El bosque en México y el capitalismo
El día 7 de marzo del presente año se aprobó la nueva Ley del Desarrollo Forestal Sustentable, lo que merece especial atención para la sociedad campesina, ya que vive del y en el bosque, por eso necesario conocer las causas y consecuencias de este decreto.
El aprovechamiento forestal o en México o el desarrollo de las fuerzas productivas en el bosque.
México se destaca por ser un país de bosques, pero también porque a pesar de esto, tiene una producción forestal ( maderera como ejemplo, pero también es válido para los más de 1500 mercancías que de ellos emana) bastante baja y constante a lo largo de varias décadas, se estima que la remoción de madera es de 56 millones de m3 al año, en un país de 64 millones de hectáreas de bosques y selvas, cuyo cociente nos resulta en .8 m3 por hectárea por año, a esto debemos precisar que ni todo el bosque (templado o tropical) es aprovechado, ni toda la madera es lanzada al mercado (por ejemplo la que queda en el campesino como combustible). Sí esto lo comparamos con el aprovechamiento de un país como Chile, que comparte ciertas características en la pirámide interimperialista, podemos observar la brecha de productividad; en tan solo 15.7 millones de hectáreas se producen 41 millones de m3 por hectárea al año, cuyo cociente es de 2.7m3, es decir, 3.4 veces más de madera en 4 veces menos de superficie (con las mismas características antes mencionadas, omitiendo la superioridad mexicana en coníferas)
.Así también podemos comparar la superficie plantada, en México de 34 mil hectáreas, mientras que en Chile existen 2.2 millones de hectáreas plantadas, es decir, en Chile el 14% de sus bosques son plantados, y en México solo el .06%.
¿A qué se debe este bajo desarrollo en las fuerzas productivas o aprovechamiento forestal? En México existe una figura legal que protege la pequeña propiedad forestal, esta es el ejido y la propiedad comunal, después de la revolución fue repartida la tierra, sin embargo, el pequeño capital de los propietarios, que tan fuertemente ha sido golpeado por las crisis, no es suficiente para aprovechar óptimamente el bosque, en la mayoría de los casos el aprovechamiento forestal es de recolección, es decir, bosques nativos de los que se talan arboles azarosamente y por lo general para establecer cultivos agrícolas, en otras ocasiones el xilema es utilizado como combustible, es asi que el atraso de los medios de producción forestales en México es evidente, parecida a la primer mitad del siglo anterior, con la única variante de la motosierra por el serrón, las trozas son almacenadas a espalda y lomo de hombres y bestias, tan profunda es esta situación que sólo existe una cosechadora en todo el país, inclusive las relaciones mercantiles son un verdadero vestigio viviente: un acaparador no asociado, individual (el “coyote”) en vez de una gran empresa. En el mejor de los casos, la asociación de ejidatarios, reúne sus capitales para aprovechar el bosque y entrar en franca pelea con los capitales internacionales, por ejemplo San Juan Nuevo. Todo esto ha causado que sea más barato importar madera, que comprarla en México (diferencia significativa en el tiempo medio social de producción).
Esto significa que existe una mina de oro en los montes mexicanos, donde viven hombres y mujeres pobres y fuertes aptos para el trabajo forestal, y que no ha podido ser aprovechado por el gran capital.
La pobreza en el campo ha logrado que en lo real existan grandes latifundios forestales, a nombre de ejidatarios prestanombres, pero que en lo legal esto sea imposible, es decir la estructura legal del ejido forestal (con extensión igual o menor a 800 ha) inalienable, ha sido un traba por largo tiempo para el capital, lo estructural ha cambiado, así mismo lo hizo el 7 de marzo lo superestructural.
En los hechos este decreto es la extensión de las reformas al artículo 27 y hemos de esperar la aceptación legal del latifundio.
La sustentabilidad y su doble filo.
No nos debería sorprender que un capital dispuesto a plantar coníferas, utilizar técnicos, recibir dinero del gobierno por “servicios ambientales”, y reforestar plantaciones agrícolas quepa dentro de la clasificación de “ecológico”, y más en comparación con las comunidades que practican el desmonte para fines habitacionales o agrícolas.
Será cierto que el capital privado reforeste y aporte a la captura del carbono, y la retención de suelo ,etc. pero tendrá su límite, en cuanto esto interrumpa la ganancia, el capitalismo sacará a relucir sus garras, tal vez no con matarraza (tala absoluta del bosque) , tal vez siempre veamos bosques robustos, y esta es la definición de sustentabilidad del estado mexicano, pero sí en la rápida extracción de materia del ecosistema, y en la rápida instrucción de materiales a este, que se prevé será en fertilizantes, labranzas, etc.
Véase que el conservar la pequeña propiedad es tan peligrosa para el bosque que aceptar la gran propiedad (contra todo pronóstico del sentimentalismo pequeñoburgues) solo existe una solución benéfica para el monte y la humanidad que se traduce en la colectivización de la propiedad privada.
¿Qué podemos esperar?
Este decreto es una afrenta para los pequeños propietarios aún no pobres, para la pequeñaburguesia afortunada del campo, dado que los campesinos pobres se entregarán de lleno a los brazos de la proletarización (más allá de las excepciones debidas a la heroica resistencia de algunos pueblos indígenas).
Este es el gran paso a la proletarización de un sector en el campo hasta ahora no afectado.
Véase también como se arreglan las estructuras de socialización de la producción, como se extiende la brecha entre proletarios y burgueses, hasta en los bosques, existe una prueba más de la inevitabilidad del socialismo.
Debemos esperar la gran pobreza de nuestro pueblo, que en el futuro, no podrá siquiera “bajar leña” del que fue centenariamente su bosque, pero también su aguerrida resistencia.