Entre la hoz y el martillo – “Solidaridad de principios con el Partido Comunista de Venezuela”
Por: Pável Blanco Cabrera
Pasó lo que no debió pasar; el Gobierno de Maduro ilegalizó al Partido Comunista de Venezuela, y de éste acontecimiento surgen varias lecciones que no deben olvidarse. La primera es el carácter de clase de la socialdemocracia y su inalterable funcionalidad al Estado burgués; tras casi un cuarto de siglo en el gobierno de Venezuela la caracterización de ese proceso es ineludible: una gestión capitalista que intentó presentarse como una forma de “transición” a un confuso modelo del socialismo, el “socialismo del siglo XXI” que es también capitalismo.
Para no referirnos al rol anticomunista de la socialdemocracia en otros momentos históricos acudimos a dos ejemplos recientes circunscritos al “progresismo” en América Latina. Uno, el falso “Partido Comunista” que el correismo creo en Ecuador en 2013, después de corromper y comprar a una parte de la Juventud Comunista; si tal maniobra no prosperó se debió a que el PCM junto al PC de Venezuela denunciamos públicamente el montaje. Y ahora lo que pasa contra el PCV que es más burdo, más sucio, pues los agentes del gobierno para crear un falso PCV son militantes del PSUV u otras formaciones, pero nunca del PCV; pero además de un falso “PCV” se despoja al PCV de sus derecho político electorales para entregarlos a sus empleados, ilegalizando de facto al Partido Comunista de Venezuela.
Otra lección es, y estamos en la obligación de situarla en todos sus términos, la degradación de buena parte del movimiento comunista en América Latina, que decidió por cálculo político no solidarizarse con el PCV, y vergonzosamente, porque no tienen la honradez de hacerlo públicamente, adherirse al PSUV y cerrar filas con el Gobierno. Algunos de esos PC dicen, mostrando una ignorancia total, que no se meten en asuntos internos del PCV, cuando no hay ninguna división, sino una agresión estatal contra un Partido Comunista. Pero una buena parte lo hace bajo premisas política-ideológicas, alejadas de los principios. Se sostiene que el PCV es sacrificable con tal de no romper el “frente contra el imperialismo”. Cada argumento que escuchamos es desleal al internacionalismo proletario. Por eso tenemos que hacer una contribución para que sobre la base de la discusión de los asuntos estratégicos, en la región varios PC se desencadenen de la lógica del oportunismo.
En lo que a nosotros respecta no dudamos en colocarnos junto al Partido Comunista de Venezuela, y hemos desarrollado acciones solidarias y desarrollaremos otras, de mayor profundidad. No podemos dejar de comentar el nauseabundo pronunciamiento de una de las múltiples expresiones del decadente lombardismo, quien nos llamó “agentes del imperialismo”, cuando ese grupito no dice ni pío porqué el Gobierno de Obrador participó de la renegociación del T-MEC. Si ya han pisoteado aquí en México el internacionalismo proletario al guardar absoluto silencio de la política antiinmigrante, no es extraño que elijan el lado del Gobierno de Maduro contra el PCV.
Es bello ser comunista, aunque cueste dolores de cabeza, como dijo con acierto Roque Dalton.