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Tesis del IV Congreso del Partido Comunista de México

Tesis del IV Congreso del Partido Comunista de México

  1. Nuestra época, la del imperialismo y las revoluciones proletarias.

 

[1.1] Vivimos la época del imperialismo y las revoluciones proletarias. La Gran Revolución Socialista de Octubre tuvo el mérito de romper el hielo, de indicar el camino a la clase obrera y a los pueblos para su emancipación, iniciando así, la transición histórica del género humano de la prehistoria al socialismo/comunismo.

 

[1.2] Esta característica general de la época fue enriquecida por la construcción socialista en el siglo XX y sus lecciones son de imprescindible importancia para la clase obrera del mundo, para los partidos comunistas y obreros, para el conjunto de las fuerzas revolucionarias y antiimperialistas. En el frente teórico, ideológico y político es un deber y una necesidad del movimiento comunista internacional defender esa heroica experiencia y extraer las lecciones que enriquecerán la lucha de clases contemporánea.

 

[1.3] El retroceso temporal, resultado de la contrarrevolución internacional de las últimas dos décadas del siglo XX, no anulan el carácter de la época.  El proceso de reorganización y lucha, el ascenso del movimiento antiimperialista, la intensificación de la contradicción capital/trabajo, demuestran que el curso revolucionario continúa, y que el siglo XXI atestiguará que el proletariado y sus aliados, con partidos comunistas de vanguardia, continuarán el ciclo abierto por Lenin y los bolcheviques para derrocar el capitalismo y enterrarlo, construyendo la sociedad sin explotación del hombre por el hombre, la sociedad comunista.

 

[1.4] La Revolución de Octubre fue el resultado del desarrollo del proletariado, de su conciencia de clase, de su Estado Mayor (el Partido Comunista), y de su teoría revolucionaria (el marxismo-leninismo).

 

El proletariado, la clase obrera, irrumpe con su propia teoría, como resultado de la conjunción de factores que la propia humanidad gestó en su devenir, en los progresos de las fuerzas productivas y en el campo de las ideas. Desde que en 1847-1848 Karl Marx y Friedrich Engels redactaron el Manifiesto del Partido Comunista, en vísperas de la Revolución que sacudió al continente europeo, la bandera del socialismo científico fue asumida cada vez con mayor fuerza. La misma práctica de la lucha de clases fue enriqueciendo la teoría, confirmándole su rol, que se expresa en la frase: sin teoría revolucionaria no hay movimiento revolucionario.

 

Muy aleccionadora fue la experiencia de la Comuna de París en 1871, primer asalto al cielo. La I y II Internacional también proporcionaron lecciones imperecederas a la doctrina proletaria. Fue la lucha contra el oportunismo de derecha, el reformismo y el revisionismo, así como el ingreso del capitalismo a su fase monopolista -el imperialismo- lo que definitivamente maduró a la clase de vanguardia, con los aportes inmortales de Vladimir Ilich Lenin. Sostenemos, sin concesiones ni complejos, que el marxismo-leninismo es la ciencia viva de la clase obrera y el conjunto de los oprimidos, que asegura la ruta a la emancipación, no sólo de los explotados sino del conjunto del género humano, que proporciona los elementos necesarios a la política clasista para el derrocamiento de la sociedad basada en la propiedad de privada de los medios de la producción y del cambio.

 

[1.5] En el contexto del triunfalismo contrarrevolucionario de finales del Siglo XX emergieron argumentos, enarbolados por viejos y nuevos oportunistas, con la pretensión de demeritar a la Revolución de Octubre y a la construcción socialista. Se planteó, por ejemplo, que en las condiciones de atraso de Rusia estaba el germen del fracaso; que fueron quemadas etapas por el aventurerismo de los bolcheviques; que en la inmadurez procedía la república democrático-burguesa y el parlamentarismo y que no ceñirse a tal concepción derivaba en la antidemocracia. Tales posiciones antaño sostenidas por Karl Kautsky, fueron ahora repetidas, con fraseología posmodernista, por las distintas corrientes trotskistas, por la socialdemocracia, ahora con el nombre de “socialismo democrático”, y por el eurocomunismo.

 

Omiten todos esos adversarios ideológicos y políticos de la clase obrera y de la Revolución Socialista, que Lenin y el Partido Bolchevique se empeñaron en profundizar el estudio del imperialismo como fase superior y última del capitalismo y que en esa base ideológica surge la teoría del eslabón más débil; que fueron tomados en cuenta el factor de la Primera Guerra Mundial, la crisis, el ascenso de la lucha de masas, primero contra la autocracia zarista y de manera ininterrumpida contra el imperialismo; que la democracia burguesa no solo fue incapaz de dar a los obreros y campesinos la paz, el pan, la tierra, anhelos impostergables, sino que profundizo la situación de guerra, la hambruna y la alianza con los terratenientes, los señores de la horca y el cuchillo. El surgimiento de los soviets, consejos de obreros, campesinos y soldados fueron manifestaciones de un nuevo poder; cuyo motor era el Partido Bolchevique, lo cual generó una dualidad de poderes; las condiciones maduraron y en el justo momento, cuando el análisis concreto de la situación concreta lo indicó, el proletariado irrumpió victoriosamente en la Historia.

 

El poder soviético que emergió como dominante al triunfo de la Revolución, fue la manifestación de la dictadura de clase, de la dictadura del proletariado y expresó manifestaciones de democracia de los trabajadores sólo conocidas embrionariamente en la Comuna de París, que por primera vez en la Historia llevaron a la palestra a millones de hombres y mujeres, obreros y campesinos, protagonistas de la construcción socialista.

 

[1.6] Ideológicamente la contrarrevolución centró su argumentación en demeritar la construcción socialista, principalmente en la URSS.

 

Para ello recicló sobre todo las posiciones del trotskismo y la socialdemocracia, al tiempo que desataba una campaña de deformación de la Historia, de revisionismo histórico sin precedentes, algo que bien podemos denominar un nuevo asalto a la razón, de la misma manera que Georgy Lukács se refirió a las bases filosóficas que fundamentaban al III Reich en Alemania. En ello jugo también su rol el revisionismo que en los propios países socialistas surgió y se desarrolló con base en las contradicciones resultantes de la existencia de las relaciones mercantiles.

 

Sin embargo la contribución de la URSS a la humanidad es de capital importancia, pues desmanteló el colonialismo, las reminiscencias feudales y derrotó al fascismo.

 

[1.7] Con la Rusia soviética vino no sólo una república multinacional –la URSS- que abrió a pueblos enteros por primera vez el acceso a la educación, la cultura universal, la salud, niveles de vida nunca conocidos; que respeto y potenció las nacionalidades antaño oprimidas; además se produjo un impulso a la lucha de liberación nacional de los pueblos de Asia, África y América, desde 1917, pero sobre todo después de la victoria sobre el fascismo en la Segunda Guerra Mundial.

 

De la misma manera que la acción de los internacionalistas -con los bolcheviques y espartaquistas en el centro- fue la conciencia y el honor de la clase, la perspectiva de la revolución socialista frente a la barbarie capitalista expresada en la guerra; lo fue también el papel de la URSS, del Ejército Rojo, del PC (Bolchevique), del movimiento partisano y la acción de la Internacional Comunista, y después de la disolución de está, de los partidos comunistas.

 

El fascismo, y su variante más reaccionaria y agresiva, el nazismo alemán, expresaban tal como lo caracterizo el VII Congreso de la Internacional Comunista, la dictadura más terrorista, más chauvinista y con tendencia a la guerra. El fascismo fue impulsado como una salida a la crisis capitalista que inicio en 1929 y como una barrera de contención a la ola expansiva revolucionaria en Rusia, Alemania, la República de los Consejos en Hungría, los consejos en Turín, Italia, en Shanghái y otras partes de China, la República Española, etc.

 

La alianza fascista no en balde era conocida como el “Eje anti-Comintern”.

 

La barbarie fue llevada a varios continentes; en Europa fue devastadora, en los países ocupados la represión y el asesinato fueron masivos. Es verdad que el pueblo judío fue una víctima de la ceguera racial preconizada, pero no fue el único objetivo: la clase obrera organizada, los partidos comunistas, los sindicatos clasistas, las diversas formas asociativas de los trabajadores fueron sistemáticamente golpeadas; miles de comunistas fueron asesinados o recluidos en los campos de concentración.

 

Con la inicial complicidad de los círculos monopolistas de los EEUU e Inglaterra, la Alemania nazi decidió la invasión a la URSS el 22 de junio de 1941. Toda la maquinaria de muerte fue desplegada arteramente. En las puertas de Moscú y Leningrado, con la roja bandera de la hoz y el martillo ondeando indoblegable, la resistencia no cedió, cada metro de tierra fue defendido con el sacrificio de los ciudadanos soviéticos agrupados en torno al Comité de Defensa del Estado y del Partido Comunista. La Gran Guerra Patria en todo el territorio, en Kursk, Stalingrado, tras las propias líneas del ocupante quebró el espinazo al fascismo. Fue en Stalingrado y no en Normandía donde el curso de la Segunda Guerra Mundial fue definido. El costo para el país de los soviets fue elevado, ciudades en ruinas, campos destrozados; más de 20 millones de hombres y mujeres ofrendaron su vida por la justa causa.

 

La bandera roja ondeo en Berlín el 9 de mayo de 1945, y el Ejército Rojo, al liquidar a la Alemania nazi, fue la principal fuerza de liberación de Europa; una Europa democrática surgió, la del campo socialista, integrada por Polonia, Hungría, Checoslovaquia, Bulgaria, la RDA, Yugoslavia, Albania, y con ella indudablemente surgió también una correlación de fuerzas que favoreció el desencadenamiento descolonizador y liberador. En Asia: la República Popular Democrática de Corea, la República Popular de China, Vietnam y la península indochina. En los años siguientes fue el mismo factor que aseguro la supervivencia del triunfo revolucionario en Cuba, donde las fuerzas antiimperialistas derrocaron la dictadura de Batista en 1959. Lo mismo en África, e inclusive la derrota del apartheid.

 

El Partido Comunista de México considera su deber expresar que valora positivamente, y contribuir a tal reconocimiento de la época de cambios profundos y radicales que el triunfo revolucionario y la construcción socialista abrió a la humanidad.

 

Si bien la vida en la tierra surgió alrededor de 3500 millones de años y el hombre hace poco más de un millón, ni durante el inmenso periodo de casi un millón de años del régimen de la comunidad primitiva, ni durante los 10,000 años del régimen esclavista, ni durante los 1000 años del régimen feudal, ni durante los 300 años del régimen capitalista, la humanidad conoció una época como ésta, abierta por el ciclo de ruptura con el capitalismo y la transición al socialismo-comunismo. Es verdad como demuestra el materialismo histórico, que cada modo de producción ha superado progresivamente al previo, y que la burguesía espoleo el desarrollo de una forma impresionante, pero las revoluciones proletarias, la construcción socialista –que no fueron derrotadas por el fascismo, ni por la bomba nuclear y la guerra fría, ni por la contrarrevolución temporal- han mostrado que las clases hoy explotadas y oprimidas, pueden y deben construir otro mundo de justicia, democracia y libertad, el mundo socialista-comunista.

 

  1. El Imperialismo, la restructuración capitalista internacional, la “globalización”. La crisis del sistema.

 

[2.1] En su desarrollo el marxismo-leninismo evalúo las modificaciones en el actual modo de producción al entrar a la etapa de los monopolios, al imperialismo fase superior y última del capitalismo.

 

Fue a finales del Siglo XIX que la tendencia a la centralización y concentración dejo atrás a la libre concurrencia dando lugar al capitalismo monopolista, impulsado por el desarrollo de las fuerzas productivas y las relaciones de producción burguesas, por el avance de la técnica y la concentración de la industria.

 

[2.2] Fue Vladimir Ilich Lenin quien hizo la histórica contribución del estudio e investigación del imperialismo como fase superior y última del capitalismo, el preludio de la revolución proletaria. En sus trabajos elaborados en el marco de la Primera Guerra Mundial, hace el balance del desarrollo del capitalismo mundial basado en El Capital de Karl Marx. Lenin define cinco rasgos fundamentales del imperialismo:

 

  1. a) La concentración de la producción del capital llegó a un punto tan elevado de desarrollo que surgen los monopolios. En la libre concurrencia, la tendencia a la concentración y la centralización del capital, subordinó a las pequeñas y medianas empresas hasta su transformación en monopolios, esto es, agrupaciones de capitalistas que concentran en sus manos la producción y venta de una parte considerable de los productos, de una o varias industrias, para imponer altos precios a las mercancías y extraer altas ganancias; que tienen en sus manos la industria pesada, las ramas de la industria ligera, los bancos, el comercio tanto interno como internacional.

 

No hay que perder de vista que aún con el dominio pleno de los monopolios subsisten pequeñas y medianas empresas, pequeños productores, campesinos y artesanos; que hay una intensa competencia dentro y entre los monopolios, y también contra las empresas aún no monopolizadas.

 

La dominación de los monopolios profundiza la contradicción entre el carácter social de la producción y la forma privada capitalista de la apropiación, las crisis tienen un carácter más devastador.

 

  1. b) Se da la fusión entre el capital bancario y el industrial dando origen al capital financiero, a la oligarquía financiera. De la misma manera que en la industria, en la banca opera el proceso de concentración del capital. De intermediarios para los pagos pasaron a comerciantes de capitales. Con la acumulación de capital y la concentración de la producción se concentraron en los bancos enormes capitales inactivos en busca de inversiones ventajosas. Se produjo un cambio de calidad en la relación entre los bancos y la industria con la inversión de recursos monetarios en la compra de acciones, reorganizando las empresas en forma de sociedades anónimas. De modestos intermediarios, los bancos se transforman en los omnipotentes monopolios del mercado del dinero. Los intereses de los bancos y los de la industria se entrelazan cada día más estrechamente, se fusionan, se ensamblan.

 

Al actuar como copropietarios de las industrias, el comercio, los transportes, las comunicaciones -vía la adquisición de acciones-, en tanto los monopolios industriales adquieren también acciones de los bancos, se refuerza tal ensamble entre el capital monopolista industrial y el bancario, dando origen a un nuevo tipo de capital: el capital financiero, del que Lenin define tres aspectos: 1) Concentración de la producción 2) Monopolios engendrados por ella  3) Fusión o ensamblaje de los bancos con la industria.

 

Las mismas personas dirigen a los monopolios de la industria, la banca, el comercio y otras ramas de la economía. Se trata de un puñado de grandes banqueros e industriales monopolistas, los que tienen en sus manos, en el mundo y en cada país, las ramas fundamentales y vitales de la economía y de la riqueza socialmente producida. La dominación de los monopolios capitalistas se convierte en la dominación de la oligarquía financiera.

 

  1. c) La exportación de capitales es más importante que la exportación de mercancías. Mientras en la libre concurrencia lo característico fue la exportación de mercancías, en la fase imperialista es la exportación de capitales. Esto se da como resultado del bajo nivel de vida de las masas que impide que siga creciendo la producción, por el rezago de la agricultura con relación a la industria, lo que generó a principios del siglo XX en los países de mayor desarrollo capitalista una acumulación que alcanzó proporciones enormes, con gran cantidad de sobrantes de capital, lo que fue generando la necesidad de exportarlo en busca de la ganancia máxima a países en los que el capital escasea, los salarios son bajos, el precio de la tierra y las materias primas baratas; esta exportación de capitales también se da en los países desarrollados en los periodos de progreso rápido o después de una guerra. Las formas de la exportación de capitales son el préstamo y el capital productivo; la primera como empréstito a los gobiernos y bancos de otros países, la segunda creando en el extranjero empresas industriales, logrando concesiones, construyendo infraestructura, en los transportes, la electricidad, los servicios y comprando a bajo precio empresas existentes en los países con economías débiles.

 

  1. d) Formación de agrupaciones monopolistas internacionales de capitalistas que se reparten el mundo. Al aumentar la exportación de capitales y ampliarse el radio de acción de los más poderosos monopolios, se crean las condiciones para el reparto entre ellos del mercado mundial; se forman los monopolios internacionales, esto es, convenios entre los monopolios de varios países, sobre el reparto de los mercados, la política de precios, el volumen de la producción. Sus pregoneros venden la versión de que son instrumentos de paz, de regulación, de ayuda a los países atrasados, instrumentos del desarrollo, como solución a los conflictos intermonopolistas, cuando la verdad es que el reparto del mundo se da en función del poderío, de la correlación de fuerzas que los grupos monopolistas logran imponer, el cual es cambiante. Los convenios internacionales entre los monopolios se distinguen por su falta de estabilidad y son fuente inevitable de choques.

 

  1. e) Se pone fin al reparto territorial del mundo entre las potencias capitalistas más importantes.

 

[2.3] Los monopolios mediante el establecimiento de sus precios persiguen la obtención de altas ganancias, que excedan la ganancia media, lo que se alcanza mediante el refuerzo de la explotación de la clase obrera por los monopolios, el despojo de los campesinos y otros pequeños productores, la exportación de capitales, la especulación financiera, las guerras imperialistas. I.V. Stalin, en su obra Los problemas económicos del socialismo en la URSS, apoyándose en el legado leninista, señala los rasgos de la ley económica fundamental del capitalismo monopolista:

 

   “Asegurar el máximo beneficio capitalista, mediante la explotación, la ruina y la depauperización de la mayoría de los habitantes del país dado; mediante el avasallamiento y el saqueo sistemático de los pueblos de otros países, principalmente de los países atrasados y, por último mediante las guerras y la militarización de la economía, a la que se recurre para asegurar beneficios máximos.”

 

Esto significa que la ley económica fundamental del capitalismo, que es la de la plusvalía, se desarrolla más.

 

En el capitalismo premonopolista, la libre concurrencia nivelaba las cuotas de ganancia de los distintos capitalistas, bajo el imperialismo los monopolios se aseguran de manera exclusiva la ganancia máxima, lo que les permite llevar a cabo la reproducción ampliada y asegurar su dominación en el mundo capitalista. La base sobre la que descansa esta ganancia máxima, como toda ganancia capitalista, es la plusvalía extraída a los obreros con la explotación en el proceso de producción. Por todos los medios se intensifica el incremento de la cuota y la masa de plusvalía, simultáneamente se impone el paro forzoso a millones de obreros en el mundo, se encarece la vida disminuyendo el salario real. En nuestra época, la del imperialismo, se profundiza la diferencia entre lo que el obrero gana y el valor de su fuerza de trabajo, acentuando la Ley general de la acumulación capitalista con la consiguiente depauperización relativa y absoluta. Pero la clase obrera es también victima en su papel de consumidora, por el precio que los monopolios imponen a las mercancías.

 

Los campesinos pobres también son explotados, vendiéndoles las mercancías a precios artificiales y comprándoles sus productos a precios muy bajos, intensificándose además el despojo de las tierras.

 

[2.4] El imperialismo es la última fase del capitalismo y antesala de las revoluciones proletarias. Como Lenin lo subraya, son tres las particularidades en esta etapa del capitalismo: 1) capitalismo monopolista, 2) capitalismo parasitario o en descomposición, y  3) capitalismo agonizante.

 

En esta fase se da la socialización de la producción en alto grado, se aglutinan enormes empresas, se controlan los mercados, las fuentes de las materias primas, la ciencia y la tecnología. Los grandes bancos controlan el dinero, aumentan los nexos e interdependencia entre las diversas ramas de la economía. Se agudiza la contradicción entre el carácter social de la producción y la forma privada capitalista de apropiación de lo producido. Las fuerzas productivas tienen ya tan elevado desarrollo que son insostenibles las estrechas relaciones capitalistas de producción. El capitalismo, que substituyó al feudalismo como un modo de producción más progresista se torna en su contrario, se transforma en una fuerza retardataria, reaccionaria que impide el desarrollo de la humanidad.

 

El alto nivel de desarrollo de las fuerzas productivas y el grado avanzado de la socialización de la producción, junto con la agudización más intensa de todas las contradicciones de la sociedad burguesa, confirman que el capitalismo entro en la última fase de su desarrollo, que está plenamente maduro para ser substituido por el socialismo-comunismo.

 

Como lo revela la realidad, es inevitable el estancamiento y la descomposición. La innovación técnica no va de la mano de las ganancias. Regularmente se frena el progreso técnico y los avances de la ciencia son enviados al archivo, en función de la lógica del capital. Inclusive hoy, llegamos a un grado tal que, en la ciencia médica, se congelan avances que contribuirían a la solución de enfermedades, todo en interés de las patentes y de la especulación.

 

La descomposición se manifiesta en el aumento del parasitismo. La clase de los capitalistas pierde todo nexo con el proceso productivo, pues la dirección de las empresas es ejercida por personal técnico asalariado. La inmensa mayoría de los burgueses y terratenientes se convierten en rentistas, poseedores de títulos de valor que les proporcionan sus ingresos. La exportación de capitales, como decía Lenin, es el parasitismo al cuadrado.

 

Los países que se encuentran en la cúspide de la pirámide imperialista, usan los préstamos para obtener grandes ingresos de los países deudores, como lo demuestra actualmente la cuestión de la deuda, los Estados acreedores son Estados del capitalismo parasitario en descomposición, que subsisten vía el cobro de la deuda y sus intereses. El militarismo es otra expresión de esto, pues una parte importante de los presupuestos es destinada al gasto militar y a sostener ejércitos inmensos y al desarrollo de tecnologías militares destructivas para la humanidad, que en algunos casos son incontrolables.

