La ideología marxista-leninista ante la teoría crítica, el zapatismo y otras cuentas por saldar
Ángel Chávez Mancilla
Secretario de la Comisión de Ideología del CC del PCM
Artículo aparecido en El Machete no.7. pp. 105-124.
Sabemos que estas palabras harán caer sobre nosotros un cúmulo de acusaciones: se nos gritará que queremos transformar el Partido Socialista en una orden de “ortodoxos” que persiguen “herejes” por discrepar del “dogma”, por tener opiniones propias. Nos son conocidas todas esas zahirientes frases de moda. Pero en ellas no hay ni un ápice de verdad ni pizca de sentido común. [1]
Lenin, Nuestro Programa.
I. Introducción
Hacia finales de la década de 1890 Lenin escribió Las tareas de los socialdemócratas Rusos (1897), folleto en cuyo prefacio a la segunda edición (1902) establece una periodización del proceso de formación del POSDR, que constaba para entonces de tres periodos. Al respecto del segundo periodo (1894-1898) Lenin mencionaba:
La socialdemocracia estaba entonces unida en el aspecto ideológico […] Los socialdemócratas no centraron en aquellos años su atención principal en esclarecer y resolver tales o cuales problemas de la vida interna del Partido (como en el tercer periodo), sino en combatir ideológicamente a los enemigos de la socialdemocracia, por una parte, y desplegar el trabajo práctico del Partido, por otra[2].
Ya en el folleto menciona:
Hoy día [fines de 1897], el problema más candente es, desde nuestro punto de vista, el de la actividad práctica de los socialdemócratas. Realcemos el aspecto práctico del movimiento socialdemócrata, pues su aspecto teórico ha superado ya, al parecer, el periodo más difícil: por una parte, la pertinaz incomprensión de los adversarios y los vehementes deseos de ahogar la nueva tendencia nada más nacer, y por otra, la calurosa defensa de las bases de la socialdemocracia. Las concepciones teóricas de los socialdemócratas están ahora bien claras en sus rasgos principales y fundamentales.”[3]
Estos fragmentos ilustran y la importancia que Lenin le asignaba a la ideología al posicionarla como determinante para la construcción del Partido, tanto así que antecede a la construcción orgánica y práctica. El pilar para la fundación del Partido del proletariado fue y sigue siendo la Ideología Marxista, sin esto no es posible que se tenga la unidad orgánica ni en la práctica. Es posible afirmar esto no porque sigamos ciegamente a Lenin, sino porque la historia del POSDR lo comprueba y la historia de nuestro Partido lo reitera.
La definición ideológica de los bolcheviques no fue adquirida de manera dogmática o ciega, sino que fue producto del estudio científico de la realidad bajo la metodología marxista, que al contrastarse con la realidad demostró su acierto. La ideología y los posicionamientos políticos adoptados por los bolcheviques también fueron conformándose en la lucha contra las otras tendencias políticas dentro del movimiento revolucionario anticapitalista.
La definición ideológica y la recuperación de la esencia revolucionaria del marxismo, base para la construcción del Partido, forma parte de la primera etapa de la historia del PCUS[4] y se da entre finales del siglo XIX y los primeros años del XX. Esto se refleja en la obra de Lenin cuyos primeros textos están orientados al debate ideológico defendiendo el marxismo, usando la teoría marxista para analizar y criticar a los otros grupos políticos, develar los errores de sus teorías y demostrar por qué significaba un problema para el movimiento revolucionario. De este periodo datan los textos ¿Quiénes son los amigos del pueblo y como luchan contra los socialdemócratas? (1894) y El romanticismo económico (1897), El desarrollo del capitalismo en Rusia (1899), ¿A qué herencia renunciamos? (1897) y hasta el ¿Qué hacer? (1902) llega esta etapa de tal manera que el libro se inicia hablando de la libertad de crítica y la importancia de la lucha teórica o ideológica.
El principal grupo con el que Lenin confrontaba era el de los denominados “Populistas”. Criticaba sus métodos de lucha que clasificaba como terroristas, su incomprensión de la dinámica del capitalismo y su concepción romántica de la historia que los llevaba a considerar el desarrollo del capitalismo una desgracia ante la cual oponían la subsistencia de las comunidades campesinas. Pero Lenin también emprendió la lucha contra los “marxistas legales”, aquellos que desde las cátedras y revistas hablan de marxismo, castrando los puntos fundamentales de la teoría de Marx como la revolución proletaria, la dictadura del proletariado.
Éstos tomaban partes de la obra de Marx para hacerse pasar por marxistas y tergiversarla lo que provocaba análisis erróneos de la realidad y a su vez desviaciones en la acción política, por lo que el régimen zarista les permitía seguir publicando, al tiempo que censuraba las publicaciones de los grupos como el de Lenin que trabajan entre la clase obrera. En cuanto a los populistas, de sus afirmaciones principales era que “en Rusia el socialismo no se realizaría por medio de la dictadura del proletariado, sino a través de la comunidad campesina, en la que ellos veían el germen y la base del socialismo”[5], lo que aflora son elementos de una ideología pequeñoburguesa reaccionaria que Lenin combatirá en El romanticismo económico y que termina por desmentir con su estudio sobre El desarrollo del capitalismo en Rusia.
Después de voltear la vista a la historia de los bolcheviques, al apreciar el panorama político contemporáneo debe hacernos reflexionar sobre la importancia de la construcción de nuestro Partido, el Partido Comunista de México, con bases en la ideología marxista. Sobre nuestro Partido es posible decir como Lenin que “Las concepciones teóricas de los comunistas están ahora bien claras en sus rasgos principales y fundamentales” y ahora nos centramos en la acción política y en la cuestión orgánica, que las tesis sobre la bolchevización de nuestro Partido atienden. No obstante que nuestro Partido se asienta en la ideología marxista-leninista, es apremiante profundizar en las bases del marxismo a fin de desparecer los resabios que quedan, las influencias de ideología burguesa y pequeñoburguesa que puedan quedar y las que podrían llegar a nuestro Partido por las organizaciones en que se convive dentro del movimiento popular o por el ingreso de nuevos camaradas a los que debemos apoyar en su formación ideológica.
