Por: Alejandro del Toral

A escasos días de que se confirmaron los resultados electorales de las pasadas elecciones federales, el Instituto Nacional Electoral (INE) le retiró el registro al Partido de la Revolución Democrática (PRD) a nivel nacional, acabando así con los más de 30 años de existencia de este partido.

Rápidamente, el líder nacional del PRD, Jesús Zambrano, declaró ante los medios que este suceso se debía a una falta de estrategia de campaña dentro de la coalición “Va X México”. Sin embargo, si estudiamos de manera materialista dialéctica la historia del PRD y sus relaciones con los distintos sectores de la sociedad, podremos darnos cuenta de que el “partido del sol azteca” ya arrastraba múltiples problemas desde hace décadas. Por ende, he de preguntarnos lo siguiente: ¿el colapso del PRD fue producto de una mala organización electoral o de un proceso histórico más complejo?

Para responder esta interrogante, debemos de analizar los dos puntos mencionados previamente: su historia y sus relaciones interclasistas.

Con respecto a su historia, podemos destacar lo siguiente: el Partido de la Revolución Democrática surgió como una fracción política dentro del Partido Revolucionario Institucional (PRI) bajo el nombre de “Corriente Democrática”, que pretendía rescatar el ideal cardenista y contender en las elecciones del año de 1988. Para aglutinar una mayor fuerza política, esta divergencia priista se acercó diversas organizaciones sociales y políticas para poder conformar una “oposición de izquierdas”.

Lejos de lo que se pueda comentar del proceso electoral de aquel año, es importante resaltar que el Partido Mexicano Socialista, sucesor legal del Partido Socialista Unificado de México y a su vez del histórico Partido Comunista Mexicano, terminó por ceder sus recursos y registro político a la disidencia priista encabezada por Cuauhtémoc Cárdenas una vez que concluyó el periodo electoral, surgiendo así el PRD. Con esta acción, la clase obrera mexicana había sido traicionada por la camarilla eurocomunista y socialdemócrata que se había apoderado de lo que alguna vez había sido el PCM.

Desde entonces, el PRD obtuvo el poder ejecutivo en varios estados y una gran representación en el poder legislativo que asentó la influencia del partido entre la sociedad mexicana – aunque esta influencia nunca trajo mejoras significativas para la clase trabajadora –. Sin embargo, durante el periodo del 2000-2012 la influencia del partido fue dispersada por una cuestión en particular: la figura de López Obrador.

La imagen del aquel entonces jefe de gobierno del Distrito Federal había entrado en conflicto con la fracción de Cuauhtémoc Cárdenas previo y posterior a las elecciones del 2006. Esta pugna interna del partido fue el germen de lo que hoy es MORENA y de la decadencia del PRD, que comenzó después de las elecciones del 2012 y se agudizó durante el periodo 2018-2024, perdiendo finalmente su registro a nivel federal después de haber colaborado con sus históricos enemigos el PRI y el PAN.

Como hemos podido revisar en el breve resumen de la historia del partido socialdemócrata, las pugnas internas dentro del partido no fueron la única constante en su historia, sino que también la traición hacia la clase obrera fue agudizándose en beneficio de los empresarios e incluso de la política neoliberal. Por ende, he de responder la siguiente cuestión: ¿cómo fueron las relaciones del partido del sol azteca con los empresarios y los trabajadores?

En las propuestas de campaña, el PRD se caracterizó por querer acercarse a la clase trabajadora con promesas de reducción del costo de la canasta básica, el incremento del salario mínimo, entre otros. Empero, la realidad demostraba que las políticas del partido de Zambrano eran de conciliación o servidumbre total para con la burguesía. Algunos ejemplos contemporáneos lo pueden ser la negativa a la reducción de la jornada laboral y del incremento de las pensiones; mientras que, durante la época de López Obrador, podemos destacar el confrontamiento con organizaciones como el EZLN por la realización de la “otra campaña”.

Una vez hemos analizado el trayecto de este partido socialdemócrata así como sus relaciones con distintos sectores sociales, podemos afirmar varias cosas: en primer lugar – y respondiendo la pregunta del inicio, la caída del PRD fue producto de un proceso complejo y extenso, en el que imperó el oportunismo pequeñoburgués y afín a los intereses de los empresarios y no de los trabajadores; en segunda instancia, el caudillismo alrededor de la figura de López Obrador sustituyó el discurso original del partido y, en su lugar, se buscó respaldar su figura durante el 2000-2012; en tercer lugar, la liquidación del histórico Partido Comunista Mexicano debilitó enormemente la lucha obrera y social en el país, ya que, si bien el PCM tenía un viraje eurocomunista marcado, sus posteriores reorganizaciones adoptaron una perspectiva socialdemócrata y que su única aspiración era llegar al poder por las urnas, más no defender a los obreros; como cuarta afirmación, es preciso decir que la represión en los gobiernos perredistas no fue muy distinta a las de las gestiones neoliberales; por último, el alinearse con sus supuestos jurados enemigos en las contiendas electorales de los últimos años perjudicó su imagen para con la ciudadanía, quien finalmente se percató de la farsa que representaban.

Teniendo estas valoraciones en cuenta, podemos afirmar que la ideología socialdemócrata no es la que beneficiará a los trabajadores si un partido afín a esta agenda llega al poder. Por ende, así como con el PRD no hubo una solución para los problemas del pueblo mexicano, con MORENA – hoy la patria izquierda del capital – tampoco habrá una solución para los problemas de la clase obrera.