Experiencias y retos de la prensa revolucionaria
Jazmín Padilla
I
Agradecemos al Consejo Editorial de Tribuna Popular y a su Director el camarada Carlos Aquino la invitación a colaborar con esta edición especial con motivo del 65 aniversario de este histórico periódico, que es ya un baluarte del movimiento obrero no sólo venezolano sino internacional. Para los que nos dedicamos a la prensa revolucionaria, la larga y admirable trayectoria de Tribuna Popular es una referencia imprescindible.
Quisiéramos comenzar la exposición de nuestra experiencia y las conclusiones que derivamos de ella con una breve historia de nuestro órgano de prensa.
Cuando en 1994 un grupo de camaradas se propuso la reorganización del Partido Comunista en México –luego de que éste, en nombre de posiciones programáticas cercanas al eurocomunismo, fuera liquidado en 1981- eran tiempos en los que la confusión y el transfuguismo provocado por la embestida contrarrevolucionaria a nivel mundial y a la derrota temporal del socialismo en la URSS hacían difícil la tarea de la prensa comunista. Hay que decir que en México había un vacío de más de una década de partido comunista, más de doce años de que la clase obrera en nuestro país no contara con un referente organizativo basado en los principios del marxismo-leninismo, que se planteara como objetivo la revolución socialista.
Se arrastraba con una serie de confusiones, más el hecho de proponerse la reorganización del partido en lo más álgido de la contrarrevolución tuvo un mérito heroico.
En medio de las dificultades impuestas el órgano central no pudo imprimirse de manera periódica, más se logró publicar Cuadernos de marxismo, revista teórico-política trimestral del Partido de los Comunistas Mexicanos. A principios del siglo se comienza la publicación de Nuestro Tiempo, órgano de difusión del Consejo Nacional del Partido de los Comunistas Mexicanos. Es el momento en que se definían ya con mayor claridad algunos conceptos como ruptura y ofensiva, nuevos acontecimientos en México y en el mundo aportaban elementos para darles contenido y fondo.
El proceso unitario que llevábamos a cabo entonces con el PRS estaba llegando a su culminación con la constitución, el 26 y 27 de julio de 2003, del Partido de los Comunistas. Fue un acuerdo de su primer pleno del Comité Central crear un órgano de difusión y una revista teórica, dicho acuerdo se materializa con el surgimiento de El Comunista, órgano del Comité Central del Partido de los Comunistas, siendo nombrado como director el camarada Marco Vinicio.
Fue difícil echar a andar el proyecto editorial, dos problemas que nunca pudimos resolver; lo arraigado del trabajo artesanal entre los cuadros de dirección, que privilegiaban la tradición oral como forma de difundir las ideas; pero más que eso la incomprensión de la necesidad de un periódico que fuera agitador, propagandizador y organizador del trabajo partidario. Así se pudo constatar cómo el periódico se almacenaba en algunos locales del partido en los estados, o pasaban meses los paquetes del periódico en la cajuela de los vehículos de algunos dirigentes sin que fueran entregados a los responsables. Situaciones como estas impedían que el trabajo de edición del periódico fuera una responsabilidad colectiva.
Aunado o derivado de esto se manifestaban ya los síntomas del fracaso del proceso unitario. No pudo consolidarse la unidad ideológica. Entre agosto y septiembre de 2008 el Comité Editorial plantea su reestructuración tratando no sólo resolver la parte operativa para la edición de El Comunista, sino principalmente para tratar de nuclear ideológicamente a los cuadros que integraran dicho comité. Se propone un nuevo diseño, un nuevo formato para el periódico, se inicia una Nueva Época.
El contenido del número 10 de octubre del mismo año resultó en una diferencia al proponer incluir en ese número un artículo sobre el Comandante Manuel Marulanda. Se argumentó que por la situación de criminalización de la solidaridad a las FARC-EP y el acoso policiaco y mediático contra el Partido no era conveniente publicar nada sobre el tema. Poniéndose en cuestión uno de los principios fundamentales de un partido comunista, el internacionalismo proletario. Pero es con la publicación del número 11, de diciembre de 2008, que se hace más evidente el choque al incluir en ese número un artículo del camarada Miguel Urbano Rodrigues sobre Trotsky, Lenin y Stalin. En un pleno del CC la fracción reformista-oportunista lanzó un furibundo ataque contra El Comunista y se deslindó del Consejo Editorial, pero nunca plantearon un debate serio sobre cuáles eran las diferencias a las que aludían y con las que no estaban de acuerdo.
Fracturada ya la unidad en ese periodo de crisis El Comunista se convirtió en el arma contra la corriente oportunista y reformista y el núcleo de reorganización de lo que habría de ser el nuevo paso, es decir nuestro IV Congreso, la concreción del Partido Comunista de México.
