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El GenZ y las revoluciones de color

El GenZ y las revoluciones de color

El imperialismo tiene un amplio catálogo de procedimientos para destruir la soberanía de otros países en su beneficio: bloqueos económicos, bombardeos aéreos, asesinatos dirigidos por la CIA, entre otras. Pero lo que más nos interesa en este momento son las así llamadas revoluciones de colores.

Una revolución de color tiene el único propósito de reemplazar la administración en turno por una más alineada a los intereses de uno u otro bloque imperialista. En la mayoría de los casos, ha sido EE.UU. el promotor de estos golpes de colores. Para esto, los yanquis han utilizado principalmente un método creado por un especialista en ciencias políticas llamado Gene Sharp. Se ha desarrollado en múltiples países del mundo a través del tiempo, desde Ucrania, pasando por la primavera Árabe, hasta Nepal y finalmente hay una tentativa de repetirlo en México a través de la así llamada Generación Z.

Este método se caracteriza por la utilización de una campaña mediática para dirigir un movimiento de masas. Utiliza a los jóvenes y organizaciones juveniles, los cuales reciben apoyo de los sectores más reaccionarios de la burguesía del país en cuestión. A pesar de ser funcionales a estos sectores reaccionarios, para la masa que los conforman son movimientos sin un objetivo claro más que “estar en contra del gobierno actual”, usan consignas vagas como “la corrupción” como estrategia de marketing y utilizan simbología simple o basada en la cultura pop. Sus líderes se esconden detrás del anonimato pretendiendo que es un movimiento descentralizado.

Un movimiento que recientemente ha surgido de forma espontánea, el así llamado movimiento GenZ México cumple estas características al pie de la letra. Su página de X inicialmente seguía a varias figuras o perfiles de derecha. Algunos ejemplos son: Felipe Calderón, Ciro Gómez Leyva, Javier Milei, Agustín Antonetti, entre otros. Ha habido declaraciones que afirman que la página era originalmente un “apéndice digital” de la campaña de Xóchitl Gálvez que fue reactivada. La página de instagram de la GenZ también tenía un link redirigiendo a la página del movimiento “El INE no se toca” fundado por Claudio X. González y que ha sido impulsado por el Partido Acción Nacional. Ha recibido apoyo del noticiero de Salinas Pliego Azteca Noticias. Esta es una pequeña parte de la montaña de evidencias que muestran que varios miembros del sector más reaccionario de la burguesía mexicana parecen bastante a favor del movimiento GenZ.

Sabemos también que Lilly Tellez dio una entrevista en el noticiero derechista, aliado de Trump, Fox News, donde hizo declaraciones tales como: “La ayuda de EE.UU. para lidiar con los carteles es bienvenida, así se sienten la mayoría de los mexicanos. Los únicos que se oponen a esto son los narco-políticos como Sheinbaum”, “Los mexicanos tienen miedo de las alianzas del gobierno con el narco (…) el gobierno mexicano protege al narco”, “El presidente Trump quiere ayudar a los mexicanos con su problema del narco”.

Entonces, hay políticos panistas pidiendo directamente una intervención americana, comparando a México con Venezuela. Sabemos que el PAN es el partido más alineado con los planes intervencionistas de EE.UU., sabemos que el GenZ está siendo impulsado por varios empresarios importantes, y sabemos que la burguesía de América Latina tiene una amplia historia de aliarse con Estados Unidos para llegar al poder. Sabemos que el movimiento GenZ es un movimiento de masas dirigido por una campaña mediática. Que se organiza a través de redes sociales, con un grupo de líderes mayormente anónimos y desconocidos. Sabemos que utiliza un símbolo de la cultura pop como estrategía de marketing.

La GenZ no tiene un objetivo claro, se limita a denunciar la inseguridad y la corrupción; su única propuesta para solucionar el problema es “hay que quitar a Morena” sin decir absolutamente nada concreto de qué pasa después de quitar a Morena y como ello solucionaría estos problemas. Esta falta de claridad es intencional, tiene el objetivo de atraer a grandes masas de gente sin formación política que, por obvias razones, expresan hartazgo por la actual situación del país.

Claramente funciona, las personas se desesperan cuando ocurre una balacera en su ciudad y al ver a un movimiento que dice tener la solución, al que cualquiera puede unirse, encuentra una oportunidad muy tentadora de cambiar las cosas. Su estrategia es intentar hacer campañas mediáticas sobre cualquier evento que refleje la situación de inseguridad en el país. El asesinato de Carlos Manzo les permitió crecer de 2,000 personas a 6,000 personas en tan solo tres días. Además de que tienen intenciones de sacar a la luz posibles actos de corrupción en el gobierno mexicano para aumentar el enojo colectivo y así acrecentar sus filas.

Aún si este movimiento no logra objetivo inmediato, el solo hecho de que partidos burgueses se vinculen a tácticas de desestabilización, modifica profundamente las dinámicas de la lucha de clases en el país, creando condiciones favorables para la criminalización de la protesta legítima y la confusión ideológica entre las masas. El antecedente del #YoSoy132 en México es una muestra de esto, pues este movimiento, bajo el discurso del apartidismo, terminó por cooptar a sectores de la juventud para Morena, con algunos de sus principales dirigentes terminando en puestos gubernamentales. Estos hechos demuestran que estas estrategias no son nuevas, sino formas contemporáneas de penetración ideológica, dirigidas especialmente a la juventud.

Esta situación resulta relevante por dos motivos adicionales. El primero es la incertidumbre. La realidad es que estas técnicas de revolución de color jamás han sido utilizadas dentro de nuestro país y es imposible determinar a ciencia cierta qué tan efectivas resultarán. El segundo, es que incluso si asumimos que el movimiento es incompetente, solo el hecho de movilizar a las personas sin un buen plan de seguridad ya pone vidas en riesgo. No debemos subestimar la capacidad mediática del GenZ en un contexto de violencia y desesperación cotidiana.

El GenZ debe ser analizado, debemos pasarle la lupa del marxismo-leninismo, analizar su origen, sus métodos de agitación, su composición social y el papel que desempeña en la estrategia general del imperialismo, pero no solo como amenaza, sino también como oportunidad.

Considero que una tarea de nuestra organización es contraponer una alternativa de lucha auténticamente popular, de clase y organizada, que no responda al espontaneísmo, que realice su trabajo a pie de fábrica, escuela, ejido o barrio, donde existe el movimiento real y no que no limite su rango de acción a las redes sociales, que logre aglutinar a jóvenes trabajadores, estudiantes, campesinos, artistas y demás sectores de la juventud proletaria oprimidos por el yugo del capital, con una estrategia revolucionaria y no una que sea manipulada por los sectores más reaccionarios de la burguesía.

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