Contribución del PCM al XXIII Encuentro Internacional de los Partidos Comunistas y Obreros
Pronunciado por el Primer Secretario del PCM, Pável Blanco
Camaradas:
Expresamos nuestro agradecimiento al Partido Comunista de Turquía por la organización de éste Encuentro Internacional de los Partidos Comunistas y Obreros.
Ante el agravamiento de la situación internacional queremos antes de abordar el tema de este EIPCO, expresar lo siguiente:
-Nuestra convicción en la centralidad del trabajo, como el articulador de la vida social y económica, de la clase obrera y el movimiento obrero, como clase social sepulturera del capitalismo; al tiempo que lucha contra nuevas medidas de desvalorización del trabajo resultado de la crisis económica, ya expresada en la recesión en varios países, y de la propia guerra imperialista. Nuestra solidaridad y acción junto al proletariado de Francia, Alemania, Inglaterra, Grecia, y en los EEUU con la huelga de la industria automotriz, y los miles de trabajadores de hoteles y restaurantes, así como de los trabajadores de logística y comercio.
-Nuestra solidaridad con el pueblo de Palestina y su derecho a resistir al ocupante, y la necesidad de que los Partidos Comunistas estemos en el centro de la solidaridad con ese pueblo frente a la guerra total anunciada por Netanyahu quien recibió el respaldo inmediato e incondicional de EEUU, la UE y la OTAN.
-Aumentar la solidaridad con la Revolución Cubana frente al bloqueo y las sanciones del imperialismo.
-Por supuesto, estamos en el deber de condenar el anticomunismo del gobierno de Venezuela, la acción de Maduro y el PSUV para ilegalizar al Partido Comunista de Venezuela, y usurpar sus siglas con un grupo de mercenarios ajenos totalmente a la militancia en el PCV. Es lamentable el silencio de aquellos PC, que bajo la equivocada premisa del “frente antiimperialista” sacrifican la solidaridad con el PCV para no hacer la crítica a tal gobierno “progresista” pero que cada día va adelante con una gestión estatal antiobrera y antipopular. Está completamente demostrado que no existe ni existió una división o escisión en el PCV, sino un montaje orquestado por el Estado y operador por militantes del PSUV y sus satélites.
Camaradas:
Por supuesto la lucha ideológica se acentúa junto con la lucha de clases internacional, en un momento en el que la rivalidad entre los países capitalistas se agudiza. Dentro del sistema imperialista la competencia entre los EEUU y China, así como los aliados que cada uno tiene, es la causa fundamental de la guerra imperialista que se expresa en la invasión rusa a Ucrania, así como tensiones en Taiwán y otras zonas de Asía, Medio Oriente y África.
El choque económico, comercial, político, ideológico, diplomático, y ahora, militar, no tiene absolutamente nada que ver con el interés de los trabajadores o de los pueblos, sino con cual bloque de países capitalistas predomina sobre el otro. Así la disputa entre la llamada corriente de la multipolaridad para desbancar a los EEUU y la UE no tiene por objetivo contraponer otro mundo frente al actual de la explotación y la barbarie. Por el contrario, busca ocupar el rol dominante dentro del modo de producción capitalista. La experiencia histórica muestra que no existe ningún elemento para determinar que la corriente de la multipolaridad, cobijada por los BRIC tengan un rumbo distinto al capitalismo. Por el contrario, apuntan a un desarrollo acelerado del capitalismo y todos sus males, inclusive en China, tanto en el terreno objetivo de las relaciones de producción, como en el terreno de la teoría, donde el contenido del llamado socialismo de mercado es la oposición a las características de la construcción socialista.
La Gran Revolución Socialista de Octubre abrió la época de transición histórica del capitalismo al socialismo y las ideas marxistas-leninistas se convirtieron en una fuerza material en todos los continentes, y por tanto, el antagonismo histórico se colocó entre lo viejo y lo nuevo, entre el capitalismo y el socialismo. Como respuesta ideológica de la burguesía se fomentó el tercer camino, la tercera vía, una supuesta tercera alternativa, que siempre se demostró como una versión disfrazada del agonizante modo de producción capitalista, tomando distintas denominaciones en distintos momentos, pero con una esencia inalterable: no elegir el socialismo como camino y solución; sino adoptar una versión moderna del capitalismo. La multipolaridad no es una versión contemporánea de la “tercera vía”, ni tampoco es el mundo nuevo del socialismo; es llanamente la competencia, el antagonismo, la rivalidad dentro del sistema imperialista de un bloque ascendente de países capitalistas que buscan salida a su exportación de capitales, como ya sucede en África, o con la Franja y la Ruta, para desplazar a EEUU -del rol dominante en el sistema imperialista que ocupa desde la Segunda Guerra Mundial-, de la misma manera que éste desplazó a Inglaterra. Es la misma estrategia que siguieron las potencias imperialistas en ascenso del siglo pasado, como Japón y Alemania, y la defensa de las anteriores potencias como Inglaterra y Francia, que desencadenaron la I Guerra Mundial.
