Editorial ¿A qué se enfrentará la clase obrera en el presente sexenio?
Han pasado solo dos meses del gobierno de Claudia Sheinbaum, pero con las acciones que ha tomado ya se puede afirmar que en los siguientes años se profundizará la política anti obrera y anti popular impuesta por López Obrador con el disfraz de la demagogia.
¿Qué se puede esperar del gobierno de Sheinbaum cuando ha colocado a Mario Delgado al frente de la SEP siendo un funcionario que bajo el gobierno Peña Nieto impulsó la reforma educativa-laboral repudiada por el magisterio organizado? ¿Qué confianza se puede tener en el actual gobierno cuando se ha nombrado al represor y corrupto Omar García Harfuch como Secretario de Seguridad y Protección Ciudadana? Por si fuera poco, ya se ha impulsado al inicio del sexenio una reforma en materia de seguridad para darle más funciones a esta secretaría y coordinar mejor el proceso de militarización que incluye a la Guardia Nacional. Podríamos mencionar otros casos del gabinete, pero solo basta con estos dos ejemplos.
En el poco tiempo que lleva Sheinbaum también se firmó el llamado “Paquete contra la Inflación y la Carestía (PACIC) 2024-2025”, acuerdo que falsamente se anuncia como una medida para disminuir el costo de la canasta básica, pero que además de que la canasta básica no disminuirá la realidad es que dicho paquete tiene por objetivo que el gobierno dote de subsidios y demás apoyos a los empresarios. Esto es una medida pro-patronal disfrazada de apoyo popular. Esta es la misma receta que Sheinbaum aplicó al decir que el gobierno apoyaría la reconstrucción de Acapulco luego del paso del huracán John, de fondo se acordó dar subsidios y demás apoyos a los empresarios.
Por si fuera poco, el gobierno de Sheinbaum ha aprobado una reforma para incluir más delitos en la prisión preventiva oficiosa. Esta medida reaccionaria se presenta como un medio para enfrentar al crimen organizado, pero esto es falso, pues podemos ver que ante la inacción del gobierno (federal, estatal y municipal), sigue creciendo la violencia generada por el crimen organizado en Chiapas y Tijuana, y es evidente la impunidad con que actúan la delincuencia organizada en contubernio con el gobierno. La realidad es que esta reforma tiene el interés de fortalecer al Estado para poder criminalizar la protesta social ante tomas de carreteras, edificios y demás actos de protesta.
Al mismo tiempo es preocupante el incremento de casos en que el ejército y la Guardia Nacional han agredido a civiles y migrantes, lo que se corresponde con el aumento de la letalidad de las operaciones de estos cuerpos represivos, al grado que se está reviviendo la “guerra contra el narcotráfico” iniciada en el gobierno de Felipe Calderón.
Por si fuera poco, en el Proyecto de Egresos de la Federación, es decir en la asignación de recursos para el 2025 se han propuesto una serie de recortes: a la Secretaría de Salud 34%, a Medio Ambiente y Recursos Naturales (39.4%), a Cultura (30.8%), a Seguridad y Protección Ciudadana 36%, a Energía 20%, por mencionar algunos ejemplos. Además, se proyectó un recorte presupuestal a casi todas las instituciones de Educación Superior, de lo que solo se ha dicho que fue un “error” el recorte a la UNAM, IPN y UAM, pero continúa el recorte a otras instituciones. La realidad es que el recorte presupuestal es una tendencia general del gobierno de Sheinbaum para asignar más recursos a los llamados “programas de bienestar” que incluyen las múltiples becas-salario que el gobierno reparte entre la población; así como el aumento de presupuesto para las Secretaría de Desarrollo Agrario Territorial y Urbano (SEDATU) y la Secretaría de Infraestructura, Comunicaciones y Transportes. El aumento de presupuesto a estas secretarías no tiene el interés de pagar el dinero que adeuda a los campesinos a quienes se despojó de la tierra, sino que tiene el interés de fortalecer la infraestructura, de transporte (en trenes) y rutas de transporte que requieren los monopolios para hacer circular las mercancías y crear las condiciones para la implantación de la relocalización de empresas o “nearshoring” que significa para la clase obrera la creación de zonas y polos de explotación obrera redoblada.
