La Socialdemocracia: la cara amable de la traición a la clase obrera
Por: Federico Piña Arce
Con la llegada al poder, producto de la lucha de clases, del bloque electoral formado por López Obrador, es decir Morena, se habló de que se iniciaba una revolución, una “profunda” transformación de México, más demagógicos, afirmaron que se trataba de “la cuarta transformación” del país. Los primeros tres años del gobierno anterior este discurso fue repetido casi todos los días y por casi todos los actores del poder.
Siete años después, este discurso se ha olvidado, se ha dejado de lado. Ahora los “transformadores”, es decir el gobierno burgués socialdemócrata en turno, está enfocado en lo que ha sido su verdadera labor. Salvar al capitalismo de sus crisis. Una labor desarrollada desde hace muchos años, casi desde el surgimiento del sistema capitalista.
La tarea de salvar al capital de sus crisis, incluso gobernando contra el pueblo trabajador, que siempre ha dicho defender y representar, ha caracterizado a los gobiernos de la socialdemocracia y sus partidos, como el de Morena. Partidos que, aprovechando las crisis producidas por la anarquía de la producción capitalista, llegan al poder impulsados por un gran movimiento popular que, embaucado por un discurso supuestamente de izquierda, anhelan ver superadas sus precarias condiciones de vida.
Pronto, las acciones de la socialdemocracia quedan sólo en discursos y palabras, porque los hechos, las acciones de sus gobiernos, no sólo traicionan las aspiraciones populares, sino que incluso se colocan más a la derecha de los gobiernos claramente de derecha, como en el caso de México.
El hecho de mantenerse en el sistema de la propiedad privada de los medios masivos de producción sostiene las bases de la explotación y ayuda a resolver los agudos problemas que enfrentan los consorcios financieros internacionales y sus socios nacionales.
Mientras las ganancias de los consorcios no sólo se mantienen, sino que incluso aumentan, la mayoría de la población, es decir, la mayoría trabajadora, enfrenta los vaivenes de la anarquía. El desabasto de medicamentos, la precariedad de los salarios, la inseguridad social y el aumento de la criminalidad y la violencia, todos problemas engendrados por el sistema capitalista y para los cuales, desde luego, no tiene solución.
Mientras la gobernante en turno se muestra más preocupada por mantener una excelente relación con el presidente del imperio yanqui, cierra los ojos, siguiendo a sus homólogos en la historia, ante las atrocidades que la guerra imperialista genera. Y también mira con desprecio las justas demandas de los trabajadores, y trata de limitarlos sólo a temas que tienen que ver con los salarios, cercenando las posibilidades de que las masas trabajadoras accedan a servicios, seguridad, salarios realmente dignos.
Desde hace siete años que Morena llegó al poder político, las reuniones con los empresarios y los capitanes de la oligarquía, antes llamados “la mafia del poder”, se han multiplicado. En estas reuniones, los capitanes de la oligarquía acuden en público o en privado a Palacio presidencial y para ellos no hay obstáculos, ni muros, ni granaderos, ni asomo de contención o represión, por el contrario, las mayores atenciones, el mejor trato, pues claro, son los patrones.
Pero cuando los trabajadores, quieren elevar sus demandas ante la presidenta, esta se muestra indiferente, soberbia, los manda con sus secretarios, o con funcionarios menores, con el argumento de que “su investidura” es muy importante y no vaya a ser que los ignorantes trabajadores la vayan a ofender.
Esa es la actitud del poder, esa es la posición de la socialdemocracia, quien una y otra vez traiciona a quien dice defender.
Por eso, los trabajadores, los estudiantes, las organizaciones populares, las madres buscadoras, en fin, la mayoría de la población, debemos organizarnos, al margen de las palabras y los cuentos del gobierno. El gobierno actual, ni su partido nos representa, ni representa a la clase trabajadora, es un gobierno burgués más, y sólo sirve y esta a disposición del capital financiero.
En cada centro de trabajo, en cada escuela, en cada población, comunidad y colonia, debemos organizar, debemos fortalecer a nuestras organizaciones populares. Debemos fortalecer al partido de clase que nos representa, organiza y defiende, al partido que postula una verdadera solución, para los problemas de la mayoría, el partido de la clase obrera, el Partido Comunista de México.
Los comunistas debemos ser muy claros en nuestras consignas y posiciones, los partidos políticos en México son partidos de la burguesía. Responden al interés del capital, están construidos para salvaguardar sus ganancias y sus privilegios, mientras con discursos engañan y someten a la mayoría, es decir, al pueblo trabajador.
La agresión imperialista a los pueblos del cercano oriente, sobre todo al pueblo palestino, indica con claridad que sólo la guerra podrá resolver la aguda crisis de sobreproducción que enfrenta, nuevamente, el sistema capitalista mundial. Las empresas israelíes, norteamericanas, inglesas, italianas, alemanas, belgas, que producen y trafican armamento, sofisticado y también tecnología militar, están haciendo grandes negocios a través de los conflictos armados y la agresión que los imperialistas han desatado.
Con su silencio, con sus tímidos llamados “a la paz mundial”, los gobiernos socialdemócratas de la región, en primer lugar, el mexicano, están siendo cómplices de la agresión imperialista. Toca a los trabajadores del campo y la ciudad, a los obreros, a los estudiantes y todos los ciudadanos y sus organizaciones, luchar, reclamar, para que cese la agresión imperial.
Sólo la revolución social podrá detener la agresión y los intentos por desatar una nueva guerra mundial imperialista. Sólo el socialismo-comunismo logrará que las aspiraciones de los trabajadores por salarios justos y dignos, por seguridad social, por la seguridad pública, en fin, por una vida justa, igualitaria, digna, sean una realidad, mientras impere el sistema de explotación, nuestras condiciones no mejorarán, por el contrario, serán peores.