Frente a la crisis ambiental y la extinción de la biodiversidad: el socialismo como perspectiva
Manifiesto difundido en el marco del 3° Congreso Internacional sobre el Aprovechamiento y la Conservación de la Biodiversidad
Universidad Autónoma Chapingo, Estado de México, a 5 de Octubre de 2016.
El término biodiversidad, relativamente reciente, con aproximadamente 30 años de uso, viene a complementar lo que las personas de siglos anteriores de pensamiento occidental denominaban naturaleza, la biodiversidad representa el cúmulo de la vida en todas sus expresiones, objetivas e inclusive subjetivas, incorpora a los fenómenos, las causas y efectos, así como todas las correlaciones que deriven de la existencia.
La biodiversidad es un concepto que incluye causa y efecto, en un sentido es el constante aprovechamiento de las especies de los rendimientos y residuos de otras, para su vida, existencia, plenitud y rendimiento que al concluir su ciclo aportará a otras especies para reproducir el ciclo. Es una unidad y lucha de contrarios en equilibrio y desequilibrio constante, en donde las especies dependen de todas y todo y a la vez en un aparente aislamiento no se ocupan entre ellas.
El registro de las correlaciones de las especies ha sido fuertemente documentado en diversos campos del estudio de la vida, sin embargo, la más poderosa correlación de mayor impacto ha sido la del homo sapiens sapiens con el entorno.
El homo sapiens sapiens tiene 195 mil años de existencia y poco más de 200 de vivir en el capitalismo como sistema económico y político dominante. En los últimos 60 millones de años el crecimiento de nuevas especies había sido más rápido que la desaparición de otras formas de vida, sin embargo, en menos de 200 años, este proceso se ha invertido. La velocidad de extinción, a partir de la existencia del capitalismo ha aumentado y el nivel de ésta ha alcanzado una velocidad de entre 1.000 y 10.000 veces mayor que el de los últimos 60 millones de años.
Cuando desarrollamos la agricultura, hace 11 mil años, en todo el mundo había únicamente 6 millones de personas, actualmente hay más de 7 mil millones de personas, sólo de 1950 al año 2000 el crecimiento fue aproximadamente del 141%. Pero, este crecimiento de la población viene acompañado de un particular modo de vida basado en el capital y en el privilegio constante del consumo y la sobreproducción que privilegia el valor de cambio sobre el valor de uso, el interés de acumulación de riquezas sobre el bienestar social, incluido como arte del bienestar social el cuidado del ambiente y la biodiversidad. Es decir, el capitalismo.
En los 50 años que se duplicó la población el número de animales invertebrados ha disminuido en más del 50%, 40% de los anfibios están amenazados y 17% de las especies de pájaros están en peligro. Hace unos 10 mil años la mitad de la superficie del planeta estaba cubierta por bosques, que actualmente alrededor de la mitad de esos bosques se han perdido, mientras 14 millones de hectáreas se deforestan anualmente en el mundo. La cubierta forestal del planeta es donde el nivel de diversidad biológica es más alto. Los pantanos más ricos en especies también se redujeron a la mitad durante el siglo XX.
Se estima que a este ritmo el 15% de las especies animales y el 37% de las especies de plantas podrían desaparecer en 2050.
El capitalismo, y no la riqueza material generada por éste, es y ha sido el principal actor en el exterminio de la biodiversidad planetaria. Mientras que las acciones de conservación, restauración y recuperación de los ecosistemas y la vida dentro del actual sistema económico son escasas y condicionadas a planes y programas que no ceden en atender las causas de la deforestación o el exterminio de la flora y la fauna, así como los ecosistemas acuáticos, marinos, terrestres, forestales, matorrales, desiertos y microbianos.
La sobre producción, es garante de la permanencia del dominio capitalista desde el inicio ha sido una amenaza para la vida, pues ya se preveía el exterminio de las especies a través de la sobre explotación de los recursos de la biodiversidad para atender la voracidad de la burguesía cuyo único objetivo es la máxima ganancia.
Hoy, el cambio climático se capitaliza como bandera del imperialismo internacional para redirigir fondos y presupuestos a simulaciones de conservación, en donde, con una mano autorizan y con la otra administran los grandes monopolios que exterminan la biodiversidad. Uno de los casos más próximo y relevante es el maíz mexicano, que está en lucha cultural, social y económica por su subsistencia, los embates de Monsanto y diversas empresas aliadas al Estado mexicano, comercian semillas transgénicas, fertilizantes y plaguicidas que asesinan la tierra y a diversas especies entre ellas, el hombre.
