Informe del Buró Político al VI Pleno del Comité Central
Informe del Buró Político al VI Pleno del Comité Central
I
Cuando nos reunimos en Enero no dimensionamos que la epidemia que estalló en la República Popular China en Diciembre -la cual se expandió por todo el planeta, y está aún lejos de ser controlada y atenuarse- tendría la incidencia y los alcances que conocemos.
La pandemia del Covid-19 se apareja con lo que como marxistas vislumbramos colectivamente en el VI Congreso en Agosto del 2018, como seguro escenario en términos de la economía: el previsible fin del periodo de débil recuperación y el inevitable inicio de una nueva crisis capitalista.
Sobre la crisis económica y la pandemia
El mundo vive actualmente una seria crisis económica internacional, una crisis de sobreproducción y sobreacumulación de capital. Reconocemos que en la concatenación de los fenómenos este proceso económico fue catalizado y tomó su forma concreta por la pandemia de Covid-19, que ha agudizado el impacto de la crisis económica a la clase obrera y los sectores populares. Chocamos con los economistas y políticos burgueses que tratan de encubrir el carácter y las causas de la crisis (para la que se ha acuñado el término “El gran confinamiento) con la pandemia.
Se ha querido ocultar la causa de la crisis actual, presentándola como una crisis derivada de la pandemia, y no de las características inherentes del capitalismo. Sin embargo, si analizamos los datos económicos podremos observar que la tendencia a la crisis económica ya existía desde antes de la pandemia, y que la pandemia únicamente la aceleró y agudizó. Por ejemplo, el Banco de México inicia todos sus informes trimestrales del 2019 reiterando la desaceleración de la actividad económica en cada uno de ellos[1], y lo cual se evidencia si se observa la tendencia de la producción industrial y el comercio mundial en cada trimestre:
[1] Enero-Marzo 2019: “Después de haberse observado una desaceleración de la actividad económica mundial durante la segunda mitad de 2018, se registró una moderada recuperación durante el primer trimestre de 2019en algunas de las principales economías…”.
Abril-Junio 2019 “(…) el segundo trimestre del año la economía moderó su ritmo de crecimiento con respecto al primero, como consecuencia de la menor expansión de las principales economías avanzadas y emergentes…”.
Julio-Septiembre 2019: “(…) durante el tercer trimestre de 2019 continuó la desaceleración de la economía mundial…”.
Octubre-Diciembre 2019: “(…) el crecimiento de la actividad económica mundial siguió desacelerándose durante el cuarto trimestre de 2019…”.
En medio de esta tendencia de desaceleración y luego caída de la producción industrial y el comercio mundial, que indicaban el inicio de la crisis, la epidemia del Covid-19 se esparció en el mundo a finales de enero del 2020. La irrupción misma del virus y su propagación acelerada por todo el planeta es responsabilidad inseparable del capitalismo, que determina la relación del conjunto de toda la sociedad con la naturaleza en la mayoría de los pueblos del mundo.
Las enfermedades zoonóticas que surgieron o reaparecieron recientemente son el ébola, la gripe aviar, el síndrome respiratorio del Oriente Medio (MERS), el virus Nipah, la fiebre del Valle del Rift, el síndrome respiratorio agudo severo (SARS), el virus del Nilo Occidental, el virus del Zika y, ahora, el coronavirus SARS-CoV-2 que causa el COVID-19. Todos están vinculados a la actividad económica humana. La interacción con animales a lo largo de la historia ha sido una fuente constante de adquisición de virus (75% de las enfermedades infecciosas emergentes son zoonóticas, es decir que son transmitidas por los animales), pero en las últimas décadas la tendencia ha cambiado en diversas y preocupantes direcciones, a la fecha se vienen detectando a un ritmo de 3 a 4 nuevas especies de patógenos humanos nuevos por año.
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[2] Número de eventos de enfermedades infecciosas emergentes (EID) por década. Los eventos de EID (definidos como el origen temporal de un EID, representado por el caso original o grupo de casos que representa una enfermedad emergente en la población humana, ver Métodos) se grafican con respecto a: a, tipo de patógeno; b, tipo de transmisión; c, farmacorresistencia y; d, modo de transmisión.
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[3] Red que muestra las especies silvestres y domesticadas y sus asociaciones con virus. Las especies huésped que portan los mismos virus aparecen enlazadas por conectores. | Ilustración: Universidad de California Davis.
Se sabe que la integridad de los ecosistemas ayuda a regular las enfermedades al promover la diversidad de especies para que sea más difícil que un patógeno se extienda, amplifique o domine. Por el contrario su reducción, destrucción, las alteraciones en el uso del suelo, en el clima, en los animales o huéspedes humanos tiene correlación en los patógenos, que siempre evolucionan para explotar nuevos huéspedes aprovechando, por ejemplo, el ganado que sirve como un puente epidemiológico entre la debilitada vida silvestre y las infecciones humanas. Si a la aparición de las enfermedades y su viabilidad para infectar humanos le sumamos el volumen y el ritmo del transporte de mercancías, podemos tener una imagen muy clara de la interacción de todos estos factores empujados por la necesidad del capital de sostener su reproducción ampliada a una tasa demencial, y su responsabilidad en el curso de la pandemia. Como ya estableciera Marx en 1867:“La producción capitalista por consiguiente, no desarrolla la técnica y la combinación de proceso social de producción sino socavando, al mismo tiempo los dos manantiales de toda riqueza: la tierra y el trabajador”.[4]
[4] Se ha perdido 60% de las formas de vida silvestre en menos de 50 años.
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[5] Datos sobre algunos de los principales ciclos biogeoquímicos del planeta. Se estima adicionalmente que el ritmo al cual se ha incrementado la temperatura en los últimos 50 años ha ocurrido a un ritmo 170 veces superior al que naturalmente hubiese sucedido.
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[6] Evolución de los barcos cargueros. La categoría Triple E llenaría con sus contenedores en bloques de dos más de 30 trenes de 1,61km de largo cada uno. Dentro de esos contenedores caben unos 36.000 autos, 863 millones de latas de conservas, o el acero equivalente a ocho torres Eiffel.
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[7] Carga del transporte aéreo expresado en billones de toneladas por kilómetro.
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[8] Pasajeros de vuelos internacionales al año. Previo a la pandemia alcanzaban los 4 billones. Es notable también el incremento en el ritmo de dichos viajes. Por ejemplo, el vuelo comercial de 17,000 kilómetros entre Sídney y Londres actualmente se realiza en 19 horas con 19 minutos, mientras que en 1947 se realizaba en 55 horas.
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[9] Gráfico de los viajes aéreos mundiales por pasajeros-kilómetros histórico 1936-2016.
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[10] Comercio agrícola internacional por tipo de producto, expresado en millones de USD 1961–2006. FUENTE: FAO (2009).
Cuando el virus comenzó a expandirse fuera de la República Popular China, ya se sabía de los graves riesgos que podría acarrear en términos de salud. Cada Estado elaboró una estrategia ante la pandemia, y de manera subterránea ante la crisis capitalista. Debió resolver el dilema de que factor social priorizar, y sobre cual recargar los sacrificios: la vida humana o la economía. Esto en los países capitalistas se tradujo en decidir si sacrificar a la clase obrera o a la ganancia capitalista. Sacrificar la salud y la subsistencia de la clase obrera o sacrificar la continuidad y el futuro de las ganancias capitalistas. En todos los países capitalistas, se decidió proteger y asegurar la ganancia capitalista. Sin embargo, las estrategias particulares de cada país fueron diferentes, y conllevaron a resultados diferentes.
Ciertos países pudieron contener hasta cierto punto la pandemia. La base de la estrategia de estos países fue que además de sacrificar a la clase obrera, decidieron tomar medidas tempranas y firmes que pudieran contener la pandemia. Es decir, sacrificaron temporalmente parte de su ganancia a fin de asegurar su ganancia futura. En estos países el cierre de vuelos, la reducción del comercio internacional, las medidas estrictas de cuarentena fueron un factor importante de sus resultados. Otras condiciones como su aislamiento geográfico (Australia, Nueva Zelanda) o la experiencia en pandemias anteriores recientes (Japón, Corea del Sur) también influyeron. Cabe resaltar la situación de China, que tenía algunas ventajas que perduraron de su época de construcción socialista, como una mayor centralización económica y política, así como cierta experiencia de movilización en las masas populares que aún perdura.
En otros países, la apuesta no fue contener la pandemia sino únicamente gestionarla. Simplemente, asegurar que la cantidad de enfermos y muertos no superara cierto umbral. Establecieron el menor número de medidas posibles que pudieran afectar los intereses de los monopolios y retrasaron la toma de medidas hasta donde fue posible. No se cerraron fronteras, ni se redujo el comercio, ni el turismo internacional, la cuarentena se estableció tardíamente, y se desestimó la grave amenaza de la pandemia.
Un caso característico de eso es México. A principios de los primeros contagios en Europa y en Estados Unidos, cuando era posible minimizar la entrada de personas contagiadas en el país, el discurso oficial fue negar la posibilidad, o reducirle importancia. Se habló que eso quedaba como “anillo al dedo”, se pedía continuar “dando abrazos” y saliendo a la calle. Se continuó con eventos masivos y con las giras presidenciales; desde el Gobierno Federal había un desdén a promover de manera clara y temprana la importancia de las medidas básicas como el uso del cubrebocas. La cuarentena inició a destiempo y de forma atropellada. El fin de las clases presenciales se hizo de manera atropellada hasta el 21 de Marzo un mes después de los primeros contagios en el país, sin preparar a los maestros, alumnos y padres de familia. El decreto de Emergencia Sanitaria en palabra impedía los despidos y obligaba a los patrones a pagar el sueldo completo, pero sin ninguna herramienta para asegurar esto. Es decir, se daba el banderazo para el inicio de los despidos y las reducciones salariales. Se cerraban las Juntas de Conciliación y Arbitraje y se impedían las reuniones de más de 30 personas, es decir, se ataba legalmente las manos de los obreros y se dejaba carta abierta a la burguesía. Los monopolios comerciales continuaron abiertos, mientras a la pequeña burguesía y vendedores autónomos se les obligaba a cerrar. La única medida aplicada fue un programa clientelar de préstamo de fondo perdido distribuido por las bases de Morena. La cuarentena terminó una vez que consumido el tiempo aceptable para los monopolios para reducir sus actividades, y en consonancia con los intereses y tiempos de los Estados Unidos. La “nueva normalidad” significó la apertura de sectores “esenciales” como la minería, la producción de automóviles o la producción de cerveza (¡¡!!). Se estableció un “semáforo epidemiológico” para diluir la responsabilidad de la crisis sanitaria de la Federación entre los gobiernos estatales, y así asegurar el regreso al trabajo en cada centro.
Si comparamos este desarrollo con las estrategias de otros países, con gobiernos reaccionarios como el de Trump y Bolsonaro en EEUU y Brasil, con gobiernos socialdemócratas como el de España, o con otros países como Rusia, Francia, Gran Bretaña o Italia, nos encontramos ante la misma situación.
Estas afirmaciones pueden corroborarse si vemos el desarrollo de la pandemia en cada país. En las siguientes gráficas se muestra en color azul el número de casos activos en el tiempo, en verde los recuperados y en morado el número de muertos.
