Sección Letras Rojas
Aprovecharemos esta sección para rescatar la poesía del comunista , pues en los compendios que existen sobre su obra se han dejado de lado los poemas que publicó en el periódico del PCM La Voz de México. La selección del poema responde al 70 aniversario del fallecimiento de José Stalin incluimos el poema
Ese nombre es Stalin
Ramón Martínez Ocaranza
Desde la cárcel, donde la victoria;
desde las duras pruebas del héroe desterrado;
desde el mar donde aún se encuentra desatado
el puño de la muerte;
desde todos los pueblos oprimidos y heridos
donde aún la ceniza
se yergue con gritos de odio y de venganza,
padre, tu nombre suena como gran capitán de la esperanza
clavado en las más puras aventuras terrestres.
Padre Stalin;
Tu nombre lo pronunciaron los esclavos, el viento;
la gran patria francesa
consultando el futuro en tu grandeza.
Lo dicen nuestras pampas, nuestros ríos;
el oriente con todos sus poetas judíos.
Lo pronuncia el hindú, la muchacha ucraniana,
la nostalgia de toda la selva americana,
lo dice el pueblo chino bogando hacia tus ojos.
España con espadas y con claveles rojos.
La Prensa Clandestina de Argentina.
La Cordillera Andina.
Los ELAS recordando la tristeza de Ulises
y los niños de todos los países
que van entrando al caracol del mundo
por las praderas de tu verbo vivo.
Padre, tu nombre suena como aliento de siglos.
Suena como titán, como violento
golpe de agua poblándose de espumas;
como golpe de luz entre las brumas
de esta tierra abatida.
Con tu nombre soñamos los jóvenes del mundo
derrotando sollozos, heridas sanguinarias,
soledades, angustias milenarias.
Contigo los chilenos, los cubanos,
los indios mexicanos,
los jóvenes del Sur, nuestros hermanos,
Contigo los atlánticos océanos;
todo el canto y el llanto de las madres de luto.
Contigo en albas puras derrotando las duras tinieblas de la vida.
Donde quiera está Stalin
Es Stalin allí, junto a la choza
dónde está la amargura de los gritos.
Yo le he visto entregando su gran trigo al mendigo,
rescatando los náufragos marinos.
En Madrid pisoteando los presidios,
en Polonia lo he visto jubiloso,
tal un mar poderoso,
reconstruyendo escuelas, avenidas.
Y lo vi por Europa liberando a los pueblos
mientras ahora en Nueva York y Londres
los grandes financieros los calumnian, los odian y los matan.
Lo he mirado en las tierras mexicanas
cosechando tristezas, soledades,
dándole al indio su gran mano de oro
y acariciando su destino herido.
Lo he visto en Maydenek, escarnecido,
Lo conozco en Petrov, en Shostakoviich,
En la casa de todos los marinos
por la ruta boreal de Leningrado;
con el Kremil bogando hacia el futuro
y los ojos de Lenin en el alma.
Y lo vi en San Francisco cuando puso
la libertad, en el idioma ruso.
Lo he visto caminar por las estepas,
de Volga en Volga, por el polo, siempre
llevando a Stajanov junto a su sombra,
junto a su traje de Soldado Rojo.
Y hoy lo miro callado, pensativo,
reconstruyendo su solar nativo,
revisando a Chejov, a Dostoievski,
con un poder inmensamente grande
como el Báltico azul, como las lluvias
que desatan sus puños en las arenas rubias.
Stalin es de luz
Stalin es de luz, Stalin tiene
un profundo metal entre sus venas
que si se observa bien, es de bravura
de los cantos más puros de la vida futura.
Más enorme que el mar,
como los vientos implacables del trópico,
su poder se establece en los dominios
donde vive un fusil, de una amapola
una madre, una niña que se ha quedado
un obrero titán, un bolchevique,
la metáfora limpia de los cielos.
Palabras finales
Porque Stalin nació de nuestro llanto;
de nuestra mutilada geografía.
Porque en él se conjuga nuestro canto
en torrentes de lirica poesía.
Porque Stalin ordena la bravura
de los mares poblándose de gritos
y puños implacables y banderas.
Porque son sus palabras construcciones
de limpias primaveras.
Porque Stalin es hijo de las nieves de octubre
donde crecen los lirios, los tractores,
las espadas, el júbilo y los besos.
Porque Stalin es hoy la más violenta
campana de gloria.
Es una violentísima
campanada de luz y de victoria.