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Los Estados burgueses en Israel y México, socios en la opresión y explotación de los pueblos

 

 

Por: Alfredo Valles, miembro del Buró Político
del Partido Comunista de México

 

Durante cerca de dos semanas, el Estado burgués de Israel ha agredido arteramente al pueblo palestino, causando decenas de niños y niñas asesinados, centenas de adultos muertos, miles de personas heridas y cerca de cien mil personas desplazadas de sus hogares. La destrucción, más allá de las cifras, es incuantificable. Se trata de un nuevo episodio en la larga historia de ocupación y aniquilamiento. Los comunistas con firmeza hemos dicho y actuado en consecuencia: sin titubeos del lado del pueblo palestino… ¡Palestina vencerá!

La respuesta del Estado burgués en México ha sido otra muy distinta. A través del gobierno obradorista y su aparato de relaciones exteriores han tergiversado los hechos y sin titubeos, con las dotes de la demagogia, se han colocado del lado de su socio, el Estado de Israel. Al crimen y al exterminio le han llamado elegantemente confrontación, mientras llama al pueblo palestino a claudicar y rendirse. No es una novedad lo que ocurre. La 4T prosigue en el tema la política exterior de la época del PRI y el PAN: negativa a reconocer a Palestina como nación.

La política de hermandad entre la burguesía mexicana y la israelí tiene raíces y motivos económicos profundos. Por ejemplo, entre ellos se firmó hace 21 años un Tratado de Libre Comercio. En 2017, con Enrique Peña Nieto como presidente de México y con Benjamín Netanyahu como Primer Ministro de Israel, ambas burguesías pactaron revalidar dicho TLC. El gobierno de López Obrador está en proceso de llevar a buen puerto tal voluntad pues en marzo de 2021 han culminado positivamente las negociaciones binacionales para dicho propósito.

Pero no sólo a este tratado se debe la política colaboracionista entre ambos Estados burgueses. En realidad, los vínculos económicos son estrechos. Israel exporta capital a México por un volumen de 3 mil millones de dólares y entre ambos países, al menos oficialmente, el intercambio comercial asciende a más de mil millones de dólares. Ambos Estados son socios en la búsqueda de repartirse nuevos mercados. El gobierno obradorista avala la política criminal de Israel pues para ambas burguesías su interdependencia es altamente beneficiosa.

Por un lado, Israel tiene en México a su segundo socio de importancia en América Latina, sólo debajo de Brasil. México en Israel tiene su factoría de medios de producción, además de que el desarrollo de tecnología e innovación industrial en el país de Medio Oriente, a instancias del subsidio del Estado, incentiva aún más el pleno desarrollo del capitalismo en México y el avance de los monopolios en nuestro país con respecto a su propia búsqueda por repartirse el mundo. Un ejemplo de esto es la adquisición de Netafim por Mexichem, hoy Orbia, parte del Grupo Kaluz.

La adquisición de Netafim, de capital israelí, pionera en la llamada microirrigación por goteo digital de rápido crecimiento, ha convertido al monopolio mexicano en uno aún más dominante en el mundo. El sistema de riego por goteo favorece a la burguesía agroindustrial; se utiliza para desplazar a los sectores populares; explotar y expropiar tanto ejidos como territorios de las comunidades indígenas mediante la intensificación de la explotación de la tierra y la naturaleza, del proletariado agrícola y de los cultivos; y destruir prácticas tradicionales de los pueblos como la agricultura itinerante o indígena de montaña. El vehículo que fusiona el interés compartido del capitalista colectivo mexicano-israelí es, en parte, Sembrando Vida.

Pero la voracidad de ambas burguesías, cuyos Estados laboran incansablemente en favor de sus respectivos monopolios y en particular de aquellos que fusionan capitales de Israel y México, no se detiene en la campaña común por imponer mayores cuotas de explotación y desarrollo capitalista en el sur-sureste de México, sino que se extiende a la apropiación y colonización de los territorios de los sectores populares, a someter y multiplicar al proletariado agrícola, en los países del triángulo centroamericano: Honduras, El Salvador y Guatemala.

El Estado burgués en México es socio singular, al lado de su par estadounidense, del Estado burgués de Israel en la explotación de clase obrera israelí y palestina, en la opresión y el crimen en contra de la nación palestina. El Estado burgués de Israel es socio distinguido del Estado burgués en México en la explotación del proletariado citadino y agrícola; en la explotación de la naturaleza; en la profundización de la explotación capitalista del campo mexicano y centroamericano; en el engaño, la corrupción, la explotación y el desplazamiento de los sectores populares del sur-sureste de México y del denominado triángulo centroamericano.

Luchar contra el exterminio del pueblo palestino por el Estado de Israel es luchar contra el capitalismo en los países que representan para aquél una mayor interdependencia en la expoliación de los pueblos en Medio Oriente y América del Sur, del Norte y Central. Es luchar contra los monopolios, cuyos gestores socialdemócratas en México prosiguen los grandes negocios que ambas burguesías tienen en común. Luchar por los pueblos es luchar por derrocar al Poder burgués en México, garante de toda opresión y explotación nacional e internacional.

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