Además de esto, para nuestro Partido ya no basta con que fundemos nuestros análisis de la realidad en la ideología marxista y tengamos unas tesis y un programa bien elaborado, ahora se requiere que difundamos estos materiales, y al difundirlos debemos defenderlos y demostrar lo erróneo de otras organizaciones políticas anticapitalistas que no parten de la ideología marxista (como el zapatismo, el anarquismo) o de los que diciendo que parten del marxismo lo tergiversan (los socialdemócratas, los trotskistas, los maoístas). Es decir, ahora se requiere abrir el frente ideológico para ganar a las masas para el Marxismo-Leninismo. Ya nos acusan de sectarios, de dogmáticos, pero no por eso debemos permitir que ideologías erróneas y dañinas continúen anidando en el movimiento revolucionario.
Ahora revisemos algunos de los debates que enfrentó Lenin en el camino del esclarecimiento ideológico de los bolcheviques y el desgarramiento de la ideología de los otros grupos políticos, para volver la vista al presente y apreciar las ideologías con las que el marxismo-leninismo debe disputarse la dirección del movimiento revolucionario.
II. La “Teoría crítica”, la nueva libertad de crítica.
Lenin en el primer capítulo del ¿Qué hacer?, titulado “Dogmatismo y Libertad de crítica”, describe que entre los marxistas legas y algunos otros grupos políticos se había popularizado en los debates la consigna de la “libertad de crítica”, que planteaba una disyuntiva para aquellos que se consideraban Marxistas, esta era: adherirse a la libertad de crítica o al “marxismo viejo, dogmático”. En esos momentos un exponente de la libertad de crítica, Bernstein, teórico del revisionismo, con libertad de crítica sustentaba el formar un partido democrático de reformas sociales, negaba la posibilidad de fundamentar científicamente el socialismo, negaba la miseria creciente, la proletarización, la exacerbación de las contradicciones capitalistas, negación de la teoría de la lucha de clases.
En otras palabras, las posiciones políticas manadas de la “teoría crítica” o libertad de crítica resultan en el oportunismo. Lenin decía: “la libertad de crítica es una variedad del oportunismo, es la libertad de la tendencia oportunista en el seno de la socialdemocracia, la libertad de hacer de la socialdemocracia un partido demócrata de reformas, la libertad de introducir en el socialismo ideas burguesas y elementos burgueses”. Por tanto, un Partido comunista que no se funda la ideología marxista, de comunista sólo tiene el nombre, y eso pasó con múltiple partidos que a finales de los sesenta y con la operación eurocomunista de los años setenta iniciaron el abandono de la ideología marxista al dejar de lado elementos esenciales de la teoría marxista leninista tal como la dictadura del proletariado, y a la par introdujeron ideas burguesas en los Partidos comunistas que hasta la fecha algunos siguen arrastrando, tales como la idea de la democracia en abstracto que es propia de la concepción liberal burguesa.
Las características que Lenin da de la “libertad de crítica” nos permitirán conocer cuál es actualmente un equivalente cercano a la liberta de crítica de ese tiempo, revisemos. Lenin menciona “la famosa libertad de crítica no implica la sustitución de una teoría por otra, sino la libertad de prescindir de toda teoría coherente y meditada, significa eclecticismo y falta de principios”. Tomar partes de diversas teorías que en esencia son contradictorias para confirmar un conglomerado teórico con muchos conceptos pero de poco sentido, es la tendencia actual de los que serían ahora los Marxistas legales anidados en las universidad que enarbolan la llamada “teoría crítica”.
En la actualidad la teoría crítica también tiene como consigna ser un marxismo renovador, anteponerse al dogmatismo, contra el leninismo, contra el materialismo histórico y dialéctico que con desprecio han denominado “dia-mat” y “hist-mat”, pero en realidad busca prescindir de toda teoría coherente, se basan en un eclecticismo que denominan marxismo por retomar únicamente partes de la teoría marxista que sacadas del contexto y del corpus de la obra de Marx usan para justificar sus teorías confusionistas que quieren hacer comulgar al marxismo con filosofías idealistas. Sumado a esto, situación que no pasó Lenin, desde su eclecticismo teórico critican la experiencia de la construcción socialista de la URSS, haciendo acercamientos superfluos, ignorando el estudio de la base material del proceso remplazando esto por valoraciones morales y proclamando que la desaparición de la URSS significa la imposibilidad del socialismo, o que se requiere un socialismo nuevo del siglo XXI, democrático, etc.
Recordemos las características que Lenin da de Bernstein y de los entusiastas de la libertad de crítica para poder identificar a nuestros modernos críticos: 1) están ligados a un partido de reformas, y no otra cosa puede salir de la teoría crítica que condena la violencia sin comprender el carácter de clase de la misma ni las condiciones materiales que la engendran, sin el uso de la violencia revolucionaria, sin la dictadura del proletariado no se puede llegar más a que ha reformas; 2) menciona que negaban la posibilidad de fundamentar científicamente el socialismo, con esto empatan los subscriptores de la teoría crítica cuando rechazan la posibilidad de las leyes del desarrollo histórico social que Marx descubrió tachando de “economicistas” a los que las subscriben; al quitarle el carácter científico al marxismo y argumentar que es una discurso más, castran al marxismo, y se inscriben en el terreno del idealismo filosófico; 3) negaba la miseria adecente, la proletarización y la lucha de clases. En esto también coincide la teoría crítica, si bien sus exponentes más significativos no han abordado esto de manera específica, son otros los que niegan al proletariado como Toni Nergri y Michael Hardt, apoyados por tesis como la del poscapitalsimo, al concebir que el proletariado no es el sujeto llamado a ser el principal partícipe de la transformación del capitalismo, llegan al mismo objetivo que los defensores de la libertad de crítica, negar la importancia del obrero y ocultar que la lucha de clases (trabajo asalariado / capital, obrero /patrón) es un hecho objetivo de principal importancia dentro de la sociedad capitalista, y dan más importancia a elementos subjetivos, secundarios.
