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Independientes de la socialdemocracia, con los trabajadores

Pável Blanco Cabrera, Primer Secretario del CC del PCM

Entre 2010 y 2014 en un proceso orgánico de profunda deliberación el Partido Comunista de México ajustó su línea estratégica y táctica y elaboró su nuevo Programa. Independientemente de la correlación de fuerzas de trata de acumular políticamente en dirección del derrocamiento del capitalismo y de la toma del poder por la clase obrera, desencadenándose de la política de la política oportunista de una etapa intermedia, básicamente inscrita en el capitalismo consistente en la imposible mejoría de las condiciones de vida de la clase obrera y capas populares, y la ampliación de conquistas democráticas.

Así confrontamos a los Gobiernos Federales de Calderón, Enrique Peña Nieto, de López Obrador y ahora a Claudia Sheinbaum. Y no es que antes no fuera así, puesto que mantuvimos la lucha contra los Gobiernos de Salinas de Gortari, Ernesto Zedillo y Vicente Fox, pero con el límite de una política que se concentraba solamente en la gestión neoliberal del capitalismo, lo cual permitió que la socialdemocracia catalizara la voluntad de cambio frente a las políticas de choque, error del que somos autocríticos, y que no pensamos volver a cometer. Veamos un ejemplo: la lucha contra las privatizaciones. En nuestro país el desarrollo capitalista tuvo como una de sus palancas el sector Estatal de la economía, que a mediados de los 80 transfirió a monopolios privados. Hoy la socialdemocracia intenta recuperar el control Estatal de algunas ramas de la economía, pero la esencia es que pública o privada tal economía es capitalista. Durante el último siglo los trabajadores de México quedamos atrapados en ese movimiento pendular de la burguesía: hoy intervención del Estado en la economía, hoy privatizaciones, y el desarrollo capitalista en marcha, y las superganancias de la burguesía y sus monopolios ensanchándose y la clase obrera sometida a la explotación, a la precarización.

No debe quedar duda que Obrador y Sheinbaum se han esforzado para superar las inestabilidades del capitalismo en México, sobre todo la crisis política, y la creciente –hasta 2018- protesta social y que lo han llevado a mejorar su posición dentro del sistema imperialista. La vieja fórmula de la burguesía bonapartista que triunfó en la revolución democrático-burguesa de 1910: desmovilización y control/corporativización social, con la innovación de la aparente universalidad de los programas sociales, el asistencialismo como política Estatal principal de la burguesía. Y ese fenómeno social reforzó la deslegitimada dominación de clase. Por supuesto ni son invencibles, ni su fortaleza es inexpugnable, pero obviamente no podemos desdeñar que hay nuevos temas políticos e ideológicos para atraer a los trabajadores al campo de la lucha de clases, pues detrás de esta llamada “prosperidad compartida” está la barbarie del capitalismo que golpea con toda su fuerza, con violencia y muerte y el deterioro de las condiciones de vida de los trabajadores.

Al enfrentar a Calderón varios cuadros del PCM fueron hostigados y perseguidos, y amenazados con la prisión. Con Peña Nieto varios cuadros del PCM fueron asesinados y desaparecidos en Guerrero, Tamaulipas y Oaxaca. La socialdemocracia, como enemigo de clase modificó los mecanismos de confrontación contra los comunistas: aislarnos, cercarnos, y plantearnos varias invitaciones a la rendición. Solo que no tenemos disposición ni de rendirnos, ni de dejarnos cercar.

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