Movimiento Ciudadano: otro paladín de un México Nuevo para los capitalistas
Alfredo Valles,
Miembro suplente del BP del CC del PCM
A Jorge Máynez y Movimiento Ciudadano (MC) del 2024 se les puede recordar, superficialmente, por el calzado naranja y el jingle pegajoso; por los cerca de seis millones de votos obtenidos oficialmente; o, de manera crítica, por la muerte de una decena de personas y las lesiones de una centena durante uno de sus últimos actos electorales.
Sin embargo, es necesario discernir el carácter político de Movimiento Ciudadano, y de su joven candidato presidencial; reconocer a este partido, y sus figuras, como pujante fuerza política al servicio de los explotadores que gobiernan México. Esta condición es disimulada por vivaz publicidad para disfrazar de agradable a este otro partido del poder.
El programa de gobierno de Máynez y MC, El México Nuevo, involucró la propuesta de un Plan Nacional de Pacificación: continuidad de la militarización a través de un mayor protagonismo policiaco y la concentración del ejército, de la Guardia Nacional, en los territorios de “altos índices de violencia”… es decir, prácticamente en la totalidad del país.
Dicho Plan era la “alternativa” a la estrategia de los últimos tres sexenios: “punitiva, prohibicionista y militarista”. El meollo de esto es la decisión –ya explorada con titubeos y desestimada por Morena y aliados– de regular la producción, el procesamiento y el mercado de la mariguana; claro, en provecho de ciertos monopolios y el crimen organizado.
El Plan para la construcción de la prosperidad es similar, en lo fundamental, a la conducta del actual gobierno, al proyecto de Sheinbaum: transferir miles de millones de pesos a los explotadores capitalistas con el fin de construirles una amplia y moderna infraestructura nacional favorable a una intensa producción, circulación y exportación de mercancías.
Cuando Máynez y MC ofrecen incrementar la inversión pública –otra coincidencia con Sheinbaum y Gálvez–, en su caso hasta 400 mil millones de pesos, en realidad anuncian que sacrificarán aún más a la clase obrera y los trabajadores en este país, quienes resentirán estos planes burgueses con menos derechos sociales, con más penalidades y apuros.
El apartado Infraestructura para un México próspero, en el programa de gobierno México Nuevo de MC, en realidad implicaba más presupuesto público a manos llenas para producir, proveer y concentrar cantidades superiores de materias primas para los monopolios capitalistas: energías “limpias” y agua, sobre todo.
Dicho con otras palabras, este proyecto fosfo fosfo de explotación, saqueo y despojo de recursos naturales es armónico y compatible con los planes que, en provecho de los empresarios y banqueros, llevará a cabo la titular de la Coalición Sigamos Haciendo Historia y próxima presidenta de México, Claudia Sheinbaum.
En otro artículo comenté que los proyectos de los tres candidatos burgueses a la presidencia en materia de salud pública eran y son afines: priorizan la atención primaria en perjuicio de la atención especializada. Máynez, en el tema, sinceraba más el futuro ataque capitalista contra los trabajadores: liberar a la patronal de las cuotas de seguridad social.
Los capitalistas, al amparo de Obrador, mantienen a raya al pueblo trabajador. También han unificado su manera de embaucar y dirigirse hacia las y los trabajadores. Morena y aliados, como MC e incluso PRI-PAN-PRD, ahora son claramente partidos de la demagogia, el asistencialismo, el clientelismo y la coerción política; son partidos que, a un mismo coro, pero con tonos distintos, engañan con que el capitalismo puede ser justo y mejor sin impunidad y corrupción, con programas sociales y mayor prosperidad nacional.
Esa bandera de la unidad nacional entre explotados y explotadores por la finalidad de una mayor prosperidad nacional, en igualdad dirían Máynez y MC, o compartida según Sheinbaum y Morena-PT-Partido Verde Ecologista de México –por cierto usando el mismo lema que el Banco Mundial–, es la misma bandera del viejo partido de Estado, el PRI.
Ese tipo de organización dirigente del poder se ha restablecido plenamente con las elecciones de 2024. Morena es el nuevo partido de Estado: demagogo, represor, al servicio del capitalismo de los monopolios: mas ya no para su formación, sino para su expansión. Y con esto también está comprometido MC, el escudero del nuevo partido fuerte y hegemónico.
Ha sido voluntad del conjunto de la burguesía la continuidad de la política socialdemócrata en su versión más efectiva para controlar al pueblo trabajador y liberar al capitalismo en México de continuos sobresaltos y constante rebelión social: Morena y aliados. Y ha sido voluntad de la burguesía preparar las condiciones para el ascenso de MC.
La burguesía devora y destruye todo a su paso en aras de sus intereses mezquinos. Se devora así misma con la monopolización de la economía y la ruina constante de diversos grados de capitalistas. Con las elecciones ascienden MC, PVEM y PT. PRI y PAN agonizan; ya no son estos los enemigos más fuertes del pueblo, sino Morena y epígonos: MC, PT, etc.
La victoria de Sheinbaum ha sido rápidamente saludada y defendida por banqueros e industriales, por monopolistas, por los más altos funcionarios de las potencias capitalistas. Los pataleos de los moribundos, PRI-PAN-PRD, contenidos y aplacados. Y a ese supremo consenso a favor de Sheinbaum y Morena, Máynez y MC también han contribuido: al criticar los recientes llamados de Gálvez, al externar sus mejores deseos para el futuro gobierno.
Los comunistas sostenemos que bajo el capitalismo dominado por monopolios la misma democracia burguesa va siendo reemplazada por una cada vez mayor reacción política. Sheinbaum festeja que “haya democracia” en México, dice su triunfo es muestra de ello. Máynez sostiene que también hay democracia en el país, aunque imperfecta, y niega haya ocurrido una elección de Estado. Morena y MC, son aliados para fortalecer la explotación y el expolio en el país, son los nuevos protagonistas de la dictadura del capital.
Máynez y MC, como Sheinbaum y su coalición, representan dos versiones de un mismo proyecto demagógico en provecho de los monopolios. Las dos fuerzas, cada una a su manera, llevan a cabo la misma política tradeunionista: hacer creer a la clase obrera, a las y los trabajadores, que su bienestar ocurrirá por las decisiones del poder.
La verdadera prosperidad de las y los trabajadores no está –como tampoco estuvo con el PRI entre 1934 y 1988– en nuevos sacrificios para desarrollar todavía más el modo de producción capitalista en México. La prosperidad nacional, sobre la base del compromiso entre explotados y explotadores, sobre la base del dominio político e ideológico de los capitalistas, no será sino más reveses, sufrimientos y agonía para los trabajadores.
El futuro es sombrío, se avizora difícil. Y esto porque los capitalistas han fortalecido su dictadura de clase con un mandato político que permite llevarla a nuevos límites, con disimulo y consenso. La elección de la clase obrera, de las y los trabajadores, es luchar organizadamente por transformar la realidad por sí mismos y en su propio interés.