CHINA:
COREA DEL SUR:
JAPÓN:
ESTADOS UNIDOS:
BRASIL:
MÉXICO:
Independientemente de que tan efectiva haya sido la estrategia, en los países capitalistas, ineludiblemente terminaron sacrificando a la clase obrera. En todos esos países la clase obrera está sujeta a su suerte al no poseer los medios de producción. La cuarentena trajo en uno y otro lado, despidos y reducciones salariales, sin manera de poder sustentarse. La privatización de la salud y el desmonte de la salud pública hacían que la calidad de atención que podía tener un enfermo fuera mínima. A su vez, se aprovechó la cuarentena para establecer medidas económicas antipopulares y para acrecentar la persecución a la lucha económica y política del proletariado, bajo la excusa de la pandemia.
Por otro lado, en los países donde ha ocurrido una Revolución socialista y aún perduran en cierto grado conquistas del socialismo, puede notarse una diferencia cualitativa. La clase obrera y los sectores populares, su vida y su economía fue priorizada, y aunque tuvieron que tomarse algunos sacrificios económicos (como el cierre de fronteras, la reducción de comercio y del turismo, por ejemplo), esos sacrificios no implicaban sacrificios en las familias obreras, quienes contaron con medidas de subsistencia adecuadas. Se movilizó a las diferentes organizaciones de la clase y el Partido Comunista para asegurar las medidas sanitarias adecuadas, por ejemplo, en Cuba donde el personal médico se movilizó barrio por barrio para explicar la gravedad del asunto desde el principio. Eso permitió el número de muertos por Covid-19 sea mínimo (República Popular Democrática de Corea y República Socialista de Vietnam), y han contenido la pandemia en la RPDC con menos de 10 contagiados, Vietnam con menos de 500 y Cuba menos de 2600.
CUBA:
VIETNAM:
En todos los países capitalistas se ha intentado ocultar los intereses de clase que se esconden en la estrategia utilizada. El caso de México es característico, pero coincide con la misma línea discursiva de otros gobiernos como el de EEUU y Brasil. Inicialmente se negó la importancia de la pandemia, comparando unilateralmente con otras enfermedades (su tasa de contagio, los síntomas generales, como con la epidemia de Sarampión en la Ciudad de México, etc.), argumentando que los únicos muertos estarían en la población de la tercera edad (como si ellos no tuvieran derecho a continuar viviendo). En un segundo momento que duró varias semanas se pretendió elevar la figura de los responsables de salud, particularmente en la persona de Gatell y en el “modelo” de predicción y la “estrategia” epidemiológica. Se vendieron sus credenciales académicas, y la “cientificidad” de los modelos, se pretendía ocultar con eso el carácter político de las medidas tomadas. Junto con este discurso, se vendió la idea de que no había otra opción, toda otra medida era “dictatorial”, “represiva”, imposible en un país tan poblado y extenso. A mitad de cuarentena el discurso mutó y comenzó a hablarse de la necesidad de volver a la “normalidad”, de la “imposibilidad de los sectores populares de continuar con la cuarentena” (y que alcanzó a filtrarse en algunas organizaciones populares), para esconder la realidad la necesidad de los monopolios del regreso al trabajo. El caso de Vietnam o Cuba muestra que son posibles cuarentenas más amplias, evidentemente, si se toma parte de la riqueza social para asegurar la subsistencia de la clase, que en México eso se traduce en la expropiación de la burguesía. Una vez implantada la idea de la “nueva normalidad” como un hecho, y dado la grave situación sanitaria el discurso se ha puesto a la defensiva. Ya pasó el tiempo de argumentar la exitosa o científica estrategia de “contención”, ahora se habla de la “inmunidad de rebaño” y se justifican los casi 50 mil muertos con las comorbilidades, particularmente la diabetes y la hipertensión.
Frente a este discurso, el que han utilizado los grupos políticos contrarios, particularmente el PAN y algunos medios de comunicación ha sido la contraparte: el total descalabro de la estrategia de AMLO. Utilizan las situaciones dramáticas que vive la clase obrera y los números exorbitantes de muertos y enfermos para mostrar las fallas de la estrategia, pero ocultando las causas y presentándolo como un error del gobierno y no como una necesidad de clase.
Volveremos más adelante sobre el asunto de la pandemia y su gestión desastrosa en México. Por ahora colocar que la crisis económica del capitalismo y la pandemia son elementos imprescindibles del análisis de los comunistas y determinantes para trazar nuestra táctica, elemento que no contemplamos al inicio del año.
Comportamiento general del capitalismo
Los cientos de miles de muertos hoy rebasan los 880,000 y continúan aumentando. Estas cifras son en base a los usos y costumbre de los Estados burgueses, los cuales evidentemente implican una gestión arbitraria de las mismas. Entre los países con mayor número de decesos México se encuentra entre el lugar tercero, en compañía de Estados Unidos, Brasil, Reino Unido y Rusia. Es indiferente la demagogia de uno u otro, o el tipo de gestión de que se trate.
Las acciones y responsabilidad de los Estados burgueses en la magnitud de la tragedia descansan en el modo de producción capitalista y los ajustes necesarios para prevenir y hacerle frente a la nueva edición de la crisis de sobreproducción y sobreacumulación de capital[11]. Estos se manifiestan en la esfera de una ofensiva ampliada contra los trabajadores, la obligatoriedad de la producción por encima de cualquier otro aspecto de la realidad y las políticas de salud: por ejemplo, la austeridad a favor de los monopolios expresada en múltiples medidas: la restricción de pruebas o test, la aplicación de las mismas solo en caso de hospitalización, deceso, etc.
[11] El costo para preventivamente montar un proyecto global que estudie el viroma de los patógenos desconocidos de entre 25 familias de virus en probables animales huéspedes sería de $1.2 mil millones de USD, lo que representa menos del 0.2% de las pérdidas económicas del brote del SARS en Asia en el 2004, menos que la pérdida total en el producto interno bruto debido al crecimiento económico abandonado en Guinea, Liberia, Sierra Leona en 2015 solo durante el brote de enfermedad por el virus del Ébola de 2013-2016, o equivalente a un 0.0006% del gasto militar mundial.
La conducción de la burguesía respecto a la pandemia está determinada por la pugna intermonopolista y la defensa a ultranza de los Estados hacia “sus” monopolios. La rivalidad interimperialista, interburguesa y la lucha de clases no se van a cuarentena. El carrusel de las evoluciones respecto a la vacuna marcará la pauta y es un episodio más de las contradicciones interimperialistas, sobre todo entre China, Rusia, la UE, EU, Reino Unido, Brasil y los países que aguardan silenciosos para obtener beneficios de la misma. A esta dinámica se sujeta la vida humana. En interés de garantizar la ganancia de los monopolios. Y a ello obedecen los vaivenes en las apreciaciones de los Estados frente a la “opinión pública”, los agravios contra las medidas populares que procuran un mínimo de resguardo para su salud y un conjunto de regulaciones en el tema de los medicamentos. Se desestima el carácter de clase de los Estados. Y en base a ello se promueven nociones imprecisas que constriñen al proletariado a elegir bandos entre los burgueses enfrentados. A ello corresponde las valoraciones positivas acerca de la decisión de China en colocar gratuitamente su versión de vacuna en el mundo, desestimando que es un eco más de una audaz campaña para reforzar su penetración en las economías y su papel principal en el mundo. Diplomacia al servicio de la hegemonía mundial y de la batalla por el primer lugar en la pirámide imperialista. La clase obrera y los sectores populares deben reconocerse ajenos a este dilema contraproducente y reconocer en dichas pugnas interburguesas otro motivo más de sus tremendas dificultades y de la necesidad de derrocar el capitalismo.
Es indiscutible que en la pandemia los graves costos de la misma han sido transferidos, de múltiples maneras, a la clase obrera y los sectores populares. Y se alzan por encima de todo los monopolios como verdaderos ganadores. Para ello basta revisar los nombres de las empresas beneficiadas sobremanera a propósito o en el marco de la crisis de salud pública mundial: Amazon, Inovio, Moderna, Novavax, Top Glove, K12, Zoom, Teladoc, Netflix, YouTube, Facebook, Peloton, entre otras. Los monopolios con base en México no se quedan atrás. Por citar un caso: América Móvil, de Carlos Slim, está por adquirir, con el concurso de socios, al Grupo Oi, el mayor operador de telefonía fija y cuarto en telefonía móvil en Brasil, así como tercera de las empresas de telecomunicaciones más decisivas en América Latina.
Existen rasgos generales del comportamiento del capitalismo donde predomina el interés general de acrecentar sus ganancias y transferir cualquier perdida sobre las vidas de la clase obrera de múltiples y variadas formas. Y también se demostró que el capitalismo no puede vivir un solo día sin la explotación del trabajo asalariado, que no se puede poner en cuarentena. Tampoco se detuvo el militarismo, que se incrementó, ni la tendencia del capitalismo a la guerra y la barbarie.
Algunos datos de la recesión económica que apunta hacia una gran depresión económica de prolongada duración y corta recuperación
El número de personas desempleadas en el mundo aumentará hasta los 190,5 millones, según las estimaciones de la Organización Internacional del Trabajo (OIT), 20.5 millones de empleos perdidos tan solo en EEUU (cifra que no se veía desde la gran depresión). Cerca del 60% de la mano de obra mundial (2000 millones) desempeña trabajos informales, mal pagados o que no ofrecen ningún o muy poco acceso a la protección social y los derechos laborales. Más de 630 millones de trabajares en el mundo, es decir, una de cada cinco personas de la población activa mundial, vive en condiciones de pobreza, definida por un límite de ingresos de 3.20 dólares al día. La tasa de desempleo mundial se prevé que cierre en 9.4% al concluir el 2020, con una lenta recuperación porque pudiera presentarse un nuevo brote del virus, según datos de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE). Se trata de una crisis más grave que la del 2008, algunas previsiones como las del Banco Mundial hablan de una crisis más grave que la de 1929 y solo comparable a la de 1870. La contracción en el comercio mundial ha rebasado a 1/5 y se acerca a 1/4. Las pérdidas acumuladas del PIB mundial se cifran hasta el momento en 9 billones de dólares, una cantidad mayor que la que representan las economías de Alemania y Japón juntas.
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[12] Gráfica donde puede apreciarse el comparativo entre la crisis del 2008 con la del 2020. La incierta perspectiva de “rebote” con una recuperación del 5.8% de crecimiento para 2021 está basada en la hipótesis de que la pandemia se desvanezca para finales del 2020.
Posición del movimiento comunista internacional
Colectivamente los partidos comunistas y obreros se han posicionado con responsabilidad:
1.- Demandando medidas urgentes para fortalecer el sistema de salud pública en cada país, así como la investigación científica. Colocando la relevancia de la salud como un derecho y no una mercancía, agitando para poner fin a las privatizaciones, planteando la estatización, centralización y control público. Denunciando que el carácter privado de la salud es una condena a muerte de la clase obrera y los sectores populares.
2.- Exigiendo se garanticen las medidas de protección básica, las cuales inmediatamente se encarecieron (cubrebocas, guantes, antibacteriales) para la clase obrera en los centros de trabajo, la población en general y para la primera línea, es decir el personal de salud. Tal exigencia en consonancia con lo que la realidad fue demostrando, la carencia por un lado, y por el otro la especulación, acentuaron la muerte de personal médico y también la propagación de la pandemia. La experiencia indicó que estas medidas básicas fueron elemento sustancial en aquellos países que han controlado el contagio. Aquí contrastamos nuevamente con la irresponsabilidad de la gestión en México, que hasta el día de hoy, sigue cuestionando el uso del cubrebocas y negando la responsabilidad estatal de asumir su distribución social.
