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De la resistencia a la ofensiva. El camino de la lucha en Perú

Ángel Chávez Mancilla, Director de El Machete Órgano del Partido Comunista de México.

 

Las protestas en Perú no se detienen, el día 4 de febrero nuevamente salieron a las calles y plazas miles de personas para denostar su repudio a Dina Boluarte, para exigir el cierre del congreso y el que se ponga alto a la represión. Tales protestas son muestra del descontento social, pero ¿podrán ser también germen de una nueva sociedad?

Para que las protestas puedan fructificar y de esta forma redimir a los más de 60 muertos, cientos de detenidos y desaparecidos, se requiere que los trabajadores y las organizaciones que participan en la confrontación contra Dina, sean conscientes de la necesidad de para de la resistencia a la ofensiva. La resistencia implica aceptar como hegemónico y dominante el orden burgués, y exigir que se limiten y moderen la explotación, la represión y la miseria que viven los trabajadores. La resistencia es aceptar como incontrovertible la dictadura de los monopolios y buscar algunas conexiones al interior de tal dominio.

Lo que se requiere es impulsar la ruptura con el orden capitalista, y esto implica pasar de la resistencia a la ofensiva. La ofensiva no desestima las luchas parciales y económicas por mejoras inmediatas, implica que estas luchas sean parte de un torrente que busca una transformación social radical. La lucha a la ofensiva implica que ante situaciones como las que actualmente se viven en Perú, los trabajadores estén dispuestos a sacudirse la dictadura de la burguesía que mantiene a millones en la miseria y que acumula grandes fortunas a costa de la miseria de la mayoría del pueblo trabajador.

Pasemos pues a unas reflexiones para comprender mejor lo que implica tomar el camino de la ofensiva y las condiciones que lo permite.

Pedir la destitución de Dina es reconocer el poder al Congreso, pero por otra parte, también se exige el cierre del Congreso. Además en el congreso están las fuerzas políticas que destituyeron a Pedro Castillo e impulsaron a Dina. Y el tema no es la defensa de Pedro Castillo, pues este no tuvo un proyecto de gobierno que rompiera con el poder de los monopolios y los grandes capitalistas, sin embargo llegó al poder por el deseo del pueblo de una transformación social.

Que las instituciones y poderes ejecutivo, legislativo y judicial estén colaborando en la represión contra los trabajadores de Perú demuestra que el gobierno burgués, aunque disfrazado de democracia, es en realidad un gestor de los intereses de los monopolios, y el Estado no es un ente neutral que dirime las conflictos entre las clases sociales, sino que es un instrumento de dominación de los grandes capitalistas sobre la población trabajadora.

¿Qué instancia del gobierno burgués tiene la legitimidad para colocarse como “árbitro” y convocar a la constituyente y nuevas elecciones? Ninguna. En estos momentos la rebelión del pueblo es el germen de un nuevo poder, el cual debería convocar a las elecciones. Pero si el conflicto en lugar de enfocarse como expresión de una crisis general del capitalismo en Perú, se personalizar contra la figura de Diana Boluarte, la burguesía puede construir una nueva para lavarse la cara y salir al paso de la actual crisis social y política

Por tanto, el llamado a una asamblea constituyente siendo correcto, no puede ser dejado en las manos de ningún poder de la democracia burguesa que ha demostrado estar en contra del pueblo trabajador de Perú. El tema ya no es la defensa de Pedro Castillo y su restitución, y aunque Dina es ahora la figura más visible que mandata la represión contra el pueblo peruano, tampoco se puede personalizar el problema. La cuestión es más compleja, pues la continuación de las manifestaciones multitudinarias que ya han dejado más de 60 muertos hasta el 28 de enero, los cientos de detenidos y desaparecidos, es prueba de que los trabajadores de Perú ansían y necesitan un cambio radical y no un nuevo cambio de presidente o de congresistas.

Ante tal situación los trabajadores de Perú se encuentran ante la posibilidad del desconocimiento de todos los órdenes de gobierno y la creación de órganos de poder popular, acción que en algunas regiones donde es más álgida la protesta podría implementarse de facto. Este poder popular es el que debería convocar a nuevas elecciones en todos los órdenes de gobierno, pues la creación de órganos de poder popular regionales implica el desconocimiento del ejecutivo, el congreso, el poder judicial y la abierta confrontación con todas las fuerzas represivas. Esto llevado a un nivel nacional implicaría que el llamado para la constituyente fuera hecho desde estos órganos de poder alterno, sólo así podría haber en Perú una asamblea nacional constituyente que verdaderamente represente y los intereses de los trabajadores, los campesinos y las masas populares. Esto es pasar a la ofensiva, es decir, que los trabajadores rompan con el péndulo que les lleva de un gobierno burgués más reaccionario, a un gobierno burgués que intenta humanizar al capitalismo; por tanto en una situación donde los de arriba no pueden seguir manteniendo su dominio pues se encuentran en una crisis política y los de abajo no quieren seguir viviendo como hasta ahora, lo que los trabajadores requieren es pasar a la ofensiva y atreverse a tomar el poder.

De otra forma, si las consignas de un llamado a una asamblea constituyente y elecciones no se hacen desde la creación de órganos de poder popular, la burguesía reordenará sus fuerzas para someter la rebelión que se ha levantado. La dictadura del capital puede usar la represión como hasta hora, o puede conjugar represión y una nueva fachada “democrática” que permita que dentro de los marcos de las instituciones burguesas se dirima el conflicto social, asegurándose de que las concesiones al pueblo sean mínimas y que los fundamentos de los grandes problemas sociales sigan sin modificarse, es decir, que no toque la bases del sistema capitalista pero se revista con un serie de concesiones de carácter liberal propias del progresismo, tal como ocurrió en Chile. Entonces nuevamente los trabajadores se verían sometidos a la resistencia, a seguir sobreviviendo dentro del orden capitalista.

Para que el pueblo trabajador de Perú pueda poner fin a la crisis política que enfrenta y salir victorioso, el camino que debe emprender es el de la ofensiva, es decir, la construcción de sus órganos de poder donde se expresen los intereses y voluntad de los trabajadores, y luego desde ahí comenzar la reorganización política, social y económica. Y si las fuerzas del viejo orden social se oponen, serán los órganos de poder popular lo que deben decidir hacerles frente.

Contingente del Partido Comunista Peruano en las recientes movilizaciones

Contingente del Partido Comunista Peruano en las recientes movilizaciones

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