“El Machete sirve para cortar caña, para abrir las veredas en los bosques umbríos, decapitar culebras, tronchar toda cizaña, y humillar la soberbia de los impíos ricos”
Sobre el resultado electoral en Argentina
Al realizarse la segunda vuelta de las elecciones presidenciales en Argentina resultó electo Javier Milei, un representante de las fuerzas reaccionarias y anticomunistas, que en los últimos años han sido promovidas en Europa y América, por ejemplo, con Verastegui en México, Gloria Álvarez en Guatemala, o el Partido VOX en España. Un ejemplo de estos gobiernos fue la presidencia de Bolsonaro en Brasil. En esencia se trata de una gestión del capital de ataque más abierto contra la fuerza de trabajo, los derechos sindicales y laborales; de reducción de los presupuestos sociales, y una promoción de las ideas oscurantistas, retardatarias y anticientíficas. No tenemos duda de que la clase obrera y el pueblo argentino acrecentarán su infelicidad, continuará viviendo en el sistema de la explotación, de las superganancias para los monopolios y la pauperización, la insalubridad, la barbarie.
Las elecciones Argentina plantearon una falsa disyuntiva, entre el mal peor y el mal mucho peor. El miedo a la reacción fue aprovechado para empujar a parte importante de la clase obrera hacia la candidatura de Massa, el peronismo y sus subordinados, que ofrecía la continuidad y el reforzamiento de las políticas antipopulares del gobierno del Frente de Todos. Pese a sus diferencias en métodos, ambas opciones buscaban gestionar el capitalismo, apoyándose en uno u otro bloque monopolista, y asegurar la explotación capitalista.
No faltarán voces que pretendan responsabilizar a quienes se rebelan contra esta falsa disyuntiva de su propio fracaso. Que endosen a quienes no se someten el triunfo del “mal mayor”, cuando la responsabilidad plena de un voto mayoritario por la reacción es el fracaso de la gestión socialdemócrata del progresismo, que está atada a los propios límites del capital. No hay programa social ni beneficencia estatal que logre solucionar los graves problemas que aquejan a la clase obrera. El fraude del progresismo lleva a los sectores populares a la desesperanza y la desilusión, caldo de cultivo que aprovechan las fuerzas de la reacción para hacerse del gobierno. Entrando en un ciclo muy conocido en nuestro continente, donde el progresismo y la reacción, se turnan los gobiernos: algunas cosas cambian para que todo siga igual.
Y esta agonía, este laberinto sin salida, tiene que terminar, con una alternativa propia de la clase obrera, de todos los explotados y oprimidos.
La mejor forma de combatir la reacción no es alineándose cada vez más al “centro”, subordinándose ya no corrientes socialdemócratas, sino incluso abiertamente liberales. Por el contrario, la primera precondición es la independencia de clase, política y organizativa que coloque el camino para la satisfacción verdadera de los problemas obrero-populares, independencia no solo de las expresiones reaccionarias, sino de todas las fuerzas burguesas, incluyendo su versión socialdemócrata.
Saludamos a quienes, en Argentina, dan ya ese paso para construir la alternativa de los trabajadores.
¡Proletarios de todos los países, uníos!
La Sección de Relaciones Internacionales del CC del PCM
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