Por: Lucía Roble

 

En la lucha por los Derechos laborales y humanos, muchas veces sentimos frustración impotencia, ya que se lucha desde distintos frentes que se entrelazan fuertemente entre sí. Teniendo como punto de partida el sistema capitalista, que a toda costa intenta continuar con sus ganancias insaciables y acumulación de capital a través de la explotación laboral de los trabajadores, reduciendo la Seguridad Social y los salarios gradualmente y sumiendo a la clase trabajadora en la precariedad y la desprotección.

Otro aspecto contra el que tenemos una lucha continua es contra la religión qué funciona cómo alienante de la clase trabajadora, aleccionando para que se acepte una realidad de miseria sin protestar, permitiendo que los patrones exijan trabajar de manera exhaustiva por mínimos derechos y que ante estas condiciones solo quede resistir con abnegación.

Otro enemigo es la educación burguesa vista como una mercancía en el capitalismo, creada para formar personas sumisas y conformes con la situación que viven. A pesar del discurso en cada una de las reformas y los nuevos modelos educativos, en los que parlotean acerca de fomentar un pensamiento crítico, la realidad es que, al estado y la burguesía, les interesa muy poco tener personas preparadas y que cuestionen la realidad que viven. Prueba de ello es el escaso recurso económico dispuesto para la educación nacional en el presupuesto.

Todo esto ocasiona qué el principal objetivo de nuestra lucha sea concientizar a la clase trabajadora para unirse y organizarse en una sola lucha común y con carácter clasista, en contra de la explotación capitalista y en la defensa de nuestros derechos laborales y humanos

El enemigo principal es la burguesía que en todos los espacios promueve la ignorancia y apatía de los explotados, quiénes debido a las condiciones de alienación en la que se encuentra nuestra clase, prefieren estar instalados en la miseria sin luchar organizadamente para tener una mejor vida.

No queda mucho tiempo ni energía para reflexionar, después de las extenuantes jornadas laborales, que depende de cada uno de nosotros tener mejores condiciones de vida. Sin embargo, a pesar de que puede ser cansado y extenuante, es una conclusión a la que debemos llegar.

No caer en el juego mediático y discursivo de políticos qué ofrecen una vida mejor si se esfuerzan, como producto de su trabajo, ya que los únicos que se enriquecen a costa de este esfuerzo son los mismos empresarios explotadores.

La tarea es larga y difícil pero no imposible. debemos informar constantemente a nuestros compañeros trabajadores, interesarlos en su entorno, arrancarlos de las garras de los medios de comunicación que transmiten lo que el gobierno desea, necesitamos crear conciencia de clase y dar la esperanza de qué podemos realmente cambiar nosotros la situación.

En ese camino andamos, pues poco a poco estamos logrando organizarnos y unirnos para mejorar nuestra situación y transformar el sistema económico del país. Los opresores lo saben y por eso su urgencia de militarizar al país para endurecer las medidas represivas en contra de esta revolución que están viendo venir.

¡Ánimo, compañeros trabajadores, si es podemos cambiar el mundo y tener una vida digna para nosotros y las futuras generaciones!