En la “Iniciativa Comunista Europea” participan 30 partidos comunistas y obreros que han acordado un marco ideológico-político coherente y buscan coordinar su lucha. Sin embargo, también dentro de la Revista Comunista Internacional (RCI) existe heterogeneidad ideológica, política y organizativa, siguen existiendo cuestiones y confusiones ideológicas y políticas, que tienen su base en el curso histórico y la formación de muchos partidos comunistas, las dificultades que enfrentan muchos partidos en elaborar una estrategia revolucionaria y conectarla con la lucha de clases actual en condiciones no revolucionarias desfavorables, en la conexión de sus fuerzas organizadas con la clase obrera y su movimiento.

 

Nuevas alianzas políticas, diplomáticas y militares, y retirada de  las viejas alianzas

Las relaciones de interdependencia desigual, que rigen las relaciones de todos los estados capitalistas, se forman a través de varias organizaciones, entidades y acuerdos regionales e internacionales. En estos se refleja indirectamente la correlación de fuerzas, mientras que a menudo se convierten en campo de manifestación de antagonismos. Durante los últimos años, junto a las alianzas más conocidas (p.ej. ONU, OTAN, UE, OSCE, OMC, G7, G20) lideradas por EE.UU, surgieron nuevas como BRICS (Brasil, Rusia, India, China, Sudáfrica); la Organización de Cooperación de Shanghái[20], liderada por China; la Organización del Tratado de Seguridad Colectiva[21] y la Unión Económica Euroasiática[22], lideradas por Rusia.

[20] En la Organización de Cooperación de Shanghái inicialmente participaban China, Rusia, Kazajstán, Kirguistán, Tayikistán, Uzbekistán y luego se incorporaron India y Pakistán. Irán, Mongolia, Bielorrusia y Afganistán son observadores.
[21] En la Organización del Tratado de Seguridad Colectiva, además de Rusia participan también Armenia, Kazajstán, Kirguistán, Bielorrusia, Tayikistán. Los países que participan se comprometen a contribuir en la defensa de cualquiera de estos países en caso de ataque militar extranjero. Por eso han creado “fuerzas de reacción rápida”.
[22] En la Unión Económica Eurasiática además de Rusia participan también Armenia, Kazajstán, Kirguistán, Bielorrusia, mientras que Moldavia y Uzbekistán son observadores, y busca regular una serie de cuestiones de cooperación aduanera sobre la base de las cuatro “libertades” (de bienes, de servicios, de capitales y de mano de obra).

 

Estas asociaciones que se desarrollan en el terreno del capitalismo monopolista, a pesar de las diversas declaraciones y las diferentes “velocidades”, comparten el carácter clasista, son asociaciones de estados capitalistas y su objetivo es fortalecer el poder y la posición económica y geopolítica de las clases burguesas que participan en estas en cuanto a la distribución y redistribución del planeta.

En condiciones en las que la crisis capitalista y la tendencia de reordenamiento del poder entre los estados capitalistas se están agudizando, algunas de estas clases burguesas están experimentando serias perturbaciones. Un ejemplo característico son los BRICS, que fueron constituidos en 2009 sin Sudáfrica, que se incorporó en 2010, y al principio fueron una forma de cooperación entre las economías más rápidamente desarrolladas. En estos cinco países vive más del 42% de la población mundial, mientras que representan el 26% del territorio mundial, y tienen más del 25% del PIB mundial. Crearon el “Banco de Desarrollo”, en un esfuerzo por promover planes de inversión conjuntos, mientras buscaban formular objetivos político-económicos conjuntos como p.ej. la utilización de las monedas nacionales para mejorar su capacidad de cambio frente al dólar. Sin embargo, a pesar de estos esfuerzos conjuntos, existen y se están intensificando grandes y actuales contradicciones, como el enfrentamiento entre China e India. Durante la administración de Trump se hizo evidente el acercamiento estratégico de EE.UU. con India y Brasil, buscando romper la cohesión de esta organización.

Condiciones similares se notan también en otras asociaciones, como la Organización Económica Eurasiática (OEE), donde en el período anterior los intereses euroatlánticos en competencia eligieron como “eslabones débiles” a Armenia, Bielorrusia y Moldavia, pisoteando los intereses y las aspiraciones de las clases burguesas de estos países y logrando frenar por el momento los planes de aceleración de la unificación capitalista regional desarrollada por Rusia.

En el período anterior tuvieron dificultades tanto APEC (Foro de Cooperación Económica Asia-Pacífico)[23], como ASEAN (Asociación de Naciones del Sudeste Asiático)[24], en los que se refuerza la fricción sobre la postura con respecto a las reivindicaciones de China y la implicación estadounidense en la región.

En el continente americano existen varias asociaciones regionales[25]. Cabe destacar que ALBA (“Alianza Bolivariana para los Pueblos de América”)[26], que fue una alianza de Cuba con gobiernos socialdemócratas, que habían surgido en estados de América Latina, perdió significativas fuerzas después de que surgieron gobiernos orientados hacia EE.UU en los países de América Latina. El ALBA fue particularmente promovida por el gobierno de Venezuela y otras potencias similares que habían surgido con consignas socialistas, para la construcción del “Socialismo del siglo 21” y diversas variantes de esta fabricación ideológica que por supuesto no tenía nada que ver con las leyes científicas de la revolución y la construcción socialistas. Estos gobiernos, que en gran medida contaban con el apoyo de amplias capas obreras y populares, en la práctica expresaron los intereses de sectores de la burguesía que buscaban cambios en la gestión del capitalismo y en sus alianzas internacionales, promoviendo como consigna básica la “soberanía nacional” contra al imperialismo, que en esencia lo identifican con EE.UU. En sus intentos contaron con el apoyo de China y Rusia, lo cual no pasó desapercibido para EE.UU y la UE, que utilizaron todos los métodos, como por ejemplo la congelación de cuentas bancarias estatales, las guerras comerciales, las sanciones económicas e incluso la organización y apoyo de golpes de Estado, para impedir planes antagónicos e imponer derrocamientos políticos “convenientes” para ellos. Nuestro Partido condenó todas las acciones de los imperialistas de la UE y de la OTAN, expresó su solidaridad en primer lugar con todos los PP.CC en los países de América Latina, así como con los trabajadores y los pueblos de la región, que tienen el derecho a determinar su propio futuro sin intervenciones extranjeras, y al mismo tiempo destacó que ninguna gestión del capitalismo puede asegurar la prosperidad y la soberanía populares, excepto el poder obrero.