Entre unos explotadores y otros, los trabajadores del Mundo no tienen por qué elegir un bando, sino deslindarse y confrontarlos para acumular fuerzas en favor del programa histórico de los comunistas: el derrocamiento de la burguesía como clase dominante, del capitalismo que llegó a sus límites históricos y que nos lleva velozmente al hundimiento, tanto en el escenario de la generalización de la guerra, como la imparable destrucción ambiental, la degradación social y la muerte.
La dirección del socialismo-comunismo, del nuevo modo de producción, es una necesidad, y por ello para el movimiento comunista internacional es un deber concentrar esfuerzos para el desenvolvimiento del proceso revolucionario. Existen claramente un conjunto de obstáculos que en conjunto son la base de la crisis ideológica, política y organizativa del MCI y por ello frente a la realidad de la lucha de clases y los fenómenos que genera constantemente hay enfoques divergentes, unos en línea clasista e internacionalista y otros no. Así pasa con la cuestión de la guerra imperialista, donde incluso tenemos PC que apoyan o colaboran con Gobiernos comprometidos con la OTAN, que incluso envían armas y recursos al gobierno de Zelensky, lo cual es defendido bajo la consigna del “frente amplio” y la lucha contra el “mal peor” de la derecha. Por otra parte, hay quienes apoyan eufóricamente los intereses de los monopolios rusos, cuando los principios del internacionalismo proletario nos llevan al combate militante contra ambos grupos de países capitalistas.En este caso, vuelve a ser el argumento un “frente amplio antiimperialista” y el “mal peor” de los Estados Unidos. Contradictoriamente en ambos casos se utilizan tácticas y argumentos fallidos, para justificar colocarse en la práctica a la zaga de una u otra potencia imperialista.
Se elude el enfoque científico de la experiencia de la construcción socialista en el siglo XX, se niega la necesidad de una estrategia revolucionaria unificada que es sustituida por el peso de las particularidades y las llamadas vías nacionales; se cede a la embestida ideológica de la burguesía, y ponemos un ejemplo esclarecedor: fue el movimiento obrero agrupado bajo la bandera del marxismo el que asumió la lucha por la emancipación de la mujer, colocándola en pie por sus derechos. Todos sabemos que ahí nació el 8 de Marzo, y que ya entonces la lucha era sobre todo con las corrientes feministas entonces el sufragismo. Hace pocos años surge una nueva ola feminista, y como todas esas corrientes burguesas o pequeñoburguesas con ataques al movimiento obrero y comunista, buscando dividir a la clase, con asuntos como el “separatismo” y la difusión de ideas liberales e individualistas, buscando la separación de la mujer y el hombre de la clase obrera contra la explotación, y muchos PC han cedido simplemente a eso, adoptando su discurso. En la lucha de la mujer lo más actual, vigente y útil siguen siendo las ideas de la emancipación desde el combate a las causas objetivas de su opresión, de la desigualdad, ya esclarecidas por Engels, Bebel, Zetkin y Kolontai.
Lo que queremos decir es que algunos dejan hoy la bandera roja por la violeta, mañana por la verde, otro por la del arcoíris, hasta que un día dejarán definitivamente la bandera roja.Algo semejante ocurrió en los años 60’s con la llamada “nueva izquierda” con desastrosos resultados para muchos Partidos Comunistas. Esto es unsimple reflejo de una degradación de la teoría revolucionaria y un reblandecimiento de la lucha ideológica.
Los partidos comunistas forjados a partir de la existencia de la III Internacional establecían deslindes muy claros con los partidos de la socialdemocracia. Hoy varios partidos se asemejan, sin exageración, a los partidos de la II Internacional en descomposición, por ejemplo en el tema de la participación en los gobiernos burgueses, o en las políticas de colaboración de clase. Se trata de una ruta política que se sigue hace casi 90 años con los frentes populares y que en ese lapso han prohijado el browderismo, el eurocomunismo y la paulatina renuncia a la lucha real por el socialismo sustentando las llamadas etapas intermedias que en ningún caso han permitido a la clase obrera alcanzar victorias sobre su enemigo de clase, constatándose por el contrario un debilitamiento del movimiento obrero y de los propios PC.
Hace unos meses al realizarse el VII Congreso del PCM nos concentrábamos en efectuar una evaluación de la corriente política llamada progresismo que desde hace un cuarto de siglo se convirtió en Gobierno en varios países de América Latina. Inicialmente se aseguraba que inauguraba un novísimo camino a la superación del capitalismo; se le llamó poscapitalismo, capitalismo andino, socialismo del siglo XXI. Pero a estas alturas no hay otra conclusión, más aquella de que han sido y son gestiones del mismo sistema y que no buscan alterar la explotación, pues esta se viene reforzando, al golpear los mecanismos de organización de los trabajadores y los sindicatos, desvalorizando a la fuerza de trabajo, como ocurre en Venezuela, o permitiendo la compra venta del movimiento sindical en México, por el dinero ofrecido por Kamala Harris. Tampoco hubo un fortalecimiento de las fuerzas revolucionarias, por el contrario, estos gobiernos favorecieron el clientelismo electoral, debilitando y cooptando movimientos y organizaciones sindicales y campesinas, sumidas en la corrupción, y llamando al movimiento obrero y popular a desmovilizarse. El resultado fue que cuando el grueso de la burguesía decidió apoyar a nuevos testaferros, con gobiernos reaccionarios, la clase obrera se encontró indefensa y desorientada para combatirlos.
