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El debate chilango: la voz de los explotadores

Ángel Chávez

 

En el llamado “primer debate chilago”, en el que participaron los tres candidatos registrados (Clara Brugada, Santiago Taboada y Salomón Chertorivski), se escuchó una misma voz: la de los explotadores.

Más allá de las mutuas acusaciones sobre corrupción, cabe destacar que en los tres candidatos se hizo presente la común idea de mantener y extender los programas sociales, ahora la coalición “va x México” y Morena están de acuerdo con ofrecer un “estado de bienestar”, que es una versión neokeynesiana en que el gran capital sigue ganando a cambio de dar migajas a los trabajadores.

Sin embargo, además de ser vanas estas promesas de mejorar las condiciones de vida de la clase obrera, las posibilidades de que los trabajadores tengan una mejor calidad de vida en los marcos del capitalismo está siempre acotada por los intereses de los monopolios.

Mejorar las condiciones de vida de los trabajadores implica restar ganancias a los monopolios, pero la riqueza que estos acumulada es tan grande que pueden darse el lujo de otorgar pequeñas mejoras a los trabajadores sin verse sustancialmente afectados. Las pequeñas mejoras, en forma de programas sociales o aumentos salariales que no logran rebasar la inflación, no resuelven el problema de la pobreza.

Aunque los candidatos han propuesto dar empleos dignos, derecho a la cultura y la educación, a la vivienda, salud y sistema de cuidados; la realidad es que no podrían cumplir estas promesas sin arrancar a los monopolios la riqueza que hoy acumulan.

Los programas sociales dentro del capitalismo, hacen que los trabajadores dependan del gobierno que se los ofrece, creando una dinámica clientelar que no resuelve el problema de raíz, que es la explotación. El estado de bienestar es el intento de disfrazar al capitalismo haciendo creer que es un sistema funcional, es intentar “humanizarlo”.

Los programas sociales que ha repartido Morena y los anteriores partidos en el gobierno, son pagados con los mismos impuestos de los trabajadores, y en muchas ocasiones benefician a los empresarios, por ejemplo “jóvenes construyendo el futuro” que regala a las empresas mano de obra precarizada. Los programas sociales son paliativos insuficientes, pero permiten maquillar los datos de la situación de vida de los trabajadores, por ejemplo, aparentando que se disminuyó la pobreza en México.

Los trabajadores que todo lo producen, no merecen dádivas mezquinas o migajas, merecen tener todo en sus manos. Para que los trabajadores tengan pleno empleo, acceso a salud, vivienda, cultura y una vida digna en general, se necesita un nuevo poder y una nueva economía, un cambio radical.

En el Partido Comunista de México proponemos algo que es real y no “utopías”, propone transformarlo todo, arrancar a los monopolios la riqueza que roban a los trabajadores, y entregarla a los obreros, a los pueblos originarios, los sectores populares, la mujer y la juventud trabajadora.

Para que la voz de los trabajadores se escuche y hablen los hoy dominados, el Partido Comunista de México es la alternativa en la Ciudad de México y en todo el país.

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