La Tercera Ola, Otra Vez, Descontrolada
Por: Héctor Ramírez Cuéllar
En el momento de redactar este comentario, los datos acerca del comportamiento de la variante ÓMICROM, están en constante aumento, en México, oficialmente, más de 300 mil fallecidos, un promedio diario de 5000 infectados, si bien el índice de hospitalización y de letalidad, siguen siendo bajos. Estamos inmersos en lo que los especialistas denominan una tercera ola de COVID, mientras en los países europeos ya se habla de una cuarta y hasta de una quinta. Prácticamente en la mayoría de las naciones del mundo ya se están tomando medidas muy severas, se están cerrando actividades productivas, se están suspendiendo muchos vuelos internacionales y se están estrenando nuevos medicamentos, todas las partes participantes están en un proceso de continuidad y de defensa del status quo, respecto a los inicios de esta pandemia, hace ya dos años en los que el sistema capitalista se ha adaptado para obtener beneficios directos e indirectos en contra de los trabajadores.
Han sido las grandes empresas internacionales fabricantes y distribuidoras de vacunas las que se han beneficiado en primer lugar pues, según datos publicados, han obtenido ventas por más de 356 mil millones de dólares y ya se preparan para ampliar su producción y el volumen de sus transacciones comerciales, para enfrentar a Ómicron, en el momento en que solo 34 países del mundo, los países más desarrollados, tienen índices de vacunación aceptables, el resto de las naciones de África, Asia y América Latina, siguen siendo los más atrasados en el cumplimiento de las metas que ha formulado la Organización Mundial de la Salud, pues no disponen de recursos suficientes para adquirir los volúmenes de antígenos que requiere su población.
Está en marcha un proceso perverso, propio de la esencia del régimen capitalista, que consiste en que los contratos de provisión de vacunas solo los pueden pagar las grandes naciones europeas y los Estados Unidos, algunos países de nivel medio de desarrollo como México, que “amarran” las operaciones de compra venta con la debida antelación, otorgando anticipos considerables, adquiriéndolos a mediano y largo plazo, y pudiendo transportar y almacenar los antígenos bajo mejores condiciones tecnológicas.
Tenemos el caso paradigmático de los Estados Unidos que tiene vacunas para inocular hasta tres veces su población nacional e incluso se dan el lujo de hacer algunos regalos a ciertos países como México, tiene dosis en cantidades sobrantes pues una parte de su población no desea vacunarse por razones religiosas o ideológicas, puede incluso cancelar millones de unidades porque existen serias deficiencias en sus sistemas de enfriamiento, y de conservación. Prefieren que se echen a perder las vacunas que ofrecerlas a los países que no tienen divisas para adquirirlas que son la mayoría de las naciones del mundo.
La dirección de la OMS también opera por motivos políticos pues sigue retrasando la autorización de las vacunas chinas, rusas, y cubanas no obstante que está comprobado, científicamente, que tienen las mismas características generales que las vacunas de las grandes empresas internacionales, otorgando a ellas, por lo tanto, una ventaja comercial muy considerable pues en este campo no tienen competidores, ni existe la libre competencia, en el mercado mundial.
Obrando contra ese estricto control monopólico, la Cofrepris de México, otorgó el permiso para distribuir la vacuna cubana ABDALA, que tiene una cobertura de protección del 9O%, a tres dosis, como ocurre con algunas de las europeas que tienen mayor imagen comercial, pero todavía falta que se realicen las operaciones de compraventa y de trasporte hacia nuestro país.
Está comprobado que la mejor arma o el mecanismo más idóneo para enfrentar las sucesivas etapas en que se desarrolla la epidemia de Covid, además de las medidas sanitarias de conocimiento y de observación universales, es la aplicación de programas generales de vacunación, que comprendan desde los niños hasta los adultos, es decir, la vacunación masiva y total, pero para ello se requiere la aplicación de grandes volúmenes de recursos financieros, pero algunos grupos de poder se resisten a ello, afirmando que existen otros rubros de la economía nacional que son más importantes, aunque con ello se tenga que sacrificar la vida de millones de seres humanos.
Por otra parte, el mecanismo que aprobó la ONU, precisamente para hacer más equitativo el acceso de las vacunas y de medicamentos, como el INOVAC, simplemente no ha funcionado pues el mercado se rige también por la manipulación y el control que ejercen los grandes fabricantes, y los poderosos distribuidores y comerciantes, factor que estimula e incrementa la injusta distribución de la riqueza a nivel planetario y contradice la esencia del globalismo y el multilateralismo, de que se ufana, pero que no practica el capitalismo. Esta lucha no es propia de la Asamblea general de la ONU, como la presentó recientemente el presidente López Obrador, sino de las instancias internacionales de carácter comercial, como UNCTD o otras de la misma naturaleza.