La búsqueda de EE.UU. por mantener su papel principal y la nueva bipolaridad emergente entre ellos y China, les lleva a un reordenamiento de sus alianzas, a la revisión de acuerdos, a la reestructuración de algunas organizaciones internacionales, a la paralización de otras, cuando no pueden utilizarlos en sus planes. Es indicativo que en EE.UU utilizaron a la Organización de Estados Americanos como “garrote” político en la región en los últimos años[27].

Al mismo tiempo se observa una serie de retiradas de EE.UU de varios tratados y organizaciones internacionales. Así, podemos notar que EE.UU en los últimos años se ha retirado: inicialmente, en 2002, bajo la administración de George Bush, del Tratado sobre Misiles Antibalísticos (ABM), firmado con la URSS en 1972. En 2017 se retiró de UNESCO. En 2018 del Acuerdo nuclear con Irán, firmado en 2015. En 2017 abandonó el Acuerdo Transpacífico de Cooperación Económica (TPP), y además procedió a congelar las conversaciones sobre TTIP con la Unión Europea. En 2018, presionando con abandonar el  TLCAN, que fue firmado en 1994, logró revisarlo en T-MEC[28]. En 2019 abandonó el Tratado sobre fuerzas nucleares de rango intermedio (INF), firmado en 1987. En 2019 se retiró del Acuerdo de París, sobre el clima. El 2020 se retiró del Tratado de Cielos Abiertos[29], firmado en 1992. Todos los datos hasta el momento muestran que incluso el Acuerdo para el control de armas nucleares estratégicas (START III), firmado en 2010 a continuación de los acuerdos anteriores (1972, 1979, 1993, etc.) y expira en febrero de 2021, no se renovará, por responsabilidad de EE.UU. Además se anunció que está considerando nuevos ensayos nucleares, en violación del correspondiente Acuerdo Internacional de 1963.

[23] APEC – Australia, Brunei, Canadá, Chile, China, Hong Kong, Indonesia, Japón, Corea del Sur, Malasia, México, Nueva Zelandia, Papúa-Nueva Guinea, Perú, Filipinas, Rusia, Singapur, Taiwán, Tailandia, EE.UU y Vietnam.
[24] ASEAN – Vietnam, Indonesia, Camboya, Laos, Malasia, Brunei, Myanmar, Singapur, Tailandia y Filipinas.
[25] Tales como MERCOSUR, UNASUR, PROSUR, CELAC, PETROCARIBE, CARICOM, ALBA, OAS.
[26] ALBA – Hoy siguen participando Cuba, Venezuela, Nicaragua, algunos estados insulares más pequeños del Caribe, mientras que la han abandonado Honduras (2010), Ecuador (2018) y Bolivia (2019).
[27] Organización de los Estados Americanos: Asociación interestatal fundada en 1948, tras la Segunda Guerra Mundial, en que desde el inicio ha predominado EE.UU. En el período de la “Guerra Fría” desempeñó un papel de cooperación interestatal anticomunista contra los partidos comunistas y los movimientos obreros y populares, sobre todo de los países de América Latina. Utilizando como pretexto la violación de los derechos humanos, protagoniza hoy en las sanciones y las medidas contra Cuba y Venezuela, sin excluir la intervención militar. Hoy cuenta con 35 estados miembros, es decir casi todos los estados del continente excepto Cuba, Venezuela y algunos pequeños estados insulares del Caribe.
[28] Tratado EE.UU-México-Canadá (T-MEC). Donald Trump había amenazado que EE.UU se retiraría del TLCAN también, a menos que se realizaran cambios radicales. Sin embargo, en un mensaje suyo en el Twitter saludó “el Nuevo acuerdo comercial fantástico entre EE.UU, Canadá y México”.
[29] El Tratado de “Cielos Abiertos” brindaba la oportunidad de vigilancia aérea y registro de las instalaciones terrestres y las fuerzas militares del “adversario”. EE.UU estaba gestando durante años este acuerdo y desde la década de 1950 estuvo pidiendo a la URSS que aceptase un acuerdo similar. Por su parte, la URSS calificó la propuesta como “espionaje legal” y se negaba a consentir. El Tratado se firmó después del derrocamiento del socialismo, en 1992, y tardó 9 años en ser ratificado por el parlamento ruso. En este Tratado participan 34 países.

 

Así podemos ver que varios procesos de cambio en la correlación de fuerzas actual, entre los países capitalistas que están en la “cima” de la “pirámide” imperialista, llevan a reordenamientos y rediseños de los tratados y las organizaciones internacionales.