- Protección de los ingresos y derechos de la clase obrera. Pues era previsible una ofensiva de los monopolios, de los organismos patronales para resguardar sus ganancias, y para ello se valen de todos los recursos, desde el recorte de puestos laborales, vacaciones forzadas, recortes salariales y acentuación de la explotación vía el home office. Todo lo que se ve y vive en México también, desde la declaratoria de emergencia hasta el semáforo epidemiológico.
4.- Ninguna disminución de los derechos democráticos conquistados por la clase obrera. Y esto es claro, puesto que los Estados burgueses han sacado ventaja, con leyes, decretos, reformas parlamentarias, como ahora en Grecia que se pretende prohibir las protestas y huelgas, más también en México donde se incrementó la represión, se reforzaron los cuerpos policiales y se avanzó en la militarización.
5.- Poner fin a los bloqueos y otras sanciones injustas. Lo cual es por una parte un ataque directo a los pueblos que restringe así su capacidad de afrontar la pandemia, una condena a muerte por la imposibilidad de adquirir medicamentos e insumos, o recibir la cooperación sanitaria, como en los casos de Irán, Venezuela, Siria; y al mismo tiempo un acto irracional pues impide la solidaridad de países que en ese campo han adquirido una experiencia como es el importante caso de Cuba, cuya estrella ha brillado estos meses al cooperar exitosamente en varios continentes.
6.- Oposición a las intervenciones imperialistas y a las agresiones, así como a los ejercicios militares. Y es que el sistema imperialista no entró en cuarentena, sus planes están activos contra los pueblos y el riesgo de ataques militares latente.
Hace ya un siglo que los comunistas del mundo dejaron atrás concepciones estrechas del trabajo e intervención de masas[13]. Siendo correcta la apreciación de que el socialismo-comunismo es la alternativa al capitalismo y su barbarie, ello no significa dar la espalda a los problemas concretos, menos a un problema tan grave como éste que sobre todo golpea a la clase obrera, que es la que sufre el hambre, la miseria, los despidos, el recorte salarial, los contagios y la muerte, como lo demuestra la estadística del Covid-19. Siendo correcta nuestra tesis de que el reformismo es un rumbo antiproletario, para nosotros la cuestión es como eslabonamos la lucha concreta, el levantar demandas urgentes/inmediatas necesarias con la lucha estratégica, conectarlas con el objetivo del derrocamiento del capitalismo.
En estas condiciones, inéditas, cada partido comunista ha procurado mantener su funcionamiento orgánico y su actividad política, y en conjunto el movimiento comunista internacional ha continuado su actividad, aunque hay obstáculos infranqueables. Por ejemplo el Encuentro de Partidos Comunistas y Obreros no podrá realizarse este año sino hasta el siguiente, igualmente varias reuniones regulares. Pero han surgido iniciativas nuevas como una forma creativa, por ejemplo varias declaraciones. El dinamismo del movimiento comunista internacional tiene como animador la actividad de nuestros camaradas del Partido Comunista de Grecia.
También es un elemento de importancia la situación en los EEUU, donde las manifestaciones antirracistas y antirepresión fueron muy importantes y también expresaron la inconformidad social por la pésima política de salud.
[13] Se cumplieron cien años del clásico del marxismo-leninismo La enfermedad infantil del izquierdismo en el comunismo. Escrita en mayo y publicada en Junio de 1920, con motivo del II Congreso de la Internacional Comunista.
Sobre América Latina, sucintamente
Por otra parte, las mediadas de las alas más conservadoras de la reacción en Bolivia, El Salvador, Brasil, Perú, Chile, muestran que el manejo de la crisis económica y donde no existen serias medidas sanitarias aunado a un devastado sector de salud, resultan en agudización del conflicto socioclasista. En los próximos meses, las tendencias de fuertes choques seguramente se mantendrá teniendo en cuenta que América Latina concentra ya el 25 % de los contagios y aún no está cerca de superar al virus, por lo que las restricciones a la economía continuarán con el principal impacto de las mismas descargadas sobre los hombros de la clase obrera y los sectores populares. La hambruna podría abarcar a 83.4 millones de personas en América Latina para finales de 2020. A pesar del confinamiento ya se anuncian masivas protestas por parte de la clase trabajadora y las fuerzas revolucionarias en Chile, como el Movimiento Patriótico Manuel Rodríguez, ante las nulas medidas económicas para la atención al sector salud, el desempleo, el hambre y por el contrario, la aplicación de medidas represivas y la militarización.
Está por cumplir un año el reinicio de actividad de las FARC-EP a través de la Segunda Marquetalia. Sin duda una decisión política relevante para las fuerzas revolucionarias.
Ignorando a la Asamblea Legislativa Plurinacional, el Tribunal Supremo Electoral de Bolivia (TSE), postergó, por tercera vez, la realización de las elecciones presidenciales y legislativas, que estaban fijadas para el 6 de septiembre, hasta el 18 de octubre del año en curso. De esta manera, prorroga por más tiempo al régimen de facto de la autoproclamada presidenta Jeanine Añez quien logrará estar en ese cargo 13 meses, cuando en noviembre del 2019, tenía solo la tarea de organizar elecciones en tres meses. El anuncio de postergación lo hizo el presidente del TSE, Salvador Romero (nombrado por Jeanine Añez), luego de varios aprietes y amenazas de funcionarios de gobierno, dirigentes cívicos, sectores empresariales y medios de comunicación afines al gobierno de facto que no solo se opone a que se realicen las elecciones el 6 de septiembre, fecha aprobada tras un consenso entre casi todos los partidos políticos, sino que recién el 2021 se convoque a las urnas. La presión de las masas indígenas y campesinas, su movilización y rebeldía serán lo principal para superar el golpe de Estado.
El combativo y diverso movimiento social chileno iniciado con el estallido del 18 de octubre de 2019 se agrupa en la Unidad Social, un gran frente de organizaciones populares que antes de la pandemia inundó avenidas y espacios públicos, pero ha sabido encontrar en esta etapa otras formas de exigir la satisfacción de sus demandas, entre ellas las redes digitales, presencia simbólica en las calles y también huelgas de sectores esenciales. Por ejemplo, una huelga nacional de trabajadores portuarios fue decretada, como forma de presión, a la vez que las cámaras de diputados y senadores debatían el derecho al retiro de 10 por ciento de las pensiones.
Camaradas:
Sobre la crisis económica capitalista, debemos reiterar que el Covid-19 fue un catalizador, pero no la causa, que es como busca el capitalismo descargar su responsabilidad, blanquearse.
En 2008 hicimos un esfuerzo importante por mostrar cual es el carácter de la crisis económica en el capitalismo, en primer lugar como algo inherente al ciclo económico, al sistema, y no solo a la esfera financiera. Veamos lo que al respecto escribió Engels, cuyo bicentenario conmemoraremos en Noviembre:
“…desde 1825, año en que estalla la primera crisis general, no pasan 10 años sin que todo el mundo industrial y comercial, la producción y el intercambio de todos los pueblos civilizados, y de su séquito de países más o menos bárbaros, se salgan de quicio. El comercio se paraliza, los mercados están saturados de mercancías, los productos se estancan en los almacenes abarrotados sin encontrar salida, el dinero constante se hace invisible, el crédito desaparece, las fábricas se paralizan, las masas obreras carecen de medios d vida, precisamente por haberlos producido con exceso, las bancarrotas y las liquidaciones se suceden unas a otras. La paralización dura años enteros, las fuerzas productivas y los productos se dilapidan y destruyen en masa, hasta que, por fin las masas de mercancías acumuladas, más o menos depreciadas, encuentran salida, y la producción y el cambio van reanimándose poco a poco. Paulatinamente, la marcha se acelera, el paso de andadura se convierte en trote, el trote industrial en galope, y por último en carrera desenfrenada, en una carrera de obstáculos en el campo industrial, comercial, del crédito y especulativo, para terminar finalmente, después de los saltos más vertiginosos en la fosa de un crac. Así una y otra vez…
“En la crisis estalla en explosiones violentas la contradicción entre la producción social y la apropiación capitalista. La circulación de mercancías queda, por el momento, paralizada; el medio de circulación, el dinero, se convierte en un obstáculo para la circulación; todas las leyes de la producción y circulación de mercancías se vuelven al revés. La colisión económica alcanza su punto de apogeo: el modo de producción se rebela contra el modo de cambio, las fuerzas productivas se rebelan contra el modo de producción que las ha engendrado[14].”
Está en curso nuestro análisis, pero las señales de la desaceleración primero en la Unión Europea, luego en EEUU y China, extendidas ahora a todo el sistema capitalista, nos muestran la bancarrota del capitalismo, de todas las formas de economía de mercado (neoliberal, nacionalizada o keynesiana, etc). Y que en curso está la agudización de la lucha de clases.
[14] Engels, Friedrich; Anti-Dühring; Ediciones de Cultura Popular; pág. 267-268.
II
Crisis y pandemia en México
En 2008-09 se trató de decir que la crisis estallaba por solo la cuestión financiera, y qué con un capitalismo más humano y prudente podía mantenerse el sistema, hoy día se pretende presentar como causa la pandemia, si bien es cierto que esta no es ajena al sistema esta tiene una lógica aparte. Como ya se había caracterizado antes, México se haya entre el grupo de países capitalistas cuya burguesía optó por una gestión de la pandemia que minimizara en el corto plazo al máximo las pérdidas para los monopolios al costo de máximos sacrificios de vidas y condiciones materiales para la clase obrera, en sintonía con gobiernos que expresan gestiones de giro proteccionista para sus burguesías nacionales como Gran Bretaña, EE.UU., Brasil, etc.
México, al igual que todas las economías capitalistas, experimenta una fuerte crisis de sobreproducción y sobreacumulación. Las exportaciones experimentaron un desplome del 41% en Abril. Sobre todo es severo el escenario para el sector petrolero, particularmente delicado para la actual economía mexicana dada la posición que los lazos imperialistas le obligan en la división del mercado internacional y por la apuesta del gobierno socialdemócrata por incrementar la capacidad de refinación para remontar los déficits. Ya de por sí había signos tempranos de sobreproducción en el sector petrolero con enfrentamientos entre Rusia y la OPEP, que llevaron el barril del petróleo a cotizarse a 35 dólares. Pese a que la mezcla mexicana se cotiza por debajo de los barriles más baratos llegando a menos de 20 dólares por barril (muy lejos de los 49 dólares usados como piso medio para sostener la viabilidad de los proyectos y programas que conforman el plan económico de la gestión socialdemócrata) de referencia sus exportaciones descendieron un 66.4% durante abril. El segundo trimestre del 2020 presentó un descenso en la tasa anual del PIB del 18.9%. Para que tengamos una noción de las implicaciones de esta brusca destrucción de capital sobreacumulado podemos comparar con el periodo de crisis del 2009 donde el descenso anual del PIB fue de 7.7%, con la crisis de 1995 que impactó con un descenso del 8.6%, o con las cifras correspondientes a México durante la gran recesión que en el peor momento entre 1929-1932 presenta un trimestre con descenso del 17.6%.
