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A propósito de las protestas contra el racismo en EEUU

Fotografía: Internet*

 

A propósito de las protestas contra el racismo en EEUU

 

 

Por Fernanda Larrainzar

James W. Ford fue sindicalista y miembro del Partido Comunista de los Estados Unidos (CPUSA), también fue el primer afroamericano candidato a la vicepresidencia de los EEUU en tres ocasiones, 1932, 1936 y 1940. James S. Allen fue miembro del Partido Comunista de los Estados Unidos, editor del periódico clandestino Southern Worker, organizador de los aparceros en Alabama y de la huelga minera en Kentucky en los años 30. Ambos redactaron el folleto The negroes in a Soviet America publicado en 1935, una lectura muy interesante a propósito de las protestas contra el racismo en los EEUU a raíz de la penosa muerte de George Floyd en manos de la policía.

Los autores inician relatando una parte de la historia de la esclavitud negra en los EEUU, relacionada principalmente con la propiedad de la tierra durante la Guerra Civil e inmediatamente después de la guerra. Y es que para 1910 solo un cuarto de los negros granjeros tenían tierras, usualmente muy pequeñas y los más pobres las tenían hipotecadas. Para 1930 muchos habían perdido sus tierras, habían sido arrebatadas por bancos, compañías de seguros, grandes terratenientes y por otros prestadores de créditos.

La esclavitud había sido abolida, sin embargo seguían existiendo las plantaciones y muchos de los negros que rentaban tierras para trabajarlas eran prisioneros de esta circunstancia, en condiciones parecidas a las de un esclavo, sobre todo en las plantaciones de algodón del Sur. Además los negros eran relegados al desempleo o a los trabajos más pesados, de menor remuneración y que requerían menos especialización. Los negros ganaban menos que los blancos, aun realizando el mismo trabajo, y por supuesto existían menos profesionistas negros. En 75 años el progreso económico del capitalismo no significó más que desigualdad para los trabajadores negros.

Queda claro que los actos de odio racista eran generados por el capitalismo: la clase dominante utiliza duras medidas de opresión y persecución para mantener a los negros esclavizados en las plantaciones del Sur, rezagados en el escalón menor de la industria. Así como el reforzamiento de la idea de la superioridad de la raza blanca para mantener la división entre los negros y las masas, para mantenerlos aislados y débiles.

Otras condiciones de desigualdad en contra de los negros también eran evidentes en la educación y la salud. En sus comunidades había pocas escuelas, que abrían solo por ciertos periodos, tenían pocos recursos y los niños no pasaban más allá del cuarto grado. La tuberculosis fue ocho veces más común entre los negros que entre los blancos y también los negros presentaban el doble de muertes por enfermedades del corazón.

Los autores hacen una crítica a los reformistas, quienes pregonaban que era posible reformar el capitalismo para embellecerlo a través de métodos graduales y pacíficos. Por ejemplo, organizaciones reformistas como la National Association for the Advancement of Colored People y la Urban League, quienes le temían a un levantamiento de las masas negras, preferían sostener reuniones con representantes de la clase gobernante, llegando incluso a sostener amargas luchas contra los comunistas y la International Labor Defense.

Otra característica de los reformistas es el culto a las elecciones, pensando que los trabajadores pueden elegirse a sí mismos para llegar al poder y después pacíficamente transformar al capitalismo. Esta idea era defendida por el Partido Socialista, a quien preguntaban: ¿qué pasa si los capitalistas se rehúsan a dejar el poder? A lo cual contestaba: “ya veremos entonces”. Imposible de lograr cuando había 4 millones de negros elegibles para las elecciones, pero privados de sus derechos y a 2 de cada 3 negros no se les permitía votar. Los comunistas reconocían la necesidad de luchar por estos derechos, para elegir a sus propios representantes y crear sus propias organizaciones, teniendo en claro que estos derechos una vez ganados debían ser usados en contra de los capitalistas.

