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La enfermería; una profesión precarizada

 

 

 

Por: Simón May

Es evidente que desde hace un largo tiempo una de las áreas más solicitadas por cubrir en las diferentes instituciones de salud es la enfermería. Así mismo, con el creciente número de adultos mayores tanto en casa como en centros de cuidado, se vuelve indispensable el personal de enfermería experimentado y profesionalizado.

Aun así, las acciones en favor del bienestar económico y social de las y los trabajadores de la enfermería, no se han encaminado a mejores condiciones. Sino que, por el contrario, se ha visto un retroceso en la calidad laboral para quienes trabajan por contrato mientras que, para quienes ni siquiera cuentan con un contrato de trabajo y que prestan sus servicios de manera informal, muchas veces se ven en la necesidad de buscar un trabajo extra como consecuencia de las precarias condiciones laborales en las que ejercen.

En el caso de trabajadores o trabajadoras jubiladas en enfermería se ven en apuros al ver reducida su pensión debido a los recientes cambios que se han hecho en materia de jubilaciones y para quienes aún ejercen el riesgo es, que en el futuro simplemente no cuenten con este derecho.

Estas afectaciones se veían venir con las anteriores administraciones y con el actual gobierno se han recrudecido. Esta administración, a pesar de haberse anunciado como “diferente”, no ha representado un cambio, por el contrario, ha contribuido de manera directa en la afectación de los derechos laborales o mantener las precarias condiciones de las y los trabajadores de la enfermería. Esto ha generado una falta de estabilidad laboral entre las enfermeras y enfermeros que constantemente entran y salen de asilos o trabajos independientes en busca de mejores condiciones o de un trabajo que satisfaga sus necesidades.

La falta de personal de enfermería calificado y estable contribuye, a su vez, a que la atención al paciente sea en muchos casos insuficiente y con altibajos. Por otra parte, no sobra decir que, algunas funciones que cumple el personal de enfermería, al ser un trabajo de cuidado, ha sido tradicionalmente considerada como trabajo femenino, al hablar de su contratación en un hogar se esperar que sean “madres” y “empleadas domésticas” al mismo tiempo. “Esposa” de los contratantes en su función de ayudante, “madre” de los pacientes en su curación y cuidado y “servidora doméstica” de las funciones del hogar.

Por otra parte, la pandemia de COVID-19 no solo ha dejado al descubierto la ineficiencia de los sistemas e instituciones de salud, si no que ha evidenciado la vulnerabilidad de los y las trabajadoras de este sector quienes trabajan fuera de estas mismas instituciones médicas, es decir que trabajan por su cuenta, al verse orillados a seguir realizando trabajos de cuidado para poder tener un sustento. Esto genera que su salud y las condiciones laborales en las que se desempeñan queda en manos de sus contratantes y mucho depende del nivel económico de estos, el equipo que les será otorgado para su cuidado, o de lo contrario será el mismo trabajador o trabajadora quien deberá desembolsar de su salario para comprar su propio equipo, lo cual reduce aún más su ingreso.

Ante la necesidad de obtener ingresos para el sustento, las trabajadoras y trabajadores independientes en el área de la enfermería, se ven obligados a soportar casi cualquier tipo de trato de parte del paciente como de los familiares, pueden pasar insultos, cambios de horario sin previo aviso, trabajo que no corresponde directamente con el paciente y sueldos que no representan toda su labor en la casa. Todo esto sumado al riesgo de atender a un paciente enfermo.

Entonces habría que preguntarse si la respuesta para estas personas, tanto hombres como mujeres, que ejercen este tipo de trabajo de cuidados tendrán la salida a estas problemáticas con contratos que regularán una mínima parte de estos tratos. Donde de manera general van subiendo las expectativas para la contratación, y la carga para el cuidador se ve aumentada, al tener que atender al paciente como si fuera un familiar suyo, acompañarlo a centros de salud, consultas médicas, siendo estos sobre quien recae casi todo tipo de salud física y mental.

La pandemia actual por COVID-19 ha mostrado la necesidad de una mejor organización en el cuidado de personas de toda edad fuera de las instituciones de salud. Y la importancia de disponer de profesionales de salud en número adecuado a las necesidades de cuidados, pero asegurando de igual manera un área de trabajo estable, seguro y con buenas condiciones laborales (inclusive equipos de protección individual y de trabajo). Los profesionales de enfermería en cualquier ámbito son la primera línea de atención y cuidados, tienen un rol crucial en la mejora del acceso y de la calidad de la atención de salud dentro de la sociedad. Su trabajo se ha minimizado y precarizado a pesar de ser determinante para la recuperación de la persona enferma o con necesidades de cuidado.

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