A este recuento podemos sumar que Sheinbaum ya ha demostrado que el gobierno mexicano en beneficio de los monopolios continuará formando parte del bloque imperialista que es el T-MEC. En sintonía con esto Sheinbaum se reunió a mediados de octubre con un conjunto de empresarios norteamericanos en el “CEO Dialogue”, donde se acordó la inversión de 20.000 millones de dólares para 2025; y luego a inicios de noviembre se reunió con Larry Fink, director de BlackRock que es la más grande empresa de inversiones de Estados Unidos. Ante esto, hay que aclarar que cualquier acto de supuesta defensa de la soberanía nacional frente a Estados Unidos es solo demagogia, pues no hay soberanía nacional mientras estemos atados al tratado interimperialistas del T-MEC que arrastra a México a colaborar con Estados Unidos en su disputa con China, que por ahora se da en lo económico, pero amenaza con expresarse militarmente.
Y para que no quede duda el carácter burgués o pro-patronal del gobierno de Sheinbaum, al igual lo fue el de López Obrador y los gobiernos del PRI y del PAN, ha decidido no impulsar una reforma fiscal progresiva, es decir, un mayor cobro de impuestos a los empresarios. Dicho esto, cabe aclarar que los comunistas no queremos solo quitarle unas migajas más a los monopolios, pues no pensamos que “si se les aumentaran los impuestos a los empresarios y estos se cobrarán correctamente sin corrupción” la sociedad funciona “bien”, pues los problemas de la sociedad actual no derivan de la corrupción, sino que tienen su origen en la economía capitalista que funciona con base en la explotación, es decir: la riqueza socialmente producida por los obreros se la apropian de forma privada los empresarios.
Los trabajadores de México producimos suficiente riqueza para que los 130 millones de mexicanos tengamos salarios que permitan una vida decorosa, un verdadero acceso a la salud y vivienda, jornadas de trabajo más cortas, jubilaciones que permitan disfrutar la vejez, tiempo de descanso, enriquecimiento cultural, entre otras necesidades básicas. Para tener acceso a todo esto se requiere abolir la explotación, y por esto insistimos los comunistas, a 30 años de la reorganización del PCM, que los comunistas no queremos “endulzar” este sistema de explotación haciendo que paguen más impuestos los monopolios, queremos derrocarlo para poner fin a la explotación.
En el sexenio anterior el gobierno socialdemócrata de MORENA consiguió elevar la rentabilidad del capital, duplicando la riqueza de los grandes monopolios. Mientras que los trabajadores continuamos viviendo en la precariedad. ¿Qué obrero o campesino puede decir que su nivel de vida mejoró un 100%, y que le alcanza hoy para comprar más alimentos, y que ya no batalla para llegar a fin de mes?
Los “programas sociales del bienestar” no alcanzan para vivir, sólo permiten sobrevivir en la pobreza, y peor aún, el gobierno de México se enfrentará a un déficit presupuestario que hará imposible continuar entregando los paliativos económicos que son los llamados “programas de bienestar” que hoy se financian a costa de los propios trabajadores. A esto se suma que ante las crisis cíclicas del capitalismo y la situación internacional que avanza hacia la guerra generalizada, el Estado burgués al servicio de los empresarios hará recortes y no podrá mantener las prebendas que hoy da, además pasará el costo de la crisis a los trabajadores.
Debemos prepararnos para frenar la embestida anti obrera y anti popular, pues en los pocos que meses que van del nuevo gobierno ya se ha demostrado que éste está dispuesto a apoyar a los monopolios y precarizar más la vida de la clase obrera. Hay que arrancar al gobierno el disfraz de “gobierno del pueblo” que también usó López Obrador. La tarea de los comunistas y la clase obrera es pasar a la ofensiva.
Publicado en El Machete núm. 20. diciembre 2024.