En ocasión del aniversario de la Revolución de Octubre
En ocasión del aniversario de la Revolución de Octubre
Las Revoluciones son posibles y son necesarias.
Pável Blanco Cabrera
Primer Secretario del CC del PCM
Rendimos homenaje a la Gran Revolución Socialista de Octubre al cumplirse 107 años de su triunfo, aquel 7 de Noviembre de 1917, cuando bajo la dirección del Partido Comunista Bolchevique se produjo una insurrección proletaria que entregó el poder a los soviets. El periodo histórico que entonces se inauguró, de transición del capitalismo al socialismo, desencadenó una oleada de ascenso de la lucha de clases favorable al proceso revolucionario de la clase obrera mundial.
En primer lugar rompió al sistema imperialista internacional y de ese desgajamiento en un país multinacional se inició la construcción socialista, que rápidamente sumó a otras naciones para convertirse en una unión de repúblicas, la Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas, además se favoreció que en otros países se intentará el asalto al cielo, provocando una conmoción del Mundo capitalista. La clase dominante internacional aterrorizada intentó ahogar al país del socialismo desde sus primeras horas, fracasando por la resolución de la clase obrera revolucionaria en el poder, la determinación y rápidos reflejos tácticos del partido comunista bolchevique, y la incipiente pero fundamental acción de los trabajadores de varios países que ondearon la bandera del internacionalismo proletario. Después de vencer la intervención militar de varios países capitalistas los trabajadores pudieron concentrarse en la edificación del socialismo que emerge con sus características y su potencial: la socialización de los medios de producción, la industrialización, el carácter colectivo del trabajo agrícola, la aplicación de la ciencia y la tecnología al desarrollo social revolucionando las fuerzas productivas; la eliminación de los problemas dramáticos que lanzan a la infelicidad a las masas, como el desempleo, la salud,, el analfabetismo, la educación, la vivienda, la cultura, la recreación. En apenas 15 años se demostró la superioridad del socialismo sobre el capitalismo que en tanto marcado por la crisis del 29 enfrentaba el paro forzoso, la hambruna e insalubridad, la inflación, alta tasa de suicidios y muerte por enfermedades curables, así como la preparación de una nueva guerra imperialista con el escalamiento de los antagonismos entre los países capitalistas, guerras locales y la maximización de la capacidad destructiva de sus instrumentos bélicos, como quedaría demostrado en la Segunda Guerra Mundial. Y se empezaron a manifestar cambios sociales impactantes en la dirección de la emancipación de la mujer y en la concepción burguesa de la familia: mujeres y hombres con los mismos derechos y obligaciones en lo productivo, educativo, político, cultural, y en todas las esferas; la reducción de la jornada laboral no solo permitió más tiempo para los propios, hizo efectivo el derecho a las vacaciones, también lo que Lafargue llamaba el derecho a la pereza, y ante todo una verdadera revolución cultural, con la población soviética en las universidades, teatros, con más horas de lectura y mejor lectura resultado de la propia experiencia que hizo brotar una intelectualidad de gran calidad, literatos, músicos, cineastas, pintores, etc. Si la reacción quiere satanizar con la categoría del homo sovieticus, es fácil responder que lo que se forjó fue una sociedad superior, que inclusive hoy, más de un siglo después no encuentra ningún parangón, pues hoy la gente lee menos, es prisionera de los fanatismos, la ignorancia; hoy la cultura se degrada, y la gente es menos libre, más alienada. La construcción socialista potenció la ciencia, la exploración espacial.