México es el tercer país de todo el mundo con más defunciones por Covid-19, se encuentra entre los cinco países con más muertes de trabajadores de la salud, según datos de Amnistía Internacional, quien señala a los gobiernos que no rinden cuentas acerca de las medidas y material de protección que brindan al personal sanitario para enfrentar la pandemia por Covid-19. El país mantiene una tendencia de 600 defunciones diarias por Covid-19. La nueva “mortalidad” evidenció que al gobierno federal no le importan las vidas de los trabajadores, sino las ganancias de los grandes capitales. El gobierno socialdemócrata no tiene una estrategia sanitaria clara para atención de la emergencia sanitaria que está determinada por la presión de los monopolios, quienes según sus intereses económicos particulares en cada entidad federativa determinan el color del semáforo sanitario. La pandemia y sus consecuencias a la salud afectaron más de lo previsto en los primeros meses y la tendencia es a que la curva de contagios y defunciones continúe por los menos hasta que concluya el 2020.
La Cuarta Transformación consuma una gestión de la pandemia contraria a los intereses fundamentales de la clase obrera y los sectores populares. Se puede caracterizar como una administración de la tragedia y una orgia plena a favor de los intereses de los monopolios. Y ello no sólo se refleja en los más de 56,000 fallecimientos oficialmente reconocidos hasta el 15 de Agosto (estimándose en una cifra real del triple debido a la baja proporción de pruebas aplicadas), la alta tasa de mortalidad en relación con las cifras de contagio, sino en el aprovechamiento de las medidas “sanitarias” para dar rienda suelta a los propósitos de la burguesía.
La política de salud resultó nefasta, la prioridad es la ganancia no la vida de los pueblos y los trabajadores. Está en curso la crisis económica, los estados cargaran los costos sobre los trabajadores, la desvalorización del trabajo se profundizará, es necesario refutar la idea de que la causa de la crisis es el covid19, pues la crisis estallaría con o sin Covid 19, y es imprescindible que el Partido retome su actividad. El gobierno subestimó la pandemia y no tiene una estrategia clara. Es criminal lo que se ha hecho en algunos casos, los sofismas de las mañaneras y vespertinas, cada argumento técnico tiene un correlato material despiadado, la no aplicación de pruebas rápidas se traduce en no invertir en pruebas, debido a ellos las cifras representan menos del 50% de casos reales, cuando se dijo que la mascarilla no era obligatoria, pese a la experiencia internacional, se traducía en que no había las suficientes reservas para dotar al personal médico. La 4t ha decidido sacrificar los institutos de ciencia, los becarios, que en realidad son trabajadores, la 4t ha preferido extinguir los fideicomisos de ciencia, y los recursos se han dado a los grandes proyectos del capital, y ni siquiera se da al sector salud.
Ello se pone al descubierto en las medidas implementadas a través de todo el aparato estatal: protección a toda costa de la gran producción privada de mercancías; imposición de los intereses fundamentales de las burguesías mancomunadas en el comercio, la industria y las finanzas; así como las decisiones de diferir los informes públicos respecto a cifras de fallecimientos, casos sospechosos, casos activos, etc.
La burguesía implementa a su favor los estragos de la pandemia para insistir en una política de unidad nacional que maniate al proletariado y los sectores populares respecto a los monopolios. A ello sirven las declaraciones de los personeros del régimen en México, que alegan a favor de la “corresponsabilidad” y la “unidad” para velar las terribles consecuencias de su conducción frente a la pandemia y las conclusiones que favorecen la organización obrera y una posible tendencia a la insumisión. Con el argumento contra la “desunión” y la “confrontación artificial” pretenden condenar moralmente a las organizaciones revolucionarias, a los comunistas y a las nociones y prácticas guiadas por una perspectiva política con independencia de clase.
Los llamados de AMLO en el sentido de salir a las calles, y sus juicios sobre la pandemia a la baja disfrazan la coerción para actuar acorde a los intereses de los monopolios, exhibiendo su criminal conducta contra la salud de la clase obrera y las capas populares. A ello se suma una profunda bancarrota del sistema de salud pública, golpeado por el recorte presupuestal, la austeridad republicana, el favorecimiento de la producción de mercancías asociado a la alta generación de plusvalía y las acciones derivadas de la dominación de la burguesía durante décadas y hasta el día de hoy. El impacto de la pandemia no viene solo: se suma el dengue, el sarampión, el crimen desbordado. A la epidemia de la sobreproducción de mercancías le acompaña la multiplicación de epidemias sanitarias y sociales.
En las actuales circunstancias de la crisis sanitaria, todos los sectores de la burguesía revolotean como aves de rapiña. En México, hasta la controversia por el denominado semáforo epidemiológico es redituable para pujar por tal o cual solución a favor de x ó y solución capitalista, en detrimento de otras. Y, sin embargo, habría que recalcar: en estas controversias por aspectos secundarios el proletariado y sus aliados no deben tomar partido. Sino tomar partido exclusivamente por su propia causa. Mientras tanto, los monopolios están en competencia buscando la vacuna y la burguesía mexicana liderada por Slim, entran en esta competencia.
Si bien es una acotación certera que cualquier otro gestor (PRI, PAN, PRD, MC, etc.) no hubiera conducido el país en estas circunstancias por vericuetos menos agónicos, ello en ningún momento debe ser pauta o justificación para elegir la defensa o la continuidad del mal menor, para tomar partido por la gestión de Morena y AMLO. Los datos para interpretación y acción clasista pululan por doquier: los decesos en el país tienen que ver con diferir la atención de todas las personas infectadas, con el amplio plazo temporal que separa la hospitalización en relación a la presentación de los primeros síntomas; la cancelación de pruebas; la negativa gubernamental por utilizar en toda su capacidad a los hospitales privados; los mínimos o nulos plazos de incapacidad laboral; la concentración de los recursos públicos para los propietarios privados, para el capital industrial fusionado con el capital financiero, etc.
Las culpas repartidas a diestra y siniestra, entre los sectores de la burguesía, con motivo de la pandemia, reflejan precisamente el golpeteo con fines de lucro y beneficio. En ello se puede circunscribir tanto la campaña del sofista Hugo López-Gatell contra los monopolios de las gaseosas, como la de sus opositores burgueses que personalizan el fracaso del sistema capitalista así como tratan de ocultar sus responsabilidades, entre otros. Aquí se manifiesta la pugna de unos monopolios en detrimento de otros. Si vemos más allá del discurso, todo concluye en las apariencias. El Estado en México no solo no ha tomado medidas que contraríen los intereses de los monopolios beneficiados por el consumo extenso que favorece la diabetes, la obesidad o la hipertensión, sino que se encuentran estos entre los beneficiados de la gestión socialdemócrata.
La socialdemocracia en México tomo las precauciones para que la economía capitalista continuara su ciclo de producción, circulación y distribución, el gobierno declaro la cuarentena y asegurar que los monopolios no detuvieran la producción, por la lista de actividades esenciales y permitiendo el atropello de la patronal, la burguesía ha cerrado filas en favor de su clase.
Las porras de la 4T a las innovaciones tecnológicas y la fabricación de respiradores de inspiración local, en los marcos de la investigación universitaria, omiten el vínculo y el atenazamiento de todas estas posibilidades a los finos hilos que preponderan a los monopolios y favorecen la división internacional del trabajo. Ninguna medida oficial para imponer cuarentenas largas, ninguna medida oficial para hacer valer el ingreso frente a la patronal, ninguna medida oficial para imponerle a los grandes capitales de la maquiladora de exportación la fabricación masiva de todos los implementos obligados para la defensa de la vida. Al contrario. Todo esto se queda en un plano anecdótico para el proletariado, mientras para la burguesía las iniciativas se vuelven presurosas y urgentes.
Ello exhibe lo inevitable: el capitalismo en su fase imperialista, y México es parte de ello, es el motivo fundamental de la tragedia. El más básico de los procedimientos, y la debida concatenación de acciones, en defensa de la vida, la salida a la crisis sanitaria, a la devastación, a la recurrente crisis del capitalismo, reclaman el socialismo-comunismo. Y la lucha organizada y consciente de los trabajadores y sectores populares en esa dirección.
Golpes directos a la clase obrera
Desempleo
De acuerdo con datos divulgados por el Instituto Mexicano de Seguro Social (IMSS) en abril anterior 555 mil 247 personas perdieron su empleo. En marzo y abril se perdieron 685 mil 840 plazas formales, se trata de la mayor caída en un mes desde que se tiene registro, es decir, desde 1997. Como consecuencia de la caída en el empleo, el consumo y el poder adquisitivo de las familias mexicanas se verán afectados, y es de esperarse que los números negativos persistirán ante la incertidumbre de la actividad económica. La reducción del empleo formal refleja el parón de la actividad a partir de las medidas de distanciamiento social, aunque en una proporción que no registra precedente. Las mujeres trabajadoras siguen siendo las más afectadas laboralmente, sobre ellas recae el cuidado de la salud de sus hijos y padres, la mayoría del cuidado de la pandemia se realiza en las casas, y esto recae en las mujeres.
Aumento de precios en tiempos de pandemia
En el último trimestre los servicios con mayores incrementos de precios fueron los del sector salud como: hospitalización general 5.88%, operación quirúrgica 5.46%, consulta médica 4.78%, análisis clínicos 3.10%, y del sector funerario con 4.13%, en comparación anual y debido a la demanda que existe por la pandemia.
Desde el inicio del confinamiento, los precios de los productos de la canasta básica tuvieron aumentos significativos como el huevo, la tortilla, el frijol, el arroz, el pollo, el aceite, la leche, el azúcar, entre otros. Además de un aumento en material de higiene, limpieza personal, así como el material de salud hasta un 8.62% respecto al año anterior.
A la par monopolios como como Wal-Mart registran aumento de ventas en 12.9%, es decir, un total de 171 mil 334 millones de pesos en el último trimestre, respecto al año anterior.
El servicio de energía eléctrica ha experimentado un incremento en los cobros por parte de CFE que varía desde un mínimo del 10% por hogar hasta un 400%. Debido a la recarga que supone asumir los gastos de la educación desde el hogar y en algunos casos el trabajo en modalidad home office, las familias proletarias y de sectores populares se encuentran con que su nuevo consumo rebasa los límite de la tarifa subsidiada. El organismo gubernamental responde diciendo que se debe al “confort” y al “desperdicio”.
Pérdida del poder adquisitivo
De acuerdo con datos de la Encuesta Nacional de Inclusión Financiera, realizada cada tres años por el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI) durante el 2017 y 2018 cuatro de cada diez personas adultas no pudo cubrir sus gastos mensuales con el ingreso que recibió al menos un mes durante todo el año. Dos de cada tres personas afrontaron la situación pidiendo prestado a familiares y amigos, utilizando ahorros o reduciendo gastos, en casi la misma proporción. Otras estrategias fueron vender o empeñar bienes (17%), solicitar adelantos salarial o trabajar horas extra (16%), esta última poco factible debido a la contingencia sanitaria. Sólo el 42% de los mexicanos pueden afrontar con sus ahorros una emergencia económica equivalente a un mes de su ingreso. El 37% tendría que vender o empeñar bienes y el 15% recurriría su tarjeta de crédito o solicitaría un crédito a una institución financiera.
Reforma a las pensiones, un nuevo atraco contra los trabajadores
No se puede desligar de la valoración de esta futura reforma aprobada por todas las fuerzas de la burguesía, del carácter clasista de la 4T, de la definición de la misma como ejercicio gubernamental de los monopolios. Es, sin duda, la continuidad de una política anti-obrera, contraria a los trabajadores, un eslabón más de la cadena de la esclavitud asalariada. Continuación de la precarización laboral, de la contención salarial y del máximo beneficio para la burguesía. Se mantiene lo esencial, los ahorros de los trabajadores en manos del capital financiero, la descarga de la responsabilidad social para con los trabajadores pensionados sobre de sus individualidades, la explotación de sus capacidades por la burguesía hasta una edad avanzada, todo ello se mantiene.