Desde los tiempos del aprovechamiento hasta los de la explotación de los hidrocarburos siempre han existido alternativas energéticas a la demanda de los pueblos y naciones, sin embargo, la propiedad privada de los medios de producción y la voracidad por la generación de plusvalía han retrasado la participación de estas tecnologías hasta el borde de la extinción. Ahora, hay cada vez más sistemas y procesos que funcionan a través de las energías renovables, no obstante, dentro del capitalismo es imposible que una transición energética se dé en pleno, los ahorros de las energías renovables está en contradicción con el despilfarro y la acumulación, que representan los hidrocarburos, combinados con el poder en manos de la burguesía, así nos lo han demostrado por más de 100 años.
En el último siglo la temperatura de la tierra aumentó entre 0’3 y 0’6º C, para los próximos 100 años se calcula un aumento de entre 1’5º a 5’5º C. Tales cambios provocarán desastres descomunales, como sequías y deshielo de los casquetes polares, inundaciones en las costas marítimas, donde vive el 60% de la población mundial, lo cual causaría millones de víctimas.
Las futuras generaciones cada minuto de nuestro presente están siendo condenadas a no disfrutar de amplios segmentos de la biodiversidad, su reto de subsistencia será superior, el capitalismo no piensa en ellos y no hay espacio en sus bolsillos y políticas para ellos, la simulación capitalista es una trampa de la que debemos despertar, no hay conservación en éste, tal no es más que un engaño a través del cual busca erigir nuevas industrias y sistemas de explotación “verdes” maximizando riquezas con la mínima inversión posible.
Al persistir el privilegio del valor de cambio sobre el valor de uso, la naturaleza pierde, lo que el capitalismo ve cómo materias primas con poco valor de cambio, son transformados bajo sistemas de explotación de los trabajadores, los pueblos y la biodiversidad, en mercancías con alto valor de cambio sin considerar los serios impactos que representan.
La conservación de la biodiversidad y el capitalismo son una contradicción irreconciliable, no hay acuerdo entre ellos ya que mientras uno busca recuperar, restaurar y conservar la vida, el otro busca explotarla y depredarla en beneficio de la clase burguesa. Por tanto, una alternativa integral para la conservación de la biodiversidad está ligada a una sociedad donde el valor de cambio sea cuestión del pasado; donde la mercantilización de la humanidad y la biodiversidad no sean más que una pesadilla, pues solo han conducido a la irracionalidad y la barbarie, a la depredación y a las guerras, al hambre y a la miseria.
Urge una sociedad que frene la extinción de las especies, incluida la especie humana, que es liquidada masivamente en África con medidas neomalthusianas y diariamente con medidas de exterminio en todos los continentes. Necesitamos salvar el agua, el aire, la flora, la fauna, el hábitat y ello no puede ser en una sociedad donde prive la propiedad privada de los medios de producción que se sustenta en la lógica del lucro, de la ganancia.
El rencuentro del hombre con el hombre, y del hombre con la naturaleza, permitirán la armonía necesaria para que la vida continúe; cesando al capitalismo la vida en el planeta tierra continuará, cesando al capitalismo detendremos la catástrofe en curso.
A las acciones.
Defender el maíz y sumarnos a la lucha que los campesinos artistas e intelectuales libran en contra de las trasnacionales.
Sumarnos a las jornadas comunitarias y campesinas de reforestación y restauración de los ecosistemas.
Organizar protestas ante la devastación de ecosistemas por contaminación de los monopolios que causan pérdidas en la biodiversidad.
Sumarnos a la defensa de la tierra ante los proyectos extractivistas cómo son las mineras, gasoductos, hidroeléctricas y aeropuertos que sin evaluaciones de impactos ambientales y sin consultar a los pueblos depredando los ecosistemas a favor de los intereses del capital.
Construir esa sociedad en que la propiedad social de los medios de la producción y la planificación de la economía serán las herramientas para que el hombre deje de ser lobo del hombre y depredador de la BIODIVERSIDAD.
Comité Regional del Valle de México
Partido Comunista de México
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