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Los caminos del maoísmo mexicano a través de tres personajes

Fotografía: Internet. Adolfo Orive y
Alberto Anaya.

 

 

Los caminos del maoísmo mexicano a través de tres personajes

 

por Ricardo Mendoza,
Núcleo Salas Obregón

A raíz de la escisión sino-soviética; y, previamente, a partir de la proclamación de la República Popular China en 1949 cuando se fomentó la división del Movimiento Comunista Internacional al implementar no un programa socialista sino la llamada Nueva Democracia; es que con ello de conjunto surge el maoísmo como corriente ideológica separada del marxismo-lenismo. Aunque tras la ruptura total intentara el PCCh presentarse como los continuadores del M-L frente al revisionismo que se había apoderado del Partido soviético.

Entre sus consecuencias en México está por supuesto la separación política de los grupos que se asumieron maoístas, pero sobre todo la fórmula que estos consideraban había sido uno de los mejores aportes de la revolución china: “ir al pueblo, aprender del pueblo”. Camilo Chávez y Edelmiro Maldonado abandonaron al Partido Comunista Mexicano para constituir, luego de ser expulsados del Partido en 1963, el primer grupo pro chino: la Comisión Organizadora del Partido de la Clase Obrera, junto a las células “Stalin” y “Epifanía de Jaramillo”.

A partir de entonces el universo de la izquierda mexicana quedó plagado de multitud de organizaciones maoístas con gente proveniente de desprendimientos del PCM, del espartaquismo o del activismo estudiantil y campesino. Entre estas encontramos al Comité Permanente de Lucha contra el Revisionismo, Partido Marxista-Leninista de México, Movimiento Marxista-Leninista de México, Grupo Proletario Linterna Roja, Movimiento de Izquierda Revolucionaria Estudiantil, Unión Reivindicadora Obrero Campesina, Partido Mexicano de los Trabajadores (no confundir con el de Heberto Castillo), Larga Marcha, Liga Revolucionaria Marxista-Leninista, Agrupamiento Pro-Unidad del Movimiento Marxista Leninista Mexicano, Movimiento Comunista Revolucionario, Partido Marxista Leninista de México (otro distinto al enunciado antes), Jóvenes Comunistas de México. Vamos que por siglas no paramos hasta nuestros días: Partido Comunista Marxista Leninista Maoísta en Reconstrucción, Partido Comunista Maoísta de México, Bandera Roja y varios más.

Las constantes son: jamás haber podido constituir un partido comunista maoísta sólido, y la tendencia a fraccionarse y reagruparse hasta disolverse en el también amplio océano de siglas de los movimientos sociales mexicanos.

Pues es en los movimientos sociales donde los maoístas mexicanos encontraron su más fértil campo de acción. Ahí confluyeron junto a muchos otros grupos en la construcción de las utopías de los campesinos condenados a proletarizarse en las miserables colonias obreras que a comienzos de los años setenta del siglo pasado florecieron en la capital del país y en otras ciudades con gran actividad industrial. Es entonces que los maoístas pudieron ir al pueblo y aprender del pueblo en los experimentos de colonias proletarias, coordinadoras obreras o tomas de tierras de los nuevos agraristas.

Es en esos escenarios en donde podemos apreciar con mayor plenitud el accionar del maoísmo mexicano, siguiendo la trayectoria de ciertos personajes.

 

El Maestro

El grupo Política Popular fue fundado, luego de las luchas estudiantiles de 1968, por distintos profesores de las escuelas de Economía de la UNAM y el IPN; con Adolfo Orive Bellinger a la cabeza. Los activistas de esta organización encontraron en el norte del país, Durango y Nuevo León, el lugar para asentar sus actividades luego de la primera fractura con quienes preferían mantenerse en la capital. En Durango formarían su primer colonia popular, “División del Norte”, germen de los Comités Populares de Durango y Chihuahua que varios años después serian la base para la conformación del actual Partido del Trabajo.