En resumen, el reformismo buscaba la colaboración de clases y distraer a las masas negras de la lucha contra el imperialismo americano; hundiéndolas más en la segregación racial, beneficiando así a los negros de clase alta y a la clase gobernante.

Un representante del reformismo, del patriotismo negro, era el Dr. Dubois. Antiguo miembro de la National Association for the Advancement of Colored People, argumentaba que los negros de clase alta no explotaban el trabajo de los negros. Sin embargo queda claro que los intereses de los negros de clase alta son los mismos que los de los blancos de clase alta, ambos se benefician de la segregación, es decir, de la base de la opresión en contra de los negros.

El Dr. Dubois se definía como el fiel representante de las aspiraciones de los negros, el claro ejemplo de que es posible lograr un futuro nuevo. Sin embargo este personaje le temía a la clase obrera, pregonaba la solidaridad de raza en perjuicio de la solidaridad de clase entre negros y blancos. Por el contrario, el Dr. Dubois buscaba confrontarlos, enemistándolos y distrayéndolos de pelear contra el enemigo real, el capitalismo. Decía: “Lo único que podemos y debemos hacer es organizar nuestro poder económico y social, sin importar cuánta segregación exista”.

Por otro lado tenemos la acción de los comunistas, que estaban al frente del sindicato de aparceros en Alabama con 10,000 afiliados y de sindicatos de otros estados del Sur. Logrando por ejemplo la solidaridad del sindicato minero para la lucha de los aparceros. Los comunistas tuvieron experiencias importantes como la lucha por el seguro de desempleo en beneficio de trabajadores tanto negros como blancos.

Los trabajadores del Sur eran la sección más atrasada de la clase obrera de los EEUU. Impregnada, por supuesto, de prejuicio racial; pero en el curso de la lucha contra sus explotadores desarrollaron la solidaridad con los trabajadores negros, la lucha por el pan y por la vida resultó ser más fuerte que el prejuicio racial.

En este mismo sentido, los autores relatan la experiencia de una docena de trabajadores blancos interesados en el Partido Comunista, quienes bajo la influencia del mismo empiezan a entender la necesidad y la importancia de organizarse junto a los trabajadores negros en los mismos sindicatos. Teniendo en cuenta experiencias amargas, como la derrota de la huelga de 1922 del sindicato de trabajadores de ferrocarriles, precisamente por no permitir a los negros ser parte del mismo, lo que debilitó su lucha.

Entonces esta docena de trabajadores blancos fueron aleccionados por los comunistas, poniendo como ejemplo un escenario que podría presentarse; ante una huelga el sindicato debe formar un comité de huelga, este comité será tanto de blancos como de negros, este comité debe sesionar permanentemente, para ello es necesario reunirse incluso de noche a altas horas y al amanecer, entonces no podrían enviar a su casa a los negros integrantes del comité, debían darle alojamiento en sus casas. Aquí es cuando la necesidad rebasa el prejuicio racial en beneficio de la lucha misma. Si no se practica esta igualdad entre trabajadores, los negros dejarán de apoyar y se perdería la huelga, así de simple.

Una lección importante sucedió cuando trabajadores negros y blancos compartieron una experiencia de lucha. El Partido Comunista y el Consejo de Desempleados convocaron una protesta, obteniendo respuesta de 5 mil trabajadores tanto blancos como negros. Esta protesta fue reprimida, la policía golpeó y arrestó a uno de los oradores. Una centena de trabajadores se reunieron después en las oficinas del Consejo de Desempleados. En las bancas estaban sentados juntos blancos y negros, compartiendo el descontento y maldiciendo. Esta experiencia común los unió.

Otro movimiento peligroso para los intereses de las masas negras, y para los trabajadores en general, fue el Pacific Movement of the Eastern World cuya consigna principal era formar un frente unido de las razas más oscuras bajo el liderazgo de Japón, esto en el contexto de una posible guerra entre EEUU y Japón. Es decir, el conflicto era entre dos potencias imperialistas para repartirse el territorio del Este y explotar a las masas de trabajadores. Cuando lo que correspondía a la clase obrera tanto de EEUU como de Japón era luchar contra el imperialismo en sus propios países.

