Por Chak Sáastal

El 3 de enero el Partido Comunista de México rindió homenaje a Felipe Carrillo Puerto ya las y los socialistas asesinados por la burguesía yucateca en 1924. El acto, cargado de denuncia y reivindicación histórica, destacó la lucha de un movimiento que desafiaba al poder de los hacendados y el capital en la península de Yucatán por una transformación en las relaciones de producción.

Durante el evento, el PCM señaló el carácter oportunista del gobierno federal y estatal, así como de sus “organizaciones” aliadas, quienes han intentado despojar a Carrillo Puerto de su legado ideológico para convertirlo en un símbolo vacío que sirva a los intereses de la burguesía contemporánea. Lejos de honrar su lucha revolucionaria, han transformado su memoria en un intento de legitimación para la administración estatal.

Un ejemplo emblemático de este proceso es el caso de la Universidad Autónoma de Yucatán. Creada durante el periodo socialista como la Universidad del Sureste, con el objetivo de vincular la educación al servicio de la clase trabajadora, hoy está profundamente desligada de esta misión social. Según lo expresado por el Frente Independiente de Resistencia Estudiantil, la UADY alberga dirigentes estudiantiles al servicio de los monopolios y sus partidos políticos, alejándose de las causas populares que dieron origen a su existencia.

Las contradicciones entre el discurso oficial y la realidad material también fueron objeto de crítica. El gobernador de Yucatán, Joaquín Díaz Mena, ha pretendido trazar paralelismos entre su gobierno y el de Felipe Carrillo Puerto, omitiendo que su partido, Morena, ha entregado la península al gran capital mediante proyectos como el nearshoring.

Este modelo, que busca atraer inversión extranjera, se traduce en una creciente precarización laboral y despojo territorial, reproduciendo las mismas condiciones de explotación que Carrillo Puerto y los socialistas combatieron en vida.

El homenaje concluyó con un llamado claro: las y los comunistas tienen la responsabilidad de rescatar el verdadero legado de Felipe Carrillo Puerto y levantar las banderas de la emancipación proletaria.

En un contexto donde el capitalismo busca apropiarse incluso de los símbolos de resistencia, recuerde a Felipe Carrillo Puerto es un acto político en sí mismo. No basta con conmemorar su figura, es necesario continuar la lucha por lo cual vivió y murió: la emancipación de las clases trabajadoras.

Como mencionó el Frente de la Juventud Comunista, la memoria histórica no pertenece a los opresores. Es un arma de los pueblos para enfrentar el presente y construir el futuro. Hoy, como en 1924, la tarea sigue siendo la misma: organizarse y luchar por la emancipación de la clase trabajadora. Carrillo Puerto no es un mártir, sino un revolucionario, cuya vida y obra inspiran la lucha por el socialismo-comunismo en México.