Desplazar la lucha de clases por contradicciones secundarias es otro de los elementos predilectos de los tergiversadores del marxismo, esto significa abandonar uno de los elementos esenciales del Marxismo-Leninismo y por tanto la ideología marxista. ¿Qué tipo de contradicciones ponen en lugar de la lucha de clases? Una parte de los tergiversadores en lugar de estudiar la correlación existente de la lucha de clases, centran sus análisis en las formas de confrontar al capital desde ámbitos culturales, y hallaban de confrontar la “Hegemonía del capital confrontando sus diversas formas de dominio como son las culturales que llevan a la reproducción del capital en la conciencia de los hombres”[6].
Del campo de la producción, base de la sociedad, desplazan el conflicto clasista a la superestructura y esto les permite perder a sus seguidores en una confrontación superficial del capital que termina circunscrita en elementos contingentes como costumbres, elementos culturales, etc. Así pues, al mismo tiempo que desprecian la lucha de clases desprecia la importancia de la clase obrera y destacan a los sujetos emergentes, las minorías, cuya definición no tienen elementos clasistas basados en categorías con sustento en la economía política, sino que son grupos cuya unidad se debe a elementos contingentes, secundarios, superficiales. Esto abre paso a organizaciones cuyos intereses no están basados en los intereses clasistas y por tanto se pierde la independencia política de la clase obrera en nombre de la pluralidad multiclasista.
Otros tergiversadores, en aras de la libertad de crítica (hoy la teoría crítica) suplen la lucha de clases por supuestas contradicciones que en realidad no representan la dinámica del capitalismo, tales como la lucha entre los pueblos del norte y del sur, el centro y la periferia, América y occidente. Con estos elementos de análisis en lugar de explicar de manera científica las relaciones económicas en el imperialismo, destacan elementos contingentes que no clarifican las relaciones existentes entre los países dentro de la pirámide imperialista, su nivel de desarrollo capitalista, y tampoco especifica la condición en que se encuentra cada país, la condición de la clase obrera y demás masas populares.
Por ejemplo, al hablar de “El norte y el sur”, quieren expresar la explotación de los EUA a los países latinoamericanos, pero esto se asemeja a querer identifica el imperialismo con EUA y esto oculta que el imperialismo es una dinámica generalizada, una fase de desarrollo del capitalismo, por lo que encubre la posibilidad del surgimiento de intereses o empresas imperialistas en los países de Latinoamérica, y también encubre los intereses del capital de esas naciones que es el mismo que el de todo capital, acrecentarse y escalar en la pirámide imperialista.
Estos análisis basados en ideologías pequeñoburguesas que no parten del análisis marxista, ideología de la clase obrera, conllevan la prédica de la pluralidad, el eclecticismo, la falta de estructuración y organización de los movimientos, así como un desplazamiento de la clase obrera como el sujeto revolucionario. Estas posiciones no proletarias llevan a la unión de diversas clases en procesos cuyos objetivos de construcción de alternativas a las políticas capitalistas se estancan en el reformismo y algunas pasan a ser francos enemigos de la clase obrera sirviendo a la socialdemocracia.
III. El caso del Neo zapatismo
El segundo texto al que me referiré es “El romanticismo económico” en que Lenin partiendo de la revisión y crítica de la teoría económica de Sismondi, critica el sustento teórico y político de los populistas y algunas capas de la pequeña burguesía. Parte de lo que pone en cuestión Lenin que ya había hecho previamente y se amplía en El desarrollo del capitalismo en Rusia es la concepción abstracta de pueblo y de los campesinos, es decir insiste en la necesidad de un análisis concreto del campesino. En El desarrollo del capitalismo en Rusia se presenta un análisis pormenorizado de la situación de los campesinos de tal manera que es posible dejar de lado la abstracción “campesino” para pasar a categorizar tipos de campesino, buscando a los que por sus condiciones objetivas de vida y trabajo está más cercanos del proletariado y puede ser sus aliados. También se explica quiénes son los campesinos que por sus propiedades de tierras y fuerzas productivas (contar con determinado número de trabajadores, arados, yuntas, etc.) pertenecerían a la pequeña burguesía, los grandes terratenientes ya estaban bien ubicados. Los pormenores del debate no los abordaré aquí, pero recuperaré la esencia. A la par demuestra que el capitalismo ya tenía una base sólida en Rusia, por lo que el proletariado como clase, sin ser numéricamente mayoritario, poseía una importancia estratégica.
Lenin critica el romanticismo económico considerando a este una visión errónea sobre la economía. Esta concepción es producto de la situación objetiva de los pequeños propietarios y la pequeña burguesía ante el desarrollo del capitalismo en Rusia y el imperialismo[7], que se empieza a ver afectada en sus intereses económicos, pues la concentración de capital los arroja a las filas del proletariado. Ya Marx había escrito al respecto que:
En los países donde se ha desarrollado la civilización moderna, se ha formado –y, como parte complementaria de la sociedad burguesa, sigue formándose sin cesar-una nueva clase de pequeñoburgueses que oscilan entre el proletariado y la burguesía. Pero los individuos que la componen se ven precipitados continuamente a las filas del proletariado a causa de la competencia, y, con el desarrollo de la gran industria ven aproximarse el momento en que desaparecerán por completo.[8]
Al resumir los múltiples razonamientos de los románticos económicos Lenin destaca dos que resumen el resto:
- La economía monetaria es condenada porque destruye la economía de los pequeños productores y su acercamiento mutuo (sea del acercamiento del artesano al consumidor del agricultor a otros agricultores, iguales a él) [vinculación a la que los economistas actualmente se refieren como macro economía].
