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Acabar con el negocio burgués público-privado del agua. ¡Luchar para que el agua sea socializada para vivir!

 

Por: Bernabé Guzmán

El agua es uno de los recursos más importantes que nos da la naturaleza y científicamente está comprobado que el 70% del cuerpo de una persona está constituido por agua y el otro 30% está formado por carbohidratos, grasas, proteínas, minerales y vitaminas. Para saber cuánta agua debe tomar una persona al día es necesario considerar los kilos que pesa y dividirlo entre siete. Ejemplo: 70 kilos divididos entre 7 es igual a 10 vasos, digamos de 250 mililitros cada uno y que equivalen a dos litros y medio.

Tenemos por un lado la fortuna de ser el primer país en el mundo, junto con Tailandia, en el consumo de agua, con un promedio de 274 litros al año por habitante. Al mismo tiempo, tenemos la desgracia derivada del carácter contradictorio del capitalismo manifiesta en el consumo embotellado. Consumimos agua en su carácter de mercancía, incluido el lucro privado que eso significa y las afectaciones a la salud por la mediación del plástico y el envase. Consumen agua quienes pueden pagarla y aceptan su forma de mercancía.

Lo grave es que el sistema económico capitalista en México, sostenido por su Estado Burgués, durante los últimos 32 años ha ahondado la privatización del agua. El actual gobierno obradorista, que se hace llamar progresista y no se distingue de sus antecesores “neoliberales”, sigue y seguirá sosteniendo el agua como una mercancía. Lo cual, entre otras cosas, significa un gran negocio para las grandes empresas monopólicas de México y el exterior: Coca Cola, FEMSA y Arca Continental (producción y distribución de Ciel); Danone (Bonafont); PepsiCo (e-pura); etc.

Estos monopolios concentran el 80 % de la producción y del mercado; se encargan de extraer el agua en el país y venderla 494 veces más cara al ponerla en una botella o envase. De acuerdo con el registro de CONAGUA, en 44 ciudades de México el costo promedio de un litro de agua potable para uso doméstico es de 2 centavos, mientras las principales embotelladoras venden este producto (mercancía en el capitalismo) entre 7.50 y 8.50 pesos, de acuerdo con los precios del mercado.

Por otro lado, miles o millones de hogares, donde viven nuestros hermanos de la clase obrera y de los sectores populares, no cuentan con agua entubada. Tal es el caso de Chiapas, con el 10.6 por ciento de las viviendas y en relación con aproximadamente 585 mil 784 personas; en Guerrero, 11.5 por ciento; Oaxaca, 9.9 por ciento; y Veracruz con el 8,7 por ciento.

Con estos datos y estadísticas que hemos mostrado, así como otros que seguirán presentándose en las páginas del periódico El Machete, nos podemos dar cuenta que la clase burguesa es la única y gran beneficiada por la privatización creciente del agua –de lo que son ejemplo también los acuerdos entre países limítrofes, por ejemplo, entre México y Estados Unidos—, así como del carácter de mercancía del agua.

Por lo pronto, saquemos una primera conclusión. Cualquier partido u fuerza política de carácter burgués (Morena, PT, PES, PVEM, RSP, Fuerza por México, PRI, PAN, PRD, MC, candidaturas ciudadanas “independientes”, etc.) aunque compitan entre sí y al ser gestores en el gobierno y el Estado de los intereses de los capitalistas, serán siempre fieles defensores del capital privado en el negocio del agua, así como en otros relativos a esto, porque su naturaleza es sostener y desarrollar el sistema económico capitalista.

La única alternativa para la clase obrera, para los demás trabajadores, es militar y hacer política para crecer a nuestro Partido Comunista de México (PCM). Con el fin de construir en nuestro país, y en el mundo, un futuro promisorio para todas y todos los trabajadores. Y, por medio del Poder Obrero, de un Estado proletario, lograr que haya un nuevo sistema económico, una planificación económica y social protagonizada por todos los trabajadores en función de sus propios intereses y necesidades.

La sociedad de la que escribo solo puede ser socialista-comunista. Por el agua para todos, por el socialismo-comunismo, hay que empezar a organizarnos y luchar como clase desde ahora, con absoluta independencia de los partidos burgueses y del Estado. El socialismo-comunismo es un primer remate de dicha organización y lucha. Y en donde el agua, como todos los demás valores de uso y productos realizados por el trabajador(a) y la naturaleza, sea socializada; sea transportada y distribuida a bajo costo, con la meta de la gratuidad, y pueda llegar a todos los barrios, a todos los hogares, ahí donde pueda estar ausente. Para que el agua no falte a ningún miembro de la sociedad, y todos, por fin, podamos empezar a vivir como seres humanos.

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