 

Un aspecto importante en la lucha de clases en este contexto de parasitismo del capital, tiene que ver con la aristocracia obrera, que ocupa los puestos de mando en el sindicalismo, que en alianza con la pequeña burguesía nutre el contingente de partidos socialdemócratas, reformistas, que configuran la “izquierda” del capital y constituye un serio adversario del movimiento obrero, sobre todo en los momentos de inestabilidad y crisis. Esta aristocracia obrera es subvencionada a expensas de las ganancias obtenidas por la explotación de la clase obrera y de los pueblos. Esta base de obreros aburguesados es la base social del oportunismo, son los agentes para impedir la conciencia de “clase en sí”, los promotores de reformas para “embellecer” al capital, para darle “rostro humano”. En momento de crisis económica, política e inclusive en una situación revolucionaria, serán la reserva activa de la burguesía para escindir a la clase obrera y abortar las posibilidades del derrocamiento de la burguesía.

 

[2.5] Así como al capitalismo premonopolista correspondía la democracia burguesa, en la actual etapa lo característico es el viraje a la reacción, al recorte de conquistas políticas, sociales y de las libertades. La democracia como resultado de la elección popular es una mascarada, una farsa. Son los dueños de los monopolios y sus representantes quienes ocupan las principales responsabilidades en el Estado y los gobiernos; es la oligarquía financiera la que nombra a los gobiernos, independientemente de que monte un teatro para aparentar un proceso democrático, como señala Lenin: “El capitalismo en general, y el imperialismo en particular, convierten la democracia en una ilusión.”

 

[2.6] Es el capitalismo agonizante, pues, lleva sus contradicciones hasta el límite:

 

1.- Agudiza la contradicción capital/trabajo con la explotación de la clase obrera y el conjunto de los trabajadores, con el deterioro de sus condiciones materiales, con la mayor opresión de su dictadura de clase. Se muestran insuficientes los anteriores métodos de lucha de la clase obrera parlamentarios y economicistas. Es muy claro que la revolución socialista es el único camino posible para la clase obrera y la humanidad.

2.- Las contradicciones interimperialistas, espoleadas por el afán de ganancia de los monopolios, de su búsqueda de materias primas, de mano de obra barata, de nuevos mercados, conduce inevitablemente a choques y guerras imperialistas (y no está de más recordar la Primera y Segunda Guerra Mundial), debilitando en general el capitalismo y aceleran la necesidad del socialismo.

3.- La contradicción entre el sistema imperialista y los pueblos, la contradicción entre el imperialismo y la humanidad, que es amenazada en su existencia, colocan como una necesidad de la vida misma la aniquilación de la barbarie, pues revelan con gran fuerza la idea expresada en el Manifiesto del Partido Comunista, de que en la lucha de clases si lo nuevo no vence a lo viejo, a lo caduco, sobreviene el hundimiento.

 

Este régimen social a pesar de sus contradicciones no se derrumbará, puede hundirse, y con él la civilización, si no se da una decidida y combativa lucha de la clase obrera, de otras clases y capas oprimidas, explotadas y del conjunto del género humano por su derrocamiento. Sin embargo, en esta fase del desarrollo es prácticamente inevitable la revolución socialista, ya que están maduras todas las condiciones para ello, por eso Lenin insistía que vivimos la antesala de la revolución proletaria.

 

[2.7] El Capitalismo Monopolista de Estado (CME). El Estado burgués, la dictadura de clase, realiza todas sus actividades en beneficio de los monopolios, completamente subordinado a ellos, en función de la centralización y concentración, abatiendo a monopolios más débiles o empresas aún no monopólicas.

 

[2.8] El marxismo-leninismo se desarrolla continuamente con la misma realidad, no puede existir sino a condición de avanzar y no dogmatizarse, pero es claro que la caracterización del imperialismo mantiene su esencia para explicar nuestra época. La Primera Guerra Mundial desatada por el reparto del mundo, tuvo como una de sus consecuencias el inicio de la Revolución proletaria. Con la Segunda Guerra Mundial, la derrota del fascismo impuso una correlación de fuerzas nueva donde el socialismo amplió su influencia, y también modificó el lugar en la cadena imperialista de las potencias, donde fue claro que los EEUU asumieron el mayor protagonismo, por varias razones. Las posibilidades de que avanzaran las fuerzas del progreso obligaron a medidas de contención, tanto en Europa como en el mundo. De la mano de la carrera nuclear y del Plan Marshall se aplicaron las políticas económicas keynesianas del “Estado de bienestar”. No era una concesión gratuita, sino un esfuerzo para desmovilizar al proletariado de Europa central, para desactivar el avance de las fuerzas de la revolución. Con el welfare state opero también una inversión ideológica para fomentar el oportunismo en el movimiento obrero y comunista, tanto en los países socialistas, como en el que actuaba en el capitalismo, que alcanzó el resultado de lograr la mutación de varios partidos de la clase obrera.

 

Conforme avanzó la estrategia de la contrarrevolución en los años 70 del Siglo XX, se dio paso a una restructuración del capitalismo que se conoce como neoliberalismo, consistente en abolir las conquistas sociales y derechos laborales de la clase obrera, modificar las políticas de sectores nacionalizados o estatizados de la economía, e intensificar la explotación. El neoliberalismo no es una fase, ni un “modelo”, es simplemente la continuidad del dominio de los monopolios. Se incurre en un error con el llamado “antineoliberalismo”, pues se piensa que se trata tan sólo de volver a políticas reguladoras, de dar marcha atrás.

 

Para el Partido Comunista de México el luchar sólo contra el llamado “neoliberalismo” es centrarse sólo en las consecuencias e inclusive convertirse en promotor del sostenimiento del capital.

 

  1. A) A lo largo de su desarrollo el capitalismo ha ido transitando varias etapas. De acuerdo a sus necesidades y a las condiciones planteadas por la lucha de clases, el capitalismo ha implementado ciertas políticas, por ejemplo, el mercantilismo o el keynesianismo, entre otros.
  2. B) En la década de los 70’s y más acentuadamente la de los 80’s, el capitalismo experimentó una reconversión industrial, al pasar de la producción basada en la tecnología análoga y mecánica a la tecnología digital, principalmente a partir de la introducción y uso a gran escala del microprocesador. La burguesía constantemente busca revolucionar sus medios de producción para aumentar sus ganancias, pero al hacerlo profundiza sus contradicciones, acentúa el carácter social de la producción y tensa más su contradicción con la apropiación individual.

El capitalismo tiene capacidad de reconvertirse y prolongar su existencia mediante este desarrollo de las fuerzas productivas. Pero por su carácter anárquico y espontáneo, y por su naturaleza explotadora, esta capacidad necesariamente involucra un aumento en la tasa de explotación de los obreros, además de que al optar por este mecanismo se sientan inevitablemente las bases para una crisis económica y la consiguiente destrucción de esas mismas fuerzas.

  1. C) El imperialismo tuvo la necesidad de acompañar su reconversión industrial con un asalto sobre las concesiones hechas a la clase obrera, para permitir adecuar el grado de explotación a la nueva composición del capital. Había condiciones políticas propicias para ello, después de décadas de cuidadosa estrategia de guerra fría, se habían sentado las bases para un derrocamiento contrarrevolucionario de los Estados socialistas, y con esto se alteraba radicalmente la correlación de fuerzas de manera negativa para las posiciones obreras.

Con la contrarrevolución además de perder la dominación política sobre varios países, la clase obrera perdió en otras decenas de países a su destacamento organizado, a su cerebro colectivo, al Partido Comunista, y al sindicalismo de clase. Los oportunistas de todo el mundo pasaron a una ofensiva feroz, en la mayoría de los casos liquidando exitosamente al partido y en otros instalando de manera definitiva visiones socialdemócratas o reduciendo a su mínima expresión los núcleos consistentes revolucionarios. La clase obrera quedó huérfana y desarticulada en un momento de extrema fortaleza de las posiciones del imperialismo.

La burguesía monopolista pudo librarse de las anteriores maniobras keynesianas y del Estado benefactor, al no temer ya el escenario próximo de una revolución proletaria. Pasó a reducir los salarios, aumentar la duración de las jornadas, derogar aspectos importantes de la seguridad social y laboral de la clase obrera, a saquear los fondos de jubilaciones y pensiones, etc. Como una generalidad, en todo el mundo hubo una ecualización a la baja de los salarios, del poder adquisitivo y de todos los indicadores del nivel de vida de la clase obrera.

Estas políticas iniciaron bajo el liderazgo de Ronald Reagan en EEUU y Margaret Thatcher en el Reino Unido. Es bastante ilustrativo sobre su naturaleza de ofensiva, el hecho de que su primera puesta en marcha a gran escala estuviera acompañada de un golpe de Estado (Chile, 1973).

  1. D) Las inmensas fuerzas productivas desarrolladas en Europa Central, Oriental y en las exrepúblicas soviéticas fueron sujetas de una expropiación capitalista. Los capitales imperialistas encontraron aquí, además, un nuevo mercado que abarcaba a cientos de millones de personas.

Además de los países socialistas, ahí en donde la burguesía había optado por maniobrar con el Estado benefactor, que era el caso para la mayoría de los países de Europa Occidental y de América del Norte, se pasó también a mercantilizar los servicios antes considerados públicos; esto llegó a incluir la mercantilización de bienes vitales como el agua, y la desincorporación de la propiedad estatal (hospitales, industrias y empresas estatales, escuelas, los servicios de transporte público, agua, luz, correos, etc.) y su paso a manos de los monopolios.

En cuanto a esto último, aunque era necesario intervenir en las luchas obreras y populares que se resistían a tales medidas, hubo en general una falta de claridad entre los cuadros revolucionarios de la época. Se cometía un error al analizar la naturaleza clasista del Estado, se confundía el gobierno con el Estado, la política adoptada por la burguesía en un momento dado y la esencia clasista de su régimen. Se cometió un error al no conceptuar que, aunque dichas empresas fueran de propiedad estatal, ese Estado era burgués. Es decir, que se trataba de la propiedad de la burguesía y no de la propiedad social, que esas empresas cumplían un papel en la reproducción capitalista. La consigna correcta no consistía en defender la propiedad estatal de dichos bienes sino en exigir el control obrero de los mismos.

Otro error consistió en conceptuar dicho proceso como una privatización. No puede hablarse de ello, pues no pasó a conformar propiedad privada, lisa y llana, sino que la apropiación de esos medios se restringió a los monopolios. No se trató sino del paso de propiedad nacionalizada de la burguesía a propiedad privada de los monopolios.

  1. E) La época de políticas neoliberales se caracterizó por desencadenar la agresión imperialista sin contrapeso alguno. El imperialismo desató la guerra en África, en los Balcanes, en América Central y del Sur, en Medio Oriente, etc. A la acumulación capitalista sobre las ruinas del campo socialista se sumó aquella generada por el despojo y la guerra contra los pueblos.

La Paz tan prometida por el imperialismo una vez que cayera “el imperio del mal”, el campo socialista, resultó ser un cuento hipócrita.

  1. F) En el campo ideológico desde los medios de comunicación, las tribunas políticas y la academia se promovió el pensamiento único. El capitalismo había de ser eterno, la historia y las ideologías habían alcanzado su fin. Las opciones políticas válidas debían adscribirse todas al dogma burgués (la socialdemocracia, la democracia cristiana, el liberalismo, etc.). Esta ideología tremendamente reaccionaria tuvo su punto de máxima fortaleza en la primera mitad de los 90’s. Sin embargo, el proceso histórico no se detiene con afirmaciones y el supuesto modo de producción eterno entró en crisis apenas década y media después.
  2. G) El balance es que el neoliberalismo fue el conjunto de políticas implementadas para fortalecer las posiciones de los monopolios, en condiciones de correlación de fuerzas favorable y de expansión en la producción.

Estas políticas respondían al interés conjunto de la burguesía y no podía reducirse a una cuestión de lucha contra la “derecha” del espectro político burgués. Como la experiencia demostró, independientemente de la orientación política de la burguesía, sin importar si ésta era de democracia cristiana, centro o socialdemócrata, las políticas neoliberales fueron implementadas.

  1. H) Sin embargo, estas políticas de fortalecimiento de los monopolios no afectaban solamente al proletariado. El aumento de los impuestos, la mercantilización de los servicios públicos, el avance de la agresión imperialista, la política de subsumir el campo a los monopolios, la defensa política de la cuota de plusvalía extraordinaria de los monopolios, los tratados interimperialistas y sus consecuencias, las manifestaciones de barbarie capitalista, la acelerada degradación del medio ambiente, la cancelación de conquistas sociales y democráticas, etc., son temas que afectan a otras capas del pueblo. A los campesinos, a los pobres del campo y la ciudad, a las capas semiproletarias, a los pequeños propietarios, etc.

Durante la época en que la burguesía temía la revolución socialista como algo inminente, ésta se interesaba en promover económicamente el fortalecimiento y expansión de la pequeña burguesía y otras capas medias, de tal manera que la composición clasista inhibiera la revolución. Sin embargo, al entrar en el periodo de las políticas neoliberales, los capitales monopolistas no se hallan tan interesados en ello. Todo lo contrario, los monopolios ocupan con fuerza los nuevos mercados abiertos por estas capas, sobre todo el mercado de la tecnología informática, de la venta por autoservicio, ciertos sectores de la producción agrícola, de la preparación de alimentos, etc. Naturalmente la pequeña burguesía se radicaliza políticamente, y desde el punto de vista social, inicia un proceso de proletarización, aunque ideológicamente mantenga sus anteriores posiciones.

Lo único que podía resultar de la mayor movilización de las capas medias y su convergencia con la desorganización general de la clase obrera, era el fortalecimiento de las posiciones pequeñoburguesas y la hegemonía de éstas en la dirección de los movimientos populares.

Inclusive se teorizó al respecto, se habló del fin del proletariado, de su desplazamiento como sujeto revolucionario por otros “sectores decididos”, de la centralidad en la lucha de estos sectores, de la “multitud”, etc. Campearon los puntos de vista anarquistas, tales como el de cambiar el mundo sin tomar el poder, el de “desconectarse” del capitalismo, etc.

Al abandonar las posiciones científicas, la crítica y el ataque contra el capitalismo se abordó como una cuestión voluntarista, se proponía transformarlo mediante cambios en la esfera del consumo o en la esfera de la circulación. Se abandonó la concepción científica de la lucha de clases por una supuesta lucha contra la globalización, etc.

La pequeña burguesía, al frente del movimiento popular, no tenía objetivos revolucionarios, ella no veía en la situación económica, que actuaba como resorte de su movilización, posibilidades revolucionarias, más bien abogaba por retroceder la rueda de la historia a un estado de cosas anterior.

El pensamiento único tuvo su complemento en el discurso y práctica organizativa de estas capas. La pequeña burguesía es una capa de la población cuya fortuna, vida y muerte, depende en muchos casos de sus esfuerzos individuales, de un pequeño aspecto del mundo que no les lleva a considerar la realidad social como una totalidad. En el plano organizativo se trataba, no de conformar potentes organizaciones que pudieran derrocar a su enemigo, sino de un movimiento con lazos informales y débiles entre sus miembros, las organizaciones grandes eran “monstruos” que “ahogaban la personalidad”. En el plano discursivo no se regían por orientaciones basadas en las leyes del movimiento de la formación económico-social capitalista, sino en modas como el altermundismo, la globalifobia, el poscapitalismo, etc. No se realizaba una evaluación del éxito o fracaso de dichas políticas, el movimiento lo era todo. Plantear cualquier cosa que cuestionara este consenso recibía como respuesta el aislamiento del movimiento general.

No es sorpresa que sean extraordinariamente escasas y de alcances muy reducidos las luchas dirigidas por la pequeña burguesía de este periodo.

Además, aún las más serias de las luchas de este periodo no podían triunfar sin el concurso de la fuerza social decisiva, la clase obrera. Por su desinterés o incapacidad para organizar y movilizar a la clase obrera, las luchas más serias de este periodo optaron por intentar desestabilizar violentamente la circulación de mercancías, por impedir la realización del ciclo del capital mediante maniobras convergentes. Atacado por varios frentes, el Estado burgués siempre podía contar con arrebatar la iniciativa mientras su ejército industrial, el proletariado, le siguiera produciendo plusvalía. Fue una imagen común ver en cualquier parte del mundo a las policías militarizadas lanzar gases lacrimógenos para dispersar a las masas populares de los centros neurálgicos de las vías de transporte y comunicación.

La pequeña burguesía resulta una capa extremadamente vacilante y volátil. Al decepcionarse por una derrota se retiraba al campo de la ensoñación o la indiferencia. A los periodos de movilización les seguía un reflujo dramático.

La pequeña burguesía como dirección de las luchas populares del periodo fracasó. Los monopolios pudieron en la absoluta mayoría de los casos realizar sus objetivos, las políticas neoliberales se desarrollaron y cavaron su propia tumba.

  1. I) La situación ha cambiado ahora. Al final del periodo, la centralización y concentración se han llevado a una escala sin precedentes, hasta el punto en que 200 empresas controlan alrededor de la mitad de la producción mundial. La previsible crisis de acumulación y sobre producción estalló en menos de dos décadas. La etapa de expansión del ciclo industrial ha terminado, nos encontramos en una etapa de destrucción de las fuerzas productivas y de reducción del mercado.

La correlación de fuerzas se ha alterado también. La clase obrera se ha vuelto a colocar en el centro de la lucha de clases, particularmente esto se manifiesta en Europa, donde hubo esfuerzos serios por constituir un frente clasista. Las fuerzas oportunistas se desfondan por la merma de su base material, como resultado de las nuevas políticas capitalistas que acaban con las concesiones que quedan a los sindicatos amarillos. Han madurado condiciones ideológicas y políticas para recomponer el movimiento obrero y comunista a escala mundial. Consideramos que la semilla que puede llevar esto a su máximo desarrollo es el polo leninista del Movimiento Comunista Internacional y la línea de fortalecer la orientación de clase, que desarrolla la Federación Sindical Mundial, con el PAME como ejemplo.

Por otro lado, no nos encontramos en el periodo durante el cual la burguesía había llegado a un arreglo temporal de algunas de sus contradicciones para enfrentar en bloque al campo socialista, no nos encontramos en el periodo influenciado por el Plan Marshall. La formación de bloques imperialistas es obvia. En el periodo dominado por la crisis hay una agudización de las contradicciones interimperialistas, la ley del desarrollo desigual lleva a los EEUA, China, Rusia, la UE, India, Brasil, etc., a confrontarse. La época caracterizada por las políticas del Neoliberalismo ha terminado. Los propios economistas burgueses reconocen, de alguna manera, que nos encontramos en una época en la cual cada Estado o bloque imperialista ha pasado a intervenir y a defender con mayor agresividad sus monopolios.

Todo esto no nos debe conducir a visiones ingenuas. El capitalismo puede mudar por sí mismo sus políticas, pero no caerá como formación socioeconómica por sí mismo. Efectivamente ha complicado la continuidad de las condiciones que permiten su existencia, más aún puede optar por otra reconversión, precedida por un largo periodo de crisis y barbarie. El imperialismo manifiesta tendencias peligrosas en su nueva política. La ideología del pensamiento único ha sido sustituida por formas de pensamiento decididamente reaccionarias, como la xenofobia, el racismo, el oscurantismo, el anticomunismo, etc. Prepara escenarios de guerra desastrosos para resolver sus contradicciones (como la que existe por repartir las materias primas de África, la que existe para reacomodar el mercado con el desarrollo acelerado de China y el declive de los EEUU, la que existe entre la UE y Rusia por las fuentes de energía, etc.). A costa de asesinar a cientos de millones de seres humanos por inanición, amparándose en un discurso “verde”, piensa reconvertir la industria del petróleo con el biodiesel.

El aprendizaje del periodo anterior no es la existencia o inexistencia del neoliberalismo, éste existió como política para un periodo. El aprendizaje consiste en que los comunistas no debemos vacilar ningún momento en sostener que la salida para la clase obrera y los pueblos no es sustituir algún modelo particular del capitalismo por otro. La salida real apunta en el sentido de lograr un poder y una economía populares, en el sentido de la construcción socialista.

[2.9] Es de importancia el estudio de lo nuevo, del capitalismo contemporáneo. Sobre todo, del proceso de innovaciones científico-tecnológicas en la esfera productiva y de las modificaciones en el mundo del trabajo. Sin embargo, discursos levantados sobre el “fin del trabajo” son sólo parte de una campaña ideológica impulsada para someter al proletariado y sus organizaciones.

 

Hay un rasgo del capitalismo contemporáneo que se intenta presentar como lo nuevo y determinante: la globalización o mundialización asociada a la idea de que no hay alternativa al capitalismo, paradójicamente se le acompaña de una propaganda de “libre comercio”, individualismo, y la democracia como valor universal. La globalización es presentada como solución a todos los rezagos y problemas y como condición del progreso universal.

 

Este no es un proceso post-imperialista, y tampoco tiene nada de nuevo. Desde el Manifiesto del Partido Comunista estaba el siguiente planteamiento:

 

…se establece un intercambio universal, una interdependencia universal de las naciones. Y esto se refiere tanto a la producción material como a la intelectual.

