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Frente ideológico; Doctrina de Lenin acerca de las dos culturas (Segunda entrega)

 

Por: Mark Rosental

 

La tarea de la revolución cultural consiste en liquidar la barrera que levantó el capitalismo entre las masas oprimidas y todas las conquistas de la cultura, e incorporar a los obreros y campesinos a todas esas conquistas; en edificar una nueva cultura socialista. 

Bajo la dirección del Partido Comunista, el pueblo soviético siguió el camino señalado por Lenin. En 20 o 25 años, el Estado Soviético y el Partido Comunista realizaron una gran revolución en ese terreno. Serían necesarios tomos enteros para describir cómo fueron liquidados el analfabetismo y el obscurantismo seculares en que mantenían al pueblo las viejas clases dominantes; cómo se irguieron a la vida, crearon sus culturas nacionales, resucitaron su idioma natal y edificaron su Estado nacional naciones enteras que antes sufrían bajo yogo y humillación sin igual; cómo gentes surgidas de las filas de los obreros y de los campesinos han dominado las cimas de la ciencia y de la cultura y se han convertido en grandes sabios, escritores, pintores, artistas y hombres de Estado; cómo en el proceso de la lucha por el nuevo mundo se formó y creció un hombre nuevo, el ciudadano de la sociedad socialista. Señalaremos únicamente algunos de los rasgos más importantes de la cultura socialista, que ha crecido sobre el fértil terreno de la revolución y que Lenin contraponía a la otra cultura, la cultura burguesa. 

Lenin hablaba, ante todo del rasgo de la cultura socialista que la convierte en cultura popular. En 1905, en su famoso artículo La organización del Partido y la literatura del partido, al referirse a la nueva esencia de la literatura proletaria, Lenin escribía: “Será una literatura libre, porque servirá, no a la heroína estragada ni a los diez mil privilegiados que se aburren y padecen de obesidad, sino a millones y decena de millones de trabajadores que constituyen la flor y nata del país, su fuerza y su porvenir”. (Obras completas, t. VIII, pág. 390).

El capitalismo no está interesado en la incorporación de las amplias masas del pueblo a la cultura. Por el contrario, cuanto menos culto es el pueblo mejor se siente la burguesía y menos piensa el pueblo, según ella, en los malditos problemas de su vida. Y eso es precisamente o que trata de conseguir la burguesía. El socialismo, a diferencia del capitalismo, es un régimen que se crea y se desarrolla únicamente a la intensa actividad de las masas. Por eso, la sociedad socialista está vitalmente interesada en que todos los bienes de la cultura sean patrimonio de millones de trabajadores. 

Precisamente ese rasgo, el carácter popular, es inherente a la cultura soviética, es una cualidad inseparable de ella. El Partido Comunista y su jefe, José Visarionovich Stalin, se preocupan celosamente de que la ciencia, la literatura y el arte no se separen del pueblo, de que respondan a sus necesidades, de que el contenido y la forma del arte sean entrañables al pueblo y de que la ciencia se ocupe de problemas capaces de mejorar radicalmente la vida de las amplias masas trabajadoras y de hacer avanzar todas las ramas del saber. De ahí se desprende la lucha consecuente y de principios que sostiene el Partido Comunista contra la ideología burguesa decadente y antipopular, lucha sin la cual no puede desarrollarse la cultura socialista. 

La cultura socialista soviética, que sirve al pueblo libre, es una cultura de profundo contenido ideológico. El principio leninista del carácter de partido, del contenido ideológico sirve de base a la literatura, al arte y a la ciencia soviéticos y a toda la labor de la intelectualidad soviética. Ese principio significa que para el hombre de ciencia, el escritor o el artista soviéticos no hay mayor honor que servir con sus conocimientos o con su arte a la causa de la transformación revolucionaria el mundo. Lenin desenmascaró el carácter burgués de sin partido con una hipocresía y un engaño. 

“Vivir en la sociedad y ser libre de la sociedad no es posible, escribía Lenin. La libertad del escritor, del pintor o de la actriz burguesa no es más que una dependencia enmascarada (o que se enmascara hipócritamente) de la bolsa de oro, del soborno, de la pitanza”. (T. VIII, pág. 389). 

En tanto que la filosofía, la literatura y el arte de la sociedad capitalista encubren con la máscara del carácter sin partido al servicio de los egoístas y sucios intereses de un puñado de explotadores, la literatura soviética reconoce abiertamente que su objetivo y su tarea es servir al pueblo trabajador. En eso reside la profunda diferencia entre la cultura nueva socialista y la cultura burguesa, Sí: la cultura soviética tiene carácter de partido desde el comienzo hasta el fin y sus representantes se enorgullecen de ello, ya que el principio leninista del carácter del partido inspira con grandes ideas de la libertad y de la justicia sociales cada uno de sus pensamientos, cada uno de sus descubrimientos científicos y cada uno de sus figuras artísticas. ¿De qué puede enorgullecerse un pintor burgués contemporáneo? ¿Qué puede contraponer un filósofo burgués a la gran filosofía del proletariado, que muestra a la clase obrera y a todas las personas sencillas del mundo la salida de la esclavitud material y espiritual? Nada, aparte de pregonar la renuncia consciente a la razón. Nada, aparte de la propaganda grosera o refinada de la mística salvaje y de otras necedades. Eso significa el fin de la cultura burguesa. 