- Se enlaza la pequeña producción porque asegura la independencia del productor y elimina las contradicciones del capitalismo.[9]
Estas ideas eran según Lenin el patrimonio esencial del populismo junto con su idealización de la economía campesina “a través del término nebuloso de ‘producción popular’. La nebulosidad es la atmosfera más cómoda para todos los disfraces”. La producción popular es tan abstracta como “la otra economía” o la economía originaria o solidaria que pregonan los zapatistas.
Respecto al primer punto, la crítica al capital se reduce a comprobar que engendra individualismo y antagonismo (es decir inseguridad del productor e inestabilidad económica social). Esta crítica contrapone el individualismo y la unión de pequeños campesinos sin comprender que con la existencia del capital la pequeña producción genera acumulación y gran producción. Es decir, a fenómenos económicos los populistas anteponen elementos ideológicos y cultuales.
Respecto al segundo punto mencionado por Lenin, los populistas y sus actuales representantes, partiendo de la existencia de contradicciones en el capitalismo, niegan que este represente una forma superior de organización social. Por tanto su oposición al capital no busca resolver las contradicciones inherentes a dicho sistema, sino volver la rueda de la historia.[10]
Esta es la posición que dentro del movimiento revolucionario suelen tomar quienes son influidos por las consignas más en boga y superficiales del zapatismo. De ahí que quieran volver a una economía rural, de autoconsumo, que la crítica al capital sea por destruir sus comunidades, los vínculos de las culturas. La crítica al capitalismo entre estos elementos va de la mano con la idealización de la economía precapitalista, que en México se expresa como la recuperación de los vínculos económicos prehispánicos, ignorando que también existían relaciones de explotación y que los vínculos gentilicios así como particularidades culturales correspondían al desarrollo específico de las relaciones sociales de producción basadas en las fuerzas productivas de la época.
El capitalismo crea nuevas relaciones de producción y nuevas formas de vinculación humana, lo que altera la dinámica economía, haciendo que la pequeña producción agrícola disminuya y fomentando en la producción agrícola la proletarización. Además, si se tratara de recuperar los vínculos humanos hay que considerar que las contradicciones del capitalismo van de la mano con el desarrollo de un vínculo nuevo que no se limita a los estrechos límites de la unión de comunidades, etnias, distritos, territorios, etc. El desarrollo del capitalismo permite la creación de una vinculación humana imposible con anterioridad, una vinculación universal (Marx destacaba en el Manifiesto del Partido Comunista que el desarrollo del capitalismo había hecho posible la existencia de la literatura universal y la interdependencia entre las naciones), pues la nueva comunidad surgida es una clase universal, existente en todo orden nacional, en todos los estados y ramas de la producción: el proletariado, cuyo crecimiento va de la mano con el avance del carácter social de la producción.[11]
La anarquía de la producción, la inestabilidad económica y la proletarización de los pequeños propietarios son un rasgo del capitalismo, lo que no niega los elementos de progreso que el capitalismo tuvo sobre las economías precapitalistas. No se busca hacer apología del capital sino reconocer, como lo permite la teoría marxista, que el capitalismo supuso un desarrollo sobre las formas de organización económicas previas, y aunque actualmente se encuentre en una fase parasitaria, implica un desarrollo por sobre las economías precapitalistas. La comprensión correcta del desarrollo histórico por medio de la ley de la tendencia a la concordancia de las fuerzas productivas y los medios de producción, nos hace saber que estamos en la época de revolución social que marca el paso del capitalismo al socialismo, estructura económica en que las contradicciones del capitalismo se pueden solucionar.
La incomprensión del desarrollo histórico lleva a la postración ante utopías, que niegan los elementos de progreso del capital y tornan en reaccionarias las teorías con que críticas al capital. Una expresión política de esta ideología se ve en la exaltación del indígena, de la comunidad indígena, de la economía indígena, de los valores sociales de las comunidades precapitalistas embonan con las ideas del romanticismo económico a tal punto que en algunos foros de carácter nacional es posible escuchar posiciones que pugnan por la recuperación de la economía “ancestral” indígena o la economía de la comunidades, es decir apelan a elementos de relaciones precapitalista como solución al capitalismo.
La existencia de comunidades que buscan basar su economía en los elementos antes mencionados ignora que en la actualidad no hay forma de desvincularse del capital (por ejemplo, las armas, los medios de comunicación que emplean las comunidades autónomas son una mercancía que deben comprar a las grandes empresas capitalistas; aún más, su producción autónoma, sea café u otro artículo, entra al mercado de mercancías del capital). Evitar el consumo de la producción capitalista generando una “economía autónoma” no es la solución al capital, es como pensar que un fenómeno desaparecerá si unos cuantos lo ignoran. La problemática del sistema capitalista está en que la producción de la riqueza es colectiva y la apropiación privada, por lo que la solución está en superar esta contradicción y no en ignorarla.
Revisemos pues uno de los últimos textos sobre economía política del EZLN en el libro El pensamiento crítico frente a la hidra capitalista. Después de describir el proceso de despojo de sus tierras y el desplazamiento a que los sometió el capital menciona
¿Cómo es eso? Pues lo saben, nada más les recuerdo cuál fue la maña, la trampa que hizo el sistema capitalista, es cuando cambiaron el artículo 27 para que entonces se pueda privatizar los ejidos, porque lo que quieren es que ahora sí se pueda vender o rentar a la madre tierra.