Organizaciones interestatales internacionales fuertes se han convertido en tapaderas para promover los intereses de EE.UU, de la OTAN y de otras potencias imperialistas. En su interior tienen lugar  enfrentamientos y compromisos temporales entre las poderosas potencias imperialistas. Cuando no se puede llegar a compromisos, se realizan negociaciones, amenazas, e incluso abandonos de los diversos acuerdos, como nos demuestra la postura de EE.UU y de otros países, como Rusia, que llevó a cabo cambios constitucionales para asegurar la supremacía de la legislación nacional frente a leyes y regulaciones internacionales, lo cual corresponde a una actitud similar de los EE.UU.

EE.UU, en un esfuerzo por asegurar su supremacía en el sistema imperialista, busca ajustar a sus propias medidas la red de organizaciones y tratados internacionales que rigen la interdependencia desigual de los estados capitalistas. Es característico que el presidente saliente de EE.UU incluso buscó modificar la composición actual de la Cumbre de los 7 países capitalistas más poderosos (EE.UU, Japón, Canadá, Francia, Bretaña, Italia, Alemania) considerando que es “anticuada” y deberían invitar a Australia, Corea del Sur, India y Rusia, en un esfuerzo de crear una alianza anti-china. Así reafirmó que se da peso especial a la región del Indo-Pacífico y al esfuerzo de atraer a India a los planes estadounidenses, en un entorno de agudización de las relaciones de China-India, junto con Japón y Australia.

 

Tres falsas ilusiones sobre las organizaciones internacionales y el derecho internacional

1.- La “retirada de EE.UU” y el “vacío de poder” en el mundo. Varias fuerzas burguesas y oportunistas interpretan la retirada de EE.UU de varios tratados internacionales, o la reducida presencia militar de EE.UU en varios países como Irak y Afganistán, como una “retirada de EE.UU” y un “vacío de poder” en el mundo, que se cubre por otras potencias. De hecho, los fanáticos de la PAX AMERICANA celebraron, gritando, por la elección del “democrático” Joe Biden como presidente de EE.UU, estimando que “Estados Unidos finalmente ha vuelto”.

Se trata de una “lectura” completamente equivocada de la realidad, ya que EE.UU no habrá de “volver” a ningún lugar, ya que nunca se ha ido. EE.UU., p.ej. en el último período, ha reforzado su presencia militar en Grecia, en Polonia, en los países Bálticos, en el sudeste asiático, en los Balcanes, etc., mientras que en otros lugares la ha reducido. Así pues es un error interpretar los rediseños de los objetivos de EE.UU o la elección de “vínculos”, a los que EE.UU da importancia, como una “retirada” general. Esto vale también para la influencia política de EE.UU. En nuestra región un ejemplo característico es la conclusión del “Tratado de Prespa”, con la intervención de EE.UU para la adhesión de un país más a la OTAN. Además, EE.UU. procedió a un nuevo plan para Palestina, buscando enterrar la solución de los dos estados.

Al mismo tiempo, la tendencia de cambio de la correlación de fuerzas, que tiene que ver con el surgimiento de otras potencias imperialistas, claramente reduce o dificulta hasta cierto punto los planes de EE.UU., como se pudo ver p.ej. en el caso de Siria. Sin embargo, esto no se debe únicamente a EE.UU., sino también al refuerzo de otras potencias que están promoviendo sus propios intereses.

La retirada de EE.UU de una serie de tratados internacionales, que mencionamos más arriba, apunta claramente a un reordenamiento de las alianzas imperialistas a su favor, en un entorno en que las contradicciones interimperialistas crean una “arena movediza”.

2.- La invocación a la ONU y al Derecho Internacional.

La invocación a la ONU y al Derecho Internacional. El Derecho Internacional, como lo conocíamos cuando existía la URSS y otros países socialistas y que fue el resultado de la correlación de fuerzas mundial de estos países con los países capitalistas, ya no existe. Hoy se forma sobre la base de la correlación de fuerzas actual entre las potencias imperialistas. Desgraciadamente, algunos partidos comunistas siguen invocando por ejemplo la ONU y su Carta como si fuera hace 50 años. Como si no hubiera por ejemplo el tratado de la ONU con la OTAN, con lo que la OTAN está comprometida a lanzar operaciones imperialistas asignadas por la ONU como la de 2011 en Libia. Es como si la Carta de la ONU se interpretara según les conviene. Un ejemplo indicativo es la interpretación del artículo 51 (respecto al derecho de un país a la autodefensa contra un ataque armado) que fue invocado por Turquía para invadir Siria y ocupar actualmente el 10% del territorio sirio. Se llega al absurdo cuando en el caso del conflicto entre Armenia y Azerbaiyán, Turquía se pone del lado de Azerbaiyán e invoca el derecho internacional y la necesidad de restauración de su “integridad territorial”, mientras que ésta misma en tres casos (Chipre, Siria, Irak) violó este principio, invadiendo, ocupando territorios extranjeros y dividiendo otros países.

Hoy el Derecho Internacional se vuelve más reaccionario y se utiliza por las potencias imperialistas según les conviene[30], en el contexto de sus antagonismos a expensas de los pueblos. Los comunistas debemos combatir las opiniones que oscurecen este hecho.

3.- El reciclaje del debate sobre la “arquitectura democrática” de las organizaciones internacionales”.

Mientras los desarrollos refutan las falsas ilusiones, alimentadas y fomentadas por varias fuerzas burguesas y oportunistas, de que la “globalización de las economías” lleva a un sistema mundial donde todos los problemas se resuelven “pacíficamente” por el Derecho Internacional y las organizaciones internacionales, al mismo tiempo la búsqueda de soluciones para la “reforma democrática” de las organizaciones internacionales no se detiene, empezando por el Consejo de Seguridad de la ONU, incorporando por ejemplo a la India y otros países grandes, que hoy no son sus miembros. Tales propuestas se presentan como una barrera a las acciones de “potencias imperialistas más agresivas” y como un paso hacia la dominación de un “mundo multipolar”.