…mediante la explotación del mercado mundial, la burguesía dio un carácter cosmopolita a la producción y al consumo de todos los países… Las antiguas industrias nacionales han sido destruidas y están destruyéndose continuamente, son suplantadas por nuevas industrias… que ya no emplean materias primas nativas, sino venidas de las más lejanas regiones del mundo, y cuyos productos no sólo se consumen en el propio país, sino en todas partes del globo.

 

La teoría marxista-leninista, el desarrollo que de ella hace el Movimiento Comunista Internacional, nos demuestra que el proceso de internacionalización del capital, del mercado mundial, que las uniones interestatales, llamadas eufemísticamente acuerdos o tratados de “libre comercio”, se presenta mistificadamente con el concepto “globalización”.

 

El Partido Comunista de México sostiene con otros partidos del Movimiento Comunista Internacional que independiente de las particularidades y especificidades nacionales o regionales, todos los estados capitalistas, independientemente de su nivel de desarrollo económico, independientemente, inclusive, de si aún pueden existir formas de relaciones precapitalistas, de si participan en uniones interestatales, están insertos en el sistema imperialista.

 

[2.10] Los acuerdos interimperialistas refuerzan la interdependencia entre Estados y eslabonan la cadena del sistema, teniendo sus puntos más débiles que es posible romper en función de una estrategia revolucionaria. La interdependencia prevista ya desde la era del Manifiesto Comunista es un factor de importancia para mantener posiciones clasistas, en relación a ellos citamos, in extenso, la opinión del Partido Comunista de Grecia sobre tal asunto:

 

Formas de interdependencia en la era del imperialismo

En la era del imperialismo la interdependencia adquiere nuevas formas, como los acuerdos internacionales entre capitalistas hasta asociaciones imperialistas internacionales y regionales (el Fondo Monetario Internacional, El Banco Mundial, la Organización Mundial del Comercio, la Unión Europea, TLC, etc.). Estas son necesarias, porque la intensificación de la interdependencia impone el estado internacional o regulaciones interestatales de tal manera que la reproducción de capital pueda ser facilitada.

La actividad del capital en los marcos del mercado global refuerza el entrelazamiento de sus partes en diferentes estados. Definitivamente, su base nacional se mantiene dominante. Así su centralización (absorciones, fusiones, otros acuerdos entre monopolios de diferentes estados) pueden suceder a un nivel internacional, pero su dominación es protegida por un cierto Estado y tiene una base nacional, a pesar de su actividad internacional. Esto también se hace patente en la elevación de las contradicciones interimperialistas entre estados imperialistas o uniones de estados (por ejemplo los EEUU – la UE), aún entre socios dentro de uniones capitalistas regionales, por ejemplo entre Inglaterra y el eje Franco-alemán. El último ejemplo de esto está relacionado con la crisis económica. En la tentativa de la UE de formar una política uniforme en la gestión de la crisis, los desacuerdos han sido expresados entre los países miembros, por ejemplo si debe apoyarse a los bancos o a la industria, si el fondo financiero será formado a nivel de la UE o sobre una base nacional-estatal en cada país, o en el asunto de relajar el pacto de estabilidad. Los antagonismos internos desde el enfoque de los intereses particulares de los monopolios de cada país se han expresado, por lo tanto hay un fracaso en aplicar una política uniforme. Esto también ha sido expresado en el pasado, por ejemplo en la guerra contra Irak, cuando más países de la UE tomaron el lado de los ingleses y norteamericanos (España, Portugal, Italia, así como los nuevos países miembros Polonia, República Checa, Hungría, etc.), al contrario del eje Franco-alemán. Antes en la Cumbre de Niza, sobre unificación y la forma de las políticas de la UE, las contradicciones fueron expresadas entre Alemania y Francia con respecto a la toma de decisiones. Además, estas relaciones se desarrollan de manera inequitativa entre estados debido al desarrollo desigual del capitalismo. Así, el entrelazamiento de las economías capitalistas nacionales, que se realiza a través de una pugna, es marcado por el más fuerte.

No obstante, es erróneo examinar el asunto de las relaciones económicas capitalistas, y por lo tanto entre estados capitalistas, aún ésos en una posición intermedia o inferior en la pirámide imperialista en comparación a otros estados más fuertes, como un asunto de dependencia. Tal enfoque es incompleto. Podría llevar a la conclusión de que Alemania es un estado dependiente, ya que su energía depende en 2/3 de Rusia. O que los EEUU dependen de China.

Podemos lograr un enfoque integral correcto para las relaciones económicas capitalistas y por lo tanto de las relaciones entre estados capitalistas, sólo examinándolos en los marcos de su interdependencia.

Por ejemplo, el estado fuerte, esto es la economía capitalista fuerte, necesita uno inferior, uno intermedio. Sin él, sin la exportación de capital y bienes hacia él, es difícil para el capital reproducirse. Ciertamente, lo mismo aplica a la economía inferior que tiene una posición intermedia en la pirámide imperialista. Si no se entrelaza con la economía capitalista fuerte la reproducción capitalista y la reproducción de relaciones capitalistas como una totalidad es puesta en peligro. Esta realidad, en condiciones de desarrollo desigual y antagonismo determina objetivamente las relaciones internacionales entre estados. Sin embargo, los elementos prevalecientes, la base, son las relaciones de producción capitalista que también determinan las relaciones entre estados de la UE, la política de la UE y sus estados miembros.

La base económica, las relaciones de producción capitalista y su abolición deben ser de primera importancia para el movimiento de la clase obrera y sus aliados. Solo este camino puede llevar a la abolición de las relaciones desiguales, que bajo el capitalismo, en su totalidad, siguen las leyes del desarrollo capitalista, debido a las leyes del desarrollo de la internalización capitalista en condiciones de desarrollo desigual.

Sobre las posiciones intermedias e inferiores en el sistema imperialista

Desde el punto de vista de la lucha de la clase obrera y su orientación es muy importante tener un conocimiento profundo, monitorear y estudiar al sistema imperialista mundial y las relaciones entre estados tal como se forman de acuerdo a su posicionamiento en la pirámide imperialista. Porque, por un lado, estas relaciones son desiguales y por el otro las contradicciones y antagonismos entre estados, así como la formación de alianzas y coaliciones temporales o comparativamente permanentes entre ellos incluye compromisos y antagonismos.

Estas tendencias, la formación de varias relaciones entre economías y estados son influenciadas por la “fuerza” de cada economía capitalista, de los monopolios y del Estado capitalista. Sin embargo, esto no puede desprenderse y examinarse aisladamente, con independencia de su función real, la reproducción de relaciones capitalistas, el fortalecimiento del poder político del capital. De ahí que, tanto la política interna como externa de cada país está determinada por su posición en el sistema imperialista y sirven conscientemente a la reproducción y fortalecimiento de las relaciones de explotación.

Aquí, necesitamos recordar que el imperialismo consiste en una época histórica completa en el desarrollo del capitalismo y caracteriza las sociedades capitalistas de todos los países capitalistas, independientemente del desarrollo desigual entre ellos.

<<Todos los países capitalistas están integrados en el sistema imperialista internacional, independientemente del nivel de desarrollo de las relaciones capitalistas y de las formas y caminos que toma la integración, sea que se conduzca a través de la integración a regiones interestatales, uniones capitalistas mundiales, o a través de programas de “asistencia” de las organizaciones capitalistas mundiales, a través de regulaciones mejoradas de monopolios interestatales, la exportación de capital y mercancías, a través de intervenciones militares y la guerra en general, a través de intervenciones abiertas o encubiertas en la formación o renovación del sistema político, etc.>> (Extracto de la lectura “Asuntos ideológicos concerniendo la economía capitalista” del Politburó del CC del KKE en KOMEP, 2/2002, pp. 91-92).

  1. Sobre el Socialismo, un balance comunista de la construcción y la contrarrevolución

[3.1] La contribución del Sistema Socialista.

  1. A) El desarrollo del capitalismo y la lucha de clases trajo inevitablemente la formulación histórica del socialismo en el siglo XIX. Su primer planteamiento científico como programa político se encuentra en el Manifiesto Comunista, escrito por Karl Marx y Friedrich Engels. La primera revolución proletaria fue la Comuna de Paris de 1871. Con el siglo XX, en 1917, vino la victoria de la Gran Revolución Socialista de Octubre en Rusia. En este punto inicia uno de los más grandes logros de la humanidad, la abolición de la explotación del hombre por el hombre. Después de esto, al finalizar la II guerra mundial, el poder estatal fue conquistado, para pasar a la construcción del socialismo, en una serie de países de Asia, Europa y también en el continente americano, con Cuba.
  2. B) A pesar de sus muchas dificultades, el sistema socialista mundial del siglo XX probó su superioridad con respecto al capitalismo, así como las grandes ventajas que ofrece para las condiciones laborales y de vida del pueblo. La abolición de las relaciones capitalistas liberó a la humanidad de las cadenas de la esclavitud asalariada, lo cual abrió el camino para el desarrollo de la ciencia con el objetivo de satisfacer las necesidades del pueblo. De esta manera había trabajo garantizado para todos, salud y educación gratuitas y universales, había una provisión de servicios baratos por parte del estado, acceso a la realización cultural e intelectual. El tiempo libre fue grandemente extendido y su contenido enriquecido. La completa erradicación del analfabetismo, el aumento general del nivel de educación y especialización, además de la abolición del desempleo, constituyen logros únicos del socialismo.
  3. C) La dictadura del proletariado, el poder revolucionario de los trabajadores como Estado que expresa los intereses de la mayoría del pueblo explotado, y no los de una minoría explotadora, probó ser una forma superior de democracia. Por primera vez en la historia de la humanidad, la unidad de producción se volvió el núcleo de la democracia, con la participación representativa del pueblo trabajador en la administración y el poder, con la posibilidad de elegir y cesar representantes de entre ellos para los máximos niveles de poder. El poder obrero sacó de la marginalidad a las masas y desarrolló con ellas amplias organizaciones. La mayor parte de la población estaba participando en organizaciones sindicales, educativas y culturales.
  4. D) La Revolución de Octubre desencadenó un proceso que resolvía las relaciones contradictorias de la sociedad. Por ejemplo, aquellas que existen entre las diferentes nacionalidades; continuando el internacionalismo proletario en la forma de cooperación y ayuda económica, reconociendo el derecho a la autodeterminación de los pueblos, eliminando todas las formas de opresión nacional. O las que existen entre hombres y mujeres, asegurando el carácter social de la maternidad y socializando el cuidado de los niños, etc.
  5. E) El sistema socialista mundial constituía el único contrapeso efectivo a la agresión imperialista. El Ejército Rojo aplastó la maquinaria de guerra fascista, liberando a una serie de países de Europa del Este de las fuerzas de ocupación. Para esto, 20 millones de ciudadanos soviéticos ofrendaron su vida, así como 10 millones más que quedaron lisiados o heridos. El sistema socialista mundial dio gran impulso a los movimientos de liberación nacional, combatió la agresión imperialista y decididamente ayudó a disolver el sistema colonialista.
  6. F) La existencia misma del sistema socialista mundial daba una correlación internacional favorable para los obreros. Sus logros sociales y laborales eran punto de referencia para el movimiento obrero del resto del mundo. Los capitalistas en general tuvieron que replegarse y maniobrar cediendo concesiones a la clase obrera de su país para poder restringir la línea revolucionaria.
  7. G) Sin embargo entre los distintos países con poder revolucionario de los trabajadores, mediaba una diferencia en su grado de desarrollo que correspondía, más o menos, con el desarrollo que manifestaba el capitalismo. El hecho más importante, sin embargo, es que con el salto histórico iniciado por la Revolución de Octubre se dio un impulso al desarrollo del ser humano como la principal fuerza productiva. Lo nuevo del desarrollo iniciado por el socialismo es su carácter, en contraste con el capitalismo donde el desarrollo está imbricado con fenómenos como la esclavitud masiva, el genocidio de poblaciones nativas, la anarquía en la producción, las guerras imperialistas, el trabajo infantil, las grandes crisis económicas, etc.
  8. H) Los logros y la superioridad del socialismo deben dimensionarse y juzgarse en correlación con la estrategia imperialista de asedio, que imponía gran destrucción y trabas, desde la diplomacia diferenciada hasta la agresión directa. Esto no obsta para que no enfoquemos nuestra atención principalmente en las causas internas, en las relaciones económico-políticas.

[3.2] El Socialismo como la etapa inmadura del Comunismo.

  1. A) El socialismo es la primera etapa de la formación socioeconómica comunista, no es una etapa independiente con relación al comunismo, sino que se trata del comunismo inmaduro. La ley fundamental del comunismo “Producción para la satisfacción extendida de las necesidades sociales” es válida ya desde este periodo, así también ya se encuentran socializados los grandes medios de producción concentrados, sin embargo, aún se mantienen formas de propiedad individual o de grupo, no se hallan suficientemente desarrolladas las relaciones de producción y distribución comunistas, y persisten inequidades. En la medida que estos rasgos son superados se maduran las condiciones para el comunismo en su fase avanzada.

La lucha de clases debe continuar aún después de la toma del poder por los obreros, esta lucha adoptará nuevas formas y nuevos medios, será la lucha de las semillas de lo nuevo contra los vestigios de lo viejo. Esto significa que la revolución social no se reduce sólo a la toma del poder y a la formación de una base económica, sino que debe extenderse a todo el periodo del socialismo.

  1. B) La construcción socialista es un proceso ininterrumpido que inicia con la toma del poder por la clase obrera. Mientras dure la construcción socialista, ésta tiene en su seno la posibilidad de retroceder sobre su curso y regresar al capitalismo, como resultado de una derrota en la lucha por el pleno desarrollo de las nuevas relaciones comunistas contra los vestigios de las viejas relaciones capitalistas. Tales regresiones no son desconocidas para la humanidad, como lo prueba el propio origen del capitalismo. Es un hecho incontrovertible que ninguna formación socio-económica se ha consolidado inmediatamente. El tránsito de un desarrollo inferior a uno superior no es un proceso lineal.
  2. C) Es un error hablar de sociedades de transición, asignándole características autónomas y una existencia larga a la etapa de transición del capitalismo al socialismo. No obviamos el problema del periodo de transición, periodo durante el cual la revolución socialista aún busca su victoria y durante el cual la guerra civil puede estallar, en medio de lo cual se salda la batalla entre las novísimas relaciones socialistas y las relaciones capitalistas que aún no han sido abolidas. La duración de este periodo depende de que tan retrógradas sean las relaciones que imperen en el país dado. La experiencia histórica muestra como este periodo no puede ser tan largo, Rusia se hallaba realmente atrasada y sin embargo superó su etapa de transición en la década de los 30’s.
  3. D) El socialismo inicia con la socialización de los grandes medios de producción concentrados, sin embargo, el comunismo apunta a eliminar no sólo la gran propiedad sino todas las formas de propiedad privada o grupal. El grado en el cual se va avanzando en esto viene determinado por el grado de desarrollo de las fuerzas productivas bajo el socialismo. Cada avance en las fuerzas productivas debe revolucionar las relaciones sociales, cuando estas relaciones se rezagan o aún adoptan formas más atrasadas, la contradicción entre las fuerzas productivas y las relaciones de producción se agudiza. Sobre esta base las contradicciones y diferenciaciones aún existentes se tensan hasta devenir en una lucha de clases. Como se aprecia, en el socialismo existe una base objetiva que permite, bajo ciertas condiciones, que fuerzas sociales actúen como portadoras de relaciones de explotación. Esto se ha comprobado en la práctica con la experiencia histórica de la URSS durante los 80’s.
  4. E) Durante el desarrollo del comunismo en su primera etapa, el socialismo, tiene lugar un proceso que elimina la distribución del producto social en su forma monetaria. La división del trabajo no se lleva a cabo para realizar cambio a través del mercado, y los productos del trabajo consumidos de manera individual no son mercancías.

Esta división del trabajo en los medios socializados de producción se basa en un plan que organiza la producción y determina sus proporciones para satisfacer las necesidades sociales. Estas necesidades sociales se determinan con base al nivel de desarrollo de las fuerzas productivas que han sido logradas en un periodo histórico dado.

  1. F) Una característica básica del comunismo en su etapa inmadura, el socialismo, es que el producto social se distribuye de acuerdo a la cantidad de trabajo. Esto a diferencia del comunismo en su etapa superior, donde de cada quien se da de acuerdo a sus posibilidades y cada quien toma de acuerdo a sus necesidades. La cantidad de trabajo, representada por alguna medida de tiempo no tiene la misma función que el dinero, pues en este caso no circula, sólo sirve como medida del trabajo individual entregado a la producción social. Este tiempo de trabajo se determina con relación a la totalidad del trabajo social, de ahí que no entre en consideración si se trata de trabajo simple o complejo, intelectual o manual, etc.
  2. G) El producto de la producción individual y cooperativa, que se deriva en gran medida de la agricultura, se cambia con el producto socialista por medio de relaciones de mercancía-dinero. La producción cooperativa se subordina en alguna medida a la planificación centralizada, que determina el plan para la siguiente parte de la producción y establece el precio estatal.

La dirección para resolver estas diferencias entre la ciudad y el campo, entre la producción industrial y agrícola, es la fusión de los productores-campesinos en el uso de grandes porciones de tierra para la producción de producto social, con el uso de la mecanización moderna y otros medios de progreso técnico-científico, para el fortalecimiento de la productividad del trabajo.

[3.3] El Socialismo en la URSS. Causas de la victoria de la contrarrevolución.

  1. A) El carácter socialista de la URSS se fundamenta en la abolición de relaciones capitalistas, la existencia de propiedad social a la cual se encontraba subyugada la propiedad cooperativa (pese a varias contradicciones), la planificación centralizada, y los incomparables logros que beneficiaron a la totalidad del pueblo. Esto no puede ser negado por el hecho que el Partido, a partir de cierto periodo, perdió gradualmente sus características revolucionarias y que, como resultado, las fuerzas contrarrevolucionarias pudieron dominar al Partido y al gobierno en los 80’s.

Los acontecimientos de 1989-1991 los caracterizamos como una contrarrevolución victoriosa, como el derrocamiento de la construcción socialista y como un retroceso de la sociedad. No es gratuito que la reacción internacional apoyara estos eventos; como vemos el imperialismo concentró sus ataques ideológicos y políticos sobre la Unión Soviética, especialmente durante el periodo de abolición de las relaciones capitalistas y la fundación del socialismo, hasta la Segunda Guerra Mundial.

Rehusamos el término de “colapso” pues este subestima la extensión del papel jugado por la actividad contrarrevolucionaria, la base social en la cual puede predominar y desarrollarse debido a las desviaciones, y debilidades del factor subjetivo durante la construcción socialista.

Así mismo estamos en contra de puntos de vista oportunistas y pequeñoburgueses. Los puntos de vista de la socialdemocracia y el trotskismo sobre la inmadurez de la revolución socialista en Rusia, que afirman que era imposible construir el socialismo en la URSS, que su carácter no era socialista o que éste degeneró rápidamente en sus primeros 5 años, no se sostienen a la luz de los hechos, y son subjetivos. Nos oponemos a las teorías que hablan sobre un nuevo sistema de explotación en la URSS, de un sistema de capitalismo de Estado. Los hechos tampoco confirman la posición maoísta, en general, que caracteriza la construcción socialista en la URSS como social-imperialista. Nuestra propia crítica parte de la defensa de la construcción del socialismo en la URSS y otros países.

  1. B) Hasta la Segunda Guerra Mundial, se creó la base de una nueva sociedad: la producción socialista basada en la planificación centralizada, las relaciones capitalistas fueron abolidas. La lucha de clases para abolir a los explotadores se llevaba a cabo con éxito, se obtenían impresionantes resultados en cuanto al crecimiento de la prosperidad social.

La Segunda Guerra Mundial supuso una gran destrucción para la Unión Soviética, así como una inmensa pérdida de cuadros. En cambio, el imperialismo, ahí donde no sufrió la guerra en su territorio, usó la guerra para salir de la crisis económica de los 30’s.

Después de la Segunda Guerra Mundial, la construcción socialista entró a una nueva fase. El Partido enfrentó nuevas demandas y retos en cuanto al desarrollo del socialismo-comunismo. El 20 congreso del PCUS (1956) se destaca como un punto de quiebre, ya que se adoptaron una serie de posiciones oportunistas en los problemas económicos, la estrategia del movimiento comunista y las relaciones internacionales. La lucha que se libraba al interior del Partido desde antes del congreso continuó y se consolidó, entonces, con un vuelco a favor de las posiciones oportunistas-revisionistas, con el resultado de que el Partido comenzó a perder gradualmente sus características revolucionarias. En la década de los 80’s, con la Perestroika, el oportunismo se desarrolló hasta ser una fuerza traidora y contrarrevolucionaria. Las fuerzas comunistas que reaccionaron en la fase final de traición, en el 28 congreso del PCUS, no lograron exponerlo y organizar la reacción revolucionara de la clase obrera a tiempo.

  1. C) Al estudiar la contrarrevolución en la URSS nos enfocamos en los factores internos (sin perder la influencia que ejercen los externos), porque la contrarrevolución se llevó a cabo desde dentro y desde la dirección, con las políticas del PCUS.

