“El Machete sirve para cortar caña, para abrir las veredas en los bosques umbríos, decapitar culebras, tronchar toda cizaña, y humillar la soberbia de los impíos ricos”
Viento joven

Por: Alejandro del Toral
El joven llega, mientras el viejo se marcha.
Ambos se encuentran a la mitad del camino.
Se observan, y reconocen su llama en el otro.
La brisa los envuelve, aunque el mayor ya conoce su camino.
El joven escucha, lucha por asemejar sus flamas a las del anciano,
rojas como sangre que cae sin ser noticia.
El viento aviva el corazón de ambos, uniéndoles en la duda y el cansancio,
en la brigada contra la ventisca.
El joven, temeroso, cede ante la ráfaga, cree no estar a su altura.
El viejo, en cambio, se encontraba sereno: ya había enfrentado el mismo vendaval muchas veces.
—Este viento no debe agobiarte, pues es el mismo que ha tirado imperios con tu fuego—dijo el mayor, con valor en su voz—.
Cuando la brisa se transformó en tormenta, el joven levantó la vista.
Ya no caminaba a ciegas.
El joven había comprendido su deber:
No agobiarse por los vientos, sino luchar para que otros también puedan respirar, sin cadenas ni guerras.