Tales percepciones, independientemente de la intención, embellecen ideológicamente la barbarie imperialista mundial, ya que consideran que esta puede cambiar sin que sea necesario derrocar el capitalismo. Niegan la percepción leninista del imperialismo, separando la economía de la política. Para estas fuerzas, el imperialismo consiste en acciones políticas y militares de las fuerzas más “agresivas” contra la “soberanía nacional” de los demás países. Por lo tanto, obvian el hecho de que es el antagonismo monopolista el que conduce a intervenciones militares y guerras imperialistas, no unas “fuerzas más agresivas”. Este antagonismo se desarrolla con todos los medios a disposición de cada país y por supuesto se refleja en los acuerdos interestatales y en las diversas alianzas. En estas alianzas las clases burguesas ceden parte de la soberanía nacional, de los derechos soberanos de sus países, para asegurar su poder y siempre esperan nuevas ganancias. Al mismo tiempo, utilizan medios militares puesto que “la guerra es la continuación de la política por medios violentos”.

[30] Véase artículo de Marina Lavranou: “El Derecho Internacional del Mar a la medida de las contradicciones interimperialistas”, en Kommunistiki Epitheorisi, número 4-5, 2020.

 

La fuerza militar en el mundo de las contradicciones interimperialistas

En las condiciones de los antagonismos entre los estados capitalistas es cada vez más significativo el poder militar de cada burguesía. El ejemplo de Rusia y de la intervención militar en Siria es característico. Hoy Rusia ocupa, en base a diversas evaluaciones, entre el 7o y 12o lugar en lo que respecta su poder económico. Al mismo tiempo, con un poder militar fuerte, logró derrocar en Siria los planes de potencias mucho más poderosas a nivel económico, donde estaban en juego significativos intereses económicos y geopolíticos de la burguesía rusa.

Vemos que el gasto militar mundial para el 2019 se estimó a 1,917 billones de dólares, el 2,2% del PIB mundial, con un aumento de 3,6% en comparación con el 2018 y un 7,2% en comparación con el 2010, para tercer año consecutivo, debido, sobre todo, al gasto militar y a las operaciones de EE.UU y de China. Las ventas internacionales de armas aumentaron un 7,8% en los años 2014-2018 o un 20% en comparación con el período 2005-2009. Asia y el Oriente Medio fueron los principales importadores a nivel mundial.

Para 2019, el gasto militar de EE.UU., que sigue siendo la potencia militar más fuerte en el planeta, se estima en 732 mil millones de dólares, seguido de China (261), India (71,1), Rusia (65,1), Arabia Saudita (61,9), Francia (50,1), Alemania (49,3), Gran Bretaña (48,7), Japón (47,6), Corea del Sur (43,9)[31]. El gasto militar total de los 29 estados miembros de la OTAN fue de 1,035 billones de dólares en 2019.

[31] https://www.sipri.org/media/press-release/2020/global-military-expenditure-sees-largest-annual-increase-decade-says-sipri-reaching-1917-billion

 

En el período 2015-2019, EE.UU se mantuvo en el primer lugar con respecto a las exportaciones de armas con un 36%, seguido de Rusia, Francia, Alemania y China.

Un elemento clave del poder militar de las principales potencias militares son sus armas nucleares. Así que las fuerzas nucleares continúan modernizando su arsenal nuclear, reemplazando viejas ojivas. Las nueve potencias nucleares (EE.UU – con 5800 ojivas nucleares, Rusia – 6375, Gran Bretaña – 215, Francia – 290, China – 320, India – 150, Pakistán – 160, Israel – 90, Corea del Sur – entre 30-40), disponen en total de 13,400 armas nucleares, de las que el 90% pertenecen a EE.UU y Rusia.

En octubre de 2018 EE.UU anunció su retirada del Tratado de Fuerzas Nucleares de Alcance Intermedio (INF), firmado con la Unión Soviética en 1987. Durante estos años se retiraron varios misiles de alcance de 500-5.500 kilómetros. Sin embargo, EE.UU se retiró del INF utilizando como pretexto los misiles rusos 9m729 (SSC-8), culpando a Rusia y diciendo que desde 2016 ha desplegado unos 100 de esos misiles. Por otra parte, los rusos niegan las acusaciones, destacando que estos misiles modernizados específicos tienen un alcance de menos de 500 kilómetros y culpa a EE.UU por la instalación del “escudo antimisiles” en Polonia y Rumania, utilizando lanzadores Mk-41, que se pueden emplear para lanzar misiles ofensivos de largo alcance[32].

[32] http://redstar.ru/yadernyj-shhit-vysochajshej-nadyozhnosti/?attempt=1

 

La rivalidad culmina y los dos países anuncian cambios en su doctrina militar “nuclear”, mientras las autoridades rusas ahora ya hablan de la fabricación de “superarmas” supersónicas, mientras somos testigos de denuncias de ambas partes sobre nuevos tipos, como las armas laser o las armas que provocan cambios climáticos, y en nuevos ámbitos de uso, como el espacio.

Los EE.UU. intentan integrar a China también en un acuerdo de control y limitación de las armas nucleares, dado que la consideran un competidor peligroso, mientras la cuestión básica sobre los armamentos nucleares es la capacidad de hacer el “primer ataque”.

El acuerdo New START sobre las armas estratégicas nucleares (New Strategic Arms Reduction Treaty), firmado en 1991, fue renovado en 2010 y expira en 2021.

Una “herramienta” importante para los planes de guerra de las potencias más fuertes son las bases militares fuera de sus fronteras. Los EE.UU. parece que poseen más de 700 bases de diversos usos en todo el mundo. Además, Gran Bretaña, Francia, Rusia, Italia, Turquía, China, Japón, India tienen bases fuera de sus fronteras.

