La guerra imperialista entre Rusia y Ucrania, ¿cómo afecta a México?
Por: Carlos Parra
Durante los últimos días de febrero, inicio la invasión de Ucrania por parte de Rusia, dando así comienzo a otra más de las múltiples guerras imperialistas, que se han y se siguen desarrollando en el mundo. Existen diferentes puntos de vista alrededor de este hecho, sin embargo, la realidad es muestra de las contradicciones del sistema capitalista.
Las pugnas burguesas, por ver qué monopolios regionales controlan un nicho aun mayor del mercado, terminan por desembocar en este tipo de escaladas militares, donde los únicos que salen perjudicados, son los trabajadores, los campesinos empobrecidos, en general, los proletarios. Esta guerra responde a la necesidad de los capitalistas, de hacerse de más poder y poseer un control más amplio del mercado mundial, y es pues con la guerra como generan el incremento de sus beneficios, inyectando al mercado especulación financiera y una demanda irracional.
A diferencia de lo que se cree, y a pesar de que México se ubica a miles de kilómetros de las bombas, metrallas y alarmas de bombardeos, las consecuencias de la guerra se comienzan a sentir en nuestro país. Recordemos que las guerras, son una herramienta usada por las potencias imperialistas para buscar cambiar los aspectos económicos del mercado, generando con ello no solo una desestabilización económica, sino pues, logrando penetrar donde antes no habían llegado. Al igual de que sirve como un revulsivo para la economía de un país en recesión, ya que, se ve beneficiado con el incremento en la demanda de un bien o servicio.
Uno de los ejemplos muy claros de la repercusión de la guerra entre Rusia y Ucrania, es la elevación en el precio del gas LP, o de los productos del campo, que, durante los primeros días del conflicto, se vieron afectados, teniendo como resultado la subida de su precio, debido a que estos dos países representan una cuarta parte del comercio mundial de cereales, lo que ha provocado la elevación de su precio.
Otro de los insumos necesarios para la producción se ha visto afectado por este conflicto, el precio del petróleo se ha elevado hasta en un 70% de su costo anterior a la guerra, lo que podría generar el incremento de los derivados de éste, sobre todo en la gasolina, que traería consecuencias negativas en la ya mermada economía nacional, contribuyendo aún más al incremento desenfrenado de la inflación y en la subida en los precios de los alimentos. Esto como reflejo del incremento del precio de los combustibles que, al encarecerse, automáticamente afectan directamente a las cadenas logísticas que transportan las mercancías.
De igual forma, es necesario apuntar que, si bien Rusia no es uno de los principales socios comerciales de México, sí es el principal exportador de fertilizantes, usados en el campo mexicano, y una vez que este suministro sea cortado, el campesinado mexicano se verá obligado a conseguir otros proveedores, lo que puede ocasionar que se incremente el costo de los productos agroalimentarios. Debemos recordar que son los principales países exportadores de capitales, los que más se benefician con las consecuencias de la guerra, puesto que al ser éstos los que están en lo alto de la pirámide imperialista, trasladan toda la carga a los países situados más abajo.
Es necesario replantearse el papel que desempeña la clase obrera en estos conflictos, puesto que es la que resulta más afectada, la que genera las bajas de la guerra y la que sufre con la carestía de los bienes, al no poder adquirirlos para su subsistencia. Teniendo en cuenta que esta guerra, así como la que se libra en Palestina, o la de Iraq, son guerras imperialistas que solo buscan extraer el mayor beneficio del cambio en la dinámica económica mundial, para la ganancia de los monopolios internacionales, es que el proletariado no debería situarse en un bando u otro dentro del teatro de guerra, sino pues, apoyar a sus hermanos de clase, sin importar la región geográfica, y la lengua.