Entendemos que una de las mayores fuentes de la confusión ideológica se encuentra en la incomprensión de la teoría leninista del imperialismo, reducida la dominación de un país capitalista poderoso sobre otros, y dejando de lado que el asunto es el surgimiento de los monopolios. Es por ello que hay un antiimperialismo que solo es antiEEUU, más resuelto a establecer alianzas con otros países capitalistas poderosos. Ahora mismo para apoyar a la guerra imperialista, surge un ridículo espacio llamado “Plataforma antiimperialista” dedicada al ataque calumnioso contra el marxismo-leninismo y contra varios partidos comunistas. Como su actuar demuestra, su objetivo principal es combatir a las posiciones leninistas dentro del MCI, antes que organizar una lucha frontal contra la OTAN y los EU.
Camaradas:
Como puede apreciarse de ese apretado recuento, hay diferencias, y no hay una posición ideológica común, base única de una información y comunicación conjunta. En unos meses estaremos conmemorando el centenario de la muerte de Lenin, pero sus ideas están muy vivas, y su aporte es de gran vigencia para afrontar retos contemporáneos a los que se tiene que dar respuesta. Uno de esos asuntos es la prensa, la consciencia de clase, el partido y la Revolución.
Nadie niega que haya un incesante desarrollo de las tecnologías de la comunicación y su potencial, pero no sustituye el contacto de los comunistas con la clase, labor que permite el periódico como organizador central. Observamos que hay partidos hermanos que han mudado sus vínculos informativos a la virtualidad, liquidando sus periódicos y desmantelando sus redes propias de información y distribución, quedando prisioneros de las redes sociales, no solo para difundir sus posiciones, sino también para la construcción orgánica, enfrentando ya algunos problemas debido a la deformación que se crea en la consciencia militante. Los medios electrónicos y audiovisuales pueden ser útiles para nuestra misión política, pero única y exclusivamente, subordinados y secundarios a la prensa escrita, como eje articulador del contacto con la clase. Es un hecho que en América Latina son pocos los PC que mantienen su prensa impresa con periodicidad regular, la mayoría la reduce a la circulación virtual, quedando sin la herramienta que permite la construcción partidaria.
El Machete, periódico fundado por Siqueiros y Rivera en 1924, se coloca con determinación entre la prensa comunista que aparece regularmente, que se imprime y que se distribuye en los centros de trabajo, barrios populares, transporte colectivo, y que busca ser la voz de las luchas que no son reflejadas por la prensa burguesa y el organizador central del PCM.
No es posible apreciar viabilidad a un centro de información internacional único si no es previamente abordada la discusión sobre las cuestiones ideológicas y estratégicas.
En los últimos 20 años es de gran utilidad la red Solidnet como mecanismo de intercambio de informaciones fiable de los partidos comunistas y obreros; fiable en tanto cada PC es responsable de enviar lo que considere. Solidnet debe ser fortalecido por su gran utilidad y agilidad.
Camaradas:
Marchamos sin freno a una guerra imperialista generalizada, la incontrolabilidad del capitalismo produjo ya daños irreversibles al ambiente, la lógica de la ganancia condena a las masas al hambre mientras los alimentos son tirados a la basura, la explotación provoca la infelicidad; esas cadenas hay que romperlas. La Revolución Socialista como solución depende del rol de los partidos comunistas, factor esencial de su desencadenamiento. La historia nos presiona a cumplir con nuestras tareas.
Finalmente una breve información sobre México. Entramos al último año del gobierno socialdemócrata de Obrador. Cuando antes de las elecciones del 2018 establecimos que no existía ningún punto de convergencia y si muchos de antagonismo con su proyecto de Gobierno. Hoy es posible un balance, y no es otro que la confirmación de la prognosis que entonces el PCM señaló: se trata de un gobierno antiobrero y antipopular, que ratificó la profundización de la interdependencia con el bloque económico comercial de América del Norte a través del T-MEC, dirigido confesamente al choque con China capitalista; que es un gobierno que militarizó al país, que privilegio la ganancia de los monopolios atropellando los derechos y el nivel de vida de la clase obrera; que es un gobierno contrario a los pueblos originarios al impulsar megaproyectos contra sus tierras, territorios y derechos, un gobierno anticampesino. Por más retórica antineoliberal ninguna privatización se revirtió, ninguna empresa fue nacionalizada o estatizada; estamos ante un gobierno que se basa en la demagogia, el populismo para restaurar la dominación capitalista. Con cuanto cinismo esa corriente política se montó en la indignación provocada por el caso Ayotzinapa para terminar protegiendo a los responsables de ese crimen de Estado. La continuidad de esa corriente política socialdemócrata al frente del Estado mexicano, posibilidad muy alta en las elecciones del 2024, nos lleva a la confrontación abierta, para sostener una perspectiva de clase, con la propuesta de cambios radicales y profundos en favor de los trabajadores y el pueblo de México.