Sin embargo, en la clasificación de la potencia militar se toman en cuenta muchos factores más que las armas nucleares. Además, la potencia militar de un país no se define solo por la totalidad de su gasto militar, de la adquisición de armas. Factores que se han de tomar en cuenta son el tamaño de fuerzas militares ya conquistado, la supremacía tecnológica, la industria militar fuerte, la capacidad de entrenar y reentrenar en el arte de la guerra y en sus nuevas tecnologías en cada momento,  la modernización constante de los medios militares y el alto nivel de conocimientos técnicos que, en algunos tipos de armas requiere investigación de varios años y gastos elevados, la existencia de bases fuera de las fronteras en combinación con el control de territorios estratégicos, la capacidad de recolección de información, la capacidad de hacer guerra no convencional, etc. Está claro que la potencia militar depende de la fuerza económica, aunque, según lo anterior, esta última de por sí no conlleva automáticamente a la potencia militar.

Las estimaciones sobre la clasificación actual entre los 20 países más potentes en el plano militar es la siguiente: 1) E.E.U.U., 2) Rusia, 3) China, 4) India, 5) Japón, 6) Corea del Sur, 7) Francia, 8) Reino Unido, 9) Egipto, 10) Brasil, 11)Turquía, 12) Italia, 13) Alemania, 14) Irán, 15) Paquistán, 16) Indonesia, 17) Arabia Saudita, 18) Israel, 19) Australia, 20) España.  Basándose en esta estimación, Grecia está en la 33ª posición[33].

Hay que resaltar que las operaciones militares, las misiones imperialistas y las guerras están en el ADN del capitalismo. Las declaraciones pacifistas y las reclamaciones de “parar la guerra” son malignas y desorientan al movimiento si no vienen acompañadas por medidas precisas, como fue por ejemplo, ya en la época de Lenin, la lucha contra los gastos militares en los presupuestos de los estados burgueses, la lucha contra las bases extranjeras, contra el almacenaje de armas nucleares, contra el envío de fuerzas militares al extranjero y, por supuesto, sin el objetivo de la retirada de los países de los planes y las organizaciones imperialistas. El KKE ha demostrado que, en condiciones capitalistas, de participación del país en la OTAN, la mera adquisición de “armas de defensa”, como por ejemplo los sistemas antiaéreos-antimisiles “Patriot”, se pueden utilizar para llevar a cabo ataques. Tal como sucedió con los “Patriot” disponibles por las fuerzas armadas griegas que se decidió enviar a Arabia Saudita, en el marco de los planes agresivos de los EE.UU. contra Irán, o con el envío de barcos militares en el Estrecho de Ormuz, mientras ha sido ya propuesta la misión a Mali[34], donde participan en la guerra fuerzas francesas y de todo el mundo, etc.

Desafortunadamente hay Partidos Comunistas que, en nombre de la “defensa” y del “patriotismo”, participando en diversos gobiernos “de izquierda”, como el PC de Brasil, el PC de España, apoyaron y votaron en favor de los gastos militares, o de las misiones imperialistas al extranjero, bajo los diversos pretextos que usaron los gobiernos burgueses, como por ejemplo el PC Francés.

[33] Fuente:  GLOBAL FIREPOWER –  https://www.globalfirepower.com/countries-listing.asp
[34] Estado de África del Este en el cual está en curso una guerra civil con la participación de fuerzas militares francesas y de la cual Francia importa uranio para sus estaciones nucleares.

 

La participación de la burguesía de Grecia en los antagonismos

La burguesía de Grecia, tal como cualquier burguesía, persigue su mejora geoestratégica. Estima que ésta puede ser lograda a través del estrechamiento de los lazos y un papel más activo en los planes que definen sus relaciones desarrolladas con los EE.UU., la OTAN y la UE en la región. Así, participa activamente en los planes militares-políticos. Estos objetivos se expresan, a pesar las diversificaciones individuales, por los partidos burgueses y sus gobiernos, sean de SYRIZA, socialdemócrata antes, o de la Nueva Democracia, liberal hoy.

La burguesía griega aspira mejorar su posición en los Balcanes y el Mediterráneo sureste, donde tiene importantes intereses económicos. Con el gobierno de SYRIZA llevó a cabo el “Acuerdo de Prespes” para abrir el camino a la integración de un país más en las alianzas imperialistas (OTAN, UE) y, además, según estima nuestro partido, manteniendo el germen  del irredentismo, que a continuación puede llevar a los pueblos a nuevas aventuras. Persigue la colaboración en la explotación de la riqueza energética del Mediterráneo oeste para que ésta sea canalizada hacia los mercados europeos a través del gasoducto EastMed, tal como la construcción de gasoductos en Grecia del norte, por los cuales el gas líquido estadounidense, que llegará a Grecia, se canalizará hacia países de Europa. Todo eso está integrado en el plan de “independización” de Europa con respecto al gas natural ruso.

Persigue la elevación del país en un centro tecnológico, energético y económico de apoyo de los planes euroatlánticos en la región. En este marco pertenece también el uso de los astilleros griegos para las necesidades de la 6ª flota de los EE.UU., de los puertos de Alexandroupoli y Kavala para el transporte del gas natural líquido y las inversiones de fuertes grupos estadounidenses en la rama de informática en Ática. Al mismo tiempo, intenta gestionar la reacción estadounidense a las inversiones de China en las infraestructuras portuarias griegas y en la rama del transporte de electricidad.