La reforma, si bien habla de reducir las semanas de cotización de 1250 a 750 deja sin cambios la edad obligatoria para jubilarse: los 60 años, inclusive deja entre líneas la posibilidad de incrementar la edad de jubilación de manera progresiva hasta los 68 años como sugieren los organismos financieros internacionales. Se reserva, como proyecto de ley, ampliar las semanas hasta el millar de las mismas. El incremento de la cuota patronal, diferido por una década, del 5.15 al 13.87%, mantiene muchas maneras de ser evitado o transferido por múltiples mecanismos a costa de la clase obrera. Sobre el incremento gradual a la cuota patronal conviene saber que durante los 23 años que precedieron a la actual reforma los capitalistas mexicanos aportaban una cifra menor al fondo que sus pares de El Salvador (7.75%), Perú (9%) o Haití (6%).
El Estado no incrementa su aportación más a las pensiones de los trabajadores, y reduce el derecho a jubilarse a una mínima pensión garantizada. Sus aportaciones solo se readecuarán, con el fin de enfrentar los efectos negativos del sistema de ahorro AFORE para la misma burguesía. El Estado “ahorrará más recursos” en beneficio del conjunto de la burguesía: se espera que en el tema de las pensiones se ahorre un 40% de lo que en el tema de jubilaciones y pensiones actualmente transfiere. El SUTERM anunció como un triunfo que se regresara al antiguo régimen de jubilaciones y pensiones, pero en el fondo la negociación entre los sindicatos charros y la comisión Federal es únicamente para un sector de trabajadores prontos a jubilarse, los nuevos quedan fuera de este esquema.
La lógica de la pensión del bienestar, una lógica de clase, se abre paso como el agua. Esa misma pensión “del bienestar” que ha desestimado a decenas de trabajadores en edad de jubilarse, absorbe desde el Estado las obligaciones de la burguesía con respecto a los salarios de la fuerza de trabajo y sirve de complemento a la continuidad de la explotación entre los trabajadores de 60 y 80 años. Es la continuidad del incremento “estatal” en la edad de jubilación: 68 años. Y un paso más en detrimento de la jubilación y pensión en los términos ya menguados de las antiguas conquistas de los trabajadores en este campo. No se especifica el plazo “breve” para reducir el cobro de comisiones, lo cual puede concluir no sólo en su conservación sino con seguridad en su ampliación por nuevas vías. La reforma autoriza en mayor medida la inversión de los ahorros de los trabajadores con “fines productivos” y en especial para proyectos de infraestructura. El Gobierno y la burguesía arrebatan mayores tramos de riqueza social producida para la clase obrera –en la lógica que distingue a este gobierno- y los orienta a propiciar nuevos ciclos de acumulación de capital, en el marco de la crisis, que profundizarán la miseria de las masas. Al servicio del Tren Maya, del corredor Transístmico, de la monopolización y modernización del transporte público, etc. Los capitalistas recibirían ingentes recursos y beneficios. Y no estarán comprometidos a nada, ni siquiera en términos formales, sino hasta el plazo escurridizo que significa el periodo entre 2023 y 2030.
Es, pues, la ratificación de las acciones de gobierno por parte de Morena, previas a este hecho. Es la ratificación y perfeccionamiento de las Afore, el gran negocio de los monopolios y el capital financiero. Es, además, la transferencia de mayores volúmenes de capital a estos. Y la norma del momento: un mayor robo a la clase obrera.
La medida para sobrellevar las crisis tiene que ver con mayor represión a través de nuevas legislaciones sindicales. La pérdida de derechos bajo pretexto de “mantener el trabajo”, devela una política de conciliación de clases, es por ello que debemos estar atentos a las nuevas formas de trabajo, el teletrabajo o el trabajo en casa, que se está implementando y que limitan la organización de los trabajadores, hay que estar vigilante de estas tendencias.
Asimismo, dar seguimiento al proceso proletarización de la pequeña burguesía, las nuevas formas de explotación que se manifiestan como el Home Office, que ha traído nuevas características, como que no se respeta el horario laboral, que el trabajador se provea de los recursos necesarios para trabajar, computadora, luz, internet, etc.
Deserción escolar y dificultades para el regreso a clases
En un escenario de desempleo, recortes a los ingresos, nulo apoyo para hacer frente a los gastos en servicios básicos, etc., continuar con los estudios se vuelve aún más difícil, tanto por el aspecto del sostenimiento de una familia proletaria para que un joven pueda estudiar frente a la computadora, alimentarse y dedicar tiempo al estudio, como también a las dificultades técnicas en la modalidad virtual (a distancia) para tomar las clases. Miles de niños y jóvenes ya no van a continuar con su educación, las condiciones materiales de la mayoría de familias trabajadoras impiden que continúen sus estudios.
Con datos de EY-Parthenon, encontramos que el 94% de los estudiantes de universidades privadas en México tiene conexión a internet de banda ancha, mientras que los estudiantes de universidades públicas sólo el 72% tiene esta conectividad. La brecha es más grande en relación al acceso a dispositivos adecuados para estudiar en línea. El 55% de estudiantes de universidad privadas cuenta con su propia computadora o tableta, mientras que para los alumnos de universidad públicas solo el 20%.
Según datos del Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD) se calcula que más de medio millón de mexicanos abandonarán la Educación Superior y los programas de Posgrado debido al Covid-19. La matrícula para el ciclo escolar 2020-2021 en todos los niveles universitarios se reducirán en 15.5% en términos anuales: 800 mil estudiantes desertarán de sus estudios en el tránsito de secundaria a preparatoria, 593 mil desertarán de sus estudios universitarios, 38 mil 567 desertarán sus estudios en posgrado. A la fecha se prevé que en el nivel básico la matrícula se mantenga intacta.
De los poco más de 5 millones de alumnos matriculados en educación privada unos 800,000 se proyecta se transferirán a educación pública. Esto en lugar de ser el efecto de una política económica que busque garantizar el carácter social de la educación en realidad se traducirá en el desempleo que pudiera alcanzar al 25% de los 485 mil 188 profesores empleados, la presión sobre los salarios para los que permanezcan y la recarga de trabajo sin retribución para los profesores de educación pública.
La pugna interburguesa en México: una cárcel para aprisionar a la clase obrera y sus aliados
La Cuarta Transformación, sus más acérrimos contrincantes burgueses y el oportunismo político, sindical, social y cultural coinciden en una cosa: canalizar al pueblo a escoger un bando en las pugnas interburguesas, colocar a la clase obrera y los sectores populares a la cola de las manifestaciones de uno u otro grupo inserto en el campo de los explotadores. Sea que esto cobre vida en la dinámica 4T-BOA, 4T-FRENAA, etc.
Con ello se desvía al proletariado de sus verdaderos fines, de su inmediata acción independiente como clase y sus intereses ligados al porvenir: el socialismo-comunismo. Como PCM insistimos: cerrar el paso al falso dilema “liberales-conservadores”, “neoliberalismo-estado del bienestar”, “izquierda-derecha”, etc. Cerrar el paso al exclusivismo político interburgués. No es el mal menor el camino a seguir, sino la emancipación de clase, la acumulación de fuerzas en este sentido y con esa característica.
La falsedad de estos falsos dilemas se confirma con un análisis leninista concreto de la realidad concreto. Los presuntos rivales están cohesionados en la dinámica unidad nacional y en la negociación permanente que repercute en la defensa de los intereses comunes a toda la burguesía. Así sucede con el T-MEC, con las reformas derivadas de actualizar el marco constitucional y penal a este propósito, con la gestión de los futuros procesos electorales y la adecuación de los instrumentos comunes (INE), la militarización, la precarización y a futuro con la reforma a las pensiones. Son momentos que exhiben una generalidad.
La pugna Morena-PAN Coparmex se resuelve en los marcos de la razón burguesa, a diferencia de la pugna capitalistas-clase obrera y sectores populares, que se dirime por la represión, las restricciones legales o de facto y el crimen. Para salvaguardar la estabilidad del capitalismo y el balance de las fuerzas se alternan las concesiones y los pactos: para redistribuir recursos a las “fuerzas opositoras” por medio de recursos para los estados –con un balance favorable al centralismo; para dilucidar el tema de la “renta universal básica”; o para sacar avante las urgencias de la Cuarta Transformación.
La bandera de la Cuarta Transformación, la lucha anti-corrupción, es la lucha por alternar los beneficiarios de la misma. En ningún momento el actual régimen puede siquiera llevar a consecuencias verdaderas su pugna con los abusos, extorsiones y peculados del pasado reciente. Ella misma está involucrada en esa dinámica. A diario se hacen públicas las nuevas aventuras de latrocinio y las nuevas corruptelas, al amparo del actual gobierno y con el usufructo para los nuevos personeros. Todo se vuelve una simulación, una depuración con fines de clase y una reestructuración burguesa. El combate contra la corrupción, el castigo pleno de los responsables, solo puede ser resultado del Poder Obrero. Del fin de las negociaciones y las concesiones entre los protagonistas de atracos. La negociación real es la salida de los trabajadores del consejo de administración de Comisión federal, ahí está el atentado contra los trabajadores. Otro ejemplo, en el Sindicato Petrolero la sección 11 de Comalcalco denunciaban que las declaraciones de Lozoya no tocaban a dirigentes sindicato de petroleros, eso hace pensar en los tratos en lo obscuro entre los líderes sindicales. El tema de la impunidad orienta hacia conclusiones similares: los nuevos datos acerca del papel criminal del Ejército y su actuación en la desaparición de los 43 estudiantes de Ayotzinapa encontrará en el actual gobierno a su más vigoroso enemigo.
A este respecto corresponde los modernos casos de corrupción, bajo supuesto seguimiento penal. Las grandes figuras del pasado, como Lozoya Austin, entre otros, serán exoneradas en beneficio de la camarilla que ostenta la administración del Estado. El cual utilizará esta oportunidad para inflamar las creencias democráticas del pueblo y su confianza en el capitalismo; reforzar sus posiciones con vistas a las próximas contiendas electorales; la defensa de sus aliados y el uso contra ellos del fantasma del procedimiento penal; y la instrumentación de “testigos protegidos” para golpear a los aliados más activos y ambiciosos (PAN-Coparmex) y limitar su acceso al botín político-económico que representa la cogestión de la administración pública. Mientras se castiga a los personeros de la burguesía encargados de facilitar la aprobación de la reforma energética, la reforma misma, los contratos signados a su amparo, la distribución de energéticos para consumo popular bajo criterios estrictamente mercantiles, la propiedad privada de los capitalistas sobre las riquezas nominalmente del pueblo, nada de ello será revertido pese a reconocer su origen viciado.
Un aspecto en el que no exhiben fisura alguna las distintas facciones burguesas que contienden por encabezar la gestión es el objetivo de fortalecer los mecanismos represivos del Estado. La Ley de Seguridad de Peña Nieto, la legislación “antiterrorista” y los mecanismos internacionales en materia de represión signados por Calderón y Fox, todos ellos se mantienen sin abrogación o cancelación alguna, y se les suma el socavamiento al libre tránsito, la política antiinmigrante endurecida, y la Guardia Nacional creada bajo Obrador. Todo ello será heredado a la siguiente gestión burguesa.