Importantísimo rasgo de la cultura socialista es su solicita actitud ante la herencia cultural del pasado. Los sacerdotes contemporáneos de la cultura burguesa pisotean cínica e insolentemente todo lo grande que se creó en el pasado. Lenin dijo más de una vez que el único heredero de todos los valores culturales del pasado es el proletariado. La cultura soviética no conserva simplemente como valiosas reliquias las obras de los grandes hombres de ciencia y artistas del pasado, sino que las reelabora críticamente y asimila las mejores tradiciones espirituales del pasado, fertilizándolas con la experiencia de la más grandiosa revolución. 

Importantísima línea divisoria entre las dos culturas existe también en lo referente a la relación entre lo internacional y lo nacional en la cultura. Lenin y Stalin señalaban que la burguesía imperialista únicamente es capaz de realizar la tendencia objetiva y progresista del desarrollo de la sociedad hacia la internacionalización de la economía y de la cultura mediante la explotación y el aplastamiento de las naciones débiles, mediante su sometimiento a los grandes tiburones imperialistas. El imperialismo norteamericano muestra claramente cómo realiza la burguesía contemporánea esa tendencia objetiva a la unión de las naciones. La marshallización de la economía, de la política y de toda la vida de los pueblos europeos que tiene sometidos esas son sus formas de unión. 

 La Unión Soviética, por primera vez en la historia de la humanidad, ha dado ejemplo de unión de las naciones, basada no en el aplastamiento, sino en la colaboración voluntaria y en el desarrollo libre de los pueblos. El proceso de formación de la cultura internacional tiene lugar mediante el máximo desarrollo y florecimiento de las culturas nacionales. Lenin enseñaba que la cultura internacional, creada por el proletariado, no quita su carácter nacional, que la futura fusión de las culturas nacionales en una única cultura comunista del mundo se producirá únicamente a condición del libre desarrollo de los pueblos, libres del yugo capitalista. 

Stalin ha desarrollado de modo creador la doctrina leninista de la cultura socialista. Ha elaborado la teoría según la cual, como resultado del derrocamiento del capitalismo, sobre las ruinas de las naciones burguesas surgen naciones nuevas, socialistas. Esas naciones, liberadas del yugo nacional y de clase, desarrollan toda su potencia, desarrollan su cultura, socialista por el contenido y nacional por la forma. “El florecimiento de las culturas nacionales por la forma y socialistas por el contenido, en las condiciones de la dictadura del proletariado en su país, para la fusión en una cultura socialista común (tanto por la forma como el contenido), con un idioma común, cuando el proletariado venza en todo el mundo y el socialismo se encarne en la vida” (I. V. Stalin. Cuestiones del leninismo, pág. 426, décima edición rusa.). Tal es la sabia fórmula estalinista, que pertrecha a los pueblos soviéticos con una comprensión clara de los caminos de avance hacia el comunismo.  

La cultura socialista soviética educa a un hombre nuevo, libre de los rasgos esclavistas, libre de la psicología burguesa individualista que el capitalismo inculca al hombre en el curso de decenios. El régimen soviético ha liberado al hombre del poder de las ansias egoístas, ha derruido la fortaleza de los estrechos intereses pequeño burgueses que limitan a la mayoría de las personas en la sociedad burguesa. El régimen soviético ha sacado a los ciudadanos de la URSS. a los vastos espacios de la activa labor social, ha dado a su vida un profundo contenido y ha compaginado armónicamente los intereses personales y sociales del hombre. 

En la sociedad soviética han quedado socavados los fundamentos del contraste peculiar del régimen burgués entre el trabajo físico y el intelectual y entre la ciudad y el campo. El estajanovista del trabajo es un nuevo tipo de trabajador que combina el trabajo físico con el intelectual y que busca nuevos caminos de desarrollo de la técnica. Son especialmente impresionantes los cambios que se han producido en la conciencia del campesino soviético. No es ya aquel campesino de antes de la Revolución, que no conocía nada más que su mísera parcela de tierras y los instrumentos de trabajo de sus abuelos. Ya no es objeto propicio para crear la figura artística del individualista extremado, del pequeño acaparador. El campesino soviético es un campesino nuevo, que cultiva una gran hacienda socialista con ayuda de la maquinaria más perfecta del mundo y según los principios de la agricultura científica. A la aldea soviética ha llegado la cultura socialista avanzada de la ciudad, con teatro y cine, radio y teléfono. La cultura soviética, todo el régimen de la sociedad soviética, han inculcado al campesino una psicología nueva, la nueva concepción del mundo y del hombre del Estado socialista. 

La cultura soviética y la cultura que se crea en los países de democracia popular es el nuevo tipo de cultura mundial al que pertenece el futuro. Ha terminado la era de la cultura burguesa, basada en la esclavización del hombre por el hombre y de una nación por otra. Ha comenzado una nueva era, la era de la cultura socialista, de la cultura de elevados ideales, de la cultura del humanismo socialista. 

 

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