En los fundamentos ideológicos de Política Popular encontramos la constante que marcara la pauta de las distintas organizaciones maoístas hasta nuestros días, con la curiosa excepción de la organización en la que pasados los años volverían a confluir Orive y Anaya, el Partido del Trabajo (PT):

“El planteamiento esencial del que debe partir una política popular es que la emancipación del pueblo solamente puede ser obra del pueblo mismo. Y que ninguna persona, filántropo, presidente, dictador u organización -sean cuales fueren sus intenciones- puede hacer esa emancipación por él, en vez de él”. [1]

Alberto Anaya, actual dirigente del PT, empezó a destacar en esos años, participando de la fundación de la colonia popular “Tierra y Libertad” en Monterrey, Nuevo León. Y a partir de 1976 pasó a encabezar la oposición a Adolfo Orive, protagonizando la escisión de Política Popular en dos organizaciones separadas: Línea de Masas, de Anaya, y Línea Proletaria, de Orive. Curiosamente entre los argumentos de la división se esgrimieron acusaciones de cercanía con el poder, por parte de Adolfo Orive con el gobierno federal de Luis Echeverría.

La organización alrededor de las colonias populares daría forma más concreta a uno de los fenómenos organizativos más significativos entre los movimientos sociales mexicanos, pero también a uno de los problemas más importantes. El corporativismo caudillista, mediante el cual los líderes controlan a los habitantes de las colonias agrarias o urbanas, enriqueciéndose gracias a la organización popular creada para gestionar los servicios básicos de los nuevos asentamientos irregulares, obteniendo cotos de poder político gracias al control absoluto de los votos en sus zonas de influencia. Todo lo anterior elevado a un mayor nivel organizativo gracias a, entre otras corrientes, el maoísmo mexicano; que dotó de un liderazgo politizado mediante un enfoque maoísta de organización colectiva a los precarios habitantes de las colonias populares en su lucha por hacerse de los servicios básicos, vivienda, escuelas, etc.

Este fenómeno social, que pervive hasta nuestros días, permitió la evolución y consolidación de estructuras corporativizadas a distintos niveles. Ya sea dentro del universo de organizaciones denominadas de izquierda, hasta dentro del partido oficial, bien como estructuras aliadas o mediante personajes destacados como referentes organizativos del movimiento urbano popular.

Línea Proletaria de Orive no dejo del todo la labor de las colonias populares, pero en los años sucesivos cambio sus actividades hacia otras regiones del país y nuevos campos; como el sindical, dentro del Sindicato Minero, y dentro de la disidencia magisterial, la Coordinadora Nacional de Trabajadores de la Educación. En Chiapas, los activistas de Línea Proletaria confluyeron con el ala no militar de la Unión del Pueblo, con quienes trabajaron en la elaboración de programas productivos y lucha por la tierra para comunidades campesinas e indígenas. Es en Chiapas donde Línea Proletaria alcanza su mayor éxito en la organización del campesinado: la Unión de Uniones Ejidales y Grupos Campesinos Solidarios de Chiapas (Unión de Uniones). Es última es una de las principales organizaciones que confluyeron para la creación de una de las mayores organizaciones nacionales de los años ochenta, la Unión Nacional de Organizaciones Regionales Campesinas Autónomas (UNORCA). Organizaciones –ambas– con gran cercanía a los aparatos nacional y estatal priístas, principalmente durante el gobierno de Carlos Salinas de Gortari.

Esa relación entre Línea Proletaria y el partido que ostentó el poder monolítico durante casi un siglo en México, el PRI, no puede entenderse sin echar un vistazo a la trayectoria académica de Orive. Quien, como ya mencionamos, luego del 68 figuraba como académico de la Facultad de Economía de la UNAM; en donde tuvo como discípulos a un curioso grupo conocido como los Tóficos: Carlos Salinas de Gortari, Manuel Camacho Solís, Óscar Levín, Alberto Anaya, Hugo Andrés Araujo y Raúl Salinas de Gortari. Personajes de primer nivel en la vida política, económica y social del país, principalmente a partir de que Carlos Salinas de Gortari ocupara la presidencia de México en el periodo 1988-1994.

