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Reseña de la Obra Teatral “Mi nombre es GUERRA”

 

 

 

Por: Iván Carreño

 

La propuesta teatral expuesta en el centro cultural del bosque en el teatro “El Galeón” nos habla de la vida de Ana Luisa Guerra quien fue parte de la valiente generación de jóvenes que realizo el movimiento socialista armado en México integrándose a la Liga Comunista 23 de septiembre y sufriendo la persecución política y militar que se llevó a cabo por el gobierno en turno contra la juventud organizada y revolucionaria, la represión de estas generaciones usualmente es poco tocada por la historia oficial y casi ignorada por el grueso de la población, sin embargo, la obra no solo nos habla de este periodo histórico o una historia personal, contada por un familiar de Ana Luisa, sino que no habla de un problema actual más allá de las cifras, poniéndole rostro y humanidad a este problema, humanidad que usualmente es retirada cuando se habla de esta problemática desde los organismos gubernamentales.

Cabe resaltar algunas cosas de esta puesta en escena, la primera es que la ubicación del recinto donde se presenta es frente al campo militar número 1 donde la mayoría de los sobrevivientes de la represión señalan como la principal cárcel clandestina del país e incluso de forma reconocida se le retiró un espacio para crear a un lado del campo, el memorial a las víctimas de la violencia del Estado que dicho sea de paso está prácticamente en el olvido al igual que los expedientes y registros sobre este periodo que el presidente López Obrador no abre en su totalidad no mostrando ni a víctimas ni a perpetradores.

Otro dato a resaltar es que la mitad del equipo de la producción de dicha obra sufrió en persona o algún familiar cercano, la lamentable situación de la desaparición forzada que nos demuestra que la violencia del Estado sigue existiendo como también se lo recordaron a Alejandro Encinas presidente de la comisión de acceso a la verdad por violaciones a los derechos humanos 1065-1990, el 22 de junio en las instalaciones militares que ya hemos mencionado los familiares de los detenidos desaparecidos de la época priista y actual, que siguen buscando a sus parientes.

También es importante rescatar y es el motivo de la reseña que esta obra no es contemplativa e invita y obliga a tomar acción en la obra decorando la sala y el escenario con un significativo ejercicio de papiroflexia, música y el escuchar los relatos de los asistentes, que en ese momento son desconocidos entre ellos, pero que increíblemente se relacionan con la obra al relatar sus experiencias, lo que convierte a un desconocido en actor en segundos, relatando brevemente su experiencia como torturado, secuestrado o familiar de la víctima, esta toma de acción por parte de todos es lo que hace esta obra tenga mayor significado pues nos recuerda que no solo no podemos permitir la impunidad y el olvido de estas acciones tanto como para las víctimas como victimarios como es el caso del nefasto y longevo Luis Echeverría muchas veces señalado como el principal artífice de la “guerra sucia” el ex secretario de gobierno con Díaz Ordaz y eventual presidente de la república sigue pendiente de pagar los crímenes de lesa humanidad que realizo junto a sus esbirros y que al día de hoy este gobierno que se pinta como progresista ha dejado de lado, por lo que es posible que los familiares de las víctimas así como sociedad mexicana deba seguir esperando o mejor aun organizando la batalla contra la impunidad que parece estar en carnada en el sistema político mexicano.

Finalmente, el autor recomienda la obra y reconoce el gran esfuerzo que esto significo para los creadores y participantes esperando que todos los asistentes conviertan esa rabia en organización para que nunca más se repita lo que nunca debió suceder.

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