La existencia de ejidos y la defensa de éstos no representan un avance al socialismo, sino el mantenimiento de la pequeña propiedad, pues aunque en el sistema capitalista actual se tiende a la concentración de las fuerzas productivas como ley económica independiente de la voluntad humana. Es verdad que buscan recuperar el ejido no como una propiedad privada sino con la forma “comunal”, es decir, quieren recuperar elementos de relaciones precapitalistas[12]. He aquí una expresión del romanticismo económico, pues esta opción únicamente contiene al capital momentáneamente, en realidad la existencia de ejidos no garantiza una economía alterna al capital pues al estar insertos en el capital su producción e insumos entran en la dinámica capitalista.
En el libro citado se cuenta que aquellos que dejaron privatizar su ejido ahora no tienen nada, para nosotros como marxistas esto representa un proceso objetivo producto del desarrollo capitalista, que es la proletarización. Esto no lo conciben así los zapatistas, pues conciben la pérdida de la tierra como una desgracia por la cual el capitalismo es repudiable, sin comprender que la respuesta no está en buscar mantener utópicamente la pequeña producción[13] que está en desventaja al competir con los monopolios, sino socializar las tierras y las maquinas engendradas por el capital.
Los zapatistas se vanaglorian del trabajo colectivo, el trabajo colectivo de la tierra lo oponen al trabajo individualizado que se da en el capitalismo, al interés personal que aflora en la producción capitalista. Pero ante esta “colectividad” abstracta se alza la organización del trabajo producto del capitalismo, que lleva a la existencia de una colectividad a nivel mundial en que existe una interdependencia de los procesos de producción. Es decir, el trabajo colectivo de los zapatistas tiene límites territoriales y culturales por ejemplo, mientras que el capital permite superar estas trabajas y hacer la producción cada vez más social, elemento determinante de la contradicción principal del capitalismo: la existencia de la producción social y la apropiación privada de esta.
Los zapatistas también critican al capital por la destrucción de la naturaleza y la cultura, por sus consideraciones de que las modalidades indígenas de producción y organización son atrasadas y poco productivas e ineficientes. Aunque esto sea verdad[14], ante esto proponen la práctica de la “economía solidaria” de los zapatistas. ¿Es de verdad un medio de superación del modo de producción capitalista? No lo es.
Retomando elementos del movimiento zapatista han surgido diversas organizaciones anticapitalista, que también con toques de romanticismo, buscan oponerse al capital recuperando la biodiversidad, autogestión o hablan de sustentabilidad comunitaria, concebida como el regreso a la relación con la naturaleza que se estableció entre los hombres en condiciones o con estructuras precapitalistas y la naturaleza. Estas posiciones no alcanzan a concebir que el desarrollo de las fuerzas productivas y las relaciones de producción socialistas son las que pueden llevar al hombre al mundo de la libertad, a poder establecer una relación con la naturaleza que permita su conservación, y no su depredación frente al interés capitalista.
Junto a la corriente zapatista que ha instaurado los caracoles zapatistas que funcionan como cooperativas, se han levantado como parte de las “otras economías” que se oponen al capital y al “neoliberalismo” el fomento de cooperativas, el llamado comercio justo[15], la autogestión, el fomento del “comercio barrial”. Estas supuestas alternativas al capitalismo se basan en la ideología de la pequeña burguesía que se agrupan a nivel mundial en organizaciones como el Foro Social Mundial.[16] En realidad no plantean una alternativa al capitalismo, sino una gestión capitalista distinta, en la que ellos, los pequeños productores no se vean sometidos por el gran capital. Es decir, el conglomerado de ideas que constituyen el romanticismo económico es producto de la situación objetiva de la clase pequeño burguesa que se proletarizan por tratados como el TLCAN y otros tratados económicos que afectan al pequeño capital pero, hay que recordar que los grandes monopolios no se auto sabotearían, y el TLCAN es ejemplo de que las políticas económicas que adoptan las naciones capitalistas son las de la fracción de empresarios que expresa mejor los intereses generales del desarrollo capitalista.
Regresando al caso específico del zapatismo, que sí implica un proyecto anticapitalista, aunque romántico y con tintes reaccionarios, destaca la importancia de la comunidad con base en los elementos sociales de organización social precapitalistas como medio de oponerse al capitalismo organizando una nueva economía. Podemos decir que es un caso muy similar al que ya había pasado ante el marxismo: Lenin al confrontar a los populistas en el texto ¿A qué herencia renunciamos? menciona como una de las características del populismo:
… la fe en el carácter original de Rusia, la idealización del campesino, de la comunidad, etc. La teoría de la originalidad de Rusia ha obligado a los populistas a asirse a anticuadas teorías euroccidentales, los ha impulsado a tratar con sorprendente ligereza muchas conquistas de la cultura Europea Occidental: los populistas se consolaban con la idea de que si carecemos de estos o de aquellos rasgos de la humanidad civilizada, en cambio “estamos predestinados” a mostrar al mundo nuevos modos de gestión económica.[17]
No otra cosa predican las agrupaciones que ven como sujetos emergentes anticapitalistas al campesino y el indígena, elementos subyugados por el capitalismo con los cuales debemos trabajar y ya estamos trabajando como PCM. La problemática es que múltiples organizaciones que se dicen comunistas ponen el acento en la organización de estos sujetos dejando de lado a la clase obrera.
En el tema de los campesinos, las comunidades originarias y el romanticismo económico, los marxistas leninistas no enfrentamos sino la reedición de los viejos debates. Otro ejemplo de la reedición de viejos debates podemos encontrarlo en el llamado Latino americanismo
IV. El latino americanismo
De la mano con la teoría crítica y apoyado en la enfatización que movimientos como el zapatista ponen en la idealización del campesinado indígena y las estructuras de organización social precapitalistas, se presenta la corriente latinoamericanista que tiene como piedra de toque contra el marxismo la supuesta incapacidad del marxismo para estudiar y comprender la realidad latinoamericana, tachando de esquemas occidentales.
