Discurso inaugural del XXIII EIPCO
Kemal Okuyan, Secretario General del TKP
Estimados camaradas,
Cuatro años después, nos encontramos de nuevo en Esmirna. En nombre del Comité Central y los miembros del Partido Comunista de Turquía, quiero darles la bienvenida a todos. Espero que el XXIII Encuentro Internacional de Partidos Comunistas y Obreros, que inauguramos hoy, sea fructífero, sincero y productivo, tras el XXII encuentro te dejamos atrás con éxito en La Habana el año pasado, gracias a las grandes aportaciones de nuestros camaradas cubanos.
Queridos camaradas, queridos trabajadores de la prensa,
El 7 de octubre, tras el asalto a Israel por parte de los combatientes de la Resistencia Palestina y el posterior aumento de la agresión israelí que una vez más se ha intensificado, el embajador israelí dio las gracias al pueblo turco. ¿Por qué hemos merecido este agradecimiento? Erdogan, qué anteriormente había atronado contra Israel en cada oportunidad, utilizó esta vez un lenguaje muy suave invitando las partes a calmarse. Sin embargo, el embajador israelí no hablaba del gobierno turco, sino de su pueblo. Decía “gracias” porque en Turquía, que es conocida por la simpatía generalizada hacia la resistencia palestina en el país, aumentado radicalmente el número de los que opinaron a favor de Israel, y algunos sectores de izquierda han hecho evaluaciones contra la resistencia palestina con la excusa de Hamás.
En primer lugar, quisiera saludar la legítima y justa resistencia del pueblo palestino y subrayar que exigimos el fin inmediato de la ocupación y la agresión israelí. Nuestra reunión recién se está comenzando; no obstante, creo que no cabe duda de que estas palabras representan la postura común de todas las partes fraternas presentes aquí. Nuestra voluntad revolucionaria y nuestros corazones están con el pueblo de Palestina.
Permítanme volver a la cuestión de la gratitud del embajador israelí. El 7 de octubre se llevó a cabo una operación de manipulación que afectó a un amplio sector de la sociedad turca. De forma muy sistemática, se ha hecho olvidar la cuestión Palestina, se puso a Hamás en primer plano y se creó la impresión, a través de algunas imágenes, unas reales y otras falsas, de que la cuestión era de “los yihadistas bárbaros que matan a los israelíes modernos”.
Estimados camaradas,
Aquí nos enfrentamos a dos problemas. Uno de ellos es el problema relacionado con nuestros canales para dirigirnos a la sociedad y a los trabajadores, que es uno de los temas de nuestra reunión. Dentro de un momento me referiré a cuestiones como los medios de comunicación, el campo de la lucha ideológica que afecta a las preferencias de las masas, la producción de noticias, etcétera. Sin embargo, ahora me gustaría tocar otro problema relacionado con los acontecimientos en Palestina.
Se trata del islam político. Camaradas, voy a ser franco, el islam político es uno de los temas sobre el cual hay mucha confusión en los partidos comunistas. El marxismo nació en Europa, se desarrolló allí. Aunque la Revolución Rusa fue en cierto modo un desafío al marxismo europeo, los bolcheviques siempre tuvieron un carácter occidental. Esto es natural porque Europa era el continente donde la clase obrera estaba más desarrollada en términos cuantitativos y cualitativos.
El marxismo no se enfrentó a una cuestión candente de religión gracias a siglos de lucha y reforma, durante los cuales la influencia de la iglesia se vio seriamente socavada. Aunque en algunos países católicos la influencia económica, ideológica y política de la iglesia era elevada, el cristianismo nunca se convirtió en una agenda política dominante para los comunistas.
En cambio, la situación es completamente distinta en el mundo islámico. El islam político y la lucha de laicismo contra él es uno de los puntos más importantes de la agenda. No se trata de una elección, sino de una obligación. Dado que el islam político se ha convertido en un fenómeno interno en el mundo entero, principalmente en Europa, ha llegado el momento de debatir esta cuestión en detalle.