Quizá por eso no debería sorprender que el académico maoísta Adolfo Orive tuviera siempre buenas relaciones con el poder, mismas que le permitieron a su organización desarrollar sus actividades políticas en una delgada línea que evitaba cayera sobre ellos el mismo nivel de represión que sufrió el resto la izquierda mexicana durante los duros años de plomo, 1970-1990. Y menos que durante el gobierno de Carlos Salinas de Gortari aceptara gustoso colaborar y convertirse primero en asesor de la Confederación Nacional Campesina (CNC), priísta, luego trabajar en el Programa Nacional de Solidaridad y en los lineamientos generales de Desarrollo Social. Curiosamente, luego de dos décadas trabajando para los gobiernos priístas, Orive regresaría a trabajar junto a Alberto Anaya como diputado por el Partido del Trabajo en 2009 para la Asamblea Legislativa del Distrito Federal y en 2012 como diputado federal.

El eclecticismo político de este referente del maoísmo mexicano queda expresado en toda su trayectoria, al grado de que en 2017 Orive fungió como estratega del Frente Ciudadano por México. El que en las elecciones presidenciales de 2018 impulsó, bajo el nombre de Por México al Frente (PAN, PRD y Movimiento Ciudadano), la candidatura presidencial del panista Ricardo Anaya.

 

El Caudillo

Si de algo no carece la izquierda mexicana es de dirigentes. Prácticamente cualquiera, a partir de unas cuantas lecturas y fuerte radicalización, puede ejercer liderazgo sobre cualquier grupo de personas igualmente radicalizadas. La mayoría de estos grupúsculos desaparecen tan rápido como aparecieron, algunos perviven durante décadas en las periferias de las grandes ciudades, en las empobrecidas regiones campesinas o bien encuentran refugio en las universidades. Pero apenas unos cuantos pueden presumir de construir por sí solos una autentica organización de masas, hacerla crecer y acercarla tanto al poder como para crear la ilusión de triunfo.

Es Antorcha Campesina la organización social más grande de México, tanto por el número de afiliados como por la fuerza y cohesión que exhibe. No se conoce información de que algún personaje secundario osara intentar disputar el control de la organización a su fundador Aquiles Córdova Morán. De acuerdo con la página web de Antorcha Campesina, Aquiles Córdova, “hombre congruente entre lo que dice y lo que hace”, nació el 2 de marzo de 1941 en Tecomatlán, Puebla. Es Ingeniero Agrónomo Especialista en Industrias Agrícolas, por la Universidad Autónoma de Chapingo.  “Un hombre bueno”.

En realidad en aquellos años, 1967, Chapingo todavía no alcanzaba el grado de universidad; sino que era todavía la Escuela Nacional de Agricultura de Chapingo (ENA). Córdova al terminar sus estudios continuó teniendo presencia en Chapingo como profesor, participando en el proceso para que la Escuela Nacional alcanzara el grado de Universidad. Coincidiendo ya en los años setenta con una célula remanente del espartaquismo mexicano que llegaría a fundar el Partido de la Clase Obrera Mexicana (PCOM).

Se dice que tanto Antorcha Campesina como la Federación Nacional de Organizaciones Bolcheviques (FNOB) eran frentes del PCOM en un inicio. Los bolches tuvieron mayor repercusión inicial debido a su lenguaje radical y ultraizquierdista, que combatía sin cuartel al revisionismo representado en esos años –según ellos– por el resto de agrupaciones de la izquierda marxista. De Chapingo los bolches se extendieron a otras partes del país con el objetivo de hacerse con el control de centros de estudios, haciendo gala de violencia física contra militantes de otras expresiones políticas. Primero tomaron como base la Prepa Popular Tacuba y, sin que las autoridades locales intervinieran, se hicieron con el control por medio de la fuerza de la Preparatoria Popular Balderas “General Lázaro Cárdenas del Río A.C.”.

El uso de la violencia por parte de los bolches en el ámbito estudiantil sólo pudo ser frenado gracias al enfrentamiento directo por parte de otro sector radical y al descrédito obtenido por la FNOB gracias a sus vínculos con Antorcha Campesina. Para el tema que nos ocupa es de interés primordial apreciar cómo en el enfrentamiento por el control de la Prepa Popular Tacuba en 1983 los bolches hacen uso de contingentes llevados de Cuautitlán y Chapingo. Es decir contingentes antorchistas, ya entonces aliados del PRI, con la capacidad de mostrar su fuerza y hacer uso de la violencia sin miedo a represalias oficiales.