En Europa se enarboló la idea de la desaparición de la clase obrera, del predominio de los servicios. En América, además de esto se habla de que la clase obrera no responde al esquema clásico del marxismo, al igual que la formación capitalista y el camino a la revolución. Por tanto destacaban las particularidades poniéndolas como determinantes y desplazando los fenómenos generales. Parten de errores en su análisis, toman la parte por el todo, elementos contingentes como determinantes, así pues destacan particularidades como la cultura u otros productos superestructurales que no son base para una explicación correcta de la realidad en América Latina. Ponen el acento en los análisis de Marx y Engels sobre América para afirmar que para el marxismo es incomprensible la realidad latinoamericana.
Esta argumentación para oponerse al marxismo y las posibilidades del socialismo en América Latina también tiene una similitud con los postulados del populismo, en el texto antes citado, ¿A qué herencia renunciamos? Lenin también destaca que los populistas al postular la originalidad del régimen ruso, en general, y de la del campesino con su comunidad en particular,
“Lejos de aplicar a la santa Rusia el análisis del capitalismo y sus manifestaciones, efectuado por el pensamiento avanzado de Europa Occidental, se han orientado todos los esfuerzos a inventar pretextos que impidan llegar, con respecto al capitalismo ruso, a las mismas conclusiones que se hicieron acerca del europeo”[18].
No comprenden que el marxismo como ciencia aporta un método para conocer la realidad, y tal conocimiento no depende del objeto de conocimiento. Y al desechar el marxismo se ven impedidos para comprender que el análisis marxista parte del materialismo histórico y dialéctico, y desde ahí puede comprender que el desarrollo capitalista implicaba un avance respecto de formas precapitalistas de producción o de formas capitalistas incipientes con fuertes rasgos de economía precapitalista, como los que afloraban en América durante el siglo XIX, aún cuando América ya estaba inserta en la economía capitalista mundial.
Hay quienes sostienen que la fundación de partidos comunista en América Latina tiene dosis de artificialidad, lo que es falso.[19] El PC es el Partido de la clase obrera, en donde ha surgido la clase obrera y ha cobrado fuerza por su importancia en el proceso de producción, más allá del número. Se desarrollan choques obrero patronales y por tanto las condiciones objetivas están dadas para la fundación del PC, expresión de vanguardia de la clase obrera pues solo el PC es la organización de la conciencia para sí del proletariado, y lleva a que el proletariado cumpla la tarea histórica de derrocar al capitalismo.
Contra el intento de poner lo particular por sobre lo general, que desde los años sesenta del siglo pasado se hizo presente al hablar de las vías específicas al socialismo (la vía chilena, la vía mexicana, etc.), Arturo Gámiz ya había mencionado:
La revolución sigue siendo una ley universal es una burda mentira que haya “caminos nacionales” propios y distintos para cada pueblo, lo fundamental no son las particularidades de cada país sino los rasgos generales del capitalista. Las leyes del capitalismo son las mismas y rigen por igual en Italia que en México. No hay “camino italiano”, “camino chileno”, “camino mexicano” porque si la línea estratégica y táctica va a fundamentarse en razón de ciertos detallitos secundarios de cada país había que agregar que dentro de cada país hay condiciones muy diferentes de un estado a otro y por lo tanto surgirá también” un camino tarahumara” al socialismo, “camino totonaca” “camino chihuahuense”, etc.[20]
Es verdad que para la práctica revolucionaria se deben considerar los elementos específicos de la región, de la clase obrera, la situación económica, la experiencia y tradiciones de lucha, el nivel de conciencia y organización de las masas explotadas y demás elementos. El marxismo leninismo parte de que la verdad nuca es abstractas siempre es concreta, y la concreción como síntesis de múltiples determinaciones requiere sumar y relacionar las diversas determinaciones del proceso estudiado.
El peligro está en hacer pasar a la parte por el todo, que querer anteponer elementos secundarios a los determinantes y más importantes, en querer anteponer elementos culturales u otras especificidades a las leyes económicas más generales. Las particularidades súperestructurales contaron para que el paso al capitalismo tuviera diferencias en distintos lugares del mundo pero siempre presentando los mismos elementos económicos (propiedad privada de los medios de producción, existencia de hombres libres divorciados de los medios de producción y el desarrollo del mercado).
De igual forma el paso al socialismo tendrá particularidades en distintos lados, pero en toda revolución socialista ha de presentar las mismas características en el ámbito económico y político, entre las que destacamos la incompatibilidad del socialismo con las relaciones de mercado y la necesaria toma del poder por la clase obrera. Siendo que en última instancia las relaciones de producción determinan la producción de la vida intelectual y cultural, las vías nacionales no existen, pues comparten los elementos determinantes y en esencia son un mismo proceso.
V. Conclusión: Contra el dogmatismo
Critican que consideremos la obra de Marx como acabada, como si no aceptáramos que algo se sumara a la teoría marxista: esto es falso. Reivindican que el discurso de Marx no sea cerrado o acabado, un discurso abierto “el discurso de Marx debe ser completado por nosotros” dicen. Con estos argumentos se adjudican el derecho de tergiversar a Marx. El Marxismo-Leninismo muestra que la obra de Marx debe ser desarrollada, pero procediendo con la dialéctica materialista, no con el eclecticismo. Por ejemplo, Lenin al estudiar el imperialismo desarrolla la teoría marxista. No consideramos que la obra de Marx no pueda ser desarrollada, sino que nos oponemos a hacer pasar por marxismo las tergiversaciones.