[3.4] Sobre la economía durante la construcción socialista en la URSS

  1. A) Con la formulación del primer plan para la economía centralizada surgió la cuestión de si la producción socialista conlleva la producción de mercancías, y sobre cuál es el papel de la ley del valor, de las relaciones de la mercancía-dinero bajo la construcción socialista. La polémica se interrumpió durante la Segunda Guerra Mundial, sin embargo, al finalizar ésta, se reanudó y avivó.

Consideramos incorrecta la posición teórica que afirma que la ley del valor es una ley del cambio bajo el modo comunista de producción. Esta posición se fortalecía por la expansión de la producción mercantil que suponía el paso en la producción agrícola de relaciones precapitalistas a relaciones de producción cooperativas mercantiles. Esta base material exacerbó las debilidades teóricas y de factor subjetivo en la implementación de la economía planificada. Se estableció una base material y teórica para los puntos de vista oportunistas, que se volvieron dominantes en la mayoría del Partido Comunista a partir de la década de los 50’s.

  1. B) El primer periodo de construcción socialista enfrentó el problema de abolir las relaciones de propiedad capitalistas, y obtuvo avances para la mayor parte de 1917-1940. Se llevó a cabo la electrificación e industrialización del país, se expandieron los medios de comunicación y transporte, se mecanizó la agricultura. La planificación económica logró avanzar a un ritmo acelerado el desarrollo de la producción industrial socialista. Se establecieron las bases para el predominio de las relaciones de producción comunistas en el campo, con la creación de cooperativas de producción (Koljoses) y granjas estatales (Sovjoses). Se realizó la revolución cultural, así como la preparación de una nueva generación de científicos y especialistas comunistas.
  2. C) Era inevitable que, durante un primer periodo, en un país como Rusia de los años 1917-1921, se implementaran medidas de transición con la perspectiva de abolir las relaciones capitalistas de producción. Los bolcheviques tuvieron que temporalmente preservar, hasta cierto límite, estas relaciones de producción, ahí donde la composición de clase, la predominancia de la pequeña burguesía agraria, la falta de mecanismos de distribución, aprovisionamiento y monitoreo, producción y empeoramiento dramático de las condiciones por la guerra civil, dificultaban implementar la economía planificada.

La Nueva Política Económica (NEP) se introdujo para restaurar la industria después de la guerra civil y para atraer a los campesinos a cooperativas. Se trató de una política de concesiones temporales al capitalismo, se cedió el uso (mas no la propiedad) de algunas fábricas a algunas empresas extranjeras, se reguló el intercambio de la industria y el campo mediante el impuesto por “pago en especie”, permitiéndoles poner en el mercado el resto de la producción agrícola.

Estas maniobras y concesiones que se demandan, bajo ciertas circunstancias y condiciones especiales, no son de manera alguna una característica inevitable de la construcción socialista, como argumentan los oportunistas.

  1. D) Al entrar en una nueva fase de desarrollo de las fuerzas productivas, se dieron las condiciones para sustituir la NEP por la política de ataque socialista contra el capitalismo, las concesiones hechas a empresas extranjeras fueron retiradas y la colectivización se llevó adelante hasta organizar por completo el campo.

El primer plan quinquenal se elaboró 7 años después de la victoria, en 1928. Desde el principio se enfrentaron dificultades para llevar adelante la planificación económica, debido principalmente a la pervivencia de pequeños productores de mercancías, sobre todo en el campo, también debido a dificultades en el factor subjetivo pues, por ejemplo, el Partido carecía de cuadros especializados en organizar la producción, lo que los llevó a depender casi por completo de especialistas burgueses.

Esta política de ataque socialista contra el capitalismo se llevó a cabo bajo condiciones de aguda lucha de clases. Los kulaks, los intelectuales con origen entre las clases explotadoras, capas de la población beneficiadas con la NEP, reaccionaron de diversas maneras, con sabotajes a la producción y acciones contrarrevolucionarias. Al interior del partido esto se vio reflejado en la conformación de tendencias de oposición (Trotski, Bujarin), y de tendencias oportunistas a partir de la década de 30’s.

  1. E) Se conformaron dos corrientes al interior del PCUS, entre sus cuadros y economistas. La corriente con pensamiento y política marxista, liderada por Stalin, que reconocía que la Ley del valor era inconsistente con las leyes del cambio en el socialismo, pues no se trata de la producción de mercancías. Argumentaba que la operación de dicha ley en la URSS se debía a la producción cooperativa e individual en el campo. La ley del cambio no rige la distribución-producción socialista. Los bienes de consumo se producen y consumen como mercancías, mientras que los medios de producción no lo son, a pesar de su apariencia. Se vuelven mercancías sólo en el comercio exterior. La corriente oportunista argumentaba que la ley del valor regulaba el cambio de los productos y además la distribución de la fuerza laboral en las diferentes ramas de la economía bajo el socialismo.

En el libro de Stalin, Problemas Económicos del Socialismo en la URSS, la corriente marxista demostraba que seguía operando la ley de la concordancia entre las fuerzas productivas y las relaciones de producción. El desarrollo de las fuerzas productivas ejercía presión sobre las relaciones de producción que se atrasaban. La producción cooperativa y el consumo a escala individual actuaban como frenos al desarrollo en la URSS. Se esbozaron las diferencias que existían entre ambas clases cooperantes; obreros y koljosianos, y la necesidad de abolir dicha diferencia mediante la economía planificada. Se apostó por acelerar la socialización del campo mediante, la fusión de pequeños koljoses en mayores y por la transformación gradual de los koljoses en sovjoses, y con el paso de todos los huertos alquilados al Estado. Esta corriente también argumentaba, correctamente, por la preeminencia de la sección I de la producción social (producción de medios de producción) sobre la sección II (producción de bienes de consumo), como una necesidad para asegurar la futura expansión de la prosperidad social. Un punto débil de esta corriente revolucionaria era la interpretación incompleta de las relaciones de distribución, en cuanto a la parte de la producción que es distribuida de acuerdo al trabajo.

  1. F) Tras un periodo de reconstrucción posterior a la Segunda Guerra mundial se alcanzó una nueva fase en el desarrollo de las fuerzas productivas. Hubo una agudización de la contradicción entre estas fuerzas y las relaciones de producción atrasadas. Esto constituía un estímulo para profundizar y extender las relaciones de producción comunistas, actualizar la planificación centralizada, profundizar el carácter comunista de las relaciones de distribución, una mayor participación de los obreros en el control, organización y administración de la producción de abajo para arriba, la transformación de la propiedad cooperativa en propiedad social.

La resistencia social de los koljoses, ejecutivos en la industria, etc., se expresaba en una lucha al interior del PCUS. El adoptar el punto de vista de la continuidad de la ley del valor tenía un impacto mayor y más inmediato sobre el rumbo de la construcción socialista en ese momento, que antes de la segunda guerra mundial, debido al nuevo desarrollo.

El 20 congreso del PCUS adoptó posiciones políticas que daban mayor margen a las relaciones basadas en el dinero-mercancía, que potencialmente son capitalistas, argumentando corregir debilidades en la planificación centralizada. En lugar de profundizar las medidas que requería el momento, se tomó el sentido contrario de promover relaciones de mercado. Estas posiciones teorizaban los errores subjetivos como si se tratara de debilidades objetivas de la planificación centralizada, se sentaron las bases para hablar del “socialismo con mercado”. La planificación centralizada fue políticamente debilitada.

En lugar de transformar los koljoses en sovjoses se procedió a lo contrario. La maquinaria pasó de ser propiedad estatal a propiedad de los koljoses, y se revisó la política de fusionar los koljoses. Se disolvieron los ministerios de las ramas de producción y en su lugar se formaron los Consejos Económicos regionales, debilitando aún más la planificación centralizada.

Todo esto no resolvió los problemas, sino que los agravó, empezó a manifestarse escases de alimento para los animales, o se dejó de implementar nueva tecnología en el koljós, etc. Las nuevas reformas continuaron en la misma orientación: la reducción de las cantidades entregadas al estado por el koljós, la posibilidad de vender el producto excedente a mayores precios, la anulación de las deudas de los koljoses al banco estatal, la venta de alimento para ganado a propietarios individuales se permitió, etc. Al estancarse y volverse más retrogradas las relaciones en el campo se impactó de manera negativa el desarrollo, se profundizaron las diferencias en la producción de ganado y en la satisfacción de las necesidades entre las diferentes regiones.

Lo mismo comenzó a realizarse con relación a la industria en los 60’s, entre los 23 y 24 congresos del PCUS. La remuneración de los directivos de empresas dejó de depender del volumen de producción y paso a depender del margen de ganancia de la empresa. Igualmente, parte de los salarios de los trabajadores comenzó a depender de las ganancias. Se abrió la posibilidad de acuerdos horizontales entre las empresas, de venta directa y transacciones en dinero-mercancía, para el ajuste de los precios y para la formación de ganancias sobre esta base. La planificación centralizada se redujo sólo a las nuevas empresas, las innovaciones técnicas de las viejas empresas corrían a cargo de sus ganancias.

Con estas reformas de mercado se minó la propiedad social sobre los medios de producción, se creó en consecuencia la posibilidad de violar el principio de la distribución del producto social de acuerdo al trabajo.

En el 24 congreso del PCUS (1971), con sus directivas para el 9º plan quinquenal, se invirtió la prioridad proporcional de la sección I sobre la sección II. Esta modificación se introdujo argumentando que se trataba de elevar el consumo popular, sin embargo, se trató de la violación de una de las leyes del socialismo y tuvo un impacto negativo sobre la productividad del trabajo. El desarrollo de la productividad del trabajo es un elemento fundamental para el aumento de la riqueza social, la satisfacción de las necesidades y del desarrollo integral del ser humano, y éste presupone el desarrollo de los medios de producción.

La vía de invertir las proporciones no sólo no resolvió las contradicciones que se habían expresado (el exceso de dinero-mercancía, el desabasto de bienes de consumo, como los aparatos electrodomésticos, etc.) sino que las agravó, alejando la planificación centralizada de su objetivo principal. Inclusive se rechazó el uso de computadoras y tecnología de la información, que hubiese contribuido a mejorar el procesamiento técnico de información para mejorar la observación y control de la producción.

El periodo previo a la Perestroika, durante el cual Yuri Andropov fue Secretario General del CC del PCUS (Noviembre, 1982-Febrero, 1984), fue demasiado breve como para emitir un juicio definitivo. Sin embargo, existen documentos del PCUS del periodo, en los cuales se habla de combatir los puntos de vista burgueses y reformistas en la construcción socialista, y de la necesidad de ejercer una vigilancia por el sabotaje imperialista.

En los 80’s las decisiones del 27 congreso (1986) constituyeron un mayor avance del oportunismo. La contrarrevolución pasó abiertamente a promoverse a partir de la ley de 1987, que legitimaba diversas relaciones capitalistas. A principios de los 90’s se abandonó rápidamente la plataforma socialdemócrata del 28 congreso del PCUS sobre la “economía de mercado planificada” en favor de la “economía de mercado regulada”, y esta finalmente fue remplazada por la “economía de libre mercado”.

  1. G) Por último, la dirección general de estas políticas puede ser juzgada no sólo en el plano de la teoría sino en el plano histórico, mediante sus resultados. Después de dos décadas de aplicación de reformas los problemas se agudizaron. Por primera vez en la historia de la construcción socialista apareció el fenómeno del estancamiento, el aumento artificial de los precios por las empresas, los desabastos, el retraso tecnológico, etc.

Aumentar constantemente el alcance de los elementos mercantiles en la producción socialista la debilita. Lleva a un declive en la dinámica del desarrollo socialista, fortalece los intereses a corto plazo de individuos y grupos contra el interés general de la sociedad. Con el paso del tiempo se crearon las condiciones para que floreciera la contrarrevolución y obtuviera su victoria mediante la Perestroika.

Estas reformas además dieron pie a la formación de fortunas por medios ilegales (el contrabando principalmente), que se invertían en el mercado negro. De acuerdo a las estadísticas, gran parte de la producción estatal agrícola se canalizaba a los consumidores por medios ilegales. Los koljoses se diferenciaban cada vez más en sus ingresos, y se oponían al fortalecimiento del carácter social de la producción. Las diferenciaciones sociales se acentuaron en la industria mediante la concentración de las ganancias empresariales, el producto social era dirigido al mercado negro o usado directamente como capital. Los propietarios se restablecieron, el capitalismo se restableció. Estos propietarios dentro del Partido utilizaron su posición en el Estado para movilizar en su favor a las capas de la población vulnerables a la ideología burguesa o a vacilar, por ejemplo, a parte de los intelectuales o de los estudiantes, etc. Finalmente, estas fuerzas lograron llevar a su máxima expresión el reblandecimiento del Partido y la erosión oportunista. Las políticas de la Perestroika fueron la culminación de un proceso contrarrevolucionario que derrocó al socialismo.

[3.5] El papel del Partido Comunista en el proceso de construcción socialista.

  1. A) El papel indispensable del Partido en el proceso de construcción socialista se expresa en su liderazgo en el poder estatal de la clase obrera, en la movilización de las masas para participar en este proceso.

En el socialismo la clase obrera se coloca al frente del Estado, en primer lugar y principalmente lo hace a través de su Partido. El Partido Comunista debe usar las leyes del movimiento de la sociedad socialista-comunista como su guía. El ser humano, bajo el socialismo se vuelve el amo del proceso social, a diferencia de las anteriores formaciones socioeconómicas donde la actividad humana se regulaba de manera espontánea por las leyes económicas determinadas por el desarrollo espontáneo de las relaciones de producción. Al conscientemente dirigir su actividad, el ser humano pasa del reino de la necesidad al reino de la posibilidad.

De ahí se deriva la naturaleza científicamente clasista de las políticas adoptadas por el Partido Comunista como presupuesto de la construcción socialista. En cuanto se pierde este rasgo, el oportunismo se asienta en el Partido y, si no se elimina a tiempo, puede desarrollarse hasta una fuerza contrarrevolucionaria.

El desarrollo de las relaciones de producción comunistas depende del desarrollo de la teoría del comunismo científico por el Partido Comunista para su uso clasista, el estudio de las leyes del movimiento en la formación socioeconómica comunista.

La conciencia clasista tiene un desarrollo desigual, no se desarrolla espontáneamente o de manera homogénea. La elevación de la conciencia comunista entre la clase obrera depende sobre todo del fortalecimiento de las relaciones de producción comunistas y del grado de participación de la clase obrera con la dirección del PC. El desarrollo de esta base material, como se establece anteriormente, depende de un ejercicio consciente, de ahí que junto con la base material deba enraizarse un trabajo ideológico. Durante todo el periodo de construcción socialista la conciencia de la vanguardia debe estar delante de la conciencia formada a escala masiva en la clase obrera por las relaciones económicas. De aquí que el PC deba asegurarse una fortaleza y un nivel elevado teórico-ideológico, y no vacilar ante el oportunismo, no sólo durante la época del capitalismo, sino en la época de construcción socialista.

  1. B) La base social del oportunismo se mantiene mientras se mantengan formas de propiedad privada o de grupo, mientras se mantengan relaciones mediadas por el dinero-mercancía y mientras persistan las diferenciaciones sociales. La base material del oportunismo continuará existiendo durante toda la construcción socialista y mientras el capitalismo, particularmente las potencias capitalistas, existan en el planeta.

Sin embargo, no se considera que la erosión oportunista, el desarrollo de posiciones revisionistas o la degeneración del carácter revolucionario del poder estatal sean fenómenos inevitables.

  1. C) La experiencia muestra los factores que llevaron a dichos fenómenos en la URSS y en otros países socialistas. Ahí podemos enumerar: el declive de la educación política marxista en el PC y su dirección, las grandes pérdidas de cuadros durante la Segunda Guerra Mundial, el aumento repentino de sus miembros con orígenes clasistas diversos, el cambio consiguiente en la composición clasista del PC, la relativa dependencia del poder estatal comunista de cuadros administrativos de origen burgués, la herencia de atraso relaciones precapitalistas y su desarrollo desigual, los sacrificios impuestos a la riqueza social por la reconstrucción de posguerra, contradicciones en la asimilación de países de Europa al sistema socialista, el miedo a una nueva guerra debido a la intervención imperialista, etc.

[3.6] Sobre el desarrollo del poder soviético.

  1. A) El fundamento teórico para analizar la cuestión del curso seguido por el poder soviético es que el poder estatal socialista es la dictadura de la clase obrera. Se trata del poder estatal de la clase obrera que, al igual que todas las formas de poder estatal, no se comparte con nadie. Se trata del órgano de la clase obrera para la lucha de clases que continúa a través de otros medios y otras formas. La clase obrera es la portadora de las nuevas relaciones comunistas, el dueño colectivo de los medios de producción socializados, la única clase que puede dirigir la lucha por la completa predominancia de las relaciones comunistas.

La necesidad de la dictadura del proletariado deviene también de la continuación de la lucha de clases a escala internacional, se mantendrá hasta que todas las relaciones sociales se vuelvan comunistas, mientras haya necesidad del Estado como mecanismo de dominación política.

  1. B) El desarrollo de las formas políticas, de los elementos de la superestructura, están estrechamente relacionados con la vía optada para el desarrollo de la economía.

En la primera constitución de la URSS en 1924 se aseguraba el vínculo entre el Estado y las masas mediante la representación electoral indirecta de los trabajadores que se llevaba a cabo en el centro de producción como unidad electoral. El derecho al voto estaba asegurado sólo a los obreros (no a toda la ciudadanía). La clase burguesa, los terratenientes, todos los explotadores y elementos contrarrevolucionarios tenían denegado el derecho al voto. Las concesiones hechas a los capitalistas en el periodo de la NEP no incluían concesiones en el plano político.

En la constitución de 1936 se estableció la representación electoral directa mediante distritos electorales geográficos, la región se convirtió en la unidad electoral y la representación era proporcional al número de habitantes. La toma de decisiones por asambleas se abolió y se substituyó por estos distritos electorales. El derecho al voto se concedió a todos mediante el voto secreto. Estos cambios constituían un intento por estabilizar el poder soviético en miras de la guerra que se avecinaba.

Esta degradación de la unidad de producción como pilar de la organización del poder estatal de la clase obrera tuvo un impacto negativo en la composición clasista de los órganos superiores del Estado, y también impactó negativamente en la posibilidad de destituir y remplazar a los delegados, siendo uno de los elementos básicos de democracia en la dictadura del proletariado.

Después del 20 Congreso junto con el repliegue de la economía planificada y centralizada se replegó la posición del centralismo democrático. Los soviets locales fueron fortalecidos en cuanto a la “autosuficiencia” y “autonomía” de las empresas socialistas. Se tomaron medidas que fortalecieron la permanencia de oficiales en los soviets, a través del aumento de la duración de sus periodos y el aumento en la posibilidad de ser eximidos de sus labores en la producción.

En el 22 congreso se hicieron valoraciones poco objetivas sobre el “fin de la lucha de clases” y el “socialismo desarrollado”. En nombre de las contradicciones no-antagonistas se adoptó la posición de que la URSS era un “Estado de todo el pueblo”, lo cual se consolidó en la constitución de 1977, y que el PCUS era un “Partido de todo el pueblo”. Esto contribuyó a alterar las características del Estado revolucionario de los obreros, a degenerar la composición clasista del Partido y sus cuadros. La vigilancia revolucionaria se perdió a favor de la teoría de la irreversibilidad de la construcción socialista.

A través de la Perestroika, junto con la reforma al sistema político de 1988, el sistema soviético socialista degeneró en un órgano burgués.

  1. C) La experiencia histórica muestra cómo gradualmente las masas se alejaron de la participación en el sistema soviético, que tenía un carácter meramente formal para los 80’s. Estos cambios no son atribuibles exclusivamente a los cambios en el funcionamiento de los soviets, sino a las diferenciaciones sociales que eran fortalecidas por las reformas económicas. Al fortalecer los intereses individuales y de grupo, las grandes masas eran alienadas del proceso, lo cual, les llevaba a una completa apatía y pasividad.

Las masas no le dieron la espalda al socialismo. Es significativo que los oportunistas presentaran sus reformas de retorno capitalista, sobre todo la Perestroika, recurriendo a consignas que indicaban que su objetivo era profundizar el socialismo (“más democracia, más socialismo”, tal era la divisa del grupo de Gorbachov al plantear la Perestroika). Los elementos revolucionarios al interior del PCUS no pudieron reaccionar a tiempo para levantar un polo distintivo que lograra movilizar al pueblo contra los oportunistas.

[3.7] Sobre el desarrollo del movimiento comunista internacional y su estrategia.

  1. A) En la lucha de clases a escala global y en el moldeamiento de la correlación de fuerzas los acontecimientos del movimiento comunista internacional y las cuestiones de su estrategia jugaron un papel decisivo.

Durante todo su curso, la Internacional Comunista (IC) manifestó problemas de unidad ideológica y estratégica, que tenían que ver con el carácter de la guerra que se avecinaba, con la naturaleza de la revolución, etc. Los grupos oportunistas al interior del PCUS (Trotski – Bujarin) estaban enlazados con la lucha que se desarrollaba al interior de la IC sobre la estrategia del movimiento comunista internacional. Al final de los 20’s la dirección de la IC, con Bujarin al frente, enfatizaba la “estabilización del capitalismo” y la improbabilidad de un periodo revolucionario y expresaba un espíritu de compromiso con la socialdemocracia.