El islam político, en todas sus variantes, es la pretensión de diseñar la sociedad, la esfera pública, el estado y la política según reglas religiosas. Frente a esta pretensión, no cabe otro posicionamiento de la defensa del laicismo. Esta es la esencia de la cuestión. Los partidos comunistas deberían tener en cuenta que la cuestión no está relacionada con el respeto a las creencias individuales de la gente. Por ejemplo, TKP, por un lado, recluta en sus filas a trabajadores creyentes y, por otro lado, plantea la lucha por el laicismo de la forma más dura y aguda.
La lucha contra el islam político es una cuestión de clase de pies a cabeza. Porque hoy en día, el islam político se ha convertido en una herramienta eficaz en manos de las clases dominantes no solo para atacar, dividir o controlar a los trabajadores, sino también para ganar ventaja en la competencia dentro del sistema imperialista.
Dado que no se reconoce esta base de clase, en Europa y Norteamérica, el islam político o se considera con un enfoque orientalista como “una revuelta anti imperialista, incluso revolucionaria, del mundo atrasado”, o como una barbarie anacrónica como en el caso del ISIS.
Lamento decir que ambos enfoques nos conducen a errores. Hay que reconocer que el islam político es una realidad importante del mundo moderno, es fundamentalmente un fenómeno de clase y un problema que no puede superarse con romanticismo o sentimientos de terror.
No permitiremos que la resistencia palestina se reduzca a Hamás. Pero tenemos que responder a la pregunta de por qué la religión se ha convertido determinante en la dinámica social en el mundo islámico.
Camaradas, el retroceso en Oriente Medio se debe en última instancia a la misma razón que el declive del movimiento obrero en el resto del mundo actual. Esta razón puede resumirse como el abandono de las posiciones de clase y de la perspectiva de la revolución. Una de las razones más importantes, sino la única toma del auge del populismo de derecha o de la extrema derecha en la Europa actual es el vacío dejado por la izquierda. El capitalismo genera constantemente problemas que requieren respuestas radicales. El mismo mecanismo funciona también en Medio Oriente, que tiene un trasfondo histórico, cultural y político muy diferente. La política no tolera ningún vacío. La verdad es que nos están robando la rabia de los pobres.
No podemos aceptarlo. En el momento en que dejamos a un lado la actualidad de la revolución, cometemos errores. El antiamericanismo sin el objetivo del socialismo a menudo nos lleva a ver al islam político o a las llamadas burguesías nacionales como aliados, y anteponer la democracia al socialismo a menudo nos lleva a cooperar con EEUU o la UE u otras fuerzas burguesas. Este es un círculo vicioso.
Este círculo vicioso nos hace caer en trampa tanto en Europa, América Latina o Norteamérica cómo en Iraq, Afganistán, Irán, Turquía, Egipto o Palestina.
Estas trampas son tan efectivas que algunas de las fuerzas que colaboran abierta y físicamente, no solo ideológicamente, con Estados Unidos son tratadas como “movimientos de liberación nacional”, y Erdogan, el líder que representa una oscuridad de 20 años para la clase obrera de Turquía, es etiquetado como “antiimperialista”.
Sin embargo, el marxismo-leninismo rechaza tales planteamientos fragmentarios. Sí, existen dinámicas complejas y de múltiples capas en el mundo actual. Pero si ponemos la contradicción de clase en el centro, si actuamos con la presuposición de que no puede haber otra orientación estratégica que una perspectiva revolucionaria socialista en el siglo XXI, si cerramos la puerta a cualquier cooperación temporal o permanente con la clase burguesa, si adoptamos una posición inequívoca y clara sobre laicismo y el antiimperialismo, el movimiento comunista se fortalecerá eventualmente en la arena internacional y podrá incluso convertirse en una potencia hegemónica. Este es nuestro punto de vista.