A la par que actuaba su frente estudiantil, el germen de Antorcha era expulsado de Chapingo, mudando su actividad al estado de Puebla. Y en donde en 1977 intervendrían en su primer contienda electoral, ganando la presidencia municipal de Tecomatlán.

“Actualmente, Tecomatlán se ha convertido en la “Atenas de la Mixteca” por los altos niveles de desarrollo que presenta y la buena calidad de vida que da a sus habitantes”. [2]

Aquiles Córdova Morán no ha dejado, en todos estos años, de utilizar un lenguaje marxista para explicar el actuar del ahora llamado Movimiento Antorchista Nacional. Continúa reconociendo el legado de Marx, y al capitalismo como incapaz de resolver las necesidades de la gente. Y sin embargo el camino de su organización nada tiene que ver con la construcción del socialismo. El Movimiento Antorchista Nacional se trata de una organización corporativa en extremo. Antorcha tiene el control efectivo sobre municipios y regiones completas gracias a que, durante décadas, ha ido perfeccionando el arte de la presión, la gestión y las alianzas políticas como medio para establecer, mantener y aumentar su poder y control.

En este punto hay que entender que Antorcha, a diferencia de otras organizaciones, pudo mantener su identidad al tiempo que actuaba como si fuera parte integral del antiguo partido oficial, el PRI. Tomemos el ejemplo del municipio mexiquense de Chimalhuacán, a donde llegaron mediante la invasión y fundación de colonias irregulares, aportando de inmediato un seguro caudal de votos al priísmo mexiquense. Una relación no exenta de enfrentamientos, pues ahí chocaron con intereses ya establecidos. Derivando en un enfrentamiento por el poder, saldado con muertos entre la militancia de Antorcha Campesina y la Organización de Pueblos y Colonias (OPC); esta última encabezada por la lideresa, recientemente fallecida en prisión por Covid-19, Guadalupe Buendía Torres La Loba.

Quizás esa tendencia al uso de la violencia, que les ha llevado a ser acusados de organización paramilitar, sirva para explicar en parte porqué Antorcha termino ingresando al partido oficial en 1988. Para de ese modo poder contar con un respaldo pleno y efectivo a cambio de millones de votos seguros. Curiosamente justo en el momento en que muchas otras organizaciones de izquierda plegaban banderas para sumarse al proyecto socialdemócrata del Partido de la Revolución Democrática.

El Movimiento Antorchista cumple a cabalidad con consignas de tipo maoístas, tales como sembrar cuadros para organizar a las comunidades. ¿Para beneficio de quién? ¿De las comunidades que obtienen créditos, programas sociales, servicios básicos, como luz y agua potable, escuelas, a cambio del voto por quien se les ordene, por asistir religiosamente a las marchas y demás movilizaciones antorchistas? ¿O del liderazgo monolítico que se reparte los dividendos de las gasolineras, flotillas de taxis piratas, etc.?

El final aquí todavía está pendiente pues una vez cortados los afluentes financieros que llegaban a esta organización vía el Partido Revolucionario Institucional (PRI), su líder Aquiles Córdova ha reconocido que Antorcha se prepara para convertirse en partido político nacional; dejando de lado la relación que durante tantos años mantuvo con el PRI.

 

La Mujer Empoderada

Quizá uno de los últimos personajes destacados que ha dado el maoísmo a la vida política mexicana es Rosario Robles. Una de las mujeres con mayor peso político en los últimos 30 años, quien transitó de la izquierda radical universitaria hasta la casi cúspide del poder. Mencionada en algún momento como presidenciable, hasta caer en desgracia y terminar (al menos momentáneamente) en el penal femenil de Santa Martha Acatitla, no precisamente por llevar una vida consecuente sino más bien todo lo contrario.