El debilitamiento de la IC como centro articulador de una estrategia mundial había aparecido muchos años antes de su disolución (mayo 1943). La falta de un centro de coordinación y elaboración de una estrategia revolucionaria tuvo un impacto negativo en la posibilidad de transformar la lucha contra la guerra imperialista en una lucha por el poder estatal, un deber de todos los PC.

A pesar de la disolución de la IC y los factores que llevaron a ello, hay una necesidad objetiva para el movimiento comunista internacional de formar una estrategia revolucionaria unificada, para planear y coordinar su actividad.

Mientras la guerra mundial llevó a una extrema agudización de la lucha de clases, sólo en los países de Europa Central y del Este la lucha antifascista, con el apoyo decisivo del Ejército Rojo, llevó al derrocamiento del poder burgués. En Europa occidental los PC no elaboraron una estrategia para transformar la guerra imperialista en una guerra contra el poder burgués, que demostrara que el socialismo es la única alternativa a la barbarie capitalista.

Hubo un gran repliegue de la posición teórica que entre el capitalismo y el socialismo no hay un sistema social intermedio, y que no hay poder político intermedio entre la burguesía y el proletariado. Esta tesis es válida independientemente de la correlación de fuerzas, independientemente de todos los problemas que puedan existir.

Al finalizar la guerra las fuerzas se realinearon. Los capitalistas decidieron resolver algunas de sus contradicciones con tal de coordinarse en su ataque contra la URSS. A pesar de la expansión del sistema socialista mundial, el imperialismo aún mantenía una fuerza considerable. Planificó la cuidadosa estrategia de guerra fría que incluía: intervenciones imperialistas, campañas multifacéticas anticomunistas, armas ideológicas actualizadas, el financiamiento y apoyo a la subversión interna (como en Yugoslavia, la RDA, Hungría o Checoslovaquia), provocaciones e incitación a los sucesos contrarrevolucionarios, presiones diplomáticas para corromper otros países socialistas y aislar a la URSS, una carrera armamentística para desgastar a la URSS y el aprovechamiento de todas las desviaciones oportunistas y problemas de unidad ideológica en el movimiento comunista.

Por otro lado, el movimiento comunista siguió careciendo de un centro articulador y coordinador. La COMINFORM y las reuniones internacionales de Partidos Comunistas no resolvían esta necesidad. La degeneración de ciertas secciones del movimiento comunista se acentuó.

  1. B) La línea de la “coexistencia pacífica” descansaba sobre un error de carácter utopista. Esta línea había sido desarrollada en cierto grado desde el 19 congreso y se desarrolló en su totalidad en el 20 congreso. Esta línea reconocía la barbarie imperialista de los EUA y el Reino Unido, y de ciertos sectores de la burguesía, más no lo consideraba un elemento inherente al capitalismo de los monopolios. Así se alimentó la ilusión de que el imperialismo podía ser convencido de aceptar la existencia de fuerzas que habían roto su dominación mundial. Esto se enlazó con la supuesta posibilidad de transitar de manera parlamentaria al socialismo en Europa.

Tanto la parte del movimiento comunista en el poder como la que se encontraba fuera de él sobreestimaban la fuerza del sistema socialista mundial y subestimaban la capacidad del capitalismo para reconvertirse. La crisis en el movimiento comunista se expresó en la pugna entre el PCUS y el Partido Comunista de China, así como en su profundización con la creación de la corriente conocida como Eurocomunismo.

Muchos PC debilitaron la lucha ideológica contra la socialdemocracia al considerar que ésta tenía un ala izquierda y un ala derecha. Se negaban las leyes científicas de la revolución socialista adoptando una estrategia reformista y socialdemócrata. Todas estas concesiones no lograron ampliar la base del comunismo, sino alejar a la clase obrera de la influencia de las ideas comunistas y la alienación como clase.

Muchos PC argumentando particularidades nacionales se posicionaron por buscar supuestas vías intermedias, buscar una alianza con secciones “nacionalistas” de la burguesía contra los monopolios más fuertes. No se analizaron correctamente las relaciones entre países capitalistas. Esta estrategia se siguió con el supuesto de que muchos países manifestaban rasgos de subordinación y dependencia con respecto a los EUA.

La mutua interacción entre el oportunismo en los PC de los países capitalistas y los PC gobernantes se fortaleció con el miedo a un ataque nuclear contra los países socialistas, la agudización de la lucha de clases al interior de los países socialistas de Europa del Centro y del Este, las nuevas agresiones imperialistas, por ejemplo, en Vietnam o Corea. La presión ejercida por la táctica flexible del imperialismo impactó en el mayor desarrollo del oportunismo al interior de los PC.

[3.8] Necesidad y relevancia del socialismo. Enriquecimiento de nuestra concepción programática del Socialismo.

  1. A) La contrarrevolución triunfante en los países socialistas y la derrota temporal del movimiento comunista no cambian el carácter de la época. La época está caracterizada por la fase final del capitalismo y la transición de la humanidad al comunismo, el siglo XXI será uno de nuevos levantamientos y revoluciones sociales. Las luchas por reivindicaciones y concesiones temporales, aunque es necesaria, no resuelven de manera realista las contradicciones enfrentadas por la sociedad, la única e inevitable salida sigue siendo la perspectiva de una revolución socialista.
  2. B) La necesidad del socialismo emerge de la agudización de las contradicciones del mundo capitalista contemporáneo, del sistema imperialista. Su necesidad emana del hecho de que, en la actual etapa de desarrollo capitalista, el imperialismo, la dominación de los monopolios sienta bases materiales completamente maduras para la transición a un sistema socioeconómico superior. El capitalismo ha socializado la producción a un nivel sin precedentes, mientras mantiene la propiedad privada sobre los productos del trabajo social, sobre los medios de producción. Esta contradicción es la fuente de todos los fenómenos de crisis de las sociedades capitalistas contemporáneas: Pobreza y desempleo, que alcanzan niveles explosivos durante las crisis económicas, la extensión de la jornada laboral pese al aumento de la productividad, el fracaso en satisfacer las necesidades educativas y profesionales modernas, el fracaso en implementar un sistema de salud científico basado en los últimos adelantos tecnológicos, el gravísimo daño al medio ambiente con sus consecuencias para la salud y seguridad de los trabajadores y de los pueblos, la destrucción de las guerras imperialistas, la proliferación de las drogas y la trata de órganos humanos, etc.

Estas contradicciones apuntan hacia su resolución: ajustar las relaciones de producción al nivel de desarrollo alcanzado por las fuerzas productivas. La abolición de la propiedad privada de los medios de producción, comenzando con los más concentrados, su socialización y uso para satisfacer las necesidades sociales. La planificación centralizada de la economía por el poder estatal revolucionario de la clase obrera, el control obrero. El objetivo socialista es realista porque se enraíza en el desarrollo mismo del capitalismo.

La victoria de la revolución socialista, inicialmente en un país o en una serie de países, surge de la operación de la ley del desarrollo desigual del capitalismo. Las condiciones para una revolución socialista no maduran a escala mundial simultáneamente. La cadena imperialista se romperá en su eslabón más débil. El deber de cada Partido Comunista es la realización de la revolución socialista y la construcción socialista en su país, como parte de un proceso mundial. Esto contribuirá a crear un “comunismo completamente desarrollado” en el marco de una “colaboración revolucionaria de los proletarios de todos los países”.

  1. Situación internacional, la ofensiva del capital y la resistencia de los pueblos

[4.1] Desde el año 91, en que la correlación de fuerzas a nivel internacional se alteró a favor del imperialismo y la contrarrevolución, se mantiene la tendencia a la agresión y la guerra, tanto de los EEUU como de la Unión Europea.

Sus instrumentos militares, tales como la OTAN, el SEATO, los Comandos regionales (NORCOM, AFRICOM, Comando Sur), son fortalecidos y ampliados, sobre todo con fuerzas de intervención rápida y subordinando directamente a los ejércitos nacionales y a las propias policías, supuestamente con ayudas para contribuir a su modernización y para combate al terrorismo y al narcotráfico. De su iniciativa surgen nuevos pactos militares y policiacos para agredir a los pueblos, lo mismo en Asia y Medio Oriente, que en África y América Latina (Iniciativa Mérida, Plan Colombia) e inclusive en la propia Europa -como es el caso de los bombardeos e intervención militar contra Yugoslavia-. También continúa su expansión la instalación de bases militares de la OTAN y los Estados Unidos; la movilización permanente de tropas en el continente, con la IV Flota, que reactivó su presencia en los mares de nuestra América.

Se expresa la militarización de la economía con el alto presupuesto al Pentágono y al lobby militar estadounidense.

Muy peligroso es el que se utilice un concepto como el del terrorismo, bajo el que se puede enmarcar también a los propios pueblos, a las diversas resistencias, a las organizaciones revolucionarias y a las fuerzas de vanguardia, tales como los Partidos Comunistas y Obreros. Tal discurso ideológico emanó de los sucesos del 11 de septiembre del 2001, que dieron los argumentos para la guerra contra Irak y Afganistán. Nosotros somos críticos de aquellas fuerzas de la izquierda que asumieron un discurso antiterrorista en nombre de la “no violencia”; todo ese pacifismo pequeño burgués sirve de coartada para criminalizar y justificar ataques a las masas populares y a las fuerzas revolucionarias. Con ese argumento a las FARC-EP se les ha colocado en las listas de “terroristas”, y más aún, se ejerce una condena contra formas de lucha que el pueblo se ve en necesidad de asumir.

[4.2]    El FMI, el Banco Mundial, la OCDE, ASEAN, el G-20, G-8, etc., son mecanismos financieros con el claro propósito de lograr acuerdos de expoliación, de saqueo de los pueblos y los trabajadores, que dinamizan la exportación de capitales, que representan la Internacional de la muerte, generan los mecanismos para extraer ganancias indirectamente, a través de la deuda y control de flujo de capital, así como imponen condiciones que subordinan al conjunto de los países que ocupan una posición inferior en la pirámide imperialista.

[4.3]    Después de la fusión en 2006 de la CIOSL y la CMT surgió la Confederación Sindical Internacional (por México pertenecen a ella la CTM, la UNT, la CROC y el CNT), este sindicalismo internacional amarillo, basado sobre todo en agrupar a trabajadores de la burocracia y de los servicios, a las capas de la aristocracia obrera, con fuertes financiamientos por parte del capital, expresa abiertamente en su programa el objetivo de embellecer el capital y se asigna a sí mismo en este periodo de crisis y de inestabilidad el papel de apagafuegos, como es el caso, por ejemplo, de su propuesta de formar parte de una solución en el marco del capitalismo, aceptando recortes de derechos laborales y al propio salario. A través de ONG’s promueve un fuerte trabajo ideológico en la juventud trabajadora, para evitar un sindicalismo clasista.

[4.4]     Las ONG’s son mecanismos del capital para cooptar, mediatizar, inmovilizar, promover la conciliación de clases y reclutar a ex militantes de la “izquierda”. Ha quedado ya claro que buena parte de ellas son financiadas por la Fundación Ford, por Fundación por la Democracia de los EEUU, por la Internacional Socialista, por la UE, por grupos del capital alemán, etc. A ellas debemos la promoción de la disociación entre los movimientos sociales y la acción política. La fuerte campaña contra los partidos en general, pero que esencialmente apunta contra los partidos clasistas.

 

También las ONG’s han tenido un rol activo en las llamadas “revoluciones de colores”, que intervienen en las disputas intercapitalistas a favor, sobre todo, de los EEUU y la UE. Las ONG’s han construido la imagen de ser representantes de la democracia y los derechos humanos, del altermundismo, más casi siempre son una fachada para embellecer el capital, tanto porque el financiamiento les indica la ruta, como por el hecho de que ideológicamente expresan las posiciones de la llamada globalización.

 

[4.5] Evidentemente la correlación de fuerzas internacional, expresada después de la Segunda Guerra Mundial en la ONU y otros mecanismos internacionales de solución de los conflictos interestatales, ha desaparecido. La ONU es hoy un estricto instrumento a favor de los Estados Unidos y la UE, independientemente de que algunas resoluciones anteriores (por ejemplo, las relativas al pueblo palestino) puedan ser usadas como bandera para reivindicar luchas específicas, lo cierto es que confiar en la ONU constituye una ilusión, porque es hoy un mecanismo incapaz de contribuir a una salida favorable para los pueblos.

 

[4.6]     La inevitable tendencia del capital imperialista a la agresión es justificada hoy por discursos que ocultan su carácter explotador, tales como la tesis de los Estados fallidos, Estados canalla, “rincones oscuros del mundo”, Eje del mal, etc. Se recurre al montaje, a la deformación de la realidad, esto se implementa mediante campañas desatadas de manera simultánea en todos los grandes medios.

 

La importancia de la lucha ideológica adquiere hoy un carácter relevante, sobre todo porque muchos argumentos pretenden validez universal, tal como el “choque de civilizaciones”, la democracia, los derechos humanos, las libertades, que ocultan el antagonismo de explotados/explotadores.

 

[4.7]     Amenazas y tensiones son agudizadas hoy: no sólo se escala el conflicto en Medio Oriente, sino que se montan golpes militares en América. Una amenaza muy grave para el conjunto del género humano lo representa la posibilidad de una guerra de intervención contra la República Islámica de Irán, las provocaciones conjuntas de Estados Unidos y Corea del Sur contra la República Popular Democrática de Corea.

 

 [4.8]    A pesar de todos sus recursos tecnológicos, financieros, militares, las tropas de la OTAN y EEUU no han logrado sofocar la resistencia en Irak y Afganistán, por el contrario, ella ha empantanado la estrategia de la Casa Blanca.

 

[4.9]     Un recurso de la lucha de clases contra el proletariado y sus organizaciones, es expresado a través del anticomunismo y de la tesis que equipara comunismo y fascismo, que además de una grosera deformación de la historia, es la base para criminalizar a los Partidos Comunistas y Obreros.

 

[4.10]   En América Latina se expresa una nueva correlación de fuerzas contra las políticas de choque, de privatización y recortes de los derechos sociales y sindicales. Emergen políticas de recomposición de la dominación sin modificar la estructura capitalista, amparadas en un discurso progresista, de izquierda liberal, con el propósito de contener el hartazgo de las masas y sus respuestas organizadas. Los gobiernos de Brasil, Argentina, Uruguay, Paraguay, más que expresar la voluntad popular, son opciones de la burguesía para estabilizar la correlación de fuerzas en esos territorios.

 

Es un deber para los Partidos Comunistas, aclarar su posición frente a la llamada política “progresista”, frente a la llamada “centro-izquierda”, y más aún frente a las coaliciones con los “sectores nacionalistas” de la burguesía.

 

En años anteriores algunas se arrojaron inmediatamente a los brazos del capital y del imperialismo, por ejemplo, Lucio Gutiérrez, del Ecuador, y Mauricio Funes, de El Salvador. Pero la cuestión es con las que desarrollan políticas que inclusive, en algunos aspectos, resisten al imperialismo, pero que en otros se integran con entusiasmo, creando gran confusión entre el campo de las fuerzas revolucionarias y desmovilizando las protestas sociales.

 

[4.11]   Un caso diferente lo significa los gobiernos del ALBA, desde el punto de vista política y económico no representan hasta hoy cambios radicales que alteren la formación socioeconómica capitalista ni destruyen el viejo Estado, pero han traído al protagonismo a las masas que expresan tendencias antiimperialistas y anticapitalistas, que pueden devenir en revoluciones sociales. Aunque expresamos nuestra solidaridad con el camino que Venezuela, Bolivia y Ecuador han decidido y nos oponemos a las tendencias golpistas promovidas por el imperialismo, no asumimos la idea de que ahí se esté construyendo socialismo alguno, tampoco descartamos que el papel activo de los Partidos Comunistas y fuerzas revolucionarias, que ahí actúan pueda, con su trabajo permanente, orientar y dirigir a la clase obrera a cumplir su objetivo histórico.

 

[4.12]   La insurgencia colombiana continúa no sólo como la opción de su pueblo trabajador sino como un firme soporte de los procesos antiimperialistas. La solidaridad con las FARC-EP debe reforzarse aún y cuando sea objeto de la persecución y criminalización.

 

[4.13]   El Movimiento Continental Bolivariano expresa hoy la coordinación de fuerzas revolucionarias del continente. Nuestra participación en el obedece a los principios de solidaridad internacionalista.

 

  1. Movimiento Comunista, Obrero y Antiimperialista

 

[5.1]     La necesidad de hacer viva la tesis del internacionalismo proletario es un imperativo de la época.

 

[5.2]     La Federación Sindical Mundial es hoy la expresión internacional de un sindicalismo clasista, antiimperialista, democrático, que representa a millones de trabajadores de los cinco continentes. En su seno actúan fuerzas que hoy contribuyen a dinamizar respuestas a la crisis capitalista y a colocar a la clase obrera en el centro de la lucha de clases.

El PAME, promotor de decenas de huelgas generales con su acción militante funciona como referente para el resto de la clase en Europa y el mundo, no sólo por la exitosa capacidad de movilización, sino por plantear en el terreno político la alternativa política de los trabajadores.

 

[5.3]     La Federación Mundial de la Juventud Democrática agrupa en su seno a organizaciones juveniles antiimperialistas, comunistas, progresistas, que se encuentran hoy en un papel de confrontación a las políticas del capital. Una coordinación de tal naturaleza debe ser reforzada y apoyada.

 

[5.6]     El Consejo Mundial de la Paz es hoy un baluarte contra las políticas de agresión e intervención del sistema imperialista contra los pueblos.

 

[5.7]     El Movimiento Comunista Internacional ha superado la crisis de los años 90 y a través de la red Solidnet, del Encuentro de Partidos Comunistas y Obreros, de cita anual, dinamiza su actividad. Nuestra organización la considera, por hoy, la iniciativa más importante de colaboración y posibilidades de coordinación.

 

Coincidimos con otros Partidos hermanos que el MCI puede enfrentar de nuevo fases de inestabilidad si no hace el esfuerzo por contar con una base ideológica y estratégica común, y mecanismos de coordinación más efectivos.

 

[5.8]     Nuestra organización considera que existe la madurez para que el Polo Leninista Internacional avance, refuerce su colaboración y contribuya en tal sentido con el conjunto del MCI. El mejor fruto hasta ahora es la Revista Comunista Internacional.

 

 [5.9]    El PCM hará esfuerzos por contribuir a la organización de una nueva Internacional Comunista. Mantendrá y desarrollará sus relaciones de amistad y solidaridad con el conjunto de los Partidos Comunistas y Obreros, más pondrá énfasis en aquellos partidos hermanos con los que tenga coincidencias ideológicas, en el esfuerzo de contar con una estrategia internacional común.

 

El PCM impulsará la Federación Sindical Mundial, la Federación Mundial de la Juventud Democrática, la Federación Democrática Internacional de Mujeres, el Consejo Mundial de la Paz. Además, impulsara la OSPAAAL y el MCB.

 

[5.10] Los países que construyen el socialismo merecen toda nuestra solidaridad.

 

Cuba Socialista, país que desde 1959 inició un camino alternativo al capitalismo, que impulsada por la existencia del campo socialista, enrumbo a partir de 1961 el camino a una nueva sociedad, que enfrenta el asedio imperialista, una política de guerra y agresión permanente, un bloqueo económico que afecta a su desarrollo. La resistencia de la Revolución Cubana a la contrarrevolución internacional en los 90s, fue un factor determinante para la rearticulación de fuerzas en el continente y en el mundo; a su resistencia debemos, por ejemplo, que el movimiento de los Festivales Mundiales de la Juventud y los Estudiantes, continúe.

 

Hoy en Cuba se encuentra en marcha el trabajo para el VI Congreso del PCC, cuyos documentos iniciales plantean un debate profundo sobre la construcción del socialismo. Independientemente de cualquier valoración futura, el pueblo cubano y sus revolucionarios, son un ejemplo para la lucha de nuestro pueblo. Fidel Castro, Ernesto Guevara, Camilo Cienfuegos, Sierra Maestra, la lucha obrera, el combate clandestino en las ciudades, la firmeza antiimperialista en Girón, y la crisis de los misiles, permanecerá como un ejemplo irrenunciable del ciclo de las revoluciones socialistas.

 

La RPD de Corea enfrenta constantemente la agresividad imperialista. El Partido del Trabajo de Corea es un baluarte de la lucha contra los planes imperialistas para someter a ese hermano pueblo.

 

En Vietnam y China se sigue la ruta del llamado “socialismo de mercado”, no conocemos a profundidad, ni sobre bases objetivas el curso de los acontecimientos. En China existen muchas evidencias de que empiezan a predominar las relaciones capitalistas, y representa un grave peligro la posibilidad de la restauración capitalista.

 

China es hoy un país muy influyente, en la economía y las relaciones internacionales, es al mismo tiempo, una competencia muy seria para la UE y los EEUU, las rivalidades se agudizan, más no es una contradicción clara entre socialismo vs capitalismo, sino una disputa por esferas de influencia, por mercados; por la alianza con grupos políticos y monopólicos.