El gobierno de SYRIZA promovió el así llamado “Diálogo estratégico entre Grecia y Estados Unidos”, que formó un marco de asuntos económicos, políticos, militares, entre ellos la revisión y expansión del acuerdo entre Grecia y Estados Unidos sobre las bases militares, que tiene importancia decisiva.

El gobierno de ND continuó y completó este plan, con el acuerdo con los EE.UU. que incluye la promoción de la base de Suda y la creación de bases de Drones en Larisa, de Helicópteros en Stefanovikeio y el puerto de Alexandroupolis, que es un eslabón de elevada importancia en los planes estadounidenses, mientras mantiene la base de radar volantes Awacs en Aktio de Preveza y se moderniza la base en Araxos para “hospedar” armas nucleares.

En la práctica, se construye una red de bases militares que  cubre geográficamente todas las zonas del país, transformando a Grecia en un punto de partida para la implementación de planes imperialistas. Con estacionamiento de aviones y helicópteros de combate, amarre de portaaviones, submarinos nucleares, antimisiles de la OTAN y los EE.UU., infraestructura de telecomunicaciones y espionaje, almacenaje de combustibles, infraestructuras para la recepción de fuerzas de tierra para cercar a Rusia y asegurar la transportación hacia diversos focos de guerra en conexión con las bases e infraestructuras militares en la zona del Medio Oriente, en los Balcanes y las bases británicas en Chipre, la posibilidad de lanzar ataques nucleares desde Araxos.

El acuerdo entre Grecia y EE.UU. permite que fuerzas estadounidenses sean instaladas y usadas en todas las unidades del ejército griego, algo que tiene consecuencias múltiples en su papel y orientación, como parte orgánica del ejército de la OTAN.

En práctica, la implicación del país en los planes imperialistas se ha profundizado y ya se han formado enormes peligros de  que nuestro pueblo se ponga en el blanco. Rusia e Irán alertan que, en caso de amenaza contra su seguridad por las bases estadounidenses, van a atacar con misiles.

La agresividad de la burguesía griega se expresa también con el envío de fuerzas militares griegas a decenas de misiones imperialistas en el extranjero.

La tentativa de justificar las misiones griegas al extranjero bajo el pretexto de resoluciones de la ONU, la UE y de la  OTAN, apoyadas por todos los partidos burgueses y ante todo el gobierno de ND y SYRIZA, es provocadora.

La conexión de Grecia a la OTAN y la UE y el fortalecimiento de las relaciones con los EE.UU. constituyen una opción estratégica de todos los partidos burgueses, un elemento esencial del alineamiento estratégico.

El objetivo de la burguesía de formar un “eje” con Israel, Egipto y Chipre fortalece la implicación del país en contradicciones que tienen que ver con las alianzas en las que participa. Mucho más mientras el estado de Israel es fuerza ocupante de Palestina y asesina a su pueblo, está en conflicto con Irán, ocupa y bombardea territorios sirios, y Egipto está implicado en la guerra en Libia, y tiene intereses generales en la región. La euforia que se cultiva no tiene ninguna base y en todo caso se beneficiarán los monopolios de la energía que asumirán el gasoducto EastMed y no nuestro pueblo, ni los otros pueblos.

Nuestro Partido condena la participación activa de la burguesía de Grecia en los antagonismos y resalta que ésta implica al país en desarrollos peligrosos, en planes sangrientos contra otros pueblos, mientras la clase obrera y las capas populares se convierten en un rehén de las guerras imperialistas. Al mismo tiempo, nuestro partido ha superado una percepción que tenía en el pasado y que, lamentablemente, sigue intensa en las filas de muchos Partidos Comunistas, que ven la participación de sus países en los planes imperialistas como consecuencia de la “sumisión” del gobierno burgués o de alguna parte “compradora”, “servil”, de la burguesía del país, que se “arrastra” por los imperialistas de los EE.UU. en planes ajenos. El KKE estima que la participación de nuestro país en los planes imperialistas no se debe a que la burguesía y sus gobiernos sean “serviles”, sino a los intereses de la burguesía, que se pueden servir a través de su participación en los organismos y planes imperialistas. La división de la burguesía en “patriótica” y “compradora” es engañosa y las contradicciones que se pueden expresar en su interior no tienen que ver con el patriotismo o la subordinación de partes de ella, sino con las medidas y la forma de gestión del sistema y de aumento de las ganancias de uno u otro sector, o incluso de su totalidad como clase dominante.

Al mismo momento, nuestro Partido, en contradicción con lo que sucede en otros países y algunos partidos de “izquierdas” o comunistas, no “comparte” con la burguesía y sus partidos, en nombre de la “unanimidad nacional”, la visión que ésta cultiva sobre la “mejora” de la posición internacional del país. En primer lugar, consideramos que no puede haber “unanimidad nacional” con aquellos que explotan a la clase obrera y las demás capas populares. Los intereses de la burguesía están en dirección contraria a los de la clase obrera, y entre ellos no puede haber ninguna “unanimidad nacional”.

Claro está que, en el programa del Partido, consideramos que Grecia está “en una posición intermedia en el sistema imperialista internacional, con dependencias desiguales y fuertes de los EE.UU.  y la UE[35]”. Sin embargo, nuestro Partido no puede luchar para la “mejora” de la posición del país, para que las dependencias disminuyan, se fortalezca la “soberanía nacional”, según la entienden otras fuerzas comunistas, como primera etapa hacia el socialismo. En primer lugar, los mismísimos desarrollos demuestran que la “mejora” de la posición del país viene con la implicación aún mayor en los organismos imperialistas. Pero incluso en aquel caso teórico y extremo de que una Grecia capitalista saliera de la OTAN, la UE, la alianza estratégica con los EE.UU., quedarían miles de “hilos” de interdependencia de ésta con los demás países capitalistas, a causa de la internacionalización del capitalismo, un fenómeno incluso descrito por Marx. Una Grecia en la que la burguesía seguiría con las riendas de la economía y del poder, que explotaría al pueblo griego, así como a otros pueblos, desde una posición más fuerte que hoy, en nombre del fortalecimiento de la “soberanía”, no tiene nada que ver con el objetivo de la existencia del KKE. Nuestro partido considera que las dependencias desiguales de nuestro país con los EE.UU., la UE y el resto del mundo capitalista se pueden derogar sólo al dominar el poder obrero en el país, y lucha por este objetivo.