Pero, ¿acaso era equivocada la política editorial de El Comunista? Nosotros afirmamos que no. En todos aquellos lugares donde la militancia cumplía la tarea de distribuir el periódico, el partido se desarrolló ampliamente, se consolidaron ideológicamente los nuevos cuadros y se elevó el nivel político de toda la militancia. Se creó una red de distribución y corresponsales que permitió no sólo nutrir sus páginas, sino que pudimos llegar a nuevos lugares en donde casi inmediatamente se iniciaban círculos de estudio y se formaban células partidarias. El Comunista cumplía la función que para un periódico revolucionario le asignara Lenin. En esta época el periódico juega una importancia capital en el proceso de elaboración de las Tesis de nuestro IV congreso y de la reorganización partidaria.
Hoy en día, a dos años de distancia del IV congreso, El Comunista tiene un nuevo empuje, periodicidad conquistada, distribución más eficiente, su tiraje aumenta, expresa el giro obrero, acompaña nuestro accionar entre los trabajadores, las opiniones vertidas en sus hojas pesan y atraen hacia el Partido a organizaciones de masa y sindicatos.
II
Es una posición de los comunistas que la fuerza de la clase obrera reside en su unidad sobre la base de la conciencia política. En el ¿Qué Hacer? de Lenin encontramos más que un manual sobre organización, encontramos una reflexión profunda sobre las formas posibles y límites de la conciencia sin el agente exterior, es decir el partido marxista-leninista, que al situar la opción del socialismo contribuye decisivamente a impulsar la marcha de la Historia, convirtiendo a la clase obrera en la fuerza principal de la emancipación de la humanidad.
El vehículo por excelencia, mediante el cual el Partido ejerce este papel es la prensa. Este vehículo debe estar afinándose, debe ir ajustándose a las necesidades que la realidad demanda. Ganar la lucha ideológica atraviesa por ganar la lucha en la prensa revolucionaria, una teoría correcta no es suficiente si no logra llegar, si no sacude al movimiento obrero, debe ir al centro de trabajo, convertirse en el arma del trabajador.
La actividad primigenia del histórico Partido Comunista, sección mexicana de la Internacional Comunista, nos habla de éxitos mientras se mantuvo esta ruta. Con heroicidad los comunistas trabajaron en serio. Es conocido como David Alfaro Siqueiros fue enviado por el Partido a hacer trabajo en Jalisco entre los mineros hasta hacer emerger organización clasista, sindical y política. Los cuadros, El Machete que era la prensa central en aquellos años, todo tenía esa orientación, ese sello; y hubo resultados, con la Central Sindical Unitaria de México. Alrededor de una década con disciplina, seriedad y responsabilidad y los frutos estuvieron a la vista.
Consideramos que nuestra breve experiencia nos confirma que el actuar guiados por esta tesis trae resultados y avances hoy en día. El material impreso, con su carácter sistemático y profesional, ha sido un instrumento insustituible a la hora de realizar la labor política entre las masas obreras. Se ha creado una situación en la cual los propios trabajadores buscan realizar denuncias o hablar sobre sus luchas para asegurarse que obreros de otras fábricas y de otras regiones se enteren. Hemos podido constatar como obreros de diversas fábricas arriban a sus asambleas sindicales con nuestro material bajo el brazo. Las hojas de la prensa comunista se transforman en un accionar conjunto de los elementos más avanzados de la clase, se han transformado en paros y movilizaciones, en cambios de dirección sindical con nuevas orientaciones, etc.
Aunque aún estamos lejos de completar la misión de romper el control que ha ejercido el estado y la socialdemocracia sobre la mayoría de los sindicatos, tenemos los elementos suficientes para considerar que avanzamos sobre el camino correcto.
Rechazamos aquellas tesis que desestiman a la prensa revolucionaria y que identifican a las llamadas redes sociales, y en general los medios de información electrónica como su substituto. Si bien complementamos y hacemos eco de nuestra prensa en los medios electrónicos consideramos que no se les debe fetichizar o exagerar. Mientras la producción mantenga su ritmo significa que los obreros no están tuiteando, ni en huelga general. A cientos de luchas sociales no les dan RT y sin embargo existen y pesan en la dinámica de la lucha de clases.
Pensamos que esta insistencia en destacar por encima de las organizaciones a los instrumentos, a los medios de comunicación tiene que ver con el activismo de sectores de las capas medias, o sea a la pequeña burguesía pauperizada que emerge radicalizada, que sin claridad ideológica buscan desesperadamente hacerse ver y oír. No se identifican con la clase obrera ni con la ideología de la clase obrera, su individualismo y su desprecio por la organización hacen evidente su alejamiento del trabajo productivo, reflejado en sus propuestas.
Y es que la prensa revolucionaria no solo es insustituible como vehículo para agitar entre la clase, sino que es en sí misma el organizador colectivo. Las células del Partido, los comités del Partido, que se desarrollan fueron creados sobre la base de las redes de distribución, redacción y financiamiento de la prensa. Hacemos esfuerzos porque este proceso continúe de manera ininterrumpida. El mejor termómetro para evaluar el desarrollo partidario dentro de nuestra estructura es su actividad relacionada con El Comunista.
