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El sindicalismo colaboracionista y conciliador favorece los intereses de la patronal

 

 

Por: Sección Obrera Sindical del PCM

 

Hemos hablado ya de dos formas del trabajo sindical que afectan la independencia de la clase obrera. Por una parte cuando los sindicatos se pliegan al gobierno y por la otra, cuando se subordinan a algún partido político. La tercer forma como pueden perder la independencia de clase los sindicatos, es cuando sus direcciones en vez de defender los intereses de sus miembros, se ponen al servicio del capital.

Muchos sindicatos se ostentan en su nombre con el adjetivo “independiente”, y así, argumentan sus líderes que su independencia es con respecto al partido gobernante, de cualquier otro partido o del gobierno. Pero en su comportamiento no son independientes de la patronal de manera abierta o soterrada.

Podemos afirmar que todas las centrales sindicales en México se autoproclaman como defensoras de la autonomía, la democracia y la libertad sindical, lo cual es entendible porque ninguna de estas características afecta verdaderamente los intereses de la patronal. Pero ninguna habla de independencia sindical y mucho menos de independencia de clase.

Al margen de lo que esté escrito en los documentos básicos de las organizaciones sindicales, lo que define la política de un sindicato o una central sindical, son las acciones concretas. Aunque en algunos casos se autodefinan como reconocedoras de la lucha de clases, de pretender acabar con la explotación del hombre por el hombre y de buscar construir un nuevo orden social. Baste con negar que la causa de la grave situación que vive la clase obrera es la crisis económica capitalista, para reconocer la influencia ideológica de la patronal.

Este sindicalismo también llamado conciliador o colaboracionista, busca por una parte, anular la lucha de clases, desconociendo la contradicción capital-trabajo, colocando los intereses del capital por encima de los intereses del trabajo, evitando siempre el estallido de los conflictos laborales, haciendo creer a los trabajadores que si se ponen de acuerdo y CONCILIAN sus intereses y los del capital ellos pueden salir ganando; y, por otra, sumándose de manera subordinada a la política y los planes del gobierno, colocando así a los trabajadores “a la cola” de los intereses de la burguesía, que es la clase gobernante.

En la actualidad el sindicalismo más abiertamente propatronal que hay en México es el que representa Pedro Haces Barba, senador suplente de MORENA y líder de la Confederación Autónoma de Trabajadores y Empleados de México, en la que hay además otros tres senadores como dirigentes, dos más de MORENA y uno del PAN y, que, según su portal de internet, la CATEM “se compromete no sólo con los trabajadores, sino con los otros elementos de la cadena de valor de la economía mexicana: los empresarios, que apuestan por México, que invierten en México y que abren fuentes de empleo para los Mexicanos.”; y agrega: “Trabajamos de la mano con las entidades Gubernamentales para sumar a la paz laboral y dar impulso a la generación de más y mejores fuentes de empleo.” Es de resaltar que al presidente López Obrador al único congreso de una central obrera al que ha asistido personalmente, es precisamente al de la CATEM.

Otra central sindical, que es, hoy por hoy, la mayor representante de un sindicalismo colaboracionista es la  Confederación Revolucionaria de Obreros y Campesinos, que afirmando un sindicalismo con compromiso social o Sindicalismo del siglo XXI, para superar el sindicalismo tradicional, basa la “defensa de los intereses” de sus agremiados en promover abiertamente los programas sociales del gobierno federal a través de convenio de COLABORACION con las diferentes dependencias.

Ante esta situación del sindicalismo mexicano, es necesario que la clase obrera deponga estas direcciones sindicales que subordinan sus intereses al capital, pues ellas no van a cambiar y necesitamos modificar la correlación de fuerzas para poder lograr nuestros propios objetivos como clase; el sindicalismo tradicional que la CROC dice superado, es el sindicalismo clasista, que reconoce la lucha de clases como motor de la historia porque sabe que sus intereses son irreconciliables con los intereses de la burguesía, que se propone la unidad de toda la clase obrera, que brinda la solidaridad internacional a los trabajadores, que reconoce y combina todas las formas de lucha desde la más sencilla protesta hasta la huelga, que busca además elevar su lucha económica con demandas políticas que se propongan acabar con la explotación de raíz.

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