[35] Programa del KKE. 19º congreso del KKE, 2013. http://inter.kke.gr/es/articles/Programa-del-KKE/

 

Los peligros de una guerra en el mar Egeo y la así llamada “explotación conjunta”

Las relaciones de las burguesías de Grecia y de Turquía, en las que ambas persiguen mejorar su posición, ha llevado al incremento del  peligro de una guerra en el mar Egeo y en el Mediterráneo oriental.

El Estado burgués de Turquía ha ascendido entre los 20 estados capitalistas más fuertes del mundo, así como de la OTAN, y persigue la mejora de su posición aún más a nivel regional y global. Hoy ha invadido y mantiene tropas de ocupación en 3 países, bases militares en los Balcanes y el Medio Oriente, en África, está implicada abiertamente en la guerra civil en Libia, así como en el conflicto en Nagorno-Karabaj. Busca utilizar para sus planes en diversas regiones  (Balcanes, Crimea, Asia Central, Medio Oriente), la doctrina religiosa, grupos minoritarios, la comunidad lingüística, rasgos culturales, etc. La burguesía turca en su conjunto apunta a la mejora de su papel, sin embargo surgen diversificaciones en su interior respecto a los medios y sus alianzas internacionales necesarias. En el marco de la “doctrina”  política “neo-otomana”,  que ha elegido como “vector”  de sus intereses, la parte dominante de la burguesía turca aparece como “defensor” del pueblo palestino, y en conflicto no sólo con Israel, sino también con las burguesías del Egipto y de Arabia Saudita. Persiguiendo negociar desde puestos fuertes con los EE.UU., la OTAN, la UE, desarrolla relaciones importantes con la burguesía de Rusia, y se ha equipado con los sistemas antiaéreos-antimisiles S-400, que pueden causar cambios importantes en la correlación de fuerzas militares en el mar Egeo.

Las relaciones de las burguesías de Grecia y Turquía, según las situaciones, se caracterizan por las aspiraciones de colaboración y antagonismo, sin  embargo los pueblos de los dos países no tienen ningún beneficio de estas relaciones.

Los últimos años la agresividad turca culminó con la contestación de las fronteras en el mar Egeo y el Ebro, de la soberanía griega en decenas de islas del mar Egeo, la aspiración de adquirir parte de la plataforma continental y la Zona Económica Exclusiva de Grecia, que, según el Derecho Marítimo Internacional, no le pertenece. En esta dirección surgió la declaración de parte del Estado turco sobre la llamada “Patria Azul”, la firma del acuerdo entre Turquía y Libia con la autoridad-títere de Libia, que traspasa los derechos soberanos de Grecia, así como el aumento de los vuelos por encima de islas griegas, ejercicios militares, investigaciones, o incluso perforaciones en el Mediterráneo Oriental, en zonas de la plataforma continental y la Zona Económica Exclusiva de Grecia y de Chipre, arrestos de soldados en la frontera del río Ebro, la agitación de asuntos que tienen que ver con las minorías, el “uso” de la cuestión migratoria y de los refugiados.

En estas condiciones, existe la amenaza de la mediación y arbitraje de EE.UU. y de la OTAN y ha vuelto la posición turca de explotación y gestión conjunta del mar Egeo, de una solución de beneficio mutuo que proyectan los EE.UU. y la OTAN, mientras también se examina la explotación y gestión conjunta con Turquía de zonas marítimas de Chipre.  Esta explotación conjunta no tiene que ver con el bienestar de los pueblos, sino con las ganancias de los monopolios, y “mina” el futuro de los dos pueblos, así como el medio ambiente.

Nuestro Partido defiende los derechos soberanos del país desde el punto de vista de la clase obrera y de las capas populares, como parte integrante de la lucha por el derrocamiento del poder del capital. Ha advertido a los trabajadores de que, en las condiciones actuales, esto no puede ser garantizado por los gobiernos burgueses y las alianzas imperialistas, mientras el derecho internacional se reescribe por los imperialistas y el Tribunal de la Haya funciona dentro de un marco de intenciones políticas. La paz, la seguridad de los pueblos, no puede ser garantizada en este marco. La lucha de los dos pueblos se debe dirigir hacia la eliminación de la causa que genera contradicciones, conflictos, guerras, hacia el derrocamiento del poder del capital y el desencadenamiento de las uniones imperialistas.

El KKE, orientado firmemente hacia el desarrollo de la amistad, la solidaridad internacionalista entre la clase obrera y los pueblos de los dos países, ha creado relaciones estrechas con el PC de Turquía, a fin de que se fortalezca la lucha antiimperialista del movimiento obrero-popular en los dos países contra las burguesías y la participación, la implicación de Grecia  y de Turquía, en los planes imperialistas, para que las fronteras sean inviolables, por su desencadenamiento de los organismos y uniones imperialistas de la OTAN y la UE, que son una fuente permanente de consecuencias dolorosas para los pueblos.

