Acuerdo comercial entre Estados Unidos y la Unión Europea
Francisco Olivera
El nuevo acuerdo entre los Estados Unidos y la Unión Europea refuerza sus lazos pero manifiesta la desigualdad en sus relaciones. EEUU habla de una victoria. La Unión Europea se compromete a la compra de mercancías fabricadas en Estados Unidos y en invertir grandes sumas en detrimento de su propia economía. El tratado refuerza la tendencia de la UE a desvincularse de la producción rusa y, tan solo unas semanas después de la cumbre de la OTAN, reafirma el compromiso de incrementar la compra de material militar estadounidense.
El Acuerdo comercial
El domingo 27 de julio, se celebró en Escocia una reunión entre la Unión Europea, representada por la presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, y Estados Unidos, encabezado por el presidente Donald Trump, en la que se alcanzó un acuerdo comercial. El pacto se logró tras meses de tensiones, amenazas de aumento de tarifas comerciales y la advertencia final de Trump de imponer altos aranceles si no se concretaba un acuerdo antes del 1 de agosto.
Meses antes del acuerdo, Trump impuso aranceles del 20%, y en abril envió una carta a Von der Leyen en la que amenazó con aumentarlos hasta el 30%. En respuesta la presidenta de la Comisión Europea advirtió públicamente que se estaban considerando “todas las opciones” y días antes de la reunión en Escocia la UE advirtió que elaboró listas de represalias comerciales por un valor total de 93,000 millones de euros contra productos estadounidenses.
El acuerdo alcanzado en Escocia tiene como puntos centrales:
- Aranceles del 15%. A partir del 1 de agosto, Estados Unidos aplicará un arancel único del 15% a la mayoría de los productos de la UE, incluidos automóviles, autopartes, productos farmacéuticos y semiconductores.
- Trato especial para productos estratégicos. Desde el 1 de agosto de 2025, los aranceles sobre aeronaves, componentes aeronáuticos, ciertas sustancias químicas, medicamentos y recursos naturales no estarán sujetos a aranceles.
- Compromiso energético europeo. La UE se compromete a comprar productos energéticos estadounidenses (gas natural licuado, petróleo y energía nuclear) por un total estimado de 750,000 millones de dólares hasta 2028. Esta estrategia busca reducir la compra del gas y el petróleo rusos.
- Adquisición de tecnología crítica. Además, la Unión planea adquirir chips de inteligencia artificial fabricados en EEUU por un valor de 40,000 millones de euros, con el fin de mantener su competitividad tecnológica.
- Inversión europea en EEUU. Durante el actual mandato presidencial, la UE invertirá 600,000 millones de dólares en territorio estadounidense, cifra que se suma a los más de 100,000 millones que las empresas europeas ya destinan anualmente a ese país.
- Aranceles especiales sobre el acero y aluminio. Estados Unidos mantendrá un arancel del 50% sobre estos materiales.
- Reducción de barreras regulatorias. La UE se comprometió a revisar requisitos internos que afectan a las exportaciones estadounidenses, especialmente aquellos que dificultan la participación de pequeñas y medianas empresas. Entre otras acciones, se buscará reducir la carga burocrática para los exportadores.
Von der Leyen afirmó que el acuerdo “aportará estabilidad y previsibilidad. Eso es muy importante para las empresas a ambos lados del Atlántico”, mientras que el presidente estadounidense señaló: “Pudimos alcanzar un acuerdo satisfactorio para ambas partes, así que es un acuerdo muy sólido. Es el mayor de todos los acuerdos”.
Según datos de la UE, el comercio bilateral entre la Unión Europea y Estados Unidos alcanzó 1,68 billones de euros en 2023.
Principales socios comerciales de la Unión europea en 2024
Visiones al interior de Europa
Sin embargo, el acuerdo y su proceso de negociación mostraron las divisiones al interior del bloque europeo. Antes de la firma, Francia abogó por una postura firme frente a Washington, mientras que Alemania e Italia presionaban por cerrar un acuerdo rápidamente. La amenaza del 30 % contribuyó a unificar posiciones dentro de la UE.