Sabemos que el capitalismo japonés era uno de los principales enemigos de la Unión Soviética. La Unión Soviética mostraba otro camino, otra posibilidad, ya que en su territorio vivían pueblos de color y de todas las razas disfrutando de la más completa igualdad y libertad, donde todo acto de prejuicio racial era considerado un crimen.

Los autores consideran que durante la presidencia de Roosevelt el fascismo tuvo su asomo en los EEUU, con duras medidas contra la clase obrera, como el intento de  prohibición del derecho a huelga, y el control de los sindicatos por parte de las empresas y el gobierno. El presidente bajo las órdenes de los poderosos de Wall Street, y preparando la guerra, desplegó propaganda nacionalista y patriota. Situación que naturalmente generó más sufrimiento sobre todo para las masas de negros, que fueron víctimas de persecución y asesinato, con la participación de organizaciones supremacistas como lo fue el Ku Klux Klan. Pero este asomo no era más que el capitalismo funcionando como siempre, intentando a toda costa conservar sus ganancias.

Los autores continúan planteando una pregunta: ¿qué tiene que pasar para que termine la opresión contra los negros, su persecución, linchamiento, segregación, ostracismo social? La respuesta es clara: para que esto suceda también debe terminar la explotación de los trabajadores, tanto de negros como de blancos. Entonces ¿qué hay que hacer para acabar con la esclavitud asalariada, el desempleo, la pobreza, las crisis y la guerra? Se presenta aquí la necesidad y la urgencia de una revolución proletaria.

La opresión del pueblo negro de los EEUU tiene su raíz en el esclavismo y a pesar de que la Guerra Civil la abolió, trabajadores tanto negros como blancos no han obtenido su verdadera libertad bajo el capitalismo. Elementos económicos y sociales de la vieja esclavitud permanecen hoy en día, que tienen que ver con el ya descrito sistema de plantación, con la situación de los aparceros en el “Black Belt” o Cinturón Negro del Sur y con la heredada idea de la supremacía blanca y el prejuicio racial.

Después de la abolición del esclavismo los negros aún seguían viviendo en territorios de plantaciones donde alguna vez fueron esclavos y donde continuaban aprisionados. Los autores son claros al afirmar que mientras continuaran existiendo estas plantaciones, los negros no podrán tener igualdad. Que era necesario removerlas y repartir la tierra entre los trabajadores, pero que esto sólo sería posible con la organización de las masas explotadas; con la participación también de cientos de miles de aparceros blancos y granjeros pobres que han sido víctimas de los usureros.

La verdadera libertad de pueblo negro del “Black Belt” reside en el derecho a su autodeterminación, para lograr esta revolución necesitan un gran aliado que es la clase obrera, la fuerza líder en la lucha de los sectores oprimidos contra la explotación  capitalista. Es decir, se necesita una revolución proletaria, como es el caso de la Revolución de Octubre de 1917.

Entre los aliados más importantes de la clase obrera en los EEUU está el pueblo negro, esta cuestión determina la relación entre los dos aspectos de la revolución necesaria: la revolución por tierra y libertad en el Sur y la revolución proletaria en todo el país, así lo planteaban los autores del libro en cuestión.  Sería la clase obrera, blancos y negros, quienes lideraran. Y será responsabilidad del Partido Comunista explicar constantemente la unidad de intereses entre las masas negras y la clase obrera, impulsar la lucha contra el “patriotismo negro” y la “solidaridad de raza”, y promover en sus filas militantes, quienes son blancos y negros, los principios de igualdad y no discriminación. Dicho para antes, rezuma vigencia para hoy.

La autodeterminación del pueblo negro del “Black Belt” sería posible sólo bajo un gobierno de la clase obrera que garantizase este derecho. Retomando el ejemplo de la Unión Soviética, que decretó el derecho a la autodeterminación a todas las naciones que conformaban el antiguo imperio ruso.