En segundo lugar la Gran Revolución Socialista de Octubre fue la base del movimiento comunista internacional, con la aportación inicial de las organizaciones marxistas que se deslindaron de la II Internacional en descomposición, que no tomaron partido por ninguno de los bandos imperialistas en la Primera Guerra Mundial. La creación en 1919 de la Internacional Comunista fue un resultado directo de la Gran Revolución Socialista de Octubre, y por primera vez se universalizó la teoría del socialismo científico, y en todos los Continentes, en la gran mayoría de los países se crearon partidos comunistas. El salto cualitativo de la clase obrera abrió el paso a conquistas económicas y políticas para los trabajadores, a un movimiento obrero y sindical internacional, al movimiento de los pueblos para la descolonización de Asía y África. Creo las premisas que permitieron la derrota del fascismo en la Segunda Guerra Mundial y el surgimiento del campo socialista.
La Gran Revolución Socialista de Octubre tuvo su origen en la creación del partido de nuevo tipo, en el partido comunista moderno, en la teoría leninista de organización. Y esa importante lección no puede perderse ni por un segundo. El Partido Comunista, como partido de vanguardia, dirigido por una teoría de vanguardia, no solo crea las condiciones subjetivas de la Revolución, es en si el factor subjetivo de la Revolución. Por ello está fuera de lugar la posición de algunos comunistas en América Latina que sostienen la idea de la “vanguardia colectiva”, la unidad del PC, con otras fuerzas, de trágicas consecuencias. O la del Partido como constructor del frente y guardián de la unidad, que renuncia a la dirección, para sostenerla a toda costa. Claro subyace un problema crucial que desnaturaliza a tales partidos, que los deforma y los vuelve inservibles y es el asunto de que la renuncia al rol de vanguardia aparece vinculada a la estrategia de las etapas intermedias, a la alianza con otras clases incluida la burguesía. En toda su obra Lenin asienta que el partido comunista es el partido del derrocamiento del capitalismo, su razón de ser es la revolución proletaria y la construcción del socialismo.
La Gran Revolución Socialista de Octubre nos entrega la lección de cuál es la posición y la conducta del partido comunista en momentos de guerra imperialista. Los bolcheviques no titubearon en colocarse contra el poder burgués propio, en situarse contra todos los bandos, incluido el de su propia nación, en la guerra. La feroz propaganda los calificó por ello de “agentes del extranjero”, de “espías”, pero la posición de principios, la acción sistemática de agitación y organización de los comunistas llevaron a que los trabajadores comprendieran el carácter de clase de la guerra y a no situarse bajo bandera ajena. Incluso lograron convencer en las mismas trincheras a una parte del Ejército, logrando incluso que batallones enteros pasaran a apoyar la política de los comunistas. Hoy que los antagonismos entre los países capitalistas han llevado al estallido de una nueva guerra imperialista y cuando se blanquea a uno de los bandos, y aumentan las presiones para apoyar a un bando imperialista contra otro debemos tener presente esa experiencia, premisa imprescindible del triunfo de la Revolución de Octubre.
Es de actualidad la Gran Revolución Socialista de Octubre. Hoy la maquinaria ideológica-política de la clase dominante, y fundamentalmente la socialdemocracia como uno de sus instrumentos, proclama la inviabilidad de las revoluciones, expresando que son acontecimientos que pertenecen al pasado y que no volverán a repetirse. Que no hay manera de hacer nada fuera de los marcos de la democracia burguesa, y solo en asociación con la izquierda del orden. Llaman sin descanso a la conformidad, a la rendición, a la colaboración colocando la disyuntiva de ser condenados a la marginalidad o a la represión. Pero por todos lados se aprecian las premisas del cambio revolucionario.
Por supuesto en México como país de desarrollo capitalista intermedio, parte de las principales 20 economías capitalistas del mundo, están presentes las condiciones materiales para el socialismo. Solo con el socialismo puede darse paso a la satisfacción de las necesidades de los trabajadores y capas populares.
Corresponde al Partido Comunista de México, aprendiendo las lecciones de la Revolución de Octubre dar continuidad a su obra, contribuyendo a que en el Mundo prosiga el transito histórico del capitalismo al socialismo. Con el obrero Ivanov caminemos en la noche, sorteando al enemigo de clase, para desde nuevos Smolnys organizar las nuevas revoluciones socialistas que son inevitables.