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Soberanía en Venta: La Clase Obrera Paga los Aranceles del Capital

Imagen tomada de internet

Por: Pedro Ramírez

En las últimas semanas, un tema permanente en la prensa y la vida política del país ha sido la imposición de nuevos y más altos aranceles por parte del Presidente de EE.UU., Donald Trump. En México, la coalición gobernante y la Presidenta Claudia Sheinbaum Pardo han sostenido la narrativa de que su respuesta oficial ha sido exitosa, en defensa de la soberanía, la dignidad y la independencia de nuestro país, con resultados ventajosos en materia comercial. ¿Realmente es así? ¿Para quién y a qué costo?

La política de aranceles, que ha distinguido por lo menos a las tres últimas administraciones en Estados Unidos –Trump-Biden-Trump- puede calificarse como una dirección sostenida por parte de los monopolios capitalistas de dicho país, en protección de sus intereses y contra sus principales competidores, en particular la República Popular de China. Su sello es el desarrollo de una refinada práctica de extorsión, un reajuste para fortalecer su posición de liderazgo en el actual sistema.

La política de aranceles, como toda política nacional de los capitalistas, es agresiva y contraria no solo a los intereses de los proletarios de sus respectivos países, sino también a los del resto del mundo. Su barniz nacionalista es intenso para ocultar esto último, así como para dividir a las y los trabajadores en segmentos nacionales reconocidos o no reconocidos. Es un ataque generalizado a los pueblos trabajadores.

En cuanto al Gobierno de México, la defensa de la soberanía y la dignidad popular no se deben medir en palabras, sino en los hechos y en los resultados que conllevan las decisiones tomadas. Frente a su principal socio y aliado económico se otorgan libertades y facilidades en mares y territorios, hay complicidad frente a las arbitrariedades y violencias cometidas contra los migrantes, así como contubernio al respecto del aplastamiento, precariedad y explotación de la clase obrera.

Pongamos, en cuanto a los recursos naturales, el ejemplo del agua. La burguesía en México, a través de Morena y coalición, se han comprometido a ceder cerca de 500 millones de metros cúbicos extras a los Estados Unidos durante el transcurso del año. En verano, en especial en la Zona Costa del país, las familias trabajadoras serán obligadas a disminuir su consumo o a someterse a cortes en el servicio. La medida afectará, además, al sector campesino pobre y medio del norte de México. En cada país gobiernan los grandes monopolios capitalistas, quienes velan e incrementan sus exigencias en defensa de sí mismos y de los suyos: en este caso, las grandes empresas agroindustriales del sur de EE.UU. Y si bien, oficialmente, se sostiene que no habrá una renegociación del tratado de aguas, es probable que tal expropiación de este vital recurso natural se sostenga y amplíe en los años por venir.

La propia clase obrera, en México, es blanco de una nueva ola de ataques. En particular, los llamados paros técnicos acordados por las grandes patronales y aquellos organismos que denominándose “sindicatos” resguardan la explotación capitalista. Ello significa precariedad e incertidumbre laboral y miles de despidos.

La llamada defensa de la soberanía, la independencia y la dignidad nacional no es sino apenas una narrativa para maquillar la explotación capitalista. Sobre todo en una época en que las personas conceden especial respeto y consideración a las palabras, siendo en general difícil verificar los hechos y sus consecuencias. A ello contribuye la cada vez mayor opacidad y secrecía que el gobierno de los capitalistas en el país se reserva a sí mismo y a su clase. Mentir, robar, traicionar, es el lema.

La burguesía en México está de plácemes porque ha cedido enormes trechos de soberanía e independencia a su socia histórica, la burguesía dominante en EE.UU. Ha puesto cada vez de manera más notoria y mortal a la clase obrera, dentro y fuera del país, en charola de oro como tributo a favor de sus propios apetitos de éxito, acumulación y centralización y capital, y gloria mundial… digamos, el 5to. puesto en el sistema capitalista mundial en el transcurso de los años por venir. Ya lo planteaba Stalin, a su manera, durante su discurso en el XVIII Congreso del PCUS, en 1953, la burguesía ha aventado por la borda la bandera de la soberanía nacional. Es decir, es en general imperialista, rapaz y reaccionaria. El marco de la controversia de los aranceles es para ambas burguesías fronterizas un ajuste a su alianza estratégica. Gana más la burguesía estadounidense, pero también gana la doméstica. ¿Y quiénes pierden? Pues la clase obrera y los sectores populares de los países, así como de la región próxima.

La defensa de la soberanía solo la puede llevar a cabo, de manera plena y decidida, la clase obrera con sus aliados populares. Y esta defensa no es pasiva ni unilateral, es táctica y estratégica. Es contra el dominio, sea directo e indirecto, de los monopolios capitalistas mancomunados en la cada vez más integrada economía de México-EE.UU. Es contra la explotación, opresión e indignidad que ello conlleva. Es por el socialismo-comunismo: es decir, por un Nuevo Poder y una Nueva Economía.

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