Editorial. ¡Contra todo gobierno burgués, por el poder obrero!
Editorial
Señalar las afectaciones que el actual gobierno de López Obrador y MORENA han causado a los trabajadores, no implica que se deba voltear atrás para elegir como alternativa a algún otro partido burgués (PRI, PAN, PRD, PVE, MC…) que esté igualmente comprometido con los monopolios de México y Estados Unidos. La conclusión a la que los trabajadores de México deben llegar es que, tanto el actual gobierno como los anteriores son administradores de los intereses de los grandes empresarios y enemigos suyos. Esto se demuestra mientras los monopolios siguen incrementando en millones sus ganancias a costa del sudor, salud y vida de los trabajadores, y éstos se ven sometidos a la austeridad salarial y de servicios de salubridad, educación, cultura, etc. con la complicidad del Estado.
Por tanto, la verdadera defensa de los intereses de los trabajadores pasa por luchar contra todo gobierno burgués y a favor del poder obrero, única forma de gobierno que garantiza que la riqueza generada por la clase obrera sea plenamente disfrutada por ésta.
La afirmación de que la disyuntiva no está entre reafirmar el gobierno actual o volver a alguno de los anteriores, sino entre la continuación del dominio de los monopolios (con el color y siglas que sea) o la instauración de un gobierno de trabajadores, es aplicable a la situación de México y todo país donde existe el capitalismo, además es vigente ahora y en el futuro; y es también la diferencia entre el camino de la reforma y la revolución. Tanto en Chile como en Colombia, en Estados Unidos o Francia, en la India o Grecia, y en todo país donde recientemente se han dado movilizaciones, la opción está entre encaminar el hartazgo ante la explotación y la opresión rumbo a una salida revolucionaria o colaborar con la recomposición de la dominación burguesa.
Para que las protestas contra el desempleo, el aumento de impuestos, la represión, el racismo, la pobreza, los recortes sociales y la precariedad laboral, puedan convertirse en un torrente revolucionario, se requiere de un partido verdaderamente de los trabajadores, un partido dirigido por la clase obrera, un partido que proponga la ruptura con el actual orden político y económico. Se requiere pues, de un Partido Comunista que difunda su programa de lucha y sus consignas de construir un orden social nuevo, un partido que no colabore con las fuerzas burguesas disfrazadas de “izquierda”, ni se haga cómplice de los explotadores.
Algunos se preguntarán si las propuestas de los comunistas son viables y vigentes, sino bastará con algunas reformas o la “lucha contra la corrupción” para poder resolver los grandes problemas nacionales que afectan a los trabajadores. La respuesta es que mientras en México existan más 55 millones de pobres a la par de empresarios que acumulan fortunas millonarias, mientras el acceso a la salud, el empleo, la seguridad social no sean para todos los trabajadores, entonces la alternativa de una nueva sociedad es vigente y necesaria, al igual que la lucha de clases y el poder obrero como instrumento para construir dicha sociedad.
Ni el actual gobierno ni los anteriores han logrado resolver las problemáticas sociales, ni se podrán solucionar mientras la explotación de los trabajadores sea la base de la actual sociedad. Y mientras la explotación continúe, queda abierta la posibilidad de que la protesta y la revuelta irrumpan aún bajo este gobierno que por múltiples medios (represión, cooptación, recorte de recursos, creación de programas sociales populistas) ha buscado desmovilizar a las organizaciones políticas y sociales. Por esto los comunistas, que hemos mantenido nuestra oposición contra todo gobierno burgués, debemos difundir desde hoy la idea de que ¡si no hay poder obrero, no hay cambio verdadero!, para que cuando los vientos de la insumisión soplen en México, la clase obrera tenga un horizonte claro.
Esto implica que en cada fábrica, en cada barrio y en cada escuela, debe circular El Machete y se debe conocer la propuesta política de los comunistas; se debe divulgar que la única alternativa real para terminar definitivamente con el pauperismo es el poder obrero; se debe organizar a los trabajadores en torno a las demandas económicas para que en este proceso de lucha reconozcan su importancia y fuerza; y se debe acercar al Partido Comunista de México a todos los trabajadores y trabajadoras que estén de acuerdo con la necesidad de cambiar la situación actual de precariedad en que viven la mayoría de los trabajadores.