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La Reforma Laboral, el TMEC y los Sindicatos

Número 11, Características de la Reforma Laboral, XI

 

Por: Héctor Ramírez Cuéllar

Antes de la firma de la prórroga del Tratado de Libre Comercio, ahora conocido por las siglas TMEC, los gobiernos de los Estados Unidos y de Canadá abrigaban la convicción de que el sindicalismo mexicano estaba profundamente corrompido, que no se respetaban los derechos de libre asociación de los trabajadores, que no se les tomaba en cuenta para la discusión y aprobación final de los contratos colectivos de trabajo y que el gobierno sabía de estas situaciones y las toleraba en forma abierta y sistemática.

Fue por ello que la administración que encabezaba Trump llegó a la conclusión de que México estaba incurriendo en una serie de prácticas desleales que, globalmente consideradas se manifestaban en el hecho de que varias empresas automovilistas norteamericanas preferían trasladar sus plantas a territorio mexicano para beneficiarse de una serie de privilegios y ventajas derivados de estas situaciones profundamente irregulares, entre ella que se pagaban salarios más bajos en nuestro país lo que implicaba un atractivo irresistible. Fue cuando se decidió que se aplicara “mano dura” en el contexto de las negociaciones y en efecto así ha sucedido hasta hoy.

Con la aprobación y puesta en práctica del TMEC el tratamiento hacia México ha sido muy hostil, ya que, se instauraron los paneles de controversia mediante los cuales se designaron inspectores internacionales para verificar en el lugar de los hechos, es decir, en las propias plantas industriales, que se está respetando el citado tratado y que si se encontraban hasta tres violaciones en forma reiterada, existía la amenaza de imponer sanciones a las exportaciones de estas empresas que ahora están supervigiladas en todas sus actividades industriales por funcionarios de varias dependencias del gobierno de los Estados Unidos.

De una manera particular, les interesan dos aspectos: que se cumpla la reforma laboral que se desprendió del contenido del Tratado, y de una manera especial, en los aspectos relativos a la elección democrática de los órganos directivos de los sindicatos y en torno al proceso de aprobación de los contratos colectivos de trabajo, exigiendo que sean limpios y transparentes, ya que, de no hacerlo así, se expone nuestro país a recibir fuertes sanciones económicas y hasta políticas.

Como resultado de esa actitud, las elecciones sindicales y las renovaciones contractuales en las plantas automovilísticas de la región del Bajío se han realizado bajo la severa vigilancia de los inspectores laborales americanos, siendo la CTM la principal organización obrera afectada en sus intereses. Pero este proceso continúa aceptando el gobierno de Andrés Manuel López Obrador esta intromisión de las autoridades yanquis en asuntos que deberían ser de la exclusiva competencia de las autoridades nacionales.

La situación es muy delicada, pues bastaría que hubiera una denuncia de un solo trabajador de cualquiera de los grupos sindicales que están en disputa para que se invocara una violación al TMEC y la maquinaria jurídica y administrativa establecida al respecto se pusiera a funcionar, lo que demuestra que se considera que México es incapaz por si solo de cumplir con la legislación de la materia. Esta es una forma de discriminación y de desprecio, que hace pensar que en los Estados Unidos no hay corrupción en el seno de las organizaciones sindicales, olvidando que en el pasado surgieron algunas de las deformaciones más grandes, como el gansterismo, promovido por la AFL en contra precisamente de la libre afiliación sindical de los trabajadores industriales, que era parte de la feroz lucha que tenía entablada contra los sindicatos influidos por los anarquistas y los socialistas.

¿Por qué se ha realizado una alianza entre algunos sindicatos de la industria automovilística, los adheridos a la AFL y los gobiernos de Estados Unidos y de Canadá, que ahora se erigen como los grandes promotores de la democracia sindical y del pago de salarios más justos a los obreros? ¿Por qué dos gobiernos capitalistas, entre ellos el de la principal potencia imperialista del mundo y algunas organizaciones obreras ajenas a la lucha de clases ahora se presentan como los campeones de estos derechos básicos de ellos trabajadores?

Están defendiendo el fortalecimiento técnico, económico y social de las cadenas de valor en las que descansa el funcionamiento del TMEC por medio de las cuales las empresas mexicanas deben cumplir puntualmente, con sus aportaciones, por medio de autopartes, a la fabricación final de los automóviles, ya que esta rama industrial se ha convertido en una de las más grandes y poderosas de los Estados Unido y sus lobistas influyen en forma destacada en las decisiones que toma el Congreso de los Estados Unidos.

Es decir, tratan de reforzar el papel maquilador que se ha asignado a México en el contexto del multicitado tratado, que ahora está sujeto a una posible e indebida revisión unilateral, pues las autoridades del vecino país tratan de cambiar en forma prepotente las reglas de origen y de otorgar, una posición desventajosa para nuestro país, así como el otorgamiento de subsidios a los ciudadanos que adquieran automotores eléctricos, lo que, sin duda, afectaría el carácter tripartito que tiene el TMEC. Si bien estas decisiones aún no se aplican, pronto se iniciará un panel de controversias, en torno a ellas, situación que genera una gran incertidumbre en contra de los intereses de nuestro país. Continuará…..

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