 

El marco y los desarrollos internacionales como aspecto del conflicto ideológico-político en el Movimiento Comunista Internacional

En las filas del movimiento comunista internacional (MCI), se está llevando a cabo un duro conflicto político-ideológico sobre toda una serie de cuestiones. Un aspecto importante es también la confrontación de la situación internacional, de los desarrollos internacionales. Es típico que la crisis capitalista internacional, para la cual la pandemia tuvo un papel de catalizador, se intenta interpretar desde algunos partidos como resultado de la pandemia o de una forma de gestión del capitalismo, del neoliberalismo, absolviendo así a la socialdemocracia y al modo de producción capitalista en su totalidad, que es responsable por las crisis.

Muchos asuntos, alrededor de los cuales hay conflicto, fueron presentados en las páginas anteriores. Sin embargo, en un intento de resumir brevemente, podríamos decir que cuestiones básicas son el abordaje del capitalismo contemporáneo, del entendimiento del imperialismo, así como de las leyes de la revolución y construcción socialista.

Prevalecen opiniones sobre la resistencia del capitalismo, las posibilidades de su  “humanización” y de su “democratización”, del uso de los avances tecnológicos en favor de las fuerzas populares con la intervención activa de los Partidos Comunistas también a nivel gubernamental. En este marco se reproducen posiciones sobre la “unidad de la izquierda”, de  “fuerzas democráticas o patrióticas”, de “colaboración con la socialdemocracia de izquierdas” y de “gobiernos de centroizquierda”, de los “nuevos frentes antifascistas y contra el neoliberalismo”, etc.

La identificación errónea del imperialismo con los EE.UU., con una política agresiva o sólo con algunos países capitalistas, sin que se tomen en cuenta los reordenamientos actuales, puede llevar a opiniones tragicómicas; de considerar p.ej. a Erdogan, presidente del Estado burgués turco, como “antiimperialista”; o a que no se considere a Rusia una fuerza imperialista, sino una “región” débil del sistema capitalista global que puede también jugar un “papel antiimperialista”.

Se trata de grandes confusiones ideológicas y políticas que están muy lejos de la percepción leninista sobre el imperialismo.

Todo lo anterior se combina también con las confusiones sobre las leyes económicas y políticas de la revolución socialista y la sociedad comunista, centradas sobre la interpretación de la construcción socialista-comunista en el siglo 20, de las causas del derrocamiento contrarrevolucionario. Entre una serie de Partidos Comunistas se forma la posición oportunista de que en China se está “construyendo el socialismo con rasgos chinos” con un cierto compromiso hacia el capital y que, junto con Rusia, juegan un papel positivo en los desarrollos internacionales. Este abordaje, que constituye una separación de la política de la economía, también contrasta con la percepción leninista sobre el imperialismo. Y eso porque el imperialismo es el capitalismo monopolista. No puede haber imperialismo “pacífico”, “no agresivo”, tal como no puede haber monopolios “filántropos”. Las mejores posiciones que posiblemente podría tomar una u otra potencia capitalista fuerte, como Rusia y China, en una u otra cuestión internacional, p.ej. sobre el cumplimiento de los principios del derecho internacional, o contra la revisión de los resultados de la 2ª Guerra Mundial, se toman únicamente al servicio de sus planes;  “se basan” en las relaciones diplomáticas de muchos años desde el período de la construcción socialista, que tienen una cierta continuidad, para mantener, reforzar u obtener alianzas. En todo caso, no nos podemos distraer de la realidad, y reciclar estimaciones erróneas que tenía el PCUS y que reproducía el movimiento comunista internacional en el pasado sobre la “coexistencia y competencia pacífica” en condiciones de imperialismo, y otras percepciones utópicas y no fundamentadas sobre “sistemas de seguridad”.

Para nuestro Partido una conquista y base importante es el estudio de la construcción socialista en la URSS, también para los asuntos mencionados anteriormente, entre otras cosas el abordaje crítico en las resoluciones del 19º y 20º Congreso y del viraje oportunista que los siguió. Sin embargo, la mayoría de los Partidos Comunistas todavía no han desarrollado tales estudios, mantienen grandes confusiones sobre el carácter de la China actual, de Rusia, de otros estados integrados en el sistema imperialista. Esto puede causar consecuencias trágicas también en cuanto a su postura en la cuestión de la guerra en la  época del imperialismo, cuando el movimiento comunista, con un frente estable ante los centros imperialistas de los EE.UU., la OTAN y la UE, no debe arrastrarse cerca de ninguna fuerza imperialista, sino al contrario, tiene que defender coherentemente los intereses de la clase obrera en conflicto con la burguesía y no optar por “una bandera ajena” bajo la presión de fuerzas pequeñoburguesas y también bajo presiones nacionalistas a las fuerzas obreras.

Los comunistas deben fortalecer el frente tanto contra las percepciones del cosmopolitismo, que abordan las alianzas internacionales de las burguesías (UE, OTAN, BRICS, etc.) de forma no clasista, así como del nacionalismo, de la “pureza racial de la nación y de la cultura”, y de las demás  percepciones racistas desarrolladas contra los inmigrantes y los refugiados.

Cada Partido Comunista tiene la responsabilidad de estudiar los desarrollos internacionales sobre la base de la teoría marxista-leninista. Sacar conclusiones e informar a los trabajadores en su país y a nivel internacional. Mantener también un frente contra las fuerzas burguesas y oportunistas en las cuestiones internacionales, o en las que se denominan “cuestiones nacionales”. Coordinar su acción con los demás partidos comunistas y obreros y buscar trazar una línea revolucionaria actual, dentro del movimiento comunista internacional, que responda al carácter de nuestra época, como época de transición del capitalismo al socialismo.

 

 

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** Publicado en la Revista Comunista KOMEP, Órgano ideológico y político del CC del KKE, numero 1, 2021.

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