Estimados camaradas,
Creemos que hoy tenemos un problema similar sobre la guerra en Ucrania. Somos conscientes de que esta cuestión ha creado profundas divisiones entre los partidos comunistas y como partido anfitrión no pretendemos centrarnos en estas divisiones ni ampliarlas en esta inauguración. Nuestro partido ya ha compartido sus puntos de vista con ustedes y con el público a través de declaraciones, firmas y contribuciones a algunos textos comunes.
Por otra parte, tengo que decir sinceramente que en una región en la que el socialismo ha marcado todo un siglo no sólo como una opción fuera sino también como un proceso real de constitución social, nos incomoda el hecho de que los comunistas estén hoy estancados en una posición nacional más que en una posición de clase.
Estimados camaradas,
Por supuesto, esto no significa que estemos simplificando los problemas. Nos enfrentamos a problemas complejos en todo el mundo. Esta complejidad requiere una postura revolucionaria y de principio, así como un dominio político. Pero solo sabemos una cosa: los comunistas deben actuar poniendo en el centro su misión histórica: la lucha por la democracia, la paz, la Independencia, el antiimperialismo sólo adquiere sentido cuando se vincula a esa misión histórica específica. Esta cuestión no puede posponerse a un periodo en el que se den condiciones más favorables. En este contexto, debemos saber que nunca habrá condiciones más favorables.
El lema “o socialismo o barbarie” tenía mucho sentido hace cien años. Cien años después, no podemos permitir que la barbarie siga sin alternativa, como única opción. El capitalismo en todas sus formas y en términos absolutos es la barbarie, y cualquier estrategia encaminada a ganar posiciones dentro del capitalismo está condenada al fracaso. La única estrategia válida hoy es la perspectiva de la revolución socialista y cualquier posición y conquista actual debe definirse de acuerdo con esa estrategia.
De esta manera podremos liberarnos de la sombra del parlamentarismo burgués o del nacionalismo o del islam político o de los fondos de la UE o de la ideología de la clase media. De esta manera, la humanidad no tendrá que elegir entre Biden vs. Trump, Hamás vs. el sionismo, Zelenkiy vs. Putin, el régimen de los mulás vs. EEUU, Erdogan vs. la oposición burguesa pro Soros.
Camaradas,
sería un error atribuir el declive de las respuestas internacionales a las décadas de atrocidades israelíes en Palestina sólo al carácter ideológico y político reaccionario de Hamás, bien conocido por los de esta parte del mundo. Los comunistas deben ponderar más sobre los canales de información, en los que la rapidez y el impacto son cada vez más importantes. A este respecto, nuestro retraso ha tenido y seguirá teniendo grandes costes. Debemos reconocer que una de las razones importantes por las que hoy tenemos dificultades para construir una estrategia revolucionaria es la enorme superioridad del capitalismo en la arena internacional en la capacidad de manipular las percepciones de la gente.
Aunque nuestra principal arma contra esta superioridad es la organización de la clase obrera, es obvio que cada vez ponemos a más jóvenes trabajadores a merced de las redes sociales, Netflix y plataformas similares, los influyentes y la cultura popular.
Hablamos de una limitación que nos reduce a espectadores en todas las coyunturas críticas. Lo vivimos en las guerras en Yugoslavia y en Iraq, luego en Libia y sobre todo en Siria, donde justificaron intervenciones militares con contenidos elaborados en centros creados por los británicos en Estambul y otros lugares. Hoy en día hay un ataque abierto y repugnante contra el comunismo por parte del gobierno ucraniano y los EEUU y la OTAN detrás de él. Pero el anticomunismo también se perpetúa en Rusia con métodos muy sutiles. Por ejemplo, en casi todas las películas y series de televisión sobre la Segunda Guerra Mundial realizadas en Rusia con la cooperación o el apoyo de instituciones estatales, los oficiales militares son representados como héroes, mientras que los líderes del partido o los comisarios son representados como egoístas, crueles y abusivos. Debemos reconocer que esto es más eficaz que el anticomunismo abierto y crudo.
