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Sobre la precariedad e inestabilidad laboral de la juventud mexicana

 

 

Por Aldo Campos

 

En los países capitalistas, una tasa de desempleo del 0% es prácticamente una utopía. Todos los días en México son despedidos una gran cantidad de trabajadores y trabajadoras. A partir de ese momento comienzan a ser parte del vasto número de proletarios desempleados que   se ven forzados a ofrecer urgentemente su fuerza de trabajo a cualquier otro empleador. Sexenio tras sexenio aparece un nuevo candidato prometiendo crear más empleos y mejorar las condiciones laborales de los millones de obreros y obreras que laboran en los distintos sectores de la economía. Al final las promesas nunca se concretan o lo que se concreta no es lo que se prometía.

De acuerdo al censo de población y vivienda 2020 realizado por el INEGI, hay poco más de 126 millones de habitantes, de los cuales aproximadamente 31 millones son jóvenes de entre 15 y 29 años de edad. Conforme a la misma fuente, la edad promedio de la población en México es de 29 años, lo que confirma la creencia popular de que es un país de jóvenes. Con base en los resultados de la Encuesta Nacional de Ocupación y Empleo del INEGI, al mes de febrero de 2021, la Población Económicamente Activa (todas aquellas personas en edad de trabajar que cuentan con un empleo o que se encuentran buscando uno) fue de 55.5 millones de personas. Si para el mismo mes, la tasa de desocupación (porcentaje de la Población Económicamente Activa que se encuentra desempleada) fue de 4.4%, hubo aproximadamente 2.5 millones de personas sin trabajo, lo que significa que posiblemente 2.5 millones de familias se vieron afectadas directamente por la falta de un ingreso que pudiera llevar a sus hogares los insumos básicos necesarios para tener una vida digna.

A pesar de que el desempleo es  grave, existe otro grave problema: la precariedad e inestabilidad laboral que padecen millones de trabajadores y trabajadoras en el país, principalmente los jóvenes. Sin temor a equivocarse, se puede afirmar que la mayoría de los trabajadores en México están insatisfechos con sus salarios, los cuales son tan reducidos debido a que la mayor parte de las ganancias de una empresa se las llevan un puñado de personas: los patrones o dueños de las fábricas, maquiladoras, empresas, etc. En otras palabras, la riqueza se la embolsan los capitalistas o burgueses que lucran y se benefician con la fuerza de trabajo de las grandes masas de obreros y obreras en México.  Hay otra serie de problemas que precarizan la vida de un gran número de proletarios en México, como la falta de todas o algunas prestaciones laborales con las que deberían contar todos los trabajadores, las cuales beneficiarían tanto a ellos como a sus familias. Algunas de estas prestaciones son: un mayor número de días de vacaciones, seguro médico, aguinaldo, vales de despensa, fondos de ahorro, bonos por productividad, etc. Otros problemas comunes que afectan a la clase obrera mexicana son los despidos injustificados, empleos que no le generan antigüedad al trabajador, jornadas laborales más extensas de lo acordado en el contrato laboral (si es que lo hay) sin ninguna remuneración extra, acoso laboral, el outsourcing o trabajo por subcontratación, etc. Es muy común en México que las condiciones laborales de millones de trabajadores sean deplorables, que sus derechos laborales sean violentados frecuentemente por sus patrones y que por desgracia, una gran cantidad de trabajadores ni siquiera se entere cuando están siendo violentados sus derechos.

De acuerdo a datos del anuario estadístico de educación superior de la ANUIES, en el ciclo escolar 2019-2020 se graduaron 826,817 personas de la universidad. Se esperaría que aquellos que tuvieron la fortuna de poder estudiar una licenciatura tuvieran mejores oportunidades laborales, pero una vez que ingresan al mercado laboral  se enfrentan a la dura realidad de la sociedad capitalista mexicana, al problema de no poder encontrar un empleo bien remunerado o de ni siquiera poder encontrarlo; al problema de la falta de empleos que brinden prestaciones laborales, etc., lo que implica que cada vez más se incremente la competencia laboral, no sólo entre quienes tuvieron la fortuna de haber estudiado una carrera, sino también entre todos aquellos que no pudieron hacerlo y que son o fueron hijos de familias trabajadoras que padecieron las mismas o semejantes adversidades que padecen la mayoría de obreros y obreras.

A través del Programa Jóvenes Construyendo el Futuro, el gobierno federal busca darle empleo a alrededor de 2.3 millones de jóvenes, pero lo único que ha ofertado hasta ahora es precariedad laboral, otorgando salarios de $3600 al mes durante un año, cantidad que en muchas regiones del país ni siquiera alcanza para que un joven pueda independizarse y llevar una vida digna por su cuenta. Aunado a eso, los salarios que están percibiendo todos los inscritos en dicho programa están siendo pagados con dinero público, dinero del pueblo. Es decir, miles de empresas privadas a nivel nacional están y seguirán siendo beneficiadas por el proyecto antipopular creado por la mal llamada Cuarta Transformación. Básicamente, el gobierno ha buscado quedar bien con el pueblo a costa de la riqueza del propio pueblo. Populismo y demagogia pura, puesto que no habrá ningún cambio radical a largo plazo en la economía de millones. Sólo hay y seguirá habiendo en la 4T los mismos programas asistencialistas.

En la sociedad capitalista en la que vivimos, rodeados de problemas sociales, políticos, económicos, ambientales y de otros tipos, es más urgente que nunca el que la clase trabajadora y la juventud se organice para exigirle a los gobiernos estatales, al gobierno federal y a los patrones mejores condiciones laborales y más empleos que le permitan adquirir a una mayor cantidad de trabajadores una mejor calidad de vida. La fuerza que tiene la clase trabajadora y la juventud radica en su número y en la organización que de ellos puede surgir para luchar e intentar cambiar la sociedad. Sin organización y lucha obrera, ninguna batalla podrá ser ganada y los beneficios reales para la clase trabajadora no podrán ser conseguidos.

 

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