Por: Héctor Ramírez Cuéllar

Ricardo Aldana Prieto ganó las elecciones para la Secretaria General del Sindicato de Trabajadores Petroleros de la República Mexicana, en el marco de unos comicios en donde se presentaron, además, 22 candidatos opositores. La organización tiene 89 mil trabajadores de planta registrados, 470 centros de trabajo, 36 secciones y estuvo dirigida durante 28 años por Carlos Romero Deschamps. Aldana obtuvo 44, 983 votos, mientras que sus más cercanos competidores, César Lozano y Cecilia Sánchez, sumaron cada uno de ellos unos 4 mil votos.

Se interpusieron antes de las elecciones 77 recursos de inconformidad y durante el proceso comicial 114 quejas, las cuales tendrán que ser analizadas y dictaminadas por los funcionarios del Centro de Conciliación y Registro Laboral, dependiente de la Secretaria del Trabajo, que anunció que después de un plazo de 10 días emitiría la Toma de Nota, con la cual, finalmente, se reconocería, en forma oficial, al triunfador.

Aldana admitió, en un encuentro con los periodistas, que desde hace varios años habían surgido diferencias políticas con Romero Deschamps, pero no precisó cuál sean estas, deseando probablemente que no se asociara su candidatura con una posible continuidad política, respondiendo así a las protestas que había surgido de los grupos opositores que por cierto se presentaron en una de las conferencias de prensa del Presidente Andrés Manuel López Obrador, pero ninguno de ellos formuló opiniones políticas y sociales importantes, sino solo se limitaron a atacar al ex tesorero del Comité Nacional del sindicato.

Esta elección debe ser examinada cuidadosamente porque se trata de una agrupación gremial muy significativa pues sus miembros prestan sus servicios a la empresa estatal más grande del estado, Petróleos Mexicanos y es la primera, de esa magnitud, a la cual se le aplican las normas de la reforma laboral, situación que tendrá repercusiones decisivas en la titularidad del contrato colectivo de trabajo, uno de los cuales tiene un mayor peso específico a nivel nacional no solo por el número de agremiados que tiene acreditados, sino por el enorme pasivo que sufre debido a la gran cantidad de jubilados y pensionados que registra y a los salarios que perciben, que son muy superiores a los del promedio nacional.

El Presidente López Obrador ha estado muy cerca del sindicato petrolero desde que asumió su cargo, ya que precisamente uno de los objetivos de su gobierno ha sido el de rescatar a PEMEX de las grandes dificultades financieras y técnicas en que se encuentra, de la recomposición de las refinerías existentes y de la construcción de Dos Bocas, con la finalidad, dice, de reducir las importaciones de gasolinas, tratando de avanzar hacia una refinación suficiente de los hidrocarburos. Por ello le interesa no solo la actividad presente, sino el futuro inmediato de la organización sindical.

Morena no tiene cuadros obreros preparados, no ha formulado una concepción acerca de las luchas de los trabajadores industriales, de sus problemas y perspectivas en el mundo globalizado de la actualidad, no se ha podido desarrollar la corriente del dirigente minero, Napoleón Gómez y la CATEM, encabezada por el empresario Pedro Haces, no ha avanzado realmente en la conquista de los trabajadores que formalmente estaban afiliados a las organizaciones que pertenecen al Congreso del Trabajo y los grupos socialcristianos apoyados por la Secretaria del Trabajo tampoco han crecido no obstante que tienen un terreno político propicio para lograrlo, debido sobre todo a la decadencia política y social que sufre la CTM.

Es más fácil influir y manipular a los adultos mayores, a las madres solteras, a los jóvenes que no estudian ni trabajan, que a los obreros industriales porque éstos, pese a los graves retrocesos que ha sufrido el movimiento sindical, tienen una mayor experiencia social y política, se han enfrentado no solo a las políticas de los gobiernos progresistas de la etapa del desarrollo estabilizador y a las de los neoliberales y han mantenido vigentes sus convicciones de clase, aunque sea solo de una manera intuitiva y en el marco de la pandemia del coronavirus han sido una clase social muy afectada, sobre todo, además, por las bajas tasas de inversión del gobierno y de los capitalistas privados, y por la carencia de apoyos sociales, han sufrido el aumento de los niveles de desempleo y la desaparición de miles de pequeñas y medianas empresas. En el año 2018, ellos no votaron por López Obrador, como sí lo hicieron muchos miembros de las clases medias de las ciudades y, por lo tanto, no se encuentran identificados con las causas de la cuarta transformación.

Al referirse al sindicato petrolero, el gobierno federal ejerció una gran presión en contra de Romero Deschamps, acusándolo de enriquecimiento ilícito, de una gran desviación de recursos que eran propiedad de los trabajadores, descubriendo que había acumulado una riqueza enorme, que tenía muchas inversiones en los Estados Unidos, permitiéndole incluso que se jubilara pagándole una cantidad muy elevada, a cambio de que dejara de participar y de influir, en forma preponderante, como lo hizo durante muchos años, en la vida interna de la organización obrera.

Con base en estos acuerdos, tácitos o explícitos, ese dirigente abandonó oficialmente el sindicato, pero dejó establecida y funcionando una poderosa estructura organizativa en la mayoría de las secciones, muchos de los vicios y de las deformaciones que caracterizaron a este tipo de sindicalismo se mantuvieron vigentes se deslindó del PRI al que había pertenecido durante toda su vida y también se separó de la CTM, despreciando a la dirigencia sindical encabezada por Ángel Aceves. Sin manifestarlo de una manera expresa ya no era un problema político para el régimen obradorista y, por el contrario, se acercó políticamente con el Presidente, como hizo en su momento con los panistas Vicente Fox y Felipe Calderón.