Fundada en el Marxismo-Leninismo nuestra política, acusada de dogmática o radical pasa por organizar a la clase obrera que sigue siendo el sujeto revolucionario llamado encabezar la destrucción del capitalismo, pasa por recuperar la experiencia de la construcción socialista en la URSS, por afirmar que la principal contradicción es capital/trabajo y no caer en los discursos nacionalistas que llevan a alianza de la clase obrera con la llamada burguesía nacional para confrontar al imperialismo. Esto nos ha valido ser tildados de sectarios por otras organizaciones políticas que se declaran anticapitalistas, pero no por eso hemos de renunciar a nuestros principios, a nuestro programa a nuestra táctica.
Es verdad que actualmente el movimiento anticapitalista en nuestro país no tiene por base el marxismo-leninismo ni como sujeto principal a la clase obrera, y algunas posiciones políticas que actualmente se consideran “revolucionarias”, de “izquierda” y que anidan en el movimiento anticapitalista, son en realidad reaccionarias o contrarrevolucionarias, tal es el caso de las ideas autonomistas y la socialdemocracia . Esto se refleja en sus programas basados en el romanticismo económico para el caso de los autonomistas, o los planteamientos de reformas que no plantean como meta el socialismo o le anteponen etapas como la lucha democrática o de liberación nacional.
Estas posiciones van de la mano de conceptos y análisis que distan del Marxismo-Leninismo, son expresión ideológica de la pequeña burguesía cuando no de la burguesía misma. Al servicio de estas se ha posicionado la llamada teoría crítica, que buscado desprestigiar al marxismo-leninismo colabora con la difusión de los proyectos políticos socialdemócratas[21] o basados en el romanticismo económico.
Ante esta situación es momento de que nuestro Partido haga frente a estas ideologías, anteponiendo el marxismo y disputándose la vanguardia del movimiento revolucionario. Para esto se requiere fortalecernos ideológicamente para hacer frente a las ideologías erróneas y saber emplear el materialismo dialéctico e histórico para dirigir políticamente a la clase obrera a la toma del poder y la construcción del Socialismo.
Obras consultadas:
Comité Central del PC [B] de la URSS. Historia del Partido Comunista Bolchevique la URSS. México, Editorial Revolución, 2013.
Gámiz Arturo. “Resolución 5. El único camino a seguir” en Encuentro de sierra Heraclio Bernal.
Lenin. Las tareas de los socialdemócratas rusos.
Lenin. El desarrollo del capitalismo en Rusia.
Lenin. ¿A qué herencia renunciamos?
Lenin. ¿Qué hacer?
Lenin. Nuestro programa.
Lenin. El romanticismo económico.
Marx y Engels. Manifiesto del Partido Comunista.
[1] Lenin. Nuestro Programa, en Obras Escogidas en XII tomos. Moscú, Progreso, S/F. p. 458.
[2] Lenin. Las tareas de los socialdemócratas rusos, en Obras escogidas en XII tomos. p. 308
[3] Lenin. Las tareas de los socialdemócratas rusos, en Obas escogidas en XII tomos. Moscú, Progreso, S/F. p. 375-376.
[4] Este periodo que se puede encontrar en el 1° capítulo de la Historia del PCUS como “La lucha por la creación del Partido Obrero Socialdemócrata de Rusia (1883-1901). Comité Central del PC [B] de la URSS”. Historia del Partido Comunista Bolchevique la URSS. México, Editorial Revolución, 2013.
[5] Comité Central del PC [B] de la URSS. Historia del Partido Comunista Bolchevique la URSS. México, Editorial Revolución, 2013. p. 22.
[6] Tomado de una entrevista a Diana Fuentes.
[7] Lenin. El romanticismo económico. México, Grijalbo, 1970. p. 114-120
[8] Marx y Engels. Manifiesto del Partido Comunista.
[9] Lenin. El romanticismo económico. p. 105.
[10] Un ejemplo de la elaboración teórica que busca sustentar esta posición para el caso del movimiento zapatista es el de Richard Stahler-Sholk “Autonomía y economía política de resistencia en Las cañadas de Ocosingo” en Bruno Baronnet, Mariana Mora Bayo y Richard Stahler-Sholk. Luchas “muy otras”. Zapatismo y autonomía en las comunidades indígenas de Chiapas. México, UAM Xochimilco- (CIESAS), 2011. https://zapatismoyautonomia.files.wordpress.com/2013/12/luchas-muy-otras-2011.pdf.
El argumento principal del artículo es “que la viabilidad económica del modelo zapatista, en el sentido micro, es esencial como estrategia de resistencia para su futuro”, p. 409.
[11] Esto no es una apología del capital, es el reconocimiento objetivo, como lo hace Marx, del carácter revolucionario que tuvo el capital. Además, la comunidad del proletariado universal ha dado muestras de ese vínculo que traspasa fronteras y culturas, con el ejercicio del internacionalismo proletario.
[12] Un caso similar se dio en Rusia con el debate sobre las posibilidades de que la comuna rusa sirviera como base para dar el salto al socialismo sin pasar por las brutales consecuencias de la instauración del capitalismo. Al respecto de este debate, un error que comenten los marxolos y tertulianos que apelan a la infinita interpretación y búsqueda de los textos de Marx para resolver la problemática, es no ejercer el estudio concreto de la realidad concreta, es decir que no superan la teoría como sí lo hizo Lenin al hacer un estudio específico en El desarrollo del capitalismo en Rusia con el que demuestra que el capitalismo aunque débil estaba ya asentado en Rusia. Además, de la investigación concreta la práctica revolucionaria de Lenin demostró que la política populista no era la solución al capitalismo, demostración improbada, pues aun existiendo una mayoría campesina en la población rusa, la organización de los obreros fue lo fundamental (sin olvidar la alianza campesina que fue condición de posibilidad para la revolución de octubre). Es decir, el pilar para organizar la lucha contra el capital lo encontró el leninismo no en la “comuna rusa” girando atrás la rueda de la historia, sino en el proletariado, elemento revolucionario engendrado por capitalismo, aun cuando su desarrollo en Rusia distaba del existente en Alemania o Inglaterra.