 

Después de la experiencia de la contrarrevolución en la URSS es claro que no podemos tener una actitud acrítica, sino un estudio profundo con base en las regularidades y generalidades, así como de las leyes de la revolución socialista.

 

 

 

 

  1. México hoy. El capitalismo contemporáneo

[6.1]    En la larga historia del desarrollo del capitalismo en México, la etapa contemporánea puede ser fechada a mediados de los años setenta, cuando bajo el influjo de la crisis mundial y el agotamiento de la forma de acumulación capitalista establecida por el régimen surgido de la revolución democrático-burguesa de 1910, la economía mexicana entró en una crisis múltiple y se abrió un periodo de intensa reestructuración de todas las condiciones sobre las que se sostiene la reproducción ampliada del capital. Desde entonces asistimos a la bancarrota del mito del régimen de la revolución mexicana que pretendía resolver los grandes problemas nacionales sin romper con el capitalismo mediante una «vía autóctona» de desarrollo pretendidamente asentada en el fortalecimiento del mercado interno y la industrialización sustitutiva de importaciones. Economía acompañada con un «estado de compromiso», ilusoriamente situado por encima de las clases sociales, «regulador de los factores de la producción» y en contradicción con el imperialismo norteamericano. Este mito, -sobre el que gravitó fuertemente la imaginación política incluso de las fuerzas de izquierda- se desplomó sin remedio para dejar la dominación burguesa al desnudo en un largo camino de transformaciones desde dentro y desde arriba que culminó en el «gobierno de los empresarios y para los empresarios».

 [6.2]   Ya este mito comenzaba a desmoronarse desde mediados de los años sesenta, cuando se presentaban los signos evidentes de que todas las medidas destinadas a «desarrollar» una economía de «bases nacionales» llevaba a la consolidación del dominio monopólico de la economía mexicana ejercido por grupos de capitales nacionales y extranjeros fuertemente asociados. Es una verdad establecida que las fuerzas de clase que hoy se presentan como dominantes fueron cobijadas, auspiciadas y fortalecidas al amparo de un estado que se presentaba como nacional-popular y que en realidad era una palanca estratégica de la acumulación capitalista al operar el traslado masivo al «sector privado» de recursos financieros etiquetados como subsidios, precios preferenciales, etc. De esa manera se fortaleció, como producto genuino del «nacionalismo revolucionario», la gran burguesía monopólica mexicana que hoy asombra al mundo con su fortuna, capaz de exportar capitales y dominar una buena parte del negocio capitalista en América Latina.

 [6.3]   Otro resultado directo del afianzamiento de la dominación exclusiva de la burguesa, derivada de la revolución mexicana, es la consolidación del proletariado industrial. El acelerado desarrollo del capitalismo entre 1938-1976 transformó profundamente la fisonomía del país: México se volvió básicamente urbano; la ciudad capital creció desmesuradamente; se crearon regiones industriales enteras, aumentó la población dedicada a actividades industriales, etc. El fenómeno que sintetiza todo este proceso generalmente es conocido como «modernización» y es presentado como el resultado directo de la función «civilizatoria» del capital que avanzaba sobre las ruinas del «atraso». Más allá de que el lado obscuro del proceso -la catástrofe social sobre la que se asentó- generalmente no es considerada a la hora de hacer las cuentas, lo cierto es que, en este tiempo, por primera vez en la historia del país, podemos hablar de la existencia real del proletariado industrial. La larga historia de su nacimiento concluye en este periodo. Más adelante veremos la forma particular en que el desarrollo de la clase obrera continúa hasta nuestros días. Por ahora sólo queremos destacar la formación de las clases sociales fundamentales como el resultado directo de la dominación burguesa nacida de la revolución mexicana y consolidada en el cardenismo.

 [6.4]   El embellecimiento del régimen social surgido de la revolución muy frecuentemente se realizó desde las filas de izquierda. La hibridación de la tradición socialista y comunista con la «ideología de la revolución» estuvo a la orden del día y fue generosa en la producción de incontables obras destinadas a justificar el abandono de las posiciones de clase. Se escribió sobre el carácter de la revolución de 1910, la naturaleza del estado surgido de este movimiento armado y el cardenismo casi siempre de manera equívoca y con las claras intenciones de hacer las paces con el enemigo o, por lo menos, con una fracción pretendidamente «antiimperialista» o «nacionalista». La existencia y desarrollo progresivo de una burguesía nacional y hasta nacionalista representada políticamente por el ala izquierda del Partido Revolucionario Institucional –cardenista en un sentido histórico- era un supuesto presente en casi todas las estrategias de las fuerzas de izquierda, y sigue siéndolo incluso hasta el día. Pero hoy tenemos la ventaja de ver los resultados reales del «régimen de la revolución»: acelerado desarrollo del capitalismo y consolidación de la dominación burguesa.

 [6.5] Estos dos procesos no dejaron de contener en su seno una serie de contradicciones cuya resolución a mediados de los años setenta puso al país en un nuevo rumbo marcado por la reestructuración general del capitalismo. La transformación masiva de las condiciones sobre las que descansa la reproducción ampliada del capital en México ha llevado a la configuración de una economía con los siguientes rasgos:

Estancamiento prolongado y crónico del Producto Interno Bruto desde 1976.

En contraste, el alto dinamismo de las exportaciones. La mexicana es una economía de especialización productiva para la exportación, es decir, completamente volcada al exterior, sobre todo al mercado norteamericano que es el destino de más del ochenta por ciento de las exportaciones. Los ejes dinámicos de la acumulación son los rubros industriales para la exportación.

Estrategia económica fuertemente basada en las inversiones extranjeras, mayoritariamente norteamericanas y españolas, que dominan campos completos de la actividad económica, destacadamente la actividad bancaria.

Disminución continua del tamaño del sector público mediante las privatizaciones de activos estatales. No se trata, sin embargo, del llamado «adelgazamiento» o «retirada» del Estado que ahora, más bien, cumple funciones económicas distintas a la hora de apuntalar la acumulación capitalista.

Centralidad de la industria maquiladora de exportación, que hasta el año 2000 mantuvo un continuo crecimiento del número de establecimientos y del personal ocupado, y que imprimió su sello al conjunto de las relaciones entre el trabajo asalariado y el capital, proporcionando el modelo dominante de relaciones laborales.

Reactualización de los mecanismos de la acumulación originaria de capital mediante el acelerado robo de tierras y recursos naturales en manos de comunidades campesinas e indígenas. Creación de un nuevo mercado de tierras, una vez abolidas las intenciones agrarias del régimen surgido de la revolución mexicana.

Como resultado final de la modificación de la correlación de fuerzas entre trabajo asalariado y capital, ocurrió un salto significativo de la tasa de explotación, sobre todo mediante la disminución continua del salario real que no para de deteriorarse desde 1976.

 [6.6]   A pesar de la amplitud de la recomposición capitalista, que impactó prácticamente todos los aspectos de la vida social a nivel mundial, no debemos perder de vista el objetivo primordial del proceso: se trató de una ofensiva general destinada a minar las condiciones de soporte del poder de clase de los trabajadores en su conjunto, en particular de la clase obrera. El objetivo central y declarado de la estrategia de reestructuración era abatir el «costo de la fuerza de trabajo» considera por el capital como excesivo dada la configuración de fuerzas nacida de la Segunda Guerra Mundial. Entre los factores puestos como objetivos a abatir para hacer retroceder los salarios se encontraba el estado de tipo keynesiano, la existencia del campo socialista y la centralidad de los sindicatos en las sociedades modernas. En México, el esfuerzo de recomposición capitalista destinado a romper la correlación de fuerzas hasta entonces existente entre trabajo y capital generó los siguientes resultados inmediatos:

 [6.7]   La disminución continua de los salarios a partir de 1976 y hasta la fecha, en una curva de declinación que coloca al salario real hoy en día en el nivel más bajo de su historia, después de perder cerca del ochenta por ciento de su poder adquisitivo. De la misma manera, se puede constatar la caída de la participación de los salarios en el PIB y el incremento de la participación de los trabajadores con salarios insuficientes en el conjunto de la población ocupada (por ejemplo, 9 de cada 10 nuevos ocupados reciben salarios insuficientes para cubrir sus necesidades mínimas).

[6.8]    La dispersión del proletariado en general y de la clase obrera en particular mediante el desmantelamiento de la mayoría de las grandes aglomeraciones industriales y la fragmentación de la producción en pequeñas unidades productivas, que generalmente trabajan para las grandes firmas a manera de abastecedores en cadena. Lo que priva en la economía mexicana es que la mayoría de los trabajadores industriales labora en micros, pequeños y medianos establecimientos.

[6.9]    El remozamiento del corporativismo sindical mediante el mantenimiento de las centrales oficiales priistas, ahora acompañadas de nuevas centrales completamente proclives a las intenciones reestructuradoras de corte gerencial, como la UNT. De manera más general, se impulsó fuertemente la idea de que la «flexibilización», la «reestructuración productiva» y todo el proceso de «modernización de las relaciones laborales», eran un campo propicio para los intereses de los trabajadores, labor arduamente impulsada en el país por núcleos de asesoría vinculados al sindicalismo patronal norteamericano. Paralelamente, se alentaron golpes de mano contra los sindicatos que obstaculizaban la recomposición capitalista, ya sea por su ideología nacionalista (por ejemplo, el SME), o simplemente por representar intereses corporativos considerados «caros» (Industria petrolera y minera, etc.).

El engrosamiento brutal del ejército industrial de reserva. La acelerada destrucción del campo mexicano y su despoblamiento; el aumento del desempleo; el florecimiento de la informalidad y la precariedad de los llamados «trabajadores por cuenta propia»; todos estos son fenómenos que operan como lastre o peso muerto sobre el sector de los asalariados modernos, ahora en toda el área norteamericana, que ha terminado por ser un sólo «mercado de trabajo» en el caso de la mano de obra descalificada.

 [6.10] Las leyes generales del desarrollo del capitalismo se cumplen indiscutidamente en México. Es posible constatar la destrucción continua de los pequeños propietarios urbanos y rurales y el incremento progresivo de la clase que no tiene sino la venta de su fuerza de trabajo para vivir. La proletarización del país e incluso su salarización son fenómenos con muchos datos de prueba a la mano. De la misma manera, es posible constatar que la economía mexicana continúa industrializándose, aunque ahora sobre nuevas bases sociotécnicas. La proporción de la población dedicada a actividades industriales y, entre ellos, los propiamente obreros, por lo menos se mantiene constante desde el gran salto industrializador operado en el periodo 1938-1976. Todos estos procesos caminan a despecho de la gran operación de encubrimiento emprendida por los intelectuales que se empeñaron en negar la existencia, relevancia y centralidad del proletariado y la clase obrera. El «adiós al proletariado», la pretendida pérdida de centralidad de la clase obrera y su relevo a manos de «nuevos sujetos y movimientos sociales» son hoy en día hipótesis con muy poco lustre, modas venidas a menos por la fuerza de los hechos. La hipótesis contraria, tal como fue postulada en El Manifiesto del Partido Comunista, y actualizada en El desarrollo del capitalismo en Rusia, tiene mayor probabilidad de ser constatada empíricamente: la simplificación del antagonismo social y la oscilación del conflicto político en torno de los polos irreconciliables de la burguesía y el proletariado. En ese sentido, junto al hecho del avance en la concentración de capitales, es que hoy México es un país más capitalista que hace treinta años.

Las transformaciones operadas por la recomposición capitalista emprendida a mediados de los años setenta son de otro tipo que las imaginadas por quienes piensan que México puede evadir las leyes del desarrollo del capitalismo. Antes que la desaparición o pérdida de relevancia lo que ha ocurrido, más bien, es una modificación de la composición social y técnica del proletariado en su conjunto, incluida la clase obrera. El ataque generalizado a las condiciones de soporte de su poder de clase ha sido efectivo en el sentido de minar la posición estratégica de la clase obrera en el conjunto del bloque popular (proletariado más los campesinos pobres). Esto no ha sido un proceso natural sino una estrategia conducida por el conjunto de la burguesía, que involucró cambios sociales, políticos, culturales, jurídicos, etc., que han impedido a la clase obrera cumplir sus funciones de dirección y han retrasado su aparición en el escenario del conflicto mexicano contemporáneo. En condiciones salariales de subsistencia, notablemente dispersa, con sus órganos de clase endosados a la burguesía o destruido por la acción policíaca, la clase obrera no aparece en el escenario, es la pieza estratégica aún ausente. Su entrada en escena, la concentración de su fuerza y, sobre todo, la actualización de su potencialidad revolucionaria, no devendrán espontáneamente como resultado de la profundización del desarrollo capitalista: es aquí donde aparece la necesidad del partido como factor principal de la recomposición proletaria. Y esto es, en México, más urgente cuando el curso de los acontecimientos económicos ha generado una situación en que tres cuartas partes de los trabajadores mexicanos labora y vive en condiciones propias del siglo XIX: no tiene prestaciones, debe tener dos o más trabajos, no está sindicalizado, labora en micros o pequeños establecimientos, obtiene ingresos insuficientes o es trabajador subcontratado, informal o ilegal. La recomposición del proletariado, en el sentido de suturar los desgarramientos que sufre en el nivel de la producción económica, es la primera tarea para poner a la orden del día la revolución socialista en México.

 [6.11] La recomposición del capital en México incluyó la integración plena de la economía mexicana al área norteamericana, no sólo de manera formal sino real, no sólo a partir de la firma del TLC sino desde tiempo atrás a partir de una serie de eventos moleculares de integración de la estructura productiva comandados por el capital monopolista de ambos países, que comenzaron a intensificar sus intercambios y colaboraciones. En la actualidad, la dinámica económica de México está atada al destino norteamericano, de donde provienen la mayoría de las inversiones extranjeras y una fuerte cantidad de divisas en forma de remesas e ingresos por exportaciones. De la misma manera, el flujo de fuerza de trabajo alcanza proporciones mayúsculas, de millones de mexicanos que viven como trabajadores ilegales en los Estados Unidos de Norteamérica. La crisis económica de larga duración y la crisis estatal agudizada en el presente sexenio, hacen que el futuro inmediato del país continúe por la senda de su acoplamiento con el vecino del norte, completándose la integración económica con la integración política y militar. Los promotores naturales de la iniciativa de integración plena han sido los grandes capitales monopolistas, de antaño imbricados con los intereses norteamericanos en el país. Si la relación de la economía mexicana en su conjunto y de su burguesía en bloque puede calificarse como de dependencia y subordinación con respecto de las norteamericanas, lo cierto es que con la fracción monopolista la relación es entre pares, entre socios iguales que comparten los elevados niveles de ganancia del que se goza en una economía como la nuestra o a lo largo y ancho de América Latina, territorio natural de caza de los capitales mexicanos que contralan un sector nada despreciable del negocio capitalista hasta llegar a ser una fuerza de penetración central en varios países y regiones. La gran burguesía mexicana es, entonces, un importante inversionista de capitales en América Latina en una avanzada liderada por Carlos Slim, cuya América Móvil es la mayor empresa privada de la región, sólo por detrás de las petroleras estatales. Además de la importancia de sus inversiones, por el tamaño de su economía México tiene un lugar preponderante: es la segunda economía de la región -sólo por debajo de la brasileña- y la catorceava en el mundo, de acuerdo con el FMI. La misma segunda posición ocupa en el ranking de las 500 empresas más grandes de América Latina, escenario dominado por las corporaciones brasileñas. De la misma forma, en el año 2009 México fue el segundo inversionista latinoamericano de capitales en el exterior en términos absolutos, superado por Chile, y el tercero en relación con el PIB, superado esta vez por Chile y Colombia, todo esto tomando en cuenta el drástico repliegue de los capitales brasileños. Pero a todo esto, al final de cuentas, las inversiones directas en América Latina siguen dominadas de lejos por el capital norteamericano (37 por ciento del total de la IED), seguidos por los capitales de España, Canadá, Francia y Reino Unido. (Todo tomado de La inversión extranjera directa en América Latina y el Caribe 2009, de la Cepal.). De cualquier forma, el lugar que ocupa México en la cadena imperialista debe ser motivo de un análisis cuidadoso en el futuro.

  1. Predominancia del proletariado en la composición clasista en México

 [7.1]   Un repaso a los criterios científicos para la delimitación de las grandes clases de la sociedad capitalista y un repaso a las estadísticas, aún las mistificadas por los órganos estatales burgueses, demuestra la falsedad de las teorías que pretenden minar el papel del proletariado. Aquellas teorías que hablan de la “desaparición” del proletariado como producto de la desindustrialización, la tercerización, la sociedad de información y otros procesos relacionados con la dinámica del capital durante la época de las políticas neoliberales y la reconversión industrial.

 [7.2]   Lenin elaboró criterios muy exactos para definir las clases durante la elaboración de su artículo Una gran iniciativa. Estos criterios tuvieron prueba de su justeza como método al permitir a los bolcheviques discernir las clases y su tendencia, delimitar el campo de la revolución y la contrarrevolución y de ahí pasar a la acción:

“Las clases son grandes grupos  de hombres que se diferencian entre sí por el lugar que ocupan en un sistema de producción social históricamente determinado, por las relaciones en que se encuentran con respecto a los medios de producción (relaciones que en su mayor parte las leyes refrendan y formalizaran), por el papel que desempeñan en la organización social del trabajo, y, consiguientemente, por el modo de percibir y la proporción en que perciben la parte de la riqueza social de la que disponen. Las clases son grupos humanos, uno de los cuales puede apropiarse del trabajo de otro por ocupar puestos diferentes en un régimen determinado de economía social.”

Cómo puede verse, todos los que ofrecen en venta su fuerza de trabajo para sobrevivir, que están desprovistos de la posesión de medios de la producción, que reciben su parte de la riqueza social en forma de salario y que juegan un papel ejecutivo en la producción pertenecen a la clase obrera. El progreso técnico-científico dentro de los límites del capitalismo aumenta la tendencia a la proletarización de la fuerza de trabajo, ensancha las filas del trabajo asalariado con la inclusión del proletariado industrial de los sectores de la información y las telecomunicaciones. El campo sigue proletarizándose, hoy cerca de la mitad de los habitantes rurales son proletariado agrícola.

Se comprueba como la absoluta mayoría de los habitantes del país están sujetos a la venta de su fuerza de trabajo, a la desposesión de medios de producción y a la percepción de salario, de alrededor del 45% en los 50’s hasta rebasar el 66% actualmente. Esa es la extensión del proletariado hoy en día.

 [7.3]   La tendencia a la expansión continua de la clase obrera como porcentaje de la población económicamente activa subyace, independientemente de la estructura de la misma, es decir, de la concentración que exista en una capa o en otra.

El núcleo del proletariado, la clase obrera industrial, es el objetivo principal de los estudios que pretenden subvalorar el papel de las masas trabajadoras como transformadoras de la sociedad. Esto no es fortuito, pues el propio Lenin sentenciaba que “sólo, una clase determinada – los obreros urbanos y, en general, los obreros fabriles, los obreros industriales- está en condiciones de dirigir toda la masa de trabajadores y explotados en la lucha por derrocar el yugo del capital…”

En estos análisis, típicamente a la clase obrera industrial se le oponen los trabajadores del llamado sector de los servicios, por sí mismos la capa más numerosa de la población, como prueba del debilitamiento del proletariado. Esto es un error garrafal, el ensanchamiento de la capa de los trabajadores de los servicios no ha sido a costa de la clase obrera industrial sino de otras capas, por un lado, sigue siendo resultado del debilitamiento del campesinado y por otro lado es producto de una proletarización de la pequeña burguesía. El mismo aumento de estos trabajadores es producto del desarrollo del gran capital monopolista en esas áreas del mercado, lo que lleva en su mismo proceso el desalojo de la pequeña burguesía. En términos relativos su importancia numérica se mantiene, en términos absolutos su número ha aumentado consistentemente y en correlación con la totalidad de las capas trabajadoras su influencia es mayor que nunca.

Que una amplia capa de trabajadores se ocupe en una rama de la producción que requiera más de habilidades mentales que motrices, no la disgrega del proletariado en general. Marx al hablar de la fuerza de trabajo la definía como “el agregado de capacidades mentales y físicas que existen en un ser humano”.

Estos trabajadores del sector de los servicios no están vendiendo al capital su trabajo sino su capacidad. Producen o captan plusvalía, lo que al burgués en particular le viene dando lo mismo, realizan un trabajo productivo.

Objetivamente sus intereses están tan opuestos a los de los capitalistas como los del proletariado industrial. Las dificultades particulares de estas capas del proletariado residen en su relativa cercanía con los mandos y mandos medios de la burguesía, en que la mayoría de sus numerosos nuevos miembros provienen de las capas medias con las cuales aún mantienen afinidad ideológica, y otras referentes al grado de desarrollo de la conciencia. Estas condiciones no son inevitables, y como con el proletariado industrial, un trabajo ideológico eficaz del Partido debe lograr una clara identificación de sus intereses.

 [7.4]   No hay identidad entre las diferencias de profesión y las de clase. Desde los tiempos del manifiesto Marx hablaba de cómo todas las anteriores profesiones libres son puestas al servicio del capital. Sin que venga a cuenta si sirven al proceso de reproducción del capital, al servicio de la colectividad de la burguesía, el Estado burgués, o si sirven a un burgués en particular, donde es más claro, la mayoría de los profesionistas están sujetos hoy a un salario.