Para terminar, los autores hacen una proyección de cómo serían los EEUU si la clase obrera estuviera en el poder, construyendo una nueva sociedad, imaginando a los Estados Unidos Soviéticos, que han heredado del capitalismo un desarrollo de la industria en cuanto a las técnicas más modernas, donde en la mayor parte del país los granjeros podrán tener capacitación en métodos avanzados de agricultura. De la misma manera se verá un gran desarrollo de los caminos tranviarios y una gran riqueza en recursos naturales como la tierra, el carbón, petróleo, madera, agua, madera, etc, que podrán convertirse en fuente de prosperidad para la población, para satisfacer las necesidades del pueblo.

Esta nueva sociedad tendrá que plantearse la necesidad de otorgar a los negros el derecho a capacitarse como trabajadores especializados, mediante el acceso a educación técnica y en ciencias e ingeniería. Por su parte las universidades tendrán que ofertar incluso más lugares para negros que para blancos.

Desaparecerán los horrores de la segregación, los guetos dejarán de existir, no habrá áreas de segregación, podrán los negros vivir en otras zonas residenciales. No habrá privilegios para los blancos. Los dueños de las plantaciones y los capitalistas serán derrocados. Las masas antes explotadas tendrán el Poder: los trabajadores, los trabajadores agrícolas que antes eran aparceros, los pequeños propietarios, granjeros pobres, etc.

Los autores hablan de una República Soviética Negra, cuyo cuerpo central estaría  compuesto por los representantes de los soviets locales, donde naturalmente no habrá sólo negros sino también blancos. Habrá expropiación de tierras sin compensación para los terratenientes, así como del ganado y herramientas de trabajo. En suma, se destruirá el sistema de plantación en el Sur, la tierra será ahora propiedad del pueblo como un todo, será repartida entre los granjeros pobres, las deudas serán canceladas. Esta zona que solía ser de las más atrasadas bajo el capitalismo se convertiría en una fuente de bienestar para su población. El algodón que solía ser la cosecha comercial más importante y el látigo de millones de trabajadores, sería un instrumento para el rápido desarrollo económico y social.

También se podrán formar granjas colectivas, además será posible la transformación de la agricultura en el Sur por medio de la planificación. Estas pequeñas granjas colectivas podrán convertirse en grandes fábricas de algodón, con la utilización de maquinaria especializada para facilitar el proceso productivo. Desaparecerán los exorbitantes intereses del 700% anual de los créditos bancarios, ahora el algodón será administrado por el estado, cuyas ganancias servirán para mejorar la industria y las condiciones laborales de sus trabajadores.

Vislumbraban que sería prioridad para el Gobierno Soviético industrializar el Sur, abriendo la industria textil a los trabajadores negros, así como la industria de la construcción de máquinas, para modernizar y mejorar los fertilizantes, con la utilización de métodos científicos para la explotación de recursos naturales como la madera de pino para la construcción de muebles, etc.  Se desarrollaría también la industria del metal, para la manufactura de maquinaria agrícola. Estas medidas sacarían del atraso al Sur y convertirían el área en una zona avanzada y rica. El Sur tendría nuevas y modernas escuelas; hospitales públicos, disponibles para todos; las grandes propiedades de los millonarios, convertidas en sanatorios, hospitales y clubs.

La conclusión del libro no podía ser otra: sólo el socialismo creará las bases para el desarrollo y la igualdad del pueblo negro. Y eso que era válido para la primera mitad del siglo XX, al prevalecer el capitalismo en su fase imperialista es válido en su esencia para los problemas actuales del pueblo negro y de los trabajadores en general.

 

*Las imágenes presentadas en el cuerpo y a propósito del presente artículo han sido retomadas de internet con el fin de complementar, diversificar y desdoblar las posibilidades comunicativas de los contenidos presentados en El Machete, sin ningún fin de lucro y como parte de una plataforma gratuita y libre.

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