La prensa funciona como el garante de la unidad ideológica del Partido. Esto no es algo que sostengamos solo en el campo de la teoría sino que lo verificamos en la práctica. En un país de dimensiones tan colosales como el nuestro resulta insostenible, pese a los esfuerzos, el realizar concentraciones (como conferencias, escuelas, el festival, etc.) más allá de un cierto límite impuesto por los recursos. La prensa partidaria, que llega con su periodicidad a cada célula y comité, a cada camarada, permite tener una idea muy clara de que es lo que está pensando y elaborando el Partido, pese a estar separados por más de 1200 kilómetros. Como se dijera en el primer festival del periódico, en el marco del 18 aniversario del Partido, la tinta del periódico es la savia que atraviesa a todo el organismo partidario.
Sabido es que Lenin consideraba fundamental para los objetivos de un partido comunista su Órgano Central, de hecho este era uno de sus dos centros de dirección partidaria. Por eso también fue uno de los objetivos de los mencheviques cuando quisieron asaltar el partido de Lenin.
Desde el surgimiento de Nuestro Tiempo, antecedente de El Comunista, el órgano central nunca ha dejado de ser uno de los centros dirigentes del partido que nos planteamos construir desde el 20 de noviembre de 1994. Por tal razón es que hoy se convierte en un objetivo de los oportunistas que procuran sembrar la confusión haciendo aparecer una versión apócrifa, cuentas apócrifas de twitter, facebook, páginas web, y otros mecanismos. Pero El Comunista es más que un membrete, es también la trinchera de nuestro frente ideológico contra el oportunismo, el revisionismo y el reformismo, desde ahí se dota la clase obrera de la teoría proletaria que le permite identificar a sus enemigos de clase, a ubicar su lugar como sujeto de la revolución, a entender el carácter de la crisis, a conocer y defender los principios marxistas-leninistas, a construir y fortalecer su partido.
Cargando algunos periódicos bajo el brazo es como los militantes se acercan a los trabajadores de distintas fábricas y centros de trabajo que constituyen nuestro frente de batalla. Sobre su red de distribución, sobre las necesidades de redactarlo, diseñarlo, colocarlo, reunir sus finanzas, se construyeron nuestras células, y hoy en día continua ese proceso. A partir de sus hojas el Partido unifica sus criterios y opiniones, templa su unidad ideológica y política. El periódico fue el centro organizador de nuestro IV Congreso, fue el punto desde el cual confrontamos posiciones que se habían vuelto caducas. El periódico ha sido la fragua que le ha dado firmeza siempre a la mayor parte de nuestra organización cuando han llegado momentos de definiciones.
Vale la pena mencionar como el periódico también está orientado a expresar al internacionalismo proletario y la colaboración entre los Partidos Comunistas. Cuando los Partidos Comunistas intercambian en los espacios de su prensa, esto se vuelve un activo benéfico para la clase obrera de sus respectivos países. El Comunista ha participado de estos intercambios y entrevistas con camaradas de todos los continentes, preocupándose por popularizar y hacer llegar esa experiencia a los destacamentos de la clase obrera entre los que actuamos.
En el campo del movimiento comunista internacional, en diciembre de 2009 hace su aparición el primer número de la Revista Comunista Internacional, un esfuerzo de órganos centrales y revistas teóricas de varios partidos comunistas para expresar la formación de un polo leninista al interior del Movimiento Comunista Internacional en torno a concepciones ideológicas comunes con base en el marxismo-leninismo, mediante la colaboración de los cuadros científicos de los partidos participantes. El Comunista forma parte del Consejo Editorial de la revista al igual que Debate Abierto del PCV.
Atendiendo a la invitación que nos hiciera Tribuna Popular tocaremos un poco sobre los retos que estamos afrontando. Asegurada ya su periodicidad, carácter sistemático y con un evidente sello obrero, consideramos que lo siguiente es elevar la calidad del periódico, sobre todo en lo que se refiere al material gráfico. Necesitamos volver más profesional tanto el equipo de redacción como al de diseño. Elevar al nivel de arte la propaganda, la fotografía que se incluye. Aún podemos hacer mucho más para la producción de noticias, para generalizar las capacidades de redacción. Tampoco debemos bajar la guardia con relación a las células de reciente creación y a los lugares donde la presencia partidaria es débil, asegurarnos de que ahí también se transite el camino de crecer sobre la base de la prensa revolucionaria. Nuestro objetivo a futuro es una prensa cuyo tiraje y periodicidad sea tal que pueda rivalizar con la prensa burguesa, para esto se requiere de esfuerzos tanto financie-ros como organizativos ante los que estamos obligados a no cerrar los ojos.
La fuerza del Partido mismo y el desarrollo de su prensa mantienen una relación directamente proporcional. La prensa revolucionaria será el centro articulador de nuestra política mientras la apuesta sea a la a la clase obrera, al derrocamiento, a la toma del poder, a la construcción del socialismo-comunismo.
* Este artículo fue redactado para Tribuna Popular, la prensa del Partido Comunista de Venezuela.
Texto aparecido en la revista El machete no.2 pp. 23-27