Hoy el Ejército, la Marina, es decir las Fuerzas Armadas de México, adquieren no sólo una legitimidad en el terreno de su presencia redoblada en seguridad pública, sino que cada día son incorporados en mayor medida en la administración pública. Ejemplo es su titularidad en el control de puertos y aduanas. Así, las Fuerzas Armadas parecen convertirse no solo en una especie de capitalista colectivo, sino en una fuerza política burguesa de mayor peso. La prensa afirma que, de manera oficial, las Fuerzas Armadas se encuentran involucradas en labores protagónicas relativas a más de una decena de encomiendas públicas. La 4T es una reestructuración de la dominación capitalista. Y las Fuerzas Armadas aparecen ahí como un aliado, bien sobado, de ese proceso; pero también como un factor de contradicción, más potencial que actual; y un entusiasta aprendiz a la medida de las premuras de los monopolios. La militarización legaliza las acciones policiales de las fuerzas armadas en las calles y el protagonismo que adquieren en la vida pública, hay una respuesta por parte de grupos armados de toda índole, se fortalece su armamento y aparecen grupos paramilitares, autodefensas vinculadas al estado y con una férrea defensa de la propiedad privada, que aparecen en todo el país, es un elemento al que hay que darle seguimiento. La GN ha extendido su actuación en todo el país con el pretexto de luchar contra el crimen, pero sirve a la contención por las posibles protestas.
En análisis previos a desenvolvimientos contemporáneos en torno a la militarización ya se anotaba, por ejemplo, en nuestra revista teórica, que al ser México un país de pleno desarrollo capitalista y número 14 entre las principales economías del mundo, era de esperarse que la clase dominante expresara y resguardara los principales intereses de grupos de poder económico. Y esto independientemente del partido responsable de gestionar gobierno y Estado a partir de 2018.
En la continuidad de los balances sobre el actual gobierno de nueva socialdemocracia se afirmó que impulsaba la militarización del país. Un notable episodio de ello fue la promulgación de la Ley de la Guardia Nacional, o leyes secundarias para la operatividad de la misma. Este golpe a favor de la burguesía legalizó la intervención del ejército en las calles y el uso de su fuerza ampliada a través de la Guardia Nacional: cuerpo militarizado en pos del orden social y previsión frente a la crisis económica.
Estas decisiones fueron acompañadas inmediatamente de la disposición de la fuerza militarizada en labores de contención y destrucción del movimiento migrante, así como para reservar aquellos proyectos de interés al conjunto de la burguesía. Complementadas con normativas que garantizaban la intervención de dicha fuerza, con un marco legal renovado y que no sólo se limitaban al aspecto de la represión sino a la intervención de cuerpos militares o militarizados en funciones de gestión laboral.
El Partido hizo una importante declaración a este respecto durante el mes de mayo, en pleno ascenso gradual de la pandemia por coronavirus, y a la cual tituló López Obrador impone la militarización del país. Ahí se planteaba, en parte, lo siguiente:
“(…) Afirmamos que el gobierno actual ha firmado este decreto aprovechando su propio uso político de la pandemia y canalizando a su favor las pugnas entre los grupos de poder económico. No es casual que el decreto se dé justo cuando se prepara el levantamiento de la cuarentena para que los trabajadores regresen en masa a la producción. Esto mismo ha permitido en todo el país la implementación de medidas de control a través de diferentes cuerpos policiacos, estatales y municipales, o bien dependencias como Protección Civil. El periodo de confinamiento ha sido aprovechado para militarizar de manera silenciosa pero apresurada la vida pública del país.
“Es menester ratificar que el Decreto solo confirma lo que ya ocurría en distintos puntos del país. El Decreto no está, por otro lado, desligado de otras acciones encaminadas al mismo fin, militarizar la conducción de la sociedad: administración militar de hospitales públicos; mayor participación de la Defensa Nacional en la gestión política del país; inclusión de la jefatura de las Fuerzas Armadas en la distribución de la riqueza producto de la explotación asalariada y conformación de entidades empresariales a su interior; desarrollo de funciones patronales del ejército en instituciones públicas; y diversas acciones de co-gobierno con las autoridades de la burguesía: toques de queda ilegales, labores de distribución de alimentos, transporte y producción de insumos o mercancías, etc.
“Es con las acciones de mayor militarización –previas, simultáneas y derivadas del actual decreto– como el Gobierno de la Cuarta Transformación se confirma como un gobierno reaccionario y ajeno a todo proceso transformador. El decreto no es un simple restablecimiento de las condiciones represivas del periodo 2006-2018, sino un desarrollo de las mismas por los monopolios; que implica una participación cada vez más grande de los militares en labores de autoridad civil y no exclusivas del ámbito de la seguridad. Frente a los actos de gobierno de las
Fuerzas Armadas en los barrios, los hospitales y las ciudades, el Partido Comunista plantea la alternativa: gobierno de la clase obrera, de los sectores populares, de los trabajadores de salud, del magisterio, etc. Es decir, lucha por el Poder Obrero, por el socialismo-comunismo.”
Así que el tema de la militarización y su constante ritmo en México es una característica que define al gobierno reaccionario de López Obrador, y es por tanto un elemento de la vida pública a tener presente y dar seguimiento. Vale recordar que tanto el ejército como la Marina siempre han estado presentes en la vida pública del país y han sido también parte de la corrupción y la descomposición del Estado, por tal razón, que hoy se esgrima como argumento que las FF.AA. tendrán una mayor injerencia en tareas de seguridad y combate a la corrupción, lo mismo contra el “huachicoleo”, que en las aduanas y los puertos, no es más que demagogia para justificar y legalizar ésta intervención militar.
En tal situación también se manifiestan los llamados a la unidad nacional, que ha implicado a todas las fuerzas de la burguesía en concretar este patrimonio para enfrentar la lucha de clases y para gestiones futuras.
En relación con los megaproyectos, la afectación de medio ambiente, la destrucción de la selva y la aparición de asentamientos humanos con fines turísticos, la manipulación de cuencas hidrológicas, la explotación de minas a cielo abierto, la destrucción de manglares por dos bocas, el falso debate sobre la energía renovable, cuando el capital lo que quiere es energía barata a costa de la naturaleza, debemos adaptarnos a nuevas condiciones, puede acabar la pandemia pero pueden venir nuevas situación de excepción. Habrá movimiento internacional en relación con el desempleo y la pobreza. Ya hay inestabilidad en el campo por falta de apoyo, los próximos meses estaremos viendo condiciones de inquietud labora en el mundo y en México.
Hoy el Ejército, la Marina, es decir las Fuerzas Armadas de México, adquieren no sólo una legitimidad en el terreno de su presencia redoblada en seguridad pública, sino que cada día son incorporados en mayor medida en la administración pública. Ejemplo es su titularidad en el control de puertos y aduanas. Así, las Fuerzas Armadas parecen convertirse no solo en una especie de capitalista colectivo, sino en una fuerza política burguesa de mayor peso.
La prensa afirma que de manera oficial, las Fuerzas Armadas se encuentran involucradas en labores protagónicas relativas a más de una decena de encomiendas públicas. La 4T es una reestructuración de la dominación capitalista. Y las Fuerzas Armadas aparecen ahí como un aliado, bien sobado, de ese proceso; pero también como un factor de contradicción, más potencial que actual; y un entusiasta aprendiz a la medida de las premuras de los monopolios.
El conflicto clase contra clase y la tarea del Partido Comunista
Para los capitalistas el gobierno tuvo tolerancia y les permitió continuar la explotación, pues fueron muchas las fábricas y empresas que no pararon labores, y con la nueva normalidad (decretada en el momento de mayor número de contagios diarios) se consintió el regreso a labores ahí donde los trabajadores habían conquistado mediante paros y protestas el irse a casa con sueldo, con lo que escoge respaldar las ganancias de los capitalistas por sobre la vida de los trabajadores. Esto evidencia el carácter burgués del actual gobierno, su supeditación a los monopolios. El congreso sesionó y aprobó medidas ad hoc, y aprobó el TMEC sin oposición. El poder de los monopolios tiene intereses comunes y Obrador los representa.
Después del 82-83 qué inicia la gestión neoliberal, la hegemonía de la dictadura de clase enfrenta contradicciones, Gortari, Cedillo, Fox, Calderón y Peña nieto representaban solo una parte de la clase dominante, que lograba imponerse al conjunto de la clase; Obrador al principio tampoco representaba al conjunto de la clase, ahora lo ha logrado: Obrador apostaba a otra forma de gestión del capital, bajo esa expresión debía romper con el T-MEC sumarse al capital chino y ruso, lo cierto es que dejo de lado eso, y al día de hoy Obrador logró obtener la representación general de los intereses de la burguesía y no podemos hacerle una sola concesión; nuestra táctica tendría que precisarse en términos de ya no preocuparnos sobre si quedamos atrapados en la pugna interburguesa, finalmente las fracciones burguesa hoy actúan como un solo bloque contra la clase obrera; esta etapa de la dominación puede extenderse más allá de este sexenio con Obrador o con cualquier otro personaje, la burguesía encontrar la solución a la inestabilidad de los últimos 18 años.
Esta conclusión también ha sido demostrada con la firma del T-MEC, pues los monopolios de México, Estados Unidos y Canadá son los verdaderos beneficiarios del tratado. Por si faltara más evidencia el 8 de julio López Obrador acompañado del Consejo Asesor Empresarial se reunión con Donald Trump y un grupo de capitalistas norteamericanos. Las implicaciones de tal acuerdo serán lesivas para la clase obrera, tal como ocurrió con el TLCAN, por tanto, es falso que sea la puerta para que permitirá a los trabajadores hacer frente a la crisis económica. El capítulo laboral del TMEC es la hoja de parra que envuelve la entrada a una alianza interimperialista en que los monopolios de los países implicados cierran filas para consolidar un bloque económico con características proteccionistas que les permita fortalecerse en la disputa por la cúspide de la pirámide imperialista, y que previsiblemente les lleve del choque económico al militar con sus rivales.
Aunque los monopolios de Canadá, Estados Unidos y México, han dirimido parte de sus diferencias en torno a objetivos comunes, esto no implica que las contradicciones entre ellos desaparezcan. Tal cuestión se reproduce al interior de México, los capitalistas mexicanos en defensa de su interés común como clase social colocaron a López Obrador en la presidencia, pero esto no despareció las discrepancias entre ellos. Esto explica por qué López Obrador tuvo un apoyo prácticamente unánime y manifiesto para las reformas constitucionales requeridas para la aprobación del T-MEC, pero al mismo tiempo se enfrenta con sectores de la misma burguesía (pequeña burguesía y estratos de la misma clase no favorecidos por el T-MEC) que no están del todo conforme con su administración y se expresan en agrupaciones como el Bloque Opositor Amplio (BOA) y Frente Nacional Anti AMLO (FRENA).
Es erróneo ver una querella irresoluble entre estos grupos opositores y la burguesía que acompañó AMLO a Washington; de hecho, en esta posición el conjunto de la burguesía mexicana tiene a su reserva política para sustituir la gestión “socialdemócrata” de AMLO cuando ya no la consideren de utilidad. La “polarización” entre el gobierno de AMLO y su oposición de “derecha” es únicamente aparente, ambos grupos resguardan los intereses de los monopolios, por tanto, no debemos dejarnos desorientar por los conciliadores, la clase obrera no debe encerrarse en el falso dilema de elegir uno u otro grupo burgués, sino que debe afirmar sus intereses como clase e impulsar la verdadera polarización que escinde a la sociedad: capital/ trabajo o clase obrera frente a los monopolios. La dinámica crisis-guerra es un elemento muy importante para considerar. Hay claras pruebas de la transferencia de los recursos públicos a las diversas manifestaciones del capital en la 4T. AMLO es un enemigo más peligroso (que los antiguos administradores del Estado burgués), pues no sólo representa a la burguesía, sino que perfecciono el dominio de la burguesía. La política favorable al capital ha continuado su marcha, la política antimigrante, los megaproyectos; la lucha de clases no se detuvo, aunque algunas fuerzas anticapitalistas asociaron cuarentena a desmovilización.
