José Stalin. Un hombre de su época
Por Arturo Gámiz García
En Índice, Chihuahua, 25 de enero de 1964, p 2 y 6.
Hace 84 años, el 21 de diciembre de 1879, en el ambiente de privaciones de la época del zarismo, nació IOSIF VISIARIONOVICH STALIN, hijo de un zapatero una obrera, primero estudió en el seminario de Gori y después en el Tiflis. Dicen de él sus coterráneos: “Estudiábamos las lecciones pero no se nos escapaba que tras los muros de la escuela existía otro mundo…A Iosif le dejaron de interesar las lecciones, estudiaba nada mas para obtener una calificación regular, para pasar los exámenes … comenzó a interesarse por los problemas económicos y sociales… Cada uno terminaba el Colegio con el pensamiento: “Voy a ser útil a mi Patria” pero nadie se imaginaba concretamente en que iba a consistir esa utilidad… (Stalin) salió del Seminario sin diploma pero con un concepto firme y definido sobre la vida, sabía que era necesario destruirla y rehacerla… trataba con frecuencia a los campesinos y conversaba con ellos… “
Este trato con los pobres, la desigualdad y la miseria que veía a su alrededor y el severo sistema disciplinario del Seminario, fomentaron su rebeldía.
A la edad de 15 años inicia su vida de revolucionario profesional. En el Seminario organizó círculos de estudios, se relacionó con los grupos de obreros marxistas y a ellos consagró toda su existencia grandiosa y ejemplar. Fundó numerosos círculos obreros, dirige las huelgas y las manifestaciones, organiza la prensa clandestina, distribuye periódicos y propaganda a todas las fábricas. Stalin es el organizador y el propagandista más grande que ha tenido el movimiento obrero internacional.
Stalin convivió siempre con los obreros por ello no simplemente conocía sino que además, vivía sus problemas. Les explicaba con gran sencillez las causas de su miseria y la forma de redimirse, les indicaba certeramente como encausar su acción… Sufrió numerosos encarcelamientos y destierros de los cuales volvía siempre cuando la lucha lo necesitaba.
Stalin tuvo una participación muy destacada en la preparación y dirección de la insurrección armada que dio el poder a los bolcheviques. Cuantas veces el naciente Estado soviético tuvo la vida en peligro por las intervenciones extranjeras o por asonadas de “gusanos” Stalin le salvó la vida aniquilando a los enemigos con habilidad y rapidez sorprendente. Bajo la dirección de Stalin se construyó el primer Estado socialista, bajo su dirección se salvó la URSS de la traidora agresión fascista, bajo su dirección la URSS se convirtió en la segunda potencia mundial.
Stalin odiaba profundamente a los enemigos del pueblo, lucho sin cuartel contra todas las facciones y contra los espías y saboteadores al servicio de los imperialistas. En 1933-36 promovió una depuración en el P.C.U.S. de la cual él mismo reconoció: “desgraciadamente hubo más errores de lo que se podía suponer… no hemos de emplear más el método de depuración en masa. Pero la depuración era, no obstante, inevitable y en lo fundamental dio resultados positivos” en esa misma época ordenó la muerte de varios espías y saboteadores imperialistas de ahí que en occidente se hable los “crímenes de Stalin” y que los revisionistas de moda hablen de los “excesos” y métodos incorrectos del stalinismo, ya que unos y otros, capitalista y revisionistas, hubieran querido que se dejara de actuar impunemente a sus agentes y aliados, para destruir el socialismo y reponer el capitalismo o que, una vez descubiertos, se les tratará con toda suavidad y delicadeza. Con los enemigos del pueblo es preferible pecar por exceso de energía.
La aportación de Stalin a la doctrina del proletariado es muy importante aunque deficientemente estudiada en nuestros medios políticos.
Las calumnias no podrán desaparecer sus grandes méritos, Stalin sigue siendo uno de los mejores guías que ha tenido el proletariado y uno de los mejores ejemplos para la juventud.
Su odio a los explotadores del pueblo así como su amor a la clase obrera no puede ser fácilmente igualado, dijo, a raíz de la muerte de Lenin: “Nosotros los comunistas somos hombres de un temple especial. Estamos hechos de una traza especial… No hay nada superior al título de miembro del partido cuyo fundador y jefe es el camarada Lenin…” y sus siempre estuvieron en consonancia con ese juramento. Su abnegación por la causa de la revolución esta muy por encima de las calumnias de los revisionistas que ven en él y en sus tesis una luz brillante que ahuyenta las tinieblas que necesitan para su labor de zapa y de traición.
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