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La Liga Comunista 23 de Septiembre: una historia escrita también por mujeres

La Liga Comunista 23 de Septiembre: una historia escrita también por mujeres

Madera, Chihuahua: las heridas que encendieron la rebelión

Cristina Espitia

En la década de 1960, el Estado mexicano reprimió toda disidencia, negando derechos democráticos y criminalizando la protesta. En Chihuahua, y particularmente en Madera, las desigualdades heredadas de la Revolución de 1910 facilitaron el despojo: campesinos sin títulos de propiedad quedaron a merced de empresarios nacionales y extranjeros que explotaron la riqueza minera y forestal con apoyo de las autoridades, dejando a su paso desempleo, violencia y represión. Estos abusos, sumados al asesinato de líderes sociales como el maestro Francisco Luján Adame, alimentaron la indignación que desembocaría en la insurgencia armada.

La madrugada del 23 de septiembre de 1965, campesinos, estudiantes, maestros y dirigentes agrarios, encabezados por Arturo Gámiz García y Pablo Gómez, atacaron el cuartel militar de Madera. La acción buscaba apoderarse de armas, ocupar puntos estratégicos y difundir un mensaje revolucionario que denunciara el despojo de tierras y exigiera justicia social. Era el comienzo de la lucha armada por el socialismo.

Aunque militarmente fue un revés, el asalto se convirtió en un hito de lucha: marcó el inicio de la contrainsurgencia y anticipó la llamada “guerra sucia”, pues la respuesta estatal fue brutal —patrullajes aéreos, despliegue de tropas, detenciones masivas, desapariciones y tortura.

El nacimiento de la Liga Comunista 23 de Septiembre: una historia escrita también por mujeres

El legado del asalto a Madera trascendió como un símbolo de resistencia y sirvió de inspiración para la creación de la Liga Comunista 23 de Septiembre, fundada el 15 de marzo de 1973 en Guadalajara.

Con más de mil militantes, en su mayoría jóvenes, la Liga se consolidó como la principal organización guerrillera de los años setenta, con presencia tanto en zonas rurales como urbanas.

Las mujeres participaron activamente y fueron protagonistas de la resistencia armada y política, desempeñando un papel clave en la logística, la acción directa y, de manera destacada, en la propaganda y difusión de las ideas revolucionarias. Su compromiso y liderazgo fortalecieron la organización, demostrando que la lucha revolucionaria requería valentía y participación plena de hombres y mujeres.

Olivia Ledezma Flores de Hernandez “La güera”, Teresa Gutierrez Hernandez “Paula”. Fotos: Archivos de la resistencia.

Su ejemplo nos recuerda que la transformación social no se logra sin entrega ni organización colectiva, y que la memoria de la militancia debe reconocer por igual a quienes, con coraje y estrategia, enfrentaron al poder para construir un proyecto de justicia y emancipación.

Muchas de estas mujeres entregaron su vida por la causa revolucionaria, enfrentando riesgos extremos y mostrando un compromiso inquebrantable. Sus esfuerzos y valentía marcaron profundamente la lucha política de la época. Hoy, varias de ellas permanecen desaparecidas, dejando un recuerdo imborrable de sacrificio y coraje.

A finales de los años 70, algunas militantes de la Liga comenzaron a cuestionar el papel de la mujer en la organización. El surgimiento del feminismo, las luchas por la liberación femenina, la represión estatal contra las jóvenes que se oponían al régimen y las ideas del comunismo que impregnaban a esa generación, las llevaron a estudiar y apropiarse de las propuestas de pensadoras revolucionarias como Rosa Luxemburgo, Clara Zetkin y Alexandra Kollontai. Aunque la igualdad de género no estaba en la agenda oficial, estas reflexiones fortalecieron la conciencia sobre justicia social, derechos de las trabajadoras y la emancipación femenina.

Mujeres como Alicia de los Ríos, primera responsable militar en 1977, Rosalina Hernández Vargas y Ofelia Contreras, que permaneció en la clandestinidad hasta la disolución de la Liga en 1983, asumieron roles de liderazgo militar y político, demostrando que la resistencia no tenía género. Otras, como Rosario Carrillo Saucedo, lideraron acciones estratégicas y formaron a nuevas generaciones de combatientes.

Entre las destacadas miembros de la Liga durante sus años de existencia se encuentran, solo por mencionar algunas, Teresa Hernández Antonio, María Margarita Marcelina Andrade Vallejo, Olivia Ledezma Flores, Elena Montoya Cruz, Alma Celia Martínez, Lorena Orozco, Amanda Arciniega Cano, Alfonsina Flores Ocampo y Teresa Gutiérrez Antonio, quienes, desde distintos ámbitos, demostraron valor y compromiso en la lucha revolucionaria. Gracias a ellas y a muchas otras, la Liga Comunista 23 de Septiembre se consolidó no solo como un frente armado contra la represión estatal, sino también como un espacio donde la valentía y la entrega de las mujeres fueron pilares esenciales del movimiento.

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