Una vez firmado el acuerdo, las divisiones han vuelto a aflorar, industriales y gobiernos han mostrado pesimismo frente al acuerdo, y otros gobiernos han fijado una posición de manera cauta.
A partir de la firma del acuerdo diversos representantes políticos han realizado comentarios.
En Bruselas, el Comisario europeo de Comercio, Maros Sefcovic expresó la postura: “No se trata solo de comercio. Se trata de seguridad. Se trata de Ucrania. Se trata de la actual inestabilidad geopolítica”.
Bernd Lange, presidente de la Comisión de Comercio del Parlamento Europeo, también se mostró insatisfecho, calificó el acuerdo de “no ser una obra maestra del arte de la negociación” y lo consideró un “acuerdo falto de equilibrio”.
El primer ministro de los Países Bajos, Dick Schoof, declaró que hubiera sido mejor un acuerdo sin aranceles aunque, “aporta mayor claridad a nuestras empresas y mayor estabilidad a los mercados”.
El canciller alemán, Friedrich Merz, respaldó los resultados: “La unidad de la Unión Europea y el arduo trabajo de los negociadores han dado sus frutos. La Comisión Europea cuenta con todo mi apoyo en las próximas negociaciones sobre los detalles del acuerdo” y también, “Este acuerdo ha conseguido evitar un conflicto comercial que habría afectado duramente a la economía alemana, orientada a la exportación. Esto se aplica en particular a la industria automovilística, donde los aranceles actuales del 27.5% se reducirán casi a la mitad, hasta el 15%”.
“Lo único positivo de este acuerdo es que, por el momento, se ha podido evitar una nueva espiral de escalada”, comunicó la Federación de la Industria Alemana. Sin embargo advierten que esto costará “crecimiento, la prosperidad y el empleo”
Giorgia Meloni, Presidenta del Consejo de Ministros de Italia, consideró que alcanzar un acuerdo “evita el riesgo de una guerra comercial en Occidente, que tendría consecuencias impredecibles” y también, “Considero positivo que haya un acuerdo, pero si no veo los detalles no puedo juzgarlo de la mejor manera”.
El Primer Ministro de Bélgica, Bart De Wever, comentó: “Este es un momento de alivio, pero no de celebración”.
El Primer Ministro de Francia, François Bayrou, fue más crítico: “Es un día sombrío cuando una alianza de pueblos libres, reunidos para afirmar sus valores y defender sus intereses, se resigna a la sumisión”.
Michel Barnier, ex Primer Ministro de Francia, también expresó su descontento: “Es una admisión de debilidad: debilidad en la posición negociadora, en el deseo de reindustrialización, en la ambición de existir en las nuevas tecnologías. Y, sobre todo, una debilidad estratégica a la hora de mantener un equilibrio de poder, apoyándose en lo que se supone es el activo último de la Unión Europea: su mercado único y su poder comercial”.
El Ministro delegado de Asuntos Europeos de Francia, Benjamin Haddad, afirmó: “Ursula von der Leyen niega lo obvio: este acuerdo es malo. Malo para el ambiente, malo para nuestra autonomía estratégica, malo para nuestras empresas. La Unión Europea podría haber mostrado su fuerza, pero ha cedido”.
En Hungría, el Primer ministro de Hungría Viktor Orbán ha pedido la dimisión de Ursula von der Leyen: “Esto no ha sido un trato. Trump se ha desayunado a Von der Leyen. Él es un negociador fuerte; ella, una negociadora de peso pluma. Será difícil presentar el acuerdo entre la UE y EEUU como un éxito”.
Más allá de Europa, también hubo reacciones. El Ministro de Asuntos Exteriores de la Federación de Rusia, Sergei Lavrov, advirtió que “tal enfoque conducirá a una mayor desindustrialización de Europa y a un desplazamiento de las inversiones hacia Estados Unidos”.