“Desde nuestro punto de vista, la solución de raíz a la condición de explotación a la que están sometidos los campesinos pobres sólo puede ser resuelta, al igual que la de los obreros, a través de la Revolución Socialista, de la instauración de la Dictadura Proletaria. Y evidentemente, la única clase capaz de llevar consecuentemente la lucha hasta la transformación revolucionaria de la sociedad es el proletariado”. Es la conclusión a que llegaba en Rosario en su tesis de licenciatura “El Movimiento Campesino en México. Una década de lucha”. [3]

Claro que aquellos eran los años rojos de la ex Jefa de Gobierno de la Ciudad de México, los años de militancia en la Organización de Izquierda Revolucionaria Línea de Masas (OIR-LM). A la cual llegó vía el grupo Síntesis, de la Facultad de Economía de la UNAM, que en 1982 fue uno de los grupos fundadores de la OIR-Línea de Masas. El otro polo de la antigua Política Popular de Adolfo Orive, y que forjaba en ese entonces el antecedente directo del Partido del Trabajo.

Rosario Robles fue una destacada activista de la política universitaria desde adolescente, primero en el CCH Naucalpan y luego en la Facultad de Economía. De esos años data el expediente que de ella elaboro personal de la Dirección Federal de Seguridad (DFS), pues la presencia de Robles ya merecía la atención del Estado.

En retrospectiva queda claro que para Rosario la cuestión ideológica nunca fue un problema, ni tampoco lo fue el ampliar sus actividades políticas expandiendo continuamente sus horizontes.

Participó de la creación de la maoísta OIR-Línea de Masas, en donde confluyo con los que luego serían destacados dirigentes del PT: Alberto Anaya, José Narro; algunos remanentes del espartaquismo; y con Armando Quintero, con quien luego daría el salto al sindicalismo universitario en el Sindicato Nacional de Trabajadores de la UNAM (STUNAM).

Luego no tuvo reparos en participar de la conformación del Movimiento al Socialismo (MAS), en 1988. Que incluía a destacados elementos trotskistas como Adolfo Gilly, Ricardo Pascoe, Pedro Peñaloza; activistas universitarios como Imanol Ordorika, Carlos Imaz, Antonio Santos y al también ex OIR Armando Quintero.

Gracias a que se sumó al MAS y así apoyó la candidatura presidencial de Cuauhtémoc Cárdenas en 1988, Robles figura entre las fundadoras del PRD, partido en el cual se convirtió en destacada dirigente y figura mediática de primera línea. Esta ecléctica trayectoria política explica el por qué Rosario encajó tan bien su andar por el cada vez más socialdemócrata PRD, hasta volverse una de sus figuras más destacadas. Diputada federal de 1994 a 1997; Secretaria de Gobierno del Distrito Federal de 1997 a 1999, en el primer gobierno electo de la capital; Jefa de Gobierno sustituta entre septiembre de 1999 y diciembre del 2000; y finalmente Presidenta del PRD entre 2002 y 2003.

Luego, una vez caída del pedestal de la izquierda, la nula ortodoxia ideológica de Rosario Robles le permito virar hacia el priísmo y colaborar con el gobierno de Enrique Peña Nieto. En el cual ocupó las Secretarías de Desarrollo Social y de Desarrollo Agrario, Territorial y Urbano entre 2012 y 2018. Ese fue el intento de revivir una carrera política que había caído en desgracia justo por la nula congruencia ideológica. Tanto viraje en algún momento permitió que la alguna vez activista radical entrara en una dinámica de corrupción: a saber, la principal con el empresario argentino Carlos Ahumada al menos durante su estancia en el PRD. Y luego el desvió de 5 mil 73 millones de pesos mientras encabezó las dos Secretarias de Estado en el sexenio de Peña Nieto. Esto último es lo que finalmente marcó una trayectoria desde el tradicional activismo izquierdista universitario hasta el penal femenil de Santa Martha.

 

[1] Partido del Trabajo. Línea de masas. Antología. México, 2014. pp. 135-136.

[2] ¿Qué es el Movimiento Antorchista?, en: http://www.antorchacampesina.org.mx/quienessomos.php

[3] Pedro Villa y Caña, Rosario Robles, de la “revolución socialista” al presunto desvío de 5 mil 73 mdp, en: https://www.eluniversal.com.mx/nacion/politica/rosario-robles-de-la-revolucion-socialista-al-presunto-desvio-de-5-mil-73-mdp 

 

Bibliografía:

 

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