Podemos dar numerosos ejemplos de Turquía también. Tenemos que superar el descrédito del comunismo convirtiéndolo de nuevo en una alternativa fuerte, eliminando las extrañas sombras que se proyectan sobre él, tomándonos en serio las guerras de la información, conociendo su relación con la inteligencia, con nuestra lengua, con nuestra producción cultural.
Este problema es prioritario y requiere la asignación de recursos. Este problema no puede resolverse ni entregándose a nuevos canales ni recurriendo a métodos engorrosos y arcaico. Este problema tampoco puede resolverse con esfuerzos dentro de cada uno de nuestros países, tiene una dimensión internacional. Sobre esta cuestión, TKP tiene preparativos en una serie de plataformas y los compartirá con los partidos que estén interesados en el tema y con los que compartamos una perspectiva común.
Camaradas,
el 6 de febrero, Turquía sufrió un gran terremoto que también afectó a Siria. Murieron decenas de miles de ciudadanos nuestro y quedaron casi completamente destruidas algunas ciudades. Inmediatamente después del terremoto, TKP organizó gran solidaridad en todo el país, enviando equipos a los asentamientos más afectados. De una forma que los medios de comunicación burgueses no pudieron ignorar, nuestro partido hizo y sigue haciendo lo que debería hacer el Estado. Después se celebraron las elecciones y TKP recibió unos votos incomparablemente inferiores a su influencia política, no solo a escala nacional, sino también en la región del terremoto. Tanto es así que algunas fuerzas distintas a nosotros en los medios de comunicación acusaron al pueblo de “deslealtad”.
TKP, por su parte, prosiguió su labor sin ningún reproche. Con paciencia y de acuerdo con su propia estrategia, siguió organizándose en barrios obreros dominados por ideologías conservadoras, y abrió casas de barrios y edificios del partido. Actuamos y seguimos actuando con paciencia, sabiendo que el hecho de que el impacto que hemos creado no se traduzca en votos se debe a que el pueblo trabajador busca y espera “soluciones inmediatas”. No cambiaríamos nuestro poder organizado y nuestra influencia política por millones de votos. Esta organización e influencia a veces se convierten en votos o a veces no. Pero queremos que se aseguren de lo siguiente: después de 80 años de prohibición, TKP se ha convertido en una realidad importante de este país al final de 20 años de lucha y seguimos nuestro camino.
Turquía es un país difícil. Si bien nuestro país, que durante años ha sido tomado como la avanzadilla del imperialismo estadounidense, mantiene esta característica, también está adquiriendo un carácter imperialista y neo-otomanista como producto de las necesidades expansionistas de la burguesía turca, que se está fortaleciendo rápidamente. Los objetivos como “primero la democracia”, “primero la cuestión kurda”, “primero el fin de la dependencia de EEUU”, “primero la derrota del islam político”, son objetivos que se anularan mutuamente y obstaculizan el desarrollo independiente del movimiento obrero. Además, asistimos una vez más a la intensificación de los esfuerzos para declarar ilegítima la República de Turquía, fundada hace 100 años como elemento del frente revolucionario, cómo resultado de una Revolución burguesa. TKP se esfuerza por llevar la herencia republicana del país al socialismo sobre un eje completamente anticapitalista.
A partir de ahora, cualquier cambio radical en Turquía sólo tendrá un carácter socialista. Estamos seguros de ello. El coste de nuestra falta de preparación cuando las condiciones estén maduras sería la victoria de la contrarrevolución. La historia de Turquía es, en cierto modo, una historia de contrarrevoluciones; sin embargo, también interpretamos esto como un embarazo para la Revolución y continuamos nuestra lucha de acuerdo con nuestra misión histórica.
Con el entusiasmo y las esperanzas puestas en esta lucha, le saludamos amigablemente, fraternalmente, camaraderilmente y les damos una calurosa bienvenida.
20 de octubre de 2023