Por tanto, ante la aprobación del T-MEC y la crisis económica mundial que ya se avizoraba y se agudizó con la pandemia del Covid-19, la clase obrera tiene solamente un camino: la lucha abierta contra los monopolios nacionales y extranjeros. Los caminos del porvenir para los trabajadores son la lucha contra el desempleo y la precariedad, contra los recortes al presupuesto social y los despidos, la lucha contra el recorte salarios y el sindicalismo colaboracionista (charro). En este camino la clase obrera no está sola, cuenta con los sectores populares (pequeños comerciantes, trabajadores precarios, campesinos) y los pueblos originarios, para emprender una lucha anticapitalista y antimonopolista.
Corresponde al Partido Comunista tomar iniciativa. La disputa política interburguesa no puede ser dejada como la única elección para el proletariado, ni para los sectores populares. De lo contrario todo se torna una lucha por el mal menor. Tenemos que llevar adelante con audacia nuestra política revolucionaria, demostrar que hay una política propia de la clase obrera, por sus intereses y objetivos inmediatos e históricos, y que esa política representa el interés general de todos los explotados y oprimidos, de todos los de abajo. Por ello en el BP se viene reflexionando, y lo trasladamos como una propuesta al CC para que considere si lo asume: irrumpir con movilizaciones, con una jornada de lucha directamente política en la Ciudad de México y otras ciudades importantes del país.
La política burguesa de la socialdemocracia en el movimiento obrero
Desde el inicio de la gestión socialdemócrata de López Obrador afirmamos que en el ámbito sindical ésta haría movimientos de gran calado para mantener el control sobre los trabajadores y los sindicatos. Con la firma del T-MEC se ha propagandizado como una preocupación de los gobiernos de los tres países involucrados y de sus principales centrales sindicales el tema de los derechos laborales, a grado tal que se elaboró un capítulo sobre el tema en el propio tratado, con el cual han hecho creer a las bases trabajadoras, en el caso de México, de que ahora si van a poder mejorar sus condiciones laborales en los marcos del libre comercio, pues a diferencia del primer tratado de libre comercio, el TLCAN, donde fueron ignorados los derechos laborales siendo barridos de la vida económica muchos sindicatos tanto de empresas privadas como paraestatales (Un ejemplo es en el puerto de Veracruz tanto los trabajadores sindicalizados de la Compañía Industrial Veracruzana, S. A., como de la Unión de Estibadores y Jornaleros del Puerto de Veracruz).
En cuanto al tema de las reformas laborales aprobadas el año pasado, sobre todo lo que tiene que ver con la libertad sindical, queda demostrado que en los hechos es una simulación ya que a pesar de apelar a ella en diferentes centros de trabajo, lo mismo en dependencias gubernamentales como la Secretaría de Comunicaciones y Transporte, donde ya de por sí había seis sindicatos nacionales, los trabajadores han formado el Sindicato de la Concertación Nacional de Trabajadores de la Secretaría de Comunicaciones y Transportes (STC) para desplazar de la titularidad del CCT al Sindicato Nacional de Trabajadores de la SCT; que en paraestatales como Pemex, donde la lucha de las más de quince organizaciones disidentes en las 36 secciones en el país que intentan democratizar el Sindicato de Trabajadores Petroleros de la República Mexicana, se ha dividido y dispersado con la creación y toma de nota de otro sindicato, el Sindicato de Petroleros de México, Petromex, que por minoritario realmente no tiene un peso suficiente que permita desplazar a los líderes colaboracionistas del STPRM, ya que de los más de noventa mil trabajadores petroleros, Petromex apenas tiene cinco mil afiliados y necesita por lo menos el apoyo de 45 mil trabajadores para conquistar la titularidad del CCT, pero que en su afán de minar la fuerza de los líderes charros del STPRM, procede a golpear su propio contrato colectivo; lo mismo podemos afirmar del Sindicato Nacional de Trabajadores del Seguro Social, SNTSS, donde algunas disidencias sindicales han optado por la creación de otros sindicatos como el Sindicato Nacional Libre de los Trabajadores del Seguro Social (SNLTSS), otra vez fraccionando la lucha de los trabajadores de la salud; anteriormente haciendo esfuerzos para agruparse como oposición a los colaboracionistas y hoy enfrentados entre sí llegando en casos a expresar posiciones igual o más colaboracionistas que los charros con tal de ganar el favor del gobierno, o en general en el sector salud sindicatos como el Sindicato de Trabajadores del Sistema Nacional de Salud, sección 1. Además de que en el caso de los sindicatos colaboracionistas del sector salud, todo parece indicar que tienen acuerdos ocultos con el gobierno federal, como patrón de los trabajadores, para poder actuar tanto ellos como la patronal con total impunidad en contra de los trabajadores de la salud desde que comenzó la emergencia sanitaria por la Pandemia de Covid-19. Así podemos seguir enumerando en otros sectores, otros esfuerzos sindicales que no logran tener la fuerza suficiente para oponer realmente una alternativa que verdaderamente luche por la defensa de los derechos de los trabajadores, pero que pasan a aislarse de la base que influenciaban en mayor o menor medida dentro de las filas de la misma organización sindical. Una excepción a la regla que ha dado pasos para transformar un movimiento en organización permanente es en el sector maquilador de la frontera norte donde el Sindicato Nacional Independiente de Trabajadores de Industrias y Servicios, pelea contra la patronal, los líderes charros, que se haya bajo presión para no rebasar y avenirse a los términos que le permita la 4T.
Si bien hay esfuerzos honestos en estas luchas, para todos ellos la situación es realmente dura, ya que además de no lograr sumar a la mayoría de las bases trabajadoras de sus centros de trabajo, todavía deben enfrentar las maniobras de los líderes colaboracionistas y de la patronal y la complicidad del gobierno municipal, estatal y federal, que alcanza incluso el despido injustificado y en casos extremos, la cárcel. Aunque varios de estos nuevos sindicatos tienen una política de relaciones amplia, es posible ver detrás de ellos, en esta táctica de crear sindicatos al amparo de la reforma laboral del año pasado, para confrontar a los viejos sindicatos y sus líderes charros, la mano de la vieja socialdemocracia, el PRD y algunos de sus líderes históricos como Cuauhtémoc Cárdenas o Alejandra Barrales.
El sindicalismo directamente impulsado y promovido por Morena es sindicalismo corporativo. Se expresa, a la fecha, sobre todo en los grandes sindicatos de industria. Pero al parecer es en el ámbito de los grandes proyectos de la 4T en donde este sindicalismo acusa determinados rasgos. Un ejemplo de sindicalismo de este tiempo es el de la CATEM y sus afiliadas, especialmente el denominado Sindicato Nacional de Infraestructura. Por los datos digeridos a la fecha puede afirmarse que no parece ser un simple competidor más, sino uno que amasa determinadas características que pueden distinguirle de los demás sindicatos pro-patronales y para subyugar a la clase obrera. Este sindicalismo no es, como afirma el relato, alternativa al corporativismo, sino desarrollo y perfeccionamiento del mismo. Las medidas para sobrellevar las crisis, mayor represión, las nuevas legislaciones sindicales. Bajo pretexto de la libertad sindical que promueve la 4t, se está fragmentando la unidad de la clase. La pulverización del sindicalismo bajo la idea de la “libertad sindical”, para generar contradicciones dentro del mismo sindicalismo. La pérdida de derechos bajo pretexto de mantener el trabajo, una política de conciliación de clases, hay que estar atento a las nuevas formas de trabajo, el teletrabajo o el trabajo en casa que se está implementando que limita la organización de los trabajadores, hay que estar vigilante de estas tendencias.
Este sindicalismo es abiertamente pro-monopolista, pero con una sobresaliente ideología socialdemócrata en torno a la colaboración de clases. Se encuentra asociado definitivamente a los monopolios de los grandes proyectos burgueses de la 4T en todos los niveles de gobierno y que en diferentes casos han tenido un papel preponderante desde la anterior gestión gubernamental. Un caso de estos monopolios es Grupo Azvi y sus distintas manifestaciones empresariales; entre otros. La cúpula de este sindicalismo no está asociada a las antiguas figuras del sindicalismo de protección. Más bien parece responder a la dinámica del obradorismo: el único ente social con legitimidad para organizar “al pueblo” es El Estado. El Sindicato se transforma en otra oficina de gobierno con el encargo de administrar los intereses de la burguesía en su conjunto. Sus funcionarios son experimentados funcionarios de Estado, así como antiguos “representantes populares”, reclutados entre todos los partidos, quienes pudieran parecer desempleados del Poder o desestimados para cargos públicos, pero en realidad han sido reservados, no obstante su poca o nula experiencia en el control sindical, a esta nueva labor que sus jefes políticos y de clase resaltan esencial. A decir de este sindicalismo, participan al menos en los 147 proyectos de infraestructura del Plan Nacional de Infraestructura de la 4T. Es de subrayar las autodefiniciones y la retórica de los jefes de este sindicalismo, el cual viene a subsanar los inconvenientes que el otrora corporativismo dominante presenta para la misma burguesía: “sindicalismo impulsor de las grandes obras de infraestructura a nivel nacional”; “colaborador de empresarios, gobierno y trabajadores para concretar los grandes proyectos”; “instrumento del éxito social y político de México”; “oposición a los sindicatos blancos”; “garante de la participación de todos para beneficio del país”; etc.
A decir de los dirigentes de este nuevo sindicalismo corporativo, éste tuvo su origen en una necesidad de las empresas constructoras y de los Gobiernos municipales, estatales y federal, encargados de la construcción de obras de infraestructura, y que requieren de una organización de trabajadores que les garantice paz laboral, un servicio adecuado y trabajadores calificados, para asegurar el éxito en los proyectos desde su inicio hasta su conclusión.
La colaboración de clases se expresa así: “cuidar del trabajador, sin descuidar al empresario para favorecer la continuidad de la inversión en la localidad de que se trate”. O en este sentido: “defender los derechos de los trabajadores y cuidar a los empresarios como inversionistas, generadores de empleo y riqueza”. Al tiempo que se reconocen como sindicalismo amigo del empresario, pretenden aglutinar miles de trabajadores en las ramas en que se encuentren, en primera instancia las de la construcción y refinación. En la formalización de sus secciones son incluidos la Canacintra y las Federaciones empresariales de rama, entre otros. Una identidad de su carta de presentación: no realizar ningún tipo de paro y apegarse estrictamente a las nuevas leyes laborales.
Si bien se manejan bajo el discurso de que son, pese a las pruebas en sentido contrario, ajenos al Poder, son el instrumento refinado al servicio de la administración pública y la iniciativa privada de las ramas en mayor medida afectadas por la crisis de sobreproducción y donde se concentra el auxilio estatal o bien en aquellas donde el Estado tiene protagonismo o bien ampliará el beneficio privado. Si bien el discurso es de paz respecto al antiguo corporativismo, se puede decir que aparecen como la punta de lanza de la reestructuración del dominio burgués en el sindicalismo en México.
