De nueva cuenta, el pueblo de Siria se enfrenta a una dramática situación y un futuro incierto tras el fin del gobierno de Bashar al-Ássad y el avance de la invasión de Israel y Turquía sobre su territorio.  La constante intervención militar e injerencia extranjera en Siria junto a la acumulación de contradicciones sociales internas han conducido a la fulminante derrota del gobierno bazzista de al-Ássad, y a la fragmentación del país en zonas contraladas por diferentes fuerzas militares, que conforma un nuevo gobierno con fuerzas provenientes de grupos reaccionarios y terroristas.

Un contexto caracterizado por alianzas, negociaciones, realineamientos y traiciones entre los diferentes bloques de la burguesía siria y los países capitalistas que se disputan la región, que lleva de nuevo, como durante la guerra civil, al sufrimiento, la muerte, el hambre y el desplazamiento de millones de trabajadores y trabajadoras en Siria

Esta dramática situación, suma un nuevo foco de conflicto militar en la región, por el reparto territorial, de rutas comerciales, de energéticos y recursos naturales, y acrecienta el riesgo de la generalización de la guerra imperialista que sólo traerá barbarie a los pueblos.

Condenados el recrudecimiento de los bombardeos del ejército israelí contra ciudades sirias, así como el avance continúo de la invasión de Israel en el sur de Siria, particularmente ampliando su zona de ocupación en los Altos de Golán que mantienen desde 1967. De igual manera, condenamos la ocupación turca del norte de Siria, directamente a través de sus fuerzas armadas e indirectamente a través del Ejército Nacional Sirio. Denunciamos que la presencia de bases militares en Siria, como las bases militares estadounidenses en las zonas Kurdas o las bases navales rusas, no sirven para “combatir el terrorismo”, “proteger a la población”, “asegurar la estabilidad en Siria” como se pregona, sino única y exclusivamente para defender los intereses monopólicos de cada potencia imperialista en la región. Frente a la estrategia imperialista de repartirse Siria como un botín, llamamos a redoblar la solidaridad con los pueblos de Siria, Líbano y Palestina.

Expresamos nuestra solidaridad con la clase obrera y el pueblo sirio, en particular con las fuerzas revolucionarias y los comunistas en Siria, que luchan contra la intervención extranjera, el fanatismo religioso y la explotación capitalista. El único futuro seguro para los trabajadores y pueblos del mundo ante la barbarie imperialista es el socialismo.

¡Proletarios de todos los países, uníos!

La Sección Internacional del CC del PCM