Aún sin guardar una ligazón directa y estrecha con los medios de producción su contribución en el proceso de producción innegablemente los ubica en las capas del proletariado, Marx clarificaba esto al hablar del obrero colectivo.

“El producto deja de ser el producto directo del individuo, y pasa a ser un producto social, producido en común por un trabajador colectivo, es decir, por una colectividad de trabajadores, cada uno de los cuales toman sólo una parte, más o menos grande, en la manipulación del objeto de su trabajo. Cuando el carácter cooperativo del proceso de trabajo llega a ser cada vez mas marcado, así, como una consecuencia necesaria, se hace más extensa nuestra noción del trabajo productivo, y de su agente el trabajador productivo. Para trabajar de manera productiva, ya no necesario que uno haga el trabajo manual él mismo; basta si uno es un órgano del trabajador colectivo y realiza una de sus funciones subordinadas…la producción capitalista no es solamente la producción de bienes, es esencialmente la producción de plusvalía. El trabajador produce, no para él mismo, sino para la capital.”

 [7.5]   Comprobar la extensión del proletariado y a la centralidad que ocupa la clase obrera industrial no resulta tan gran problema, como tampoco lo es ubicar a su polo contrario, a la gran burguesía monopolista. Sin embargo, la estadística burguesa, que es con la que contamos, dificulta discernir correctamente a las capas medias y a las de transición.

Por ejemplo, no sería exacto identificar todo el rubro de “trabajadores por cuenta propia” con la pequeña burguesía, ahí encontraremos muchos semiproletarios. Atendiendo el papel que desempeñan en la organización social de la producción, algunas capas de “asalariados” definitivamente no son parte del proletariado. Esto el caso de las fuerzas represivas y mercenarias, o el de las capas superiores de los empleados, que mediante su papel de capataces se apropian de una pequeña parte de la plusvalía, etc.

 [7.6]   En conclusión:

*Hoy el proletariado aglutina a más de dos terceras partes de la población; directamente laborando por un salario encontramos a cerca de treinta millones.

*Su núcleo central, el proletariado fabril, aglutina por sí mismo a una cuarta parte de la población, alrededor de diez millones de obreros.

*Se mantiene en todos los sentidos la tendencia a la proletarización del país.

*Frente a la clase obrera se alza poco más de medio millón de burgueses.

*El núcleo central de la burguesía, la dirección y, en gran medida, el sustento del capitalismo, es hoy un insignificante puñado de grandes capitalistas monopolistas que juntos sumarían mucho menos del 1% de la población.

*La burguesía se ve fortalecida por su organización, el Estado, que cuenta con alrededor de millón y medio de hombres entre soldados, policías, mercenarios, directivos, funcionarios, etc.

*Entre ambas clases vacila cerca de una cuarte parte de la población que se halla en las capas medias y de transición, sin embargo, el desarrollo del capitalismo arruina y debilita estas clases.

  1. Las Fuerzas Políticas en México

[8.1]    El diagnostico de las Fuerzas Políticas en México debe considerar que éstas están inmersas en la época del imperialismo y las revoluciones proletarias. El desarrollo del capitalismo en México; la lucha de clases; la historia de los desposeídos y el proceso de las ideas revolucionarias, forman parte de sus particularidades.

[8.2]    La izquierda y el socialismo son dos conceptos históricos que nacen de la lucha de clases. Por lo tanto, a través de la historia de la humanidad, las clases explotadas han luchado por mantener sus intereses económicos, políticos e ideológicos. Estos intereses son los resultados de diversas teorías progresistas que buscan la destrucción de ciertas relaciones sociales y cumplir así sus objetivos históricos como: la sociedad libre, la justicia y la democracia.

Algunas de las generalidades de la llamada izquierda socialista en México son: la falta de una teoría revolucionaria, el cambio de  la estrategia por la táctica – donde las alianzas dan como resultado que lo momentáneo se vuelva permanente –, la necesidad de un análisis marxista del capitalismo en México y de las clases sociales, así como el dogmatismo con relación a las formas de lucha, privilegiando y haciendo de la lucha legal y electoral un fin en sí. Sin embargo, existen casos muy particulares en los que organizaciones de izquierda en difíciles condiciones de la lucha revolucionaria, han podido avanzar en la ruta de la emancipación del pueblo mexicano.

[8.3]    No todas las luchas por el socialismo se dirigen a la construcción del comunismo. Desde los utopistas, hasta los posmodernos conceptos de socialismo del siglo XXI, mantienen divergencias del planteamiento marxista-leninista. En consecuencia, estas desviaciones ideológicas pretenden confundir y desviar el proyecto histórico del proletariado: la toma del poder, el estado clasista, la dictadura del proletariado y la construcción del socialismo-comunismo.

Sólo las fuerzas revolucionarias articuladas con las ideas del socialismo científico, pueden tener un proyecto viable que supere radicalmente las contradicciones del sistema capitalista y la democracia burguesa.

[8.4]    En la geometría de la política, el concepto de izquierda es tan amplio que genera confusión; por otro lado, reducirlo a simple oposición es un error. Por lo tanto, esta imprecisión de concepto nos lleva a que a una fuerza revolucionaria no le basta con definirse de izquierda, sino por una política clasista, de confrontación con la demagogia, el oportunismo y el reformismo, que se oriente en las ideas de vanguardia de la época, el marxismo-leninismo.

[8.5] Estado y partidos políticos. En la sociedad de clases, hay partidos que representan los intereses de clases determinadas, pero también existen partidos políticos que simulan tener diferencias e intereses esencialmente distintos. A los comunistas no nos cabe la menor duda, la burguesía tiene su propio partido: el capital. En México, los partidos políticos del Capital, se disfrazan de todas las formas posibles: PRI (Partido Revolucionario Institucional), PAN (Partido Acción Nacional), PRD (Partido de la Revolución Democrática), PT (Partido del Trabajo), Partido Verde Ecologista, Partido Convergencia, y por último, el Partido Nueva Alianza. Todos estos membretes, se vuelven “oposición” cuando intentan obtener el gobierno y la administración del Estado, todo para mantener la dictadura de clase burguesa.

Reafirmamos la tesis marxista leninista acerca del Estado, la cual afirma que éste es un aparato burocrático-militar, y sirve para ejercer la dominación de una clase sobre otra.

El Estado no ha existido siempre, tampoco es un poder que se encuentre fuera de la sociedad, por el contrario, el Estado es producto de la misma sociedad, ya que, al llegar a determinada fase de desarrollo, los intereses económicos de las clases sociales en un momento determinado, se volvieron antagónicas, provocando la creación de un poder que fungiera como “mediador” entre ellas. Sin embargo, quedó demostrado que el Estado es producto de las contradicciones entre las clases sociales, por tanto, la clase que tuviera el poder político y económico tendría en sus manos el aparato estatal.

El Estado perfecciona nuevos medios para la represión y explotación, como son las instituciones coercitivas (policía, ejército, cárceles, escuela, familia etc.), las cuales son utilizadas para la dominación de las clases explotadas.

El Estado burgués mexicano es el instrumento que utilizan los monopolios para mantener su dominación (política, económica, militar, cultural e ideología), entre los trabajadores mexicanos y demás clases oprimidas. El Estado mexicano es quien ejerce la violencia institucional, materializada en el Ejército Federal, Armada de México, Policía Federal Preventiva, Paramilitares, etc., son quienes reprimen a los trabajadores, y todo aquel que cuestiona el orden existente de la explotación capitalista.

El Ejército Federal y la Armada de México son la columna vertebral del Estado Mexicano, son la fuerza represiva que garantiza el orden explotador de la burguesía y sus monopolios. Sin embargo, el Ejército Mexicano está compuesto por diferentes clases sociales, mayoritariamente conformado por capas campesinas y semiproletarias quienes están en primera línea de fuego y solo aspiran a desempeñar mandos medios e inferiores en la jerarquía de esta institución. Mientras que los mandos superiores y puestos de mayor importancia en el Ejército, son dirigidos por una pequeña elite privilegiada, la cual está al servicio del imperialismo y sus pactos internacionales de intervención militar, reflejados en la Iniciativa Mérida.

La Policía Federal Preventiva (PFP) es un grupo del Ejército mexicano, formado especialmente para contener las acciones del movimiento popular. Este cuerpo ha tenido un mayor financiamiento, capacitación e infraestructura para realizar operativos policiaco-militares, contrainsurgentes, que buscan controlar a los sectores inconformes de la población, dando una fachada de una Policía que defiende a la ciudadanía, sin tener que desprestigiar al Ejército Mexicano en represiones masivas.

El paramilitarismo es un fenómeno real en México. Los paramilitares son un cuerpo asesorado, financiado y entrenado por el Estado Mexicano, estos grupos están compuestos principalmente por el lumpenproletariado, quienes se encargan de llevar acabo los actos más aberrantes (desapariciones, asesinatos, torturas, etc.) en contra de luchadores sociales y de población en general. Además, estos grupos actúan fuera del margen de la legalidad burguesa, sin embargo, son protegidos por esa misma legalidad.

La dominación del Estado no se limita solamente a los aparatos represivos, sino que, también, cuenta con los medios masivos de la comunicación, instituciones educativas, culturales y religiosas, quienes reproducen la ideología de la clase dominante.

Los medios de comunicación (periódicos, radio y televisión) son un aparato ideológico del orden capitalista, éstos manejan la información de manera que no afecten los intereses del capital. En México, los medios de comunicación no sólo reproducen la ideología de la burguesía, sino que también son monopolios de la información y las telecomunicaciones. Ejemplo de esto son los titulares de TELEVISA y TV AZTECA, Emilio Azcárraga Vidaurreta y Ricardo Salinas Pliego, respectivamente.

La prensa oficial en México tiene un carácter clasista, que refleja los intereses de la empresa que emite la noticia. La burguesía mantiene su control estatal y su dictadura de clase mediante la “pluralidad democrática” en partidos políticos, sindicatos y organizaciones civiles. La llamada democracia en México es un negocio demagógico que sirve para ocultar las contradicciones de clase, que justifica la existencia de membretes electorales llamados partidos políticos, (PRI, PAN, PRD, PT, Convergencia etc.), los cuales de manera diferente, y como mejor convenga, sirven a un mismo amo: el capital monopolista.

La burguesía en México no difiere en su estrategia de seguir manteniendo la explotación y el orden capitalista, pero se diferencia en la táctica de cómo mantener este orden. Es por eso que la burguesía se agrupa en tres principales partidos políticos con diferentes lineamientos, que buscan llevar la dirección del gobierno para seguir manteniendo el régimen capitalista.

  1. Partido Revolucionario Institucional (PRI), es un partido nacido de la Revolución Mexicana a principios del siglo XX, primero con nombre de Partido Nacional Revolucionario (PNR) fundado por Plutarco Elías Calles, después cambio el nombre a Partido de la Revolución Mexicana (PRM) y posteriormente tomó el actual nombre de Partido de la Revolución Institucional (PRI). Éste se define como pluriclasista, está compuesto por diferentes sectores obreros, campesinos y populares, esto se debe a que desde la creación de sindicatos, centrales y organizaciones campesinas en el México contemporáneo, estos sectores fueron cooptados por la influencia de la llamada “Ideología de la Revolución Mexicana”, difundida por la burguesía gobernante en ese entonces. Sin embargo, el PRI después de haber gobernado más de 70 años en México, entro en una contradicción interna, cuando la fracción de tecnócratas impulsaron el llamado “liberalismo social” que entregó a los monopolios, una gran parte de empresas estatales en los años 80´s y principios de los años 90´s, especialmente en el periodo de Carlos Salinas de Gortari (1989-1994) al firmar el Tratado de Libre Comercio con América del Norte (TLCAN).

 

  1. Partido de la Revolución Democrática (PRD) es un partido de corte socialdemócrata, fundado por los expriístas Cuauhtémoc Cárdenas Solórzano y Porfirio Muñoz Ledo, así como ex militantes de organizaciones de izquierda como el Partido Socialista Unificado de México (PSUM), Frente Cardenista, Partido Mexicano de los Trabajadores (PMT) etc. El PRD está compuesto en su dirección por socialdemócratas oportunistas de origen pequeñoburgueses, que militaron en organizaciones que reivindicaban la lucha por el socialismo, pero que abandonaron esa lucha mucho antes del triunfo de la contrarrevolución en la URSS. Sus bases están compuestas por la pequeña burguesía, algunos sectores populares y capas de intelectuales progresistas, que añoran el regreso del Estado de bienestar keynesiano y un capitalismo de rostro humano.

 

  1. Partido Acción Nacional (PAN) es un partido que representa los intereses de la oligarquía y las capas burguesas más reaccionarias de México. El PAN tiene poca base social, pero con un gran financiamiento por las altas esferas de la burguesía. En su proyección de principios es ambigua y cercana al pensamiento retrograda de que la Iglesia debe mandar sobre el Estado. Dentro del PAN existen algunas fracciones ultraconservadores como el Yunque, el cual, según el periodista Álvaro Delgado, es una organización con inicio paramilitar cuyo objetivo es “ordenar el Estado para instaurar la Ciudad de Dios conforme al Evangelio”.

 [8.6]   Terminada la revolución democrática-burguesa iniciada en 1910, consolidada la Constitución de 1917, transitada la época marcada por una dictadura de más de 70 años por el partido de estado (PRI), y consumados los dos fraudes electorales más grandes en la historia de México (1988 y 2006), queda demostrado que la democracia burguesa es obsoleta y no generará los cambios a favor del pueblo trabajador. Ningún partido político del capital tendrá la intención de resolver la problemática desatada en nuestro país, cualquier partido que tenga el poder ya sea municipal, estatal o federal, utilizará la fuerza del Estado, para perpetuar la explotación y defender los intereses de la burguesía.

[8.7]    Solamente si el proletariado posee su partido de clase (el Partido Comunista), podrá dar una batalla que este al nivel de disputarle el poder político y económico a los monopolios en nuestro país. Para terminar con los problemas que aquejan al proletariado en México, es necesario atacar el problema de raíz, es decir el propio capitalismo. Para acabarlo, es necesario atacar el corazón de la producción capitalista: expropiar los medios de producción y posteriormente, pasar a la socialización de éstos.

[8.8]    Las fuerzas revolucionarias en México, necesitan de la teoría revolucionaria del proletariado: el marxismo-leninismo.

Desde inicios del siglo XX, las fuerzas revolucionarias en México han convivido con teorías como el anarcosindicalismo y el Marxismo, las cuales influyeron a las clases obreras y campesinas, en los procesos revolucionarios de 1910 y otros sucesos trascendentes que siguen desarrollándose hasta nuestros días.

 

 

  1. Crítica de la Vía Mexicana al Socialismo

[9.1]    Las organizaciones de izquierda y de manera especial, el Partido Comunista de México, desde su fundación en 1919, asumió las bases del socialismo científico como arma teórica para la transformación de México hacia el socialismo. No obstante, el camino del marxismo-leninismo no ha sido fácil, al principio sólo algunos círculos selectos de intelectuales mexicanos asumieron la teoría revolucionaria del proletariado, influenciados por el triunfo del Partido Bolchevique en Rusia en el año de 1917. Asimismo, las ideas revolucionarias fueron divulgadas hacia la clase obrera por diversas organizaciones de la izquierda socialista, paulatinamente y en medida en que las obras clásicas del marxismo-leninismo llegaban a México.

La formación de cuadros dirigentes comunistas en México ha tenido diversos procederes, nombramos sólo dos importantes vertientes: los marxistas de la academia y marxistas formados por los manuales vulgarizadores. Por una parte, visión escolástica y formalidad del marxismo desligado de la clase obrera. Por el otro, un activismo que resta importancia al estudio del marxismo desde sus clásicos, así como su nula aportación al desarrollo de la teoría revolucionaria.

[9.2]    En base a la caracterización de México como un país inserto en el sistema imperialista, el Partido Comunista de México, hace la siguiente crítica a los demás planteamientos políticos que reivindican la lucha por el socialismo.

[9.3]    En la actualidad, la lucha por el socialismo en México no tiene etapas intermedias para llegar al socialismo. En nuestro país, existen organizaciones que plantean que México debe alcanzar sus objetivos (iniciados por la Revolución Mexicana) con una “democracia popular”. Para esto, el gobierno debería estar compuesto por “auténticos representantes de la clase obrera, la intelectualidad avanzada, campesinos, y la pequeña burguesía rural y urbana junto con la llamada burguesía nacional.”

Similar a esta propuesta, existen otras que buscan la formación de un “bloque de poder alternativo”, todo esto, para construir el “frente único por la democracia, la liberación nacional y el socialismo”. Según el análisis de estas organizaciones, México es una colonia de los Estados Unidos. En conclusión, estas organizaciones que dicen luchar por el socialismo, están de acuerdo con la estrategia de que a México le corresponde la liberación nacional.  Por lo tanto, la táctica a seguir es la creación de un frente antiimperialista que luche contra el imperialismo estadounidense, y lleve al poder no solo al proletariado, sino a un aliado estratégico: la “burguesía nacional”. Una vez consumada esta revolución democrático-burguesa, el gobierno compuesto por los aliados antes mencionados, deberá de construir un “estado democrático y popular”, el cual lleve a cabo una política antiimperialista que tenga como objetivo la defensa de la soberanía nacional.

Según estas organizaciones, el nuevo gobierno deberá de independizar al país desarrollando las fuerzas productivas, fortaleciendo el gobierno en las manos del Estado-Nación, consolidando la economía en diferentes ramas industriales, respetando en todo momento la Constitución Mexicana. Todo con el objetivo de que el pueblo mexicano eleve su nivel de vida y disfrute los beneficios de la nación mexicana.

Debemos recordar que el imperialismo no es una relación entre colonia y metrópoli (ésta es una forma que puede adoptar históricamente), sino una determinada fase de desarrollo del capitalismo en el cual se halla inserta la gran mayoría de las economías capitalistas. Afirmamos que México no escapa de esta fase de desarrollo y estas relaciones imperialistas. Nosotros afirmamos que dentro de la pirámide imperialista México ocupa una posición intermedia, que el capital en México es interdependiente en un sentido económico, político y militar con relación a los capitales monopólicos aliados en el TLC y otros acuerdos, que estas alianzas son desiguales a favor del capital más fuerte, que sin embargo favorecen los intereses de la burguesía en su conjunto, y afectan los intereses de los trabajadores y los pueblos de las economías involucradas.

Afirmamos que el Estado mexicano y los partidos que cogobiernan este país son la expresión del poder de los monopolios, que la llamada burguesía nacional no “entregó” los bienes bajo su poder, sino que lo que se dio fue una integración y una alianza entre capitales monopolistas.

Por último, afirmamos derivado de lo anterior, que no procede una lucha por relaciones capitalistas más justas y que la única salida de los acuerdos y alianzas interimperialistas es la ruptura con el capitalismo y la instauración del socialismo–comunismo.

 [9.4]   Rechazamos la concepción de la vía mexicana al socialismo; que corrientes como el lombardismo y el nacionalismo revolucionario, que de manera determinante influyeron en el movimiento obrero en los años cincuentas y sesentas, desarrollaron una estrategia y tácticas oportunistas y reformistas en torno a la vía por el socialismo en México. Esta concepción afirma que el Estado surgido de la Revolución Mexicana está por encima de las clases, que, por tanto, gradualmente este Estado puede adquirir un carácter socialista, mediante las elecciones, reformas, nacionalizaciones, etc. Que, por tanto, no era tarea de los comunistas en México subvertir el orden legal burgués sino de desarrollarlo. Se trata de un marxismo legal.

No condenamos las formas de lucha dentro de los marcos del capitalismo y la legalidad burguesa, como tampoco consideramos que con sólo estas se logre derrocar al capitalismo y llegar al socialismo; estamos conscientes hasta dónde se puede avanzar con las libertades democráticas en la sociedad burguesa.

Somos contrarios a la concepción de la existencia de la llamada “burguesía nacional”, como también a la llamada “unidad nacional y patriótica de todos los mexicanos progresistas”, que dio como resultados alianzas con partidos de la burguesía como el PRI, PRD, DIA, subordinando los intereses del proletariado a los intereses de la oligarquía, subordinando los intereses generales e históricos por intereses momentáneos y parciales.

 [9.5]   La lucha del proletariado mexicano, debe ser anticapitalista, antiimperialista y antimonopolista, con perspectiva a desembocar en una revolución socialista. El frente único leninista de clase contra clase, proletariado contra burguesía, es vigente. La crisis estructural del modo de producción capitalista a escala mundial, pone en crisis no sólo al proletariado, sino que también golpea a las capas medias de la pequeña burguesía, desgajándolas y orillándolas a ser empleadas en las fábricas y empresas de los monopolios.

[9.6]    Rechazamos cualquier forma de eclecticismo teórico, que de manera oportunista mezcla todo tipo de teorías, como la teología de la liberación, el “socialismo democrático”, el socialismo del siglo XXI, liberalismo burgués, y posmodernismo, con el marxismo-leninismo.