Nosotros desde la Segunda Conferencia Obrero Sindical establecimos como una orientación en el trabajo sindical que no era deseable fraccionar la lucha de los trabajadores en los sindicatos, que lo que había que reforzar era la unidad sindical desde la base, y sólo en aquellos sindicatos donde ya hubiera una disidencia consolidada, trabajar con esas disidencias al interior de los sindicatos, pero siempre buscando la unidad de todos los trabajadores en sus centros de trabajo.
Hay un sinfín de problemas que en el Comité Central deben ser analizados para encontrar la táctica sindical adecuada en este periodo que permita que nuestra intervención sea lo más certera y contundente en lo que afirmamos es la columna vertebral del trabajo partidario. Los temas más urgentes son: el capítulo laboral del T-MEC, qué significa realmente el Acuerdo 23-A del T-MEC, qué son el Consejo de Coordinación para la Implementación de la Reforma al Sistema Laboral, el Centro de Conciliación y Registro Laboral, los agregados laborales, por mencionar los que en este periodo se van a implementar.
Y analizar como parte de los mismos problemas situaciones laborales anteriores, que abonaron el camino para el Acuerdo 23-A del T-MEC, tales como los recortes de los CCT, que iniciaron de manera progresiva en el 2010 y tuvieron su punto culminante durante el 2019; los recortes de los derechos sociales: IMSS, INFONAVIT, AFORE; y la Pandemia de Covid 19 y sus efectos en el mundo laboral y la actitud pasiva y de postración de todas las centrales sindicales colaboracionistas y socialdemócratas.
Pero, ¿qué podemos advertir con los elementos aquí vertidos ahora?
Que la nueva socialdemocracia y las centrales sindicales colaboracionistas intentan convencer al proletariado de los tres países de las bondades de las regulaciones internacionales en materia laboral para que las haga suyas y que en general acepte como bueno para sus intereses de clase el T-MEC. Con lo que tanto la nueva socialdemocracia como estas centrales se reafirman como los principales colaboradores de los monopolios y de la burguesía imperialista de estos tres países, manteniendo así un control férreo de la única fuerza capaz de oponerse a ser carne de cañón en la guerra comercial y ante los embates de otros polos imperialistas.
Una política que exprese los intereses de la clase obrera, los sectores populares, de todos los explotados y oprimidos
Sin dejar de lado sus diferencias, sin atenuar sus pugnas que surgen como resultado de los intereses económicos que expresan, la burguesía puede unificarse rápidamente en defensa de los intereses generales de su clase, y López Obrador logró en estos meses convertirse en el representante de esos intereses generales, dando la espalda a las ideas populistas que expresó varias décadas, y también dando la espalda a una buena parte de la corriente popular que electoralmente lo respaldó.
La ratificación del T- MEC fue la demostración de que la gran burguesía mexicana y los monopolios a nivel nacional y del conjunto de América del Norte, cerraron filas con la corriente proteccionista del capitalismo, impulsada por la administración estadounidense, antes que con diversificación de mercados con el polo imperialista chino. En lo esencial la burguesía mexicana cierra filas con sus intereses como clase en conveniencia con el T- MEC que retrataron bien los grandes capitalistas del Consejo Empresarial Mexicano que encabezan Ricardo Salinas Pliego, Carlos Hank González, Bernardo Gómez, Olegario Vázquez y Daniel Chávez. Sin embargo, al interior del mercado mexicano las disputas interburguesas continúan y en menores medida expresan sus contradicciones respecto a la administración capitalista del Estado burgués mexicano. De ahí el apoyo unánime de la clase burguesa a López Obrador a quien lo mantienen como un pilar viable de la dictadura burguesa para administrar la crisis, a pesar de los sectores opositores burgueses y sus ínfimas expresiones políticas.
No obstante, quienes expresan una mayor beligerancia son aquellos que disputan por el monopolio de las drogas, es decir el sector del crimen organizado, quienes en los últimos meses han incrementado su accionar militar y de violencia en estados de República Mexicana, amenazado a figuras del gabinete seguridad como presión, lo que refleja que la economía del crimen no logra acuerdos duraderos en los tiempos de la 4T. Aunado a la estrategia de monopolios económicos y de comunicación estadounidense, interesados en golpear a las administraciones federales pasadas mexicanas de Felipe Calderón y Enrique Peña Nieto para respaldar la administración de AMLO. Los casos de juicio de Genaro García Luna, los llamados a cuentas de Tomás Cerón de Lucio, extitular de la Agencia de Investigación Criminal (AIC) y las “nuevas” líneas de investigación del caso de los 43 compañeros normalistas desaparecidos de la normal de Ayotzinapa, así como el caso de Emilio Lozoya ex director de Pemex.
Frente a la situación política y de ataques de la burguesía en conjunto contra la clase obrera que se aceleraron a pesar del confinamiento hay que valorar como positiva la intervención del Partido a través de distintas organizaciones sindicales y de masas. El aparato de cuadros partidarios fue el motor esencial de organización y agitación entre el sector de trabajadores médicos para movilizarse el pasado 1 de julio. A pesar de las amenazas y represalias de los directivos del IMSS e ISSSTE y al margen de los sindicatos conciliadores; los trabajadores de la salud salieron a la calle en varios estados la República Mexicana. Pero lo más importante, las protestas continúan, pero no se quedan sólo en las quejas y exigencia de insumos. La Unión Nacional de Trabajadores por la Salud de México acordó realizar un congreso constitutivo para coordinar la lucha a nivel nacional con un sólo programa y una organización al margen del sindicato conciliador con el gobierno, los directivos y omisos ante las muertes de sus compañeros trabajadores de la salud y derechohabientes. Como positivo y necesario la orientación de la CSUM para impulsar entre el sector más avanzado de los trabajadores de la salud posiciones avanzadas que los pertrechen para asumir la vanguardia entre sus compañeros en previsión de una futura agudización del conflicto. Sobre la creación de nuevos sindicatos, es una política del Partido no dividir a la clase, pero yo insistiría que hay que analizar el momento de acuerdo con la valoración de las condiciones, y los trabajadores en última instancia son los que determinaran la creación. Es actual la consiga de los comités de defensa comités de solidaridad popular, el episodio de la refirma nueva al sistema de pensiones sería importante que avanzáramos en la propuesta partidaria de este punto, para tener las líneas de intervención. No tenemos que desmovilizarnos, al contrario; debemos reactivar la actividad política. Necesaria la intervención en los centros de trabajo y las zonas donde actúan los comunistas, ya que al parecer no se ha implementado por todo el partido. Tomando en cuenta esa y otras experiencias recientes los cuadros partidarios ensayan nuevos intentos por planificar los estallidos entre sectores desempleados y precarizados, tales como el fortalecimiento del Frente de Trabajadores en Lucha en Morelos, la irrupción de Resistencia Artística Nacional en la CDMX, la intervención como Frente Amplio de Lucha para agrupar elementos desorganizados del estallido anti represión en Jalisco, etc. Pasos importantes hacia una línea de resistencia y acumulación en dirección ofensiva de la clase obrera ante las constantes agresiones del gobierno socialdemócrata y la burguesía en tiempos de pandemia. Acciones de intervención política que señalan la necesidad de que el Partido construya, llame y agite en torno a la necesidad de un frente opositor contra el gobierno socialdemócrata desde una posición política de clase contra clase, anticapitalista, antimonopolista y antiimperialista.
El Partido tiene que endurecer su posición. Debemos denunciar el carácter de clase de este estado. Obrador ni siquiera representa la corriente patriótica, a la que nosotros no suscribimos, el gobierno de Obrador es un gobierno puro y duro de los capitalistas y tenemos que chocar con él. De ahí de recalcar la necesidad de combatir las posiciones obscurantistas en torno a la enfermedad que siguen siendo bastante abundantes… hace falta redoblar el trabajo en los sindicatos, entre los sectores de los trabajadores que se movilizaron aun no estando sindicalizados, hay que realizar una autocrítica en ese punto, hay que tomar en cuentas la cercanía de las elecciones y lo que va a implicar. Refutar la idea de obrador de que el problema es la corrupción y no el capitalismo. Señalar la falsa disyuntiva en la que se quiere colocar a la clase obrera de elegir entre la 4t y la derecha, nosotros no nos ceñimos a eso, nuestro enemigo es el capital y hay que apuntar contra ella, señalar al conjunto de la clase burguesa. Hay que desnudar a la 4t y al mismo a su oposición, en ningún sentido nuestra crítica va paralela a la oposición reaccionaria.
Poco a poco los frentes de intervención política del partido adquieren experiencia y construyen de acuerdo a sus capacidades y recursos militantes una ruta de intervención política entre el movimiento obrero, la mujer trabajadora y las capas populares organización para enfrentar la embestida de los monopolios en tiempos de pandemia. Hay que contrastar la situación actual de crisis económica y sanitaria con la de un gobierno socialista. Enfatizar en cómo se ha manejado la pandemia en países socialistas y los capitalistas. Ha faltado dar énfasis a lo que han hecho los camaradas cubanos de cómo manejan la pandemia, eso a nosotros nos sirve. Los cientos de miles que recorren las calles ofreciendo su trabajo, los que tienen hambre y abarrotan los comedores públicos de limosna, las familias trabajadoras desesperadas, etc., no son ningún fantasma, sino una realidad dura y cruel la que recorre las ciudades y pueblos, las calles buscando sobrevivir, y ahí germina el descontento, que nosotros tenemos que orientar y organizar, ante una necesidad tangible: el día a día, el pan de hoy, el pan de mañana. Cabe una campaña del PCM para organizar manifestaciones de trabajadores despedidos injustamente y que no tiene manera de defenderse.
Cuando hablamos de fuerzas nuevas que habrán de nutrir la corriente anticapitalista y antimonopolista, es decir la alianza social necesaria para aliada y dirigida por el proletariado derrocar al capitalismo, precisamente hablamos de que las condiciones objetivas hacen que contingentes significativos de la masa sean susceptibles de la politización revolucionaria: hablamos del proletariado y el destacamento principal que es la clase obrera industrial, el ejército de reserva, los desempleados, los pequeños burgueses que hoy de manera acelerada se proletarizan, de los campesinos pobres, y entre todos ellos, con sus demandas y banderas propias la mujer trabajadora y la juventud.
Explicar a la clase y a los sectores populares que los bárbaros ataques en su contra no son obra de la providencia, exclusivo efecto del virus, o personal designio de una de las facciones de la burguesía en pugna, la raíz de la crisis es el capitalismo y su superación la salida. Seguir oponiendo nuestro programa al programa demagógico y burgués de la socialdemocracia en cada una de las aristas de la situación creada. La crisis y la pandemia no significan directamente mayor politización, esto es caer en el espontaneísmo en el que caen algunas organizaciones, algunas de estas niegan la razón de ser del Partido. La politización se genera en la intervención directa con la clase, no en redes sociales. Sólo el poder obrero castiga y extingue la corrupción, solo la economía planificada bajo el control de nuestra clase puede asegurarnos salud, educación, vejez digna, armonía entre naturaleza y producción. Organizar los conflictos, cualificar los choques previsibles mediante la orientación de acuerdo a los planes elaborados por las células, comités y secciones de los camaradas que intervienen. Multiplicar en este escenario la propaganda, la agitación, el reclutamiento, la presencia comunista.
Tenemos ahí camaradas, la materia prima del proceso revolucionario.