[13] La industrialización y por tanto proletarización del campo permite niveles de producción que distan mucho de las capacidades de un productor artesanal, por ejemplo, la producción de maíz con métodos industriales oscila entre 10 y 12 toneladas por hectárea, con los métodos artesanales (considerando las mejores condiciones posibles) se produce apenas cerca de 3 toneladas por hectárea. En el socialismo se recuperará el desarrollo de las fuerzas productivas, pero al considerar al humano como el objetivo de la producción y no la ganancia, se podrá hacer comulgar a los altos niveles de producción con el cuidado de la naturaleza en la formulación de la planificación económica.
[14] Por ejemplo, con las formas tradiciones de cultivo de maíz, cuando mucho se puede alcanzar 4 toneladas por hectárea, con los métodos desarrollados por el capitalismo la producción oscila entre 12 y 14 toneladas por hectárea.
[15] El movimiento del comercio justo es relativamente nuevo: fue en Ginebra en 1964, durante la conferencia de la Conferencia de las Naciones Unidas sobre Comercio y Desarrollo (UNCTAD), en donde por vez primera se planteó la idea de suplantar la ayuda económica hacia los países pobres por un régimen de apertura comercial a los productos de esos países quitando los obstáculos arancelarios en los mercados de alto poder adquisitivo. El objetivo primordial de las organizaciones de comercio justo, declaran ellos mismos, es luchar contra la pobreza de esos pequeños productores bajo el lema “¡Comercio, no ayuda!”, a través de un nuevo sistema de comercio basado en valores humanos de justicia y equidad, en un marco de relación libre, directa y honesta entre los tres actores que intervienen en el comercio: productores, consumidores e intermediarios. Sus promotores declaran que los nuevos sujetos que hacen posible la existencia del comercio justo son el pequeño productor asociado, que trabaja su parcela con su propia mano de obra y la de su familia. http://www.uach.mx/extension_y_difusion/synthesis/2008/11/10/comercio_justo.pdf.
[16] El Foro Social Mundial es un espacio de debate democrático de ideas, de profundización de la reflexión, de formulación de propuestas, de intercambio de ideas y de articulación de movimientos sociales, redes, ONGs y otras organizaciones de la sociedad civil que se oponen al neoliberalismo y a la dominación des mundo por el capital y por todas formas de imperialismo. Después del primer encuentro mundial de 2001, sucedió un proceso mundial de búsqueda y de construcción de alternativas a las políticas neoliberales.
Esa definición está inscrita en la Carta de los Principios del FSM. El Foro Social Mundial se caracteriza también por su pluralidad y su diversidad. No es ni confesional, ni gubernamental, ni partidista. Se propone de facilitar la articulación, descentralizada y en redes, de asociaciones y movimientos involucrados, tan al nivel local como internacional, en acciones concretas de construcción de otro mundo, sin pretender encarnar una instancia representativa de la sociedad civil mundial. El Foro Social Mundial no es ni una asociación, ni una organización. https://fsm2015.org/es/node/394#sthash.k9gcuA4f.dpuf
[17] Lenin, ¿A qué herencia renunciamos? en Obras escogidas en XII Tomos. p. 426.
[18] Lenin. ¿A qué herencia renunciamos? en Obras escogidas en XII Tomos. p. 422, 426. Estas posiciones han sido reeditadas recientemente con teorías que buscan desprestigiar al marxismo por ser una teoría occidental incapaz de explicar realidades distintas como la de Latinoamérica. También argumentan que se debe descolonizar teóricamente, es decir renunciar a las aportaciones occidentales. Otras posiciones más cercanas al posmodernismo afirman que la realidad no puede ser conocida científicamente ni se pueden encontrar estructuras o regularidades en el desarrollo histórico-social, negando así que el marxismo permita una explicación de la realidad social global.
[19] Esta posición es sostenida por Enrique Condés Lara en su libro Atropellado amanecer. El comunismo en los tiempos de la Revolución Mexicana.
[20] Arturo Gamiz. “Resolución 5. El único camino a seguir” en Encuentro de la sierra Heraclio Bernal.
[21] Un caso demostrativo es el apoyo que intelectuales reivindicados como marxistas críticos o anti dogmáticos, tal como Enrique Dussel, dan a la socialdemocracia apoyando a MORENA y su líder López. Vid. Obrador http://www.lajornadaguerrero.com.mx/2012/03/25/index.php?section=politica&article=003n1pol ; http://www.eluniversal.com.mx/articulo/metropoli/df/2016/02/4/morena-designa-su-equipo-de-notables. A nivel internacional esto se repite, tal es el caso de los autores David Harvey y Slavoj Zizek posicionándose de manera directa e indirecta con el proyecto de Syriza partido socialdemócrata con el que se confronta nuestro Partido hermano el KKE. Sobre el posicionamiento de Slavoj Zizek ante la socialdemocracia puede verse: http://www.potemkinreview.com/note-syriza.html,http://www.newstatesman.com/world-affairs/2015/07/slavoj-i-ek-greece-courage-hopelessness, http://inthesetimes.com/article/18229/slavoj-zizek-syriza-tsipras-merkel; http://www.marxist.com/zizek-apologista-giro-socialdemocrata-de-syriza.htm.
Sobre el posicionamiento de David Harvey ante la socialdemocracia puede verse: https://marxismocritico.com/2015/03/27/sobre-podemos-y-syriza/.
Con esto no se busca desacreditar de manera general a estos teóricos, sino llamar a una lectura más cuidadosa de los mismo consideran que su teoría tiene un reflejo político, que hasta ahora no se han aproximado a las posiciones de ruptura radical con al capital con la organización revolucionaria de la clase obrera como lo hace el KKE.
2 comentario en “La ideología marxista-leninista ante la teoría crítica, el zapatismo y otras cuentas por saldar”