 

  1. El Partido de la Revolución

[10.1]  Defendemos la necesidad de la conformación del Partido Comunista de México, como la organización independiente de los comunistas y el proletariado. Creemos que es necesaria la existencia del partido de nuevo tipo, que fusione la teoría revolucionaria con el movimiento obrero, que luche constantemente por ser la vanguardia del proletariado. Además, de que la elaboración de su programa revolucionario y su táctica, debe corresponder a su estrategia, la construcción del socialismo-comunismo.

 [10.2] Estamos de acuerdo con la tesis leninista, de que el Partido es la forma superior de organización clasista del proletariado, que la conciencia revolucionaria viene del exterior del movimiento obrero, y que el Partido es el instrumento que introduce la conciencia de clase al proletariado.

Por tanto, manifestamos nuestro rechazo a las posiciones que afirman que el sindicalismo y economicismo puede llevar al proletariado a la toma de conciencia por si sólo para realizar la revolución. También, rechazamos la práctica que reivindica el culto a la espontaneidad y al movimiento social de masas, sin tener una dirección política, dejando en segundo término el Partido. La práctica histórica, las luchas llevadas a cabo durante el siglo XX confirman que ,sin vanguardia, sin partido revolucionario, las clases oprimidas no logran anular la dominación a la que son sometidas por las clases explotadoras.

 [10.3] Ratificamos el papel de vanguardia que debe jugar el Partido Comunista de México, como una organización de cuadros profesionales cuyo objetivo de vida es el socialismo-comunismo.

 [10.4] El Partido Comunista de México, debe de tener una total independencia de los intereses, y de la ideología de la clase burguesa. El Partido Comunista de México (PCM), tiene una total independencia frente al Estado burgués, por tanto, no es financiado por ningún fondo público que lo obligue a tener un posicionamiento a favor de los intereses de la burguesía.

El PCM, tiene la responsabilidad de representar los intereses del conjunto del proletariado en nuestro país y el mundo, por lo tanto, tiene la tarea de dar la batalla en contra de la burguesía en los frentes: político ideológico, económico, cultural etc. Para esto, el Partido debe contar con una opinión propia frente a los problemas que se generan en México y en el mundo, para dar una respuesta congruente al proletariado mexicano. Este Partido debe mantenerse fiel a los intereses de la clase proletaria, la cual debe velar siempre ante cualquier motivo.

[10.5] La composición del Partido Comunista de México, debe ser clasista, y estar constituida por el proletariado más decidido, principalmente en sus órganos de dirección, esto para asegurar su combatividad y su defensa de los intereses de clase. Además, la composición clasista ejerce una influencia determinante para inhibir las posibles desviaciones en el Partido.

[10.6] El funcionamiento del Partido Comunista de México está basado en los principios del centralismo democrático.

La aplicación de los principios y normas del centralismo democrático en la vida del PCM, le asegura una mejor orientación hacia los problemas enfrenta en su actividad cotidiana. El debate y la discusión en los órganos pertinentes, fortalecen a la militancia y forman una plena confianza en sus demás militantes, ya que existe una vida democrática al interior de su órgano y en conjunto de todo el Partido.

La aplicación de estos principios y normas, están determinados por la situación política e histórica en la que se encuentra el Partido. En condiciones de ilegalidad, persecución o represión del Estado, la parte democrática es limitada dada la necesidad de la salvaguardar a toda la militancia, sus órganos de dirección y principalmente el CC.

[10.7] El Partido Comunista de México, es un promotor incansable de la solidaridad con el movimiento comunista internacional.

El PCM, lleva a cabo una política de solidaridad con los partidos comunistas y obreros en el mundo. Cada partido practica la solidaridad con los demás partidos, los trabajadores y los pueblos de otros países.

[10.8] El Partido Comunista de México, define como su objetivo estratégico la construcción del socialismo-comunismo en nuestro país.

El PCM, defiende la construcción del socialismo-comunismo como única solución a los problemas no sólo del proletariado, sino también el de la humanidad.

Reafirmamos que el carácter actual de la crisis del sistema capitalista tiene su raíz fundamental en la contradicción capital/trabajo. Por tanto, reconocemos que la construcción del socialismo-comunismo es una necesidad objetiva, es decir, que la contradicción entre las fuerzas productivas y las relaciones de producción en el capitalismo, son una traba que impiden el desarrollo y progreso de la humanidad e impiden la formación de un modo de producción más avanzado que proporcione soluciones a la humanidad y al mismo planeta.

 [10.9] El Partido Comunista de México es portador de una teoría revolucionaria, el marxismo-leninismo. Dicha teoría no solamente explica el mundo, sino que indica como transformarlo. El marxismo-leninismo es una teoría viva, dialéctica, anti-dogmática, que se enriquece con la práctica, los avances de la ciencia, que es producto del desarrollo de las sociedades. De la misma forma, el marxismo-leninismo es una teoría que conlleva una práctica, que se dinamiza, se enriquece y se despliega con las lecciones de la misma lucha de clases.

Karl Marx y Friedrich Engels estudiaron y definieron las características fundamentales del modo de producción capitalista y sus contradicciones inherentes. Posteriormente, Vladimir I. Lenin realizó varias aportaciones teóricas al marxismo. Una de las aportaciones que hizo Lenin al marxismo, fueron los lineamientos para la conformación y defensa del instrumento del proletariado en la toma del poder: El Partido Comunista, cuya vigencia se mantiene hasta hoy y refirmamos como línea que guía la construcción y acción cotidiana de nuestro partido.

Por todo lo anterior, confirmamos que, a lo largo del siglo XX, el marxismo-leninismo ha sido participe en las transformaciones sociales, y no dudamos que, en el siglo XXI, proporcione respuestas y contribuya a la solución de la problemática por la que atraviesa la humanidad y el mismo planeta tierra, a través de la construcción de la sociedad socialista.

 

 

Anexo:

Camaradas, como fue informado por el camarada Héctor Colío en la Primera Sesión Plenaria del Congreso, hemos invitado a partidos hermanos a formar parte de las deliberaciones ideológicas del Congreso. Antes de integrarlo como tal a las Tesis preferimos presentar, en este caso la contribución del KKE, como un anexo, con el propósito de que sea conocido como tal. La versión que circularía a partir del 17 de Enero integraría ya como tal los aportes considerados.

 

Nota de consulta al Partido Comunista de México sobre el carácter de la época actual y la definición de la posición de un país en esta

La necesidad del capital de lograr una reproducción ampliada forma la tendencia de exportación de mercancías y capitales, forma el mercado capitalista mundial.

Marx y Engels desde la época que escribieron el Manifiesto Comunista señalaban que “La gran industria creó el mercado mundial, ya preparado por el descubrimiento de América. El mercado mundial imprimió un gigantesco impulso al comercio, a la navegación, a las comunicaciones por tierra. A su vez, estos progresos redundaron en provecho de la industria”.

Las economías nacionales, los mercados nacionales se formaron históricamente en la base de la fragmentación de los mercados locales y de su unificación a nivel nacional. Las medidas para la protección de la producción nacional objetivamente no pueden sostenerse por mucho tiempo. En condiciones de internacionalización capitalista no puede existir economía nacional independiente del mercado capitalista mundial.

La creación del mercado internacional resultó en el entrelazamiento e interdependencia de diversas economías capitalistas estructuradas en la base nacional-estatal.

Marx y Engels desde sus primeras obras hacen dura crítica a los que consideran que pueden limitar esta interdependencia a través de aranceles de protección “En el seno de la propia burguesía existen dos diferentes puntos de vista en relación con la industria y el comercio. Sin embargo no cabe duda de que la parte de la burguesía que está a favor de los aranceles proteccionistas o, más bien, diferenciales domina completamente, tanto en fuerza como en número. La burguesía en realidad ni siquiera puede sostenerse, ni consolidar su posición; no puede lograr el poder ilimitado a menos que protege y promueve con medios artificiales la industria y su comercio. Sin protección frente al antagonismo internacional se aplastarían y se pisotearían en una década. Es muy probable que ni siquiera la protección servirá bastante y por mucho. Ha tardado mucho, ha permanecido tranquila en los pañales que envolvían sus príncipes preciosos durante años […]”[1]

Los límites del mercado capitalista mundial han cambiado puesto que la política colonial del siglo XIX trajo al capitalismo y al mercado capitalista internacional países de Asia, de África y de América Latina donde las relaciones capitalistas se desarrollaron a través de la colonización.

El imperialismo es el capitalismo monopolista, es decir capitalismo en que han predominado los monopolios, las grandes empresas accionistas que concentran los medios de producción, reúnen los diferentes sectores de la producción y comparten entre ellos grandes partes de los mercados.

La tendencia de formación de esta nueva fase de desarrollo del capitalismo se detecta por Marx en el Capital y por Engels en varias obras suyas de las décadas de 1880 y 1890 resaltando su carácter como preparación directa para la socialización de los medios de producción. Así, en el tercer volumen del Capital, en el capítulo titulado “El papel del crédito en la producción capitalista” Marx considera que la formación de una empresa accionista significa “abolición del modo capitalista de producción en el marco del propio modo capitalista de producción y por lo tanto es una contradicción que se autodisuelve que a primera vista representa una fase de mera transición hacia una nueva forma de producción”. En el mismo capítulo aparece un comentario de Engels que dice que “Desde que Marx escribió lo anterior se han desarrollado nuevas formas de empresas industriales que representan el segundo y tercer grado de empresas accionistas. […] En pocas palabras, la famosa libertad del antagonismo ha llegado al fin y se ve obligada a anunciar su quiebra evidente. Y esto ocurre en todos los países donde las grandes industrias de una determinada rama se unen en un cartel para la regulación de la producción. […] De vez en cuando incluso se establecieron carteles internacionales como por ejemplo entre las industrias de hierro inglesas y alemanas. Pero incluso esta forma de asociación en la producción no fue suficiente. El antagonismo de los intereses entre las diferentes empresas rompía frecuentemente la asociación y restauraba de nuevo el antagonismo”. El comentario concluye en que “[…] el antagonismo en Inglaterra ha sido sustituido por el monopolio que allanó el camino, de la manera más agradable, la expropiación futura por parte de la sociedad, de la nación”. En otra obra, Engels destaca el papel parásita de los capitalistas y menciona “en realidad la única función de los capitalistas propietarios de empresas es el control flojo y, en la mayoría de los casos, superficial. Así, vemos que en realidad los capitalistas propietarios de estas grandes empresas no tienen otra actividad que canjear mandatos semestrales de dividendos”.

En la formación de la fase monopolista del capitalismo influyó decisivamente la internacionalización que a continuación se vio fortalecida. En esta fase se refuerza la formación de acuerdos y uniones capitalistas internacionales, el establecimiento de organizaciones imperialistas internacionales y regionales, las alianzas imperialistas.

La tendencia hacia la globalización y el aumento de la interdependencia entre las economías capitalistas y los estados capitalistas no significa que se elimina el antagonismo.

Al contrario, esto significa intensificación del antagonismo entre grandes empresas monopolistas y entre los estados que protegen los intereses de estas empresas.

Se mantiene la acumulación en base nacional-estatal y por lo tanto cada estado imperialista tiene el deber de proteger la soberanía del capital monopolista tanto en el mercado doméstico como en el antagonismo y el enlace con capitales de procedencia extranjera en el mercado internacional.

La ley de desarrollo desigual del capitalismo afecta las condiciones del capitalismo monopolista en la formación de la pirámide imperialista, es decir en la clasificación de los países capitalistas según su poder económico y político.

En el marco de la pirámide imperialista los estados capitalistas tienen relaciones desiguales entre ellos. Unos estados desempeñan un papel dirigente y otros un papel intermedio y subordinado. Unos estados llevan la mayor parte del reparto de los mercados y otros menor parte. Algunos estados pueden participar relativamente más independiente en el reparto de los mercados y otros en relación directa con estados capitalistas más poderosos.

Lenin hablaba desde su época de los estados que ocupan una posición intermedia en el sistema imperialista. Cabe señalar que en esta categoría de estados incluía la mayoría de los estados de América Latina[2]. Además, destacaba aquellos capitalismos que comportaban como “hienas” que, dado a su fuerza económica y política, tenían un papel secundario en la participación en el reparto de los mercados.

Consideramos que es un error justificar el carácter capitalista de los estados según su posición en el sistema imperialista. La posición de liderazgo en el sistema imperialista está vinculada necesariamente con desarrollo capitalista avanzado, con alta productividad del trabajo y gran rentabilidad capitalista. La posición intermedia o subordinada en el sistema imperialista no significa dominación limitada de las relaciones capitalistas. El poder económico y político no puede ser el criterio del carácter capitalista de una sociedad. Por lo tanto, la pérdida del poder económico no altera el dominio de las relaciones capitalistas.

Las características de la pirámide imperialista eran diferentes a principios del siglo XX cuando las relaciones capitalistas de producción no habían predominado en grandes zonas del planeta y países enteros formaban parte del Imperio Británico. Hoy en día, que el capitalismo ha predominado en la mayoría abrumadora de los estados en el mundo estas características son diferentes. Las relaciones entre los estados capitalistas en el marco de la pirámide imperialista se han convertido más complejas y contradictorias sin que cambie el elemento de la desigualdad. El hecho que las relaciones de dependencia e interdependencia son complejas y desiguales lo había mostrado Lenin utilizando el ejemplo de las inversiones inglesas en Argentina y el ejemplo de Portugal llegando a la conclusión que: “Tal tipo de relaciones entre estados pequeños y grandes siempre han existido, sin embargo, en la época del imperialismo capitalista se vuelven en sistema general, forman parte de las relaciones de división del mundo, se convierten en eslabones de la cadena de la actividad del capital financiero mundial”[3].

Lenin en su época se daba cuenta de los cambios que se desarrollaban en la posición de los estados capitalistas en el terreno del desarrollo capitalista. Así, refiriéndose a Italia durante la I Guerra Mundial decía que: “La Italia revolucionaria-democrática es decir la Italia revolucionaria-burguesa que deshizo el yugo de Austria; Italia de la época de Garibaldi se transforma ante nuestros ojos en una Italia que está oprimiendo a otros pueblos, que saquea Turquía y Austria; en una Italia de una burguesía cruel, repulsivamente reaccionaria y rapaz cuya boca agua a la perspectiva de participar en el botín”[4].

Como partido hemos visto cambios en la posición del capitalismo griego como resultado del desarrollo capitalista y de la integración en la UE y en la ONU. En este marco, el capitalismo griego actualizó su papel como potencia regional en los Balcanes y en el Sur y Este de Europa. Un elemento de esto es el aumento –en relación con el pasado- de la exportación de capitales griegos hacia terceros países.

En el desarrollo económico desigual del capitalismo y en el cambio de la correlación de fuerzas, Lenin subrayó la posibilidad (que se hizo realidad en Rusia en 1917) que la cadena imperialista se rompe en el eslabón más débil y la posibilidad de la construcción socialista en un solo país. Esta posición ha sido reivindicada históricamente a pesar de las opiniones trotskistas que niegan esta perspectiva. Por eso los comunistas deben tomar en cuenta las relaciones que se desarrollan entre los diferentes eslabones de la cadena imperialista; deben estudiar los cambios en la correlación de fuerzas en el sistema imperialista y el impacto que tienen en su país.

Los países capitalistas siguieron caminos diferentes pero en ciertos casos caminos parecidos de desarrollo capitalista. Excepto Inglaterra donde por una serie de razones históricas las relaciones capitalistas se desarrollaron con relativamente mayor autonomía, todos los países capitalistas de Europa y de América del Norte en el siglo XIX se desarrollaron a lo largo de un período de desarrollo del mercado mundial. El desarrollo capitalista avanzado de Inglaterra y su relación con otros estados dio un impulso a su desarrollo capitalista.

Las exportaciones de capital de estados capitalistas más poderosos y desarrollados han jugado un papel importante en el desarrollo capitalista de ciertos países. Este proceso tuvo un gran impacto en las relaciones de la burguesía de estos países con las burguesías de los estados capitalistas más poderosos. A continuación el peso especial de estas Inversiones Extranjeras Directas (IED) se redujo mientras se aumentó el peso de las inversiones realizadas dentro del país. Por ejemplo, en Grecia en 1958, en la estructura de los recursos de financiaciones de las inversiones brutas, la financiación externa representaba el 18,8%, en 1961 el 11%, en 1966 el 9,1% etc.

Por ejemplo, hoy en día las IED de terceros países destinadas a México se estiman a 307,1 mil millones de dólares, mientras las IED desde México a terceros países se estiman en 52,99 mil millones de dólares.

Esta diferencia indica que la economía mexicana es un “jugador internacional” relativamente más débil que los EE.UU., Alemania, Inglaterra etc.

Cabe señalar que:

  1. La mayor parte de las inversiones de las IED a nivel mundial se realiza entre países capitalistas desarrollados. México ocupa la 29ª posición según el volumen de las IED que se invierten de México al extranjero y la 14ª según el volumen de las IED que se invierte del extranjero en México. Es significativo que en ambas clasificaciones las primeras posiciones se ocupan por los mismos países: UU., Alemania, Gran Bretaña, Italia etc. Eso significa que estos países ocupan las primeras posiciones no sólo en la clasificación como destinos, pero también como “fuentes” de IED.
  2. Las IED hacia el país al que se destinan contribuyen al desarrollo, no al subdesarrollo capitalista del país de destino.
  3. La gran diferencia es significativa de varios países capitalistas emergentes como por ejemplo la India y China y con menos diferencia Rusia y Brasil. En general hay una tendencia de limitación de la diferencia. Además, se nota gran diferencia en los países que participan en la zona Euro p.ej. Portugal con 102,6 mil millones y 63,64 mil millones respectivamente.

 

La experiencia de la participación de Grecia en la UE muestra que se han agudizado los elementos de desarrollo desigual de la economía griega. Hoy en día, la posición desigual que ocupa Grecia en el sistema imperialista se evidencia a través de su endeudamiento frente a los países capitalistas poderosos.

La desigualdad en la estructura de los sectores de la economía es un elemento general del desarrollo capitalista.

La estructura de la economía mexicana p.ej. en la base de la participación de los sectores de la economía en el PIB revela tendencias que existen en todas las economías capitalistas desarrolladas tal como la disminución de la producción agrícola, la disminución relativa de la industria (básicamente de la manufactura) y la expansión de los servicios: producción agrícola: 4,3%, industria: 32,9%, servicios: 62,8%.

En la relación entre industria y servicios existe sin duda un error metodológico dado que en la estadística burguesa una serie de sectores industriales se clasifican como servicios (p.ej. transportes, telecomunicaciones etc).

La correlación de fuerzas que se refleja en un momento dado no es fija; el desarrollo desigual significa diferentes tasas de crecimiento así que algunos estados conseguirán aproximar otros estados capitalistas y entonces se intensificará la lucha por el cambio de la correlación de fuerzas. Lenin señala que: “La fuerza no se modifica de un modo idéntico en esos participantes del reparto, ya que es imposible, bajo el capitalismo, el desarrollo igual de las distintas empresas, trusts, ramas industriales y países. Hace medio siglo, la fuerza imperialista de Alemania era de una absoluta insignificancia en comparación con la de la Inglaterra de aquel entonces; lo mismo se puede decir del Japón en comparación con Rusia. ¿Es concebible que dentro de unos diez años o veinte años, permanezca invariable la correlación de fuerzas ente las potencias imperialistas? Es absolutamente inconcebible”[5].  

Las crisis capitalistas de sobreproducción contribuyen a lα reordenación en la correlación de fuerzas. Hoy vemos por ejemplo que la crisis económica capitalista de 2008, que afecta especialmente los EE.UU. y los países de la zona Euro, allana el camino para la economía capitalista emergente de China y en general del grupo de países BRIC (Brasil, Rusia, India, China).

Algunas conclusiones sobre la estrategia:

  • Se confirma, a diferencia con las varias teorías oportunistas, que el desarrollo desigual crea las condiciones previas para la victoria del socialismo en un país. Por eso es importante el desenlace de la lucha a nivel nacional.
  • Las cuestiones de dependencia y de relaciones desiguales en el sistema imperialista no se pueden tratar como elementos ajenos a la relaciones capitalistas y por lo tanto ajenos de la lucha por el derrocamiento de las relaciones capitalistas de producción.
  • No puede existir una fase intermedia de poder (entre el capitalismo y el socialismo) que resolverá los problemas de dependencia o de desarrollo desigual del capitalismo. Se confirma que en condiciones de capitalismo monopolista madura la solución de la contradicción fundamental, la contradicción entre el capital y el trabajo que requiere el derrocamiento del poder burgués y el establecimiento de la dictadura del proletariado.

 

 

 

 

 

 

 

 

[1] Fr. Engels “Aranceles proteccionistas o sistema de comercio libre”, MEOE vol. 6, pp. 92-95 y MEOE vol. 4. pp. 58-61.

[2] V.I.Lenin “Cuadernos sobre el imperialismo”, vol. 28, traducción al griego de la 5ª edición rusa.

[3] V.I.Lenin “El imperialismo y el socialismo en Italia”, Obras Completas, vol. 27, p. 390, traducción al griego de la 5ª edición rusa.

[4] V.I.Lenin “El imperialismo y el socialismo en Italia”, Obras Completas, vol. 27, p. 15, traducción al griego de la 5ª edición rusa.

[5] V.I.Lenin, “El imperialismo, fase superior del capitalismo”, Obras Completas vol. 27, p